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General: Murió investigador de EEuu que vinculó a posada carriles con muerte de Kennedy
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Da: Ruben1919  (Messaggio originale) Inviato: 04/09/2012 20:52
Falleció investigador de EE.UU. que vinculó a Posada Carriles con el asesinato de Kennedy

JEAN-GUY ALLARD

El pasado 30 de agosto falleció en su domicilio de Estados Unidos Gaeton Fonzi, periodista e investigador, quien, como miembro del Comité Selecto del Congreso sobre Asesinatos, entrevistó en una cárcel venezolana a los terroristas cubanoamericanos Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, y se hizo famoso por haber dicho la verdad acerca de la conspiración para el magnicidio de John F. Kennedy (JFK).

El investigador, de 76 años de edad, padecía desde hacía mucho tiempo de la enfermedad de Parkinson y radicaba en Satellite Beach, Florida. Reportero desde 1959 hasta 1972 con el Philadelphia Magazine, estaba "obsesionado" con el asesinato de John F. Kennedy, dijo su esposa Marie, quien recordó cómo iba a Dallas "casi cada año" para participar en debates sobre el controvertido tema.

Después de todo, comentó, él trabajó para el Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia durante dos años y el Comité Selecto del Congreso sobre Asesinatos, otros dos años. Su libro sobre el tema, The Last Investigation, es considerado por muchos especialistas como su referencia más respetada.

En una entrevista que otorgó a este periodista en el 2004, Fonzi recordó cómo vio a Posada en la cárcel venezolana donde estaba detenido por la destrucción en pleno vuelo de la aeronave de Cubana de Aviación que costó la vida a 73 personas, en 1976.

Leídos a la luz de lo que se descubrió del terrorista y agente de la CIA, sus comentarios de entonces tienen plena actualidad y confirman aún el papel jugado por Posada durante más de cuatro décadas por cuenta de la CIA, y la forma en que se han encubierto sus crímenes para facilitarle un asilo de facto en tierra norteamericana.

Para Fonzi, la carrera de Posada en el mundo de la Inteligencia refleja el poder de un gobierno secreto dentro del gobierno de EE.UU., lo cual explica cómo este terrorista con un historial kilométrico de actividades criminales, disfruta hoy de una vida de jubilado que le otorgó el mecanismo de la CIA de protección a sus veteranos criminales.

Un complot del cubano americano Antonio Veciana, fundador de Alpha 66, contra el Presidente cubano Fidel Castro, planeado para Chile en 1971 —el de los camarógrafos de televisión venezolanos— llamaba la atención de Fonzi y de unos investigadores norteamericanos de la época.

Recordó Fonzi en la entrevista: "La semilla de ese plan, decía Veciana, había sido plantada por su ‘asesor secreto’, un americano que conoció como Maurice Bishop, alias (lo supimos más tarde) usado por David Atlee Phillips antes de que fuera jefe de la División de la CIA para el Hemisferio Occidental".

En un testimonio Veciana dijo que "entre los involucrados en montar la operación, con credenciales de prensa y documentos auténticos de Caracas, se encontraba Luis Posada Carriles", recuerda Fonzi. "Era una tarea fácil para Posada en aquel momento, pues, aunque siempre estuvo en la lista de asalariados de la CIA, trabajaba con la DISIP, la Policía Secreta venezolana".

UN PLAN IDÉNTICO A eL DE OSWALD EN MÉXICO

Pero algo más que ese complot interesaba al investigador del asesinato de Kennedy: "No era el plan principal, pero un subcomplot que Veciana identificó como urdido por el cerebro de Posada".

"Al igual que Oswald fue utilizado para ser el chivo expiatorio en la conspiración para asesinar a Kennedy, Posada concibió un plan donde un insospechado conspirador era creado para ser el ‘chivo’ del complot para el asesinato de Castro. Cuando un impostor de Oswald fue enviado para ser fotografiado entrando en la embajada cubana en la Ciudad de México, vinculándole así con Castro, Posada usó a un individuo parecido a uno de los camarógrafos fotografiado mientras se acercaba para hablar con agentes de la Inteligencia rusa en Caracas cuando, en realidad, solo pedía fuego para prender su cigarrillo.

