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General: FIDEL CASTRO : EL OFICIO DE REBELDE
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 24/09/2012 18:47

Fidel Castro: el oficio de rebelde


Opinión

“Tal vez circunstancias especiales de mi vida me hicieron reaccionar.

Pasé algún trabajo desde muy temprano y fui desarrollando, quizás por ello, el oficio de rebelde”.

Escrito por José M. Rodríguez


Fidel Castro es un rebelde. Lo fue desde siempre. Y basta con revisar las páginas de su vida para darse cuenta de que, desde muy pequeño, plantó cara a las injusticias sin importarle de dónde venían. Unas veces desde la rigidez de la familia, y otras desde una escuela interna que lo apartó temprano del hogar y lo ayudó en la formación de un carácter independiente.

Desde joven alimentó su intelecto con cualquier libro que cayera en sus manos y vio en José Martí el patrón a seguir, por la entrega sin límites, la tenacidad para conseguir sus objetivos y el amor desmedido por la patria.

Desde Birán, una hacienda en la actual provincia de Holguín, donde nació el 13 de agosto de 1926, forjó un carácter indomable y desarrolló habilidades que le servirían después en la lucha revolucionaria. Aprendió a tirar, escaló montañas, se convirtió en un gran nadador, hizo deportes, y vivió de cerca los sufrimientos de los jornaleros, de los emigrantes que venían desde Haití en busca de un trabajo en las duras faenas de la zafra azucarera, de los campesinos que trabajaban una tierra arrendada con la cual apenas podían alimentar a sus hijos.

Comprendió desde muy joven que Cuba necesitaba de cambios. Miles de niños morían cada año de enfermedades curables y un alto por ciento de la población era analfabeta, mientras un puñado de familias llevaba una vida de esplendor, rodeada de yates lujosos, fiestas fastuosas y gastos ilimitados.

Ingresó en la Escuela de Derecho de la Universidad de La Habana en 1945, y desde 1952, tras el golpe de Estado de Fulgencio Batista, organizó el inicio de la insurrección para terminar con los males que padecía el país.

El 26 de julio de 1953 encabezó el ataque al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, la segunda fortaleza más importante del país, y aunque la acción fracasó en lo militar, sirvió para llamar a los cubanos en busca de la independencia definitiva.

Fidel asumió su propia defensa por los sucesos del Moncada y dio a conocer el célebre alegato La historia me absolverá, en el cual puso al descubierto los desmanes de la tiranía y la necesidad de un cambio radical a la situación del país, donde primaba el hambre, el analfabetismo y la insalubridad.

Fue condenado y enviado al Presidio Modelo, en la Isla de Pinos, pero la presión popular logró una amnistía y poco después se embarcó a México, donde preparó la expedición del Granma, con la cual se inició la lucha en las montañas orientales hasta conseguir el triunfo definitivo el 1 de enero de 1959.

Desde entonces, el nuevo líder se dio a la tarea de convertir en realidad todo aquello con lo cual había soñado: campaña de alfabetización, escuelas para niños, formación de médicos para rebajar la mortalidad infantil a límites insospechados, reforma agraria para que todos tuvieran un pedazo de tierra con el cual vivir dignamente.

Cuba, bajo la dirección de Fidel, cumplió con el precepto martiano del internacionalismo y miles de cubanos lucharon en África por la libertad de Angola o Namibia, en tanto médicos se dispersaron por países de la mayoría de los continentes con la intención de salvar vidas y llevar la salud a lugares donde nunca habían visto un galeno.

La pequeña isla, a la cual Estados Unidos le impuso un férreo bloqueo económico desde los mismos albores del triunfo, salió airosa en la invasión mercenaria de Playa Girón, se convirtió en potencia deportiva mundial y en ejemplo para aquellos que, desde cualquier rincón del mundo, soñaron con un futuro luminoso.

