Troya es uno de los lugares arqueológicos más famosos del mundo. Con una historia de cuatro mil años de antigüedad, no es de extrañar que la ciudad sea uno de los Patrimonios de la Humanidad en Turquía. Situada al noroeste del país, se halla a unos 30 kilómetros al suroeste de los Dardanelos, a unas cinco horas en coche de Estambul.
Este lugar arqueológico es importantísimo desde el punto de vista histórico. Quien no recuerda la epopeya de Homero, con el asedio de Troya por los guerreros espartanos y aqueos de Grecia, en el siglo XIII y XII a.C. Desde entonces, una gran cantidad de artes creativas se han inspirado en este lugar.
La ciudad y los restos que hoy podemos ver contienen la antigua Troya, aquella de la Ilíada de Homero. Fue fundada alrededor del 2.920 a.C. Durante su larga historia, parece ser que Troya fue destruida hasta en nueve ocasiones. También se llamó Illion Illios, y fue descubierta por los griegos alrededor del 700 a.C, 300 años después de haber sido abandonada.
Se pensaba que la ciudad que ellos habían llamado Illion se hallaba en el mismo lugar en el que se dio la Guerra de Troya. En 1500, Troya había sido una vez más abandonada y casi olvidada, hasta que el rico explorador germano-americanos Heinrich Schliemann se presentó en la ciudad en 1868, buscando el legendario tesoro del rey Príamo.
Schliemann logró obtener el permiso del gobierno turco para una excavación arqueológica. A pesar de descubrir durante sus excavaciones cuatro ciudades antiguas, también hay que decir que destruyó otras en sus trabajos. Schliemann encontró piezas de oro y de otros materiales, el que creía que era el Tesoro del rey Príamo, aunque más tarde se desveló que no era así. Actualmente, este tesoro se halla en el Museo Pushkin de Moscú.
Tras la muerte de Schliemann, su ayudante, Wilhelm Doerpfeld, trabajó en Troya, y fue él quien identificó las nueve capas de la ciudad, etiquetadas con el sistema numérico romano que aún hoy se usa. Sería más tarde cuando, el arqueólogo norteamericano, Carl Blegen, determinara que aquella era la ciudad donde tuvo lugar la célebre Guerra de Troya.
Troya sigue siendo hoy descubierta, encontrándose muchas cosas interesantes, incluyendo un cementerio micénico al sur de Troya, lugar al que llegaron los griegos tras invadir la ciudad. Aún hoy los estudiosos siguen cavilando si era este o no el lugar en el que se celebró la Guerra de Troya que narra Homero. Lo que sí sabemos con certeza es que los griegos y romanos sí creían que este era el lugar exacto, pues así lo cuentan.
Caminar por las ruinas de Troya puede ser un gran desafío. Es un lugar muy complejo, con excavaciones que revelan hasta nueve civilizaciones, unas construidas encima de las otras, que se remontan a la Edad del Bronce. Así que tenéis que venir preparados con una buena guía o un buen mapa.
En Troya lo que veréis serán ruinas, ruinas y más ruinas. Hay ruinas de murallas de todas las civilizaciones esparcidas por todos los rincones. Aún existe parte del Templo de Atenea greco-romano. Lo que mejor se conserva es, probablemente, las ruinas del Odeón romano, donde se celebraban conciertos.
También se pueden ver ruinas de algunas casas, que datan del 2.600 al 2.250 a.C, de la clase alta, y una rampa de piedra que se cree que llevaba hasta la ciudad. Hay restos de un antiguo santuario, y los restos de la puerta de Skaean, donde se supone que lucharon Héctor y Aquiles. Por supuesto también hay una réplica del famoso Caballo de Troya.
De todas maneras, a diferencia de otras antiguas ciudades, Troya no es algo espectacular. Sin embargo, cualquier amante de la historia antigua tendría que conocer un lugar como este.
Foto 2 Vía Planetware