"El experto de contrainteligencia, David Phillips, aseguraría luego, por supuesto, que esas fotos tendrían una distribución mundial después del asesinato de Castro. El plan completo se derrumbó cuando los pistoleros se congelaron en el último momento".

LA INVESTIGACIÓN SOBRE JFK "FUE UNA FARSA"

Cuando fue publicado el informe del Comité Selecto del Congreso sobre el asesinato de Kennedy, fue descrito como "una investigación plena y completa", tal y como prevé la ley del Congreso que creó el Comité.

Pero Fonzi tenía una opinión muy distinta: "De hecho, la investigación fue más bien una farsa, desmedrada por restricciones políticas y burocráticas de la CIA. Constantemente, fueron bloqueados los investigadores del Comité que deseaban excavar más profundamente dentro de las que parecían áreas cruciales que explorar o importantes sospechosos que entrevistar. Esto me ocurrió mucho a mí y a mi partner en Miami, Al González, un exdetective de homicidios en Nueva York".

Fonzi y González hicieron presiones sin éxito durante mucho tiempo para realizar entrevistas bajo juramento con Luis Posada y Orlando Bosch. Pero increíblemente, sus repetidas solicitudes fueron siempre denegadas.

"Nuestra solicitud fue diferida por varias razones, incluyendo la fuerte insistencia del asesor jefe, Robert Blakey, de que el crimen organizado había matado a JFK. La profundidad del esfuerzo o la falta de seguimiento no importaban, mientras se salvaban las apariencias. Pareció obvio, hasta para Blakey, que no investigar a Posada y Bosch resultaría una omisión demasiado visible en el informe final".

En aquel momento, Posada y Bosch se encontraban en la cárcel en Venezuela.

"González y yo fuimos complacidos cuando Blakey nos dio permiso de ir a Venezuela para entrevistarlos, a pesar de que no estarían bajo juramento y la amenaza de posibles cargos adicionales de perjurio".

CON EL PERMISO DE OTRO TERRORISTA DE LA CIA

El colmo: para este encuentro, Fonzi y su colega tuvieron que dirigirse a otro cubanoamericano terrorista de la CIA, Orlando García Vázquez, hombre de confianza del entonces presidente Carlos Andrés Pérez.

"Para conseguir entrevistas con Posada y Bosch, tuvimos que reunirnos primero con el jefe venezolano de Seguridad del Estado, Orlando García Vázquez, quien, como supimos más tarde, era otro exiliado cubano de la lista de pago de la CIA. García fue muy cordial y cooperativo, y nos arregló la entrevista con Posada y Bosch, individualmente, en una pequeña sala de visita del cuartel San Carlos, una cárcel que parecía ser manejada con bastante desenvoltura por las Fuerzas Aéreas venezolanas.

Bosch admitió que era un "buen amigo" de Veciana y que sabía de su complot contra Fidel en Chile en 1971. "Sin embargo, dijo que no había conocido los detalles del plan a través de Veciana sino de un socio. Este ‘socio’, a partir de otros puntos que Bosch reveló, era, obviamente, su compañero de cárcel y corresponsable en la destrucción del avión de Barbados: Luis Posada. Bosch expresó una rabia profunda acerca de que los dos tiradores en el complot en Chile fracasaron. Los llamó cobardes ‘bastardos’".

Las francas declaraciones ofrecidas por Bosch contrastaban, completamente, con lo que obtuvimos de Luis Posada, dijo Fonzi.

"Posada puso sus pies en la mesa, sonrió y admitió muy poco. Pero dijo que no conocía bien a Veciana, que lo vio una o dos veces y que no estuvo implicado con él en el plan de asesinato de Castro. Posada fue, deliberadamente, vago acerca de la cronología de su asociación con la CIA. Dijo que no recordaba cuándo abandonó la Agencia. También dijo que no conocía a David Atlee Phillips, figura clave de la Agencia en su guerra secreta contra Castro.