Mientras, Fidel se convertía en el gran estadista, en el hombre más solidario de este mundo”, como advirtió el presidente boliviano, Evo Morales, hace apenas unas semanas, con motivo del aniversario del Libertador Simón Bolívar.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/09/2012 19:36
El Deber de todo Revolucionario es hacer la Revolución
Jueves, 21 de Junio de 2012 17:37
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A medida que el proceso avanza, que se desarrolla la industria incipiente, que se socializa la propiedad de los medios de producción, va naciendo una clase obrera nueva, socialista, que trabaja para toda la sociedad, que deja de ser explotada, entonces, se dan las condiciones para que la clase obrera se encuentre con su ideología, supere la fase de economicismo, de reivindicaciones que caracterizaba las luchas anteriores contra el capitalismo.

No es posible la Revolución sin la participación de la clase obrera. En estos países de poco desarrollo, la formación de la clase obrera motor de la Revolución , es tarea de la Revolución , en el proceso de su formación va impregnando de su ideología, de su ética al resto de la sociedad.

El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución … siempre.

El deber de la clase obrera es hacerse conciente, encontrarse con su ideología y contribuir a transformar a la sociedad capitalista en sociedad socialista, participar activamente en la salvación de la humanidad.

Los procesos revolucionarios en países de poco desarrollo tienen características no previstas por los clásicos: la ideología de la clase obrera que es la guía de la Revolución anticapitalista puede encarnar primero en otros sectores sociales, así nos lo demuestra la historia, en la vanguardia, que en los primeros tiempos son encargados de motorizar el proceso revolucionario.

A medida que el proceso avanza, que se desarrolla la industria incipiente, que se socializa la propiedad de los medios de producción, va naciendo una clase obrera nueva, socialista, que trabaja para toda la sociedad, que deja de ser explotada, entonces, se dan las condiciones para que la clase obrera se encuentre con su ideología, supere la fase de economicismo, de reivindicaciones que caracterizaba las luchas anteriores contra el capitalismo.

La Revolución al avanzar forma una clase obrera que tiene una nueva relación con el trabajo. No ya de explotación, como es en el capitalismo, sino de cooperación como es en el Socialismo. Entonces surge una nueva clase obrera que trabaja para toda la sociedad, y de esa manera libera al trabajo, rescatando a la sociedad toda de su enajenación.

La clase obrera es la única que puede establecer una nueva relación de la sociedad con el trabajo, es decir, es la única que puede concretar la Revolución.

Esta transformación de la clase obrera, de clase explotada en clase liberada es la Revolución.

Esta clase obrera nueva, imbuida de su ideología, pasa a ser el motor de la Revolución , que así se fortalece. No es posible la Revolución sin la participación de la clase obrera. En estos países de poco desarrollo, la formación de la clase obrera motor de la Revolución , es tarea de la Revolución , en el proceso de su formación va impregnando de su ideología, de su ética al resto de la sociedad.

Le transmite su disciplina, su sentido de la organización, su comprensión de la crueldad capitalista, la necesidad de superarlo, su capacidad de establecer relaciones de armonía, de cooperación.

Es así que la Revolución combate las desviaciones surgidas del egoísmo capitalista, las acciones individualistas de pequeños burgueses y marginales.

Esta liberación del trabajo sólo es posible construyendo la hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción administrados por el Estado, única manera de sentar las bases para la hegemonía de la Conciencia del Deber Social, esencia del Socialismo.

Para avanzar es necesario dotar a la Revolución de una base material que sustente la nueva conciencia revolucionaria, es necesario formar una nueva existencia.

Esa nueva existencia tiene como base la Propiedad Social de los medios de producción. Sólo de esta manera, trabajando para la sociedad toda, y no para una fracción de ella, los capitalistas: esta es la única manera de acabar con la explotación, porque cuando el trabajo se transforma en riqueza de Propiedad Social, todos los miembros de la sociedad son beneficiados de esa riqueza, y por supuesto también el trabajador que la produce, de esta manera lo que antes enriquecía al explotador ahora enriquece a la sociedad y a todos sus miembros.

En Venezuela, con la Revolución Bolivariana , la responsabilidad de la clase obrera es mayor que cualquier clase obrera del mundo. Es aquí donde existe la posibilidad de abrir camino al Socialismