María Bertilda Valencia Corredor, más conocida como 'Mamá Bertha', falleció anoche a sus 93 años. Esta mujer era reconocida en Manizales por haber impulsado el tango y demás ritmos argentinos desde 1944.
Tanguero que se respete tenía que pasar por la casa de Mamá Bertha, una manizaleña ícono de la música argentina, conocida y querida por seguidores del tango. Anoche falleció a los 93 años. Es velada en Jardines de la Esperanza. La misa será hoy, a las 4:00 de la tarde, en la iglesia San Antonio de Manizales. Mamá Bertha no recuerda cuándo la comenzaron a llamar así, ella dice que el apodo era de toda la vida y que nadie la conocía como María Bertilda, su nombre real.
Cuando le preguntaban qué artistas conocía respondía: "pregúnteme mejor a cuáles no conozco". Decía que le faltaba conocer a Carlos Gardel, por eso en 1996 visitó su tumba, luego de que un comité de argentinos y colombianos la llevaran gratis a Argentina para visitar el mausoleo donde están los restos del cantante gaucho.
De amores
De todos los cantantes hay uno que se le robó el corazón y ella lo adoptó como hijo putativo, el argentino Armando Moreno, El Rey del Fox, quien vivió sus últimos años en casa de Mamá Bertha, murió en Bogotá y hoy sus restos reposan en la Catedral de Manizales. De hecho, La Calle del Tango fue una iniciativa de Bertha y un homenaje en memoria de este cantante.
Tanguera
Esta mujer era una gran promotora e impulsora del tango. Lo bailaba, interpretaba y coleccionaba. Sin embargo, tenía una canción preferida: Tango, de Rosita Quiroga, "cuando yo me muera quiero que me canten ese tango", señalaba.
Esta pasión por la música también la llevó a ser presidenta de la corporación Manizales es Tango, que ya completa dos décadas en la ciudad.
De mate
A Mamá Bertha le encantaba tomar mate, bebida típica argentina que se toma como el tinto, y que según ella, era difícil de conseguir en Manizales. Ella vivía a tres metros de la cárcel de varones y durante 50 años tuvo 'Mi Natai', un negocio que fundó con su esposo y el cual cerraron con la promesa de no volver a vender trago.
Destacado
"Liniera soy, ando el mundo y nadie sabe a donde voy", era una de las máximas de Mama Bertha. (Liniera, para los argentinos es caminante).
ue la primera cantora, heredera directa de los primitivos payadores. El suyo es un caso único en la historia de la mujer en el tango. Ninguna se expresó como ella, cantaba con la misma cadencia y el mismo "dejo" con el que hablaba, fue el prototipo femenino, irrepetible, de lo arrabalero.
Interpretaba naturalmente, como le salía, y pulsaba la guitarra por tonos, tal como le enseñara Juan de Dios Filiberto su vecino en el barrio de la Boca.
Hablaba intercalando palabras lunfardas y vulgares, con un ritmo canyengue, tal como lo habría escuchado de los hombres de su casa, laburantes del puerto y carreros. Lo hacía ceceando y su voz no era potente pero generaba un clima intimista como si cantara para si misma. Este estilo la acompañó hasta su muerte a pesar de que ya había superado la pobreza y tenía una posición económica muy acomodada.
El periodista Jorge Göttling la llamó "La Piaf del arrabal porteño".
Apareció en el momento preciso y fue distinta a todas.
El éxito le llegó rápidamente, fue hija dilecta de la compañía Victor a la cual le fue fiel en toda su carrera.
Comenzó a grabar en 1923, el primer registro fue un estilo titulado "Siempre criolla". Su primer tango fue "La tipa", del guitarrista Enrique Maciel y letra de Enrique Pedro Maroni.
Fue ella y por supuesto el sello Victor, quienes inauguraron en la Argentina la era de las grabaciones eléctricas. El hecho aconteció el primero de marzo de 1926, ese día realizó cuatro grabaciones eléctricas, pero por número de matriz el primero y por lo tanto emblemático en la historia discográfica de nuestro país fue "La musa mistonga", de Antonio Polito y Celedonio Flores.
Tuvo continuidad hasta el 10 de febrero de 1931, cuando también registró cuatro temas. Prácticamente entonces dio fin a su carrera, tenía 35 años, aunque siguió presentándose en radio, en forma esporádica. No le gustaba hacer actuaciones en público.
Durante ese lapso tan exitoso (1923-1931) logró tener mucho predicamento en las decisiones del sello grabador, hasta tal punto que una gestión suya hizo que el gran Agustín Magaldi, por entonces un cantor desconocido, grabara en la compañía.
Retornó al disco en marzo de 1952 e hizo cuatro temas y su despedida ocurrió el 14 de septiembre de 1984 (32 días antes de su fallecimiento), instada por su amigo y médico personal el Dr. Luis Alposta, acompañada por el guitarrista Aníbal Arias y su conjunto, grabando "Campaneando mi pasado", con letra de Alposta y música suya.
En 1970 viajó a Osaka, Japón, por una invitación de los componentes de una peña tanguera que lleva su nombre.
Rosita Quiroga es la más genuina representante del tango arrabalero, hoy una leyenda de la más rancia estirpe porteña, para muchos la más grande, y que es venerada por todos los que amamos este paradigma genial llamado tango.