"Posada no sabía entonces que el propio Phillips, al conocer que el Comité tenía acceso a ciertos archivos de la CIA, admitió que Posada era uno de sus operativos y que trabajó, activamente, con él en sus actividades chilenas".

Tampoco sabía Posada que Veciana iba a contarlo todo, años más tarde, en un programa de radio de Miami, precisando, detalladamente, su papel en la conspiración.

"La arrogancia y el desdén con que Posada trató a investigadores oficiales enviados por un Comité del Congreso estadounidense para representar al pueblo de EE.UU., refleja el poder de un gobierno secreto dentro del gobierno de EE.UU. Durante por lo menos cuatro décadas, una parte clave del poder de este gobierno secreto implica la influencia política y financiera de la comunidad cubana de Miami", concluía Fonzi.

"Desde esa comunidad también vinieron los elementos más eficientes de la acción encubierta del gobierno secreto, incluyendo a hombres como Luis Posada. No hay que sorprenderse de que individuos como Posada tienen que regresar a su base de Miami y buscar, en sus últimos años, consuelo y aceptación por su consagración de toda la vida al terrorismo como arma política", reflexionó el investigador que añadió: "Solo en Miami".

Esto fue dicho años antes del juicio de Posada en El Paso, donde se ignoró a propósito el pasado eminentemente terrorista del viejo asesino, sicario de la guerra sucia del imperio contra América Latina.



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Da: Ruben1919 Inviato: 05/09/2012 11:57

El FBI y su complicidad en el asesinato de Kennedy

Percy Francisco Alvarado Godoy
Clasificado en:   Política: Politica, Estado, |
Disponible en:   Español
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Muchas veces el ex presidente John F. Kennedy fue centro de varias conspiraciones en las que el FBI, al menos, tuvo una sospechosa participación, sobre todo partiendo del supuesto de las serias contradicciones existentes entre los hermanos Kennedy y el entonces jefe del Buró, J Edgar Hoover. El propio The Washington Post confirmó que el presidente iba a ser asesinado en mayo de 1961, por un operativo de la CIA en Argelia, nada menos que cuando éste visitara al presidente francés, general Charles de Gaulle, en París. Según la denuncia, estuvieron implicados varios agentes de la CIA como el cubano José Luis Romero, Frank Sturgis y a Bernard Barker. Existieron, sin lugar a dudas, evidencias de que Hoover conoció de este plan e hizo mutis al respecto, frustrándose el mismo por los servicios secretos francés y norteamericano, y la existencia de varios imprevistos.
 
Otro intento de asesinato, casi silenciado, fue el que se iba a realizar contra él en La Florida. El 11 de enero 1962, el detective A. Tarabochia, escribió a su supervisor, el teniente de la Policía de Miami de apellido Bromley, acerca de un plan para asesinar al presidente Kennedy, con previo conocimiento del agente del Servicio Secreto Ernesto Aragón, el cual implicaba a un dominicano nombrado Rafael Anselmo Rodríguez Molins, residente en Chicago, quien viajaría a Miami con el fin de atentar contra la vida de JFK durante una posible visita del mismo a West Palm Beach. Para tal fin, se vinculó al contrarrevolucionario de origen cubano Pablo Armando López Estrada, ex miembro de Bragada 2506 y en esos momentos radicado en Nueva York.
 
Al día siguiente, Tarabochia, ya a cargo del Caso, identificado como 2415 E, esclareció en otra nota a su supervisor que López Estrada, vecino de 42-26 81 Street, apartamento 5H, Jackson Heights, en Nueva York, era mantenido económicamente por una organización denominada Consejo Revolucionario Cubano. Misteriosamente, el caso fue cerrado sin explicaciones posteriores, lo que se dio a conocer al jefe de la División de Miami, T.A. Buchanan.
 
La implicación de la CIA y de varios contrarrevolucionarios de origen cubano contra el presidente Kennedy en varias conspiraciones, tuvo como raíz esencial el hecho de que la CIA prácticamente lo embarcó en relación con la frustrada invasión por Playa Girón, manteniéndole relativamente desinformado de las peculiaridades de la agresión contra Cuba y sus posibles resultados, y Kennedy, en respuesta, se enfureció y despidió a algunos altos oficiales de la Agencia involucrados directamente con el fracaso y muy ligados a la mafia terrorista anticubana, particularmente al entonces director de la Agencia, Allan Dulles, el 27 de septiembre de 1961, el que, a su vez, fue el fundador de la misma. El camino del despido afectaría a otros altos jefes como Richard Mersin Bissell, Frank Bender, Howard Hunt, Bernard Barker muchos otros.
 
Por su parte, los contrarrevolucionarios cubanos no le perdonaron a Kennedy su negación a enviar aviones de guerra norteamericanos para apoyarlos y otras formas de intervención directa de EE UU en el conflicto de abril de 1961. Por tanto, Kennedy siempre fue visto como el culpable de la derrota deshonrosa de la Brigada 2506 y del fracaso de la Operación Pluto, así como un peligro potencial para la CIA y los planes en los que ésta los involucraba.
 
De tal forma, no imaginando los riesgos que corría, 35avo. Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, labró su propio camino hacia la muerte, al ganarse tan poderosos enemigos que no vacilaron en confabularse para acabar con su vida un fatídico mediodía del 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas, hace casi 48 años. Con su muerte, empero, se abrió un enredo tal de especulaciones sobre los móviles y sus potenciales asesinos, recayendo las sospechas principales en la CIA, la Cosa Nostra, la contrarrevolución cubana, Richard Nixon, la ultraderecha conservadora norteamericana e, incluso, en el propio J Edgar Hoover, Director del FBI. Decenas de miles de páginas con diferentes especulaciones e implicados han sido redactadas por las tres investigaciones oficiales llevadas a cabo en torno a su asesinato, la de la Comisión Warren, las investigaciones del fiscal Jim Garrison y el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos (HSCA), sin llegar al fondo de la verdad y limitándose a reducir la culpabilidad a una sola persona: Lee Harvey Oswald. Sin embargo, en 1979, la HSCA se vio obligada a admitir la posibilidad de la existencia de otro tirador, y, por tanto, la posibilidad de la existencia de una conspiración.
 
Esclareciendo un poco la verdad
 
JKK estaba obligado a visitar Texas por razones políticas, fundamentalmente, ante las venideras elecciones para la presidencia en 1964, y su periplo incluía las ciudades de Houston, San Antonio, Fort Worth y Dallas. Unos días antes había visitado la Florida con ese mismo propósito. Era cuestión vital para él aumentar una popularidad seriamente cuestionada, sobre todo en los estados sureños.
 
La limusina descapotada, un Lincoln Continental de 1961, conducida por William Greer, y que tenía como pasajeros a Kennedy y su esposa Jacqueline, al igual que a John B. Connally, gobernador del estado y a su esposa, así como al agente del servicio secreto, Roy Kellerman, se adentró en la calle Houston, pasando por la Plaza Dealey sobre las 12.30 del mediodía y tratando de girar en la intersección con la calle Elm, para luego pasar frente al Almacén de Libros Escolares de Texas. Allí, precisamente allí, se produjo el magnicidio. Tres disparos anunciaron para el norteamericano común que alguien, quien aún permanece en el más oscuro anonimato, atentó contra la vida de su presidente. Uno de los dos que impactaron en su cuerpo, fue el que le hirió mortalmente y le privó de la vida 30 minutos después.
 
Después del aterrizaje del avión presidencial (Air Force One) en la Base Aérea de Andrews, a las afueras de Washington DC, el cuerpo de Kennedy fue trasladado al para su autopsia.
 
La autopsia fue realizada por tres médicos de la Armada, ante una treintena de testigos, entre ellos dos oficiales del FBI, en el Hospital Naval de Bethesda. Por su parte, el informe del FBI sobre la autopsia de JFK fue realizado por los agentes especiales Sibert y O'Neill. Un apresurado informe del Buró, cargado de incongruencias, fue entregado a la Comisión Warren el 9 de diciembre de 1963, basándose en la teoría de que los tres disparos fueron hechos únicamente por Oswald, abriendo camino para que dicha Comisión excluyera la existencia de una conspiración contra el presidente, en un informe dado a conocer en septiembre de 1964, y ocultando tácitamente la verdad sobre los hechos. A pesar de todo, aún persiste la sospecha no poco infundada de que se ha querido tapar la verdad, tal como lo demostró una encuesta de la ABC News, realizada en el 2003, en la que más del 70 % de los norteamericanos reconocen la existencia de una conspiración contra Kennedy como motivo de su desaparición física.
 
El FBI chantajeó a Kennedy de manera sistemática
 
J Edgar Hoover se dedicó a chantajear permanentemente a JFK en relación con sus asuntos de faldas extramatrimoniales. En varios dossiers, que guardaba celosamente, implicó al presidente con varias féminas, entre ellas Mimi Beardsley Alford, una joven becaria de la Casa Blanca con la que mantuvo relaciones entre 1962 y 1963. Sin embargo, el asunto más escabroso para JFK era la relación mantenida con una supuesta agente nazi, corresponsal de un periódico de Copenhague, de apellido Arvad. Otros nombres se vincularon románticamente con JFK hasta alcanzar más de una treintena, entre los que sobresalieron Alicia Darr Clark, Angie Dickison, Marlene Dietrich, Judith Campbell Exner, Durie Malcolm, Mary Meyer, Marilyn Monroe, Ellen Rometsch (supuesta espía soviética), Pamela Turnure, Marion Fahnestock, entre otras. Por tales motivos, Hoover trató de usar a Kennedy a su antojo y para mantenerse indemne en las esferas del poder. Tuvo a su favor, y supo usarlo, un gran poder: el de la información.
 
Con independencia de que han existido varias teorías sobre el asesinato del Presidente John F. Kennedy, que involucran a un sinnúmero de personas y entidades, como son los casos del Sistema de Reserva Federal, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la KGB, la Mafia, al director de la Oficina Federal de Investigación (FBI) J. Edgar Hoover, al Vice-presidente Lyndon B. Johnson, a Richard Nixon, a Fidel Castro, a George H. W. Bush, a la mafia anticubana de Miami, a sectores ultraconservadores sureños, al Pentágono y a otros potenciales conspiradores, no cabe la menor duda que el FBI manipuló deliberadamente las pruebas y que sirvió de soporte desinformativo para ocultar a los más posibles culpables: la CIA, la Cosa Nostra y la mafia contrarrevolucionaria radicada en Miami y Nueva Jersey, todos ellos mancomunadamente actuando en una macabra y bien urdida conspiración.
 
Luego del asesinato de Kennedy se desataría una descontrolada ola de asesinatos y sospechosas desapariciones de todos aquellos de los que, de alguna manera, se creía estuvieran implicados en el magnicidio. El primero de ellos fue Lee Harvey Oswald, presunto culpable de la muerte de JFK, quien fue ultimado por Jack Ruby al mediodía del 24 de Noviembre, ante los ojos estupefactos de la prensa y en la propia entrada de la estación policíaca de Dallas. Curiosamente, Oswald fue declarado muerto en el mismo lugar en que muriera Kennedy y alrededor de la misma hora, facilitándoles a los interesados que, con el deceso del presunto homicida, se cerrara aparentemente el caso policial por el homicidio del presidente. La policía de Dallas ignoraba, por supuesto, algunos hechos importantes relacionados con Oswald:
 
1) Aunque Oswald era monitoreado permanentemente por el FBI y su presencia en Dallas fue conocida por el Buró mediante el agente especial James P. Hosty, quien era el agente encargado de vigilarle permanentemente.
 
2) Oswald trabajaba desde mediados de 1963 para Reilly Coffee Company, cuyo dueño tenía vínculos estrechos con los grupos contrarrevolucionarios Alpha 66 y el Directorio Estudiantil Revolucionario (DRE), y cuyas oficinas estaban situadas casi aledañas a la sede del FBI y el Servicio Secreto en Dallas.
 
3) La CIA y el propio FBI habían creado para Oswald una fachada como simpatizante de la Cuba revolucionaria, dedicándolo a repartir volantes en defensa de la Isla y usando una oficina que, en realidad, era subvencionada por la CIA y por un agente del FBI nombrado Guy F. Banister. Precisamente cuando Oswald repartía estos supuestos volantes pro Cuba, se formó una trifulca, en realidad un montaje, entre éste y el contrarrevolucionario Carlos Bringuier. Luego de ser arrestados, ambos fueron liberados de inmediato por el FBI.
 
4) La policía de Dallas ignoraba, igualmente, que Oswald era acreedor de un expediente CIA identificado como 201-289248 CI/SIG, el cual fue creado el 9 de diciembre de 1960, y que lo vinculaba a los servicios de Contrainteligencia de la misma.
 
Los principales sospechosos en la muerte de Kennedy
 
Muchos son los sospechosos de estar envueltos en la conspiración que dio al traste con la vida de Kennedy y muchas han sido, igualmente, las teorías sustentadas por diferentes investigadores, algunas de ellas sin fundamento real y otras que, sin embargo, esclarecen al menos el ambiente de contradicciones entre los grupos de poder en EE UU en esa época. Algunas de ellas son:
 
1) Una de las teorías implicaron al entonces vice-presidente Lyndon B. Johnson, vinculado a sectores conservadores tejanos y que asumió directamente la presidencia al morir JFK. No era oculto para nadie que Johnson atravesaba un mal momento político y corría dos serios peligros en esos momentos: en primer lugar, Kennedy valoraba no incluirlo en su fórmula para las presidenciales de 1964 y, por otro, estaba inmerso en serios problemas legales al estar sujeto a cuatro investigaciones de envergadura: una por violación de contratos gubernamentales, otra por prevaricación, otra por lavado de dinero y otra por soborno. Corría, indudablemente el riesgo de ser sometido a un impeachment, es decir, a su expulsión del cargo como vicepresidente. Desde luego, al asumir la presidencia, paralizó dichas investigaciones.
 
Un hecho particular pone en el brasero de la conspiración a Johnson, pues él fue quien organizó el cambio de ruta de la caravana presidencial en Dallas y la CIA comunicó a Oswald este cambio de recorrido casi de inmediato.
 
2) Otra teoría vinculó a la conspiración nada menos que a Richard Nixon, basándose en su seria frustración por la derrota sufrida ante Kennedy en la campaña presidencial de 1960. Uno de los implicados en el magnicidio de Dallas, Frank Sturgis, reconoció el 7 de mayo de 1990, ante un periodista del San Francisco Chronicle, que Richard Nixon estuvo interesado en escamotear la verdad sobre el asesinato de Kennedy, a la par que reconocía su participación en este hecho, cuando declaró: "… la razón por la que nosotros robamos en Watergate fue porque Nixon estaba interesado en parar las filtraciones de noticias relacionadas con las fotos de nuestro rol en el asesinato del Presidente John F. Kennedy."
 
3) Una de las teorías con mayor fundamento fue la que ha implicado a lo largo de los años a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), tras la posición férrea de Kennedy ante la misma luego del fracaso de la invasión de Playa Girón. Sin embargo, JFK cuestionaba a la Agencia por planear tenebrosas conspiraciones para asesinar a líderes de otras naciones. Kennedy dispuso de evidencias de que la CIA había participado en los asesinatos del dictador dominicano Leónidas Trujillo, del presidente vietnamita Ngo Dinh Diem, del presidente congolés Patricio Lumumba y del líder cubano, Fidel Castro. Iracundo, le expresó a su ayudante Clark Clifford, su deseo de desaparecer a la Agencia: “Algo muy malo está ocurriendo dentro de la CIA y quiero saber qué es. Quiero desmantelar en mil pedazos a la CIA y moverlos a los cuatro vientos.”
 
 


 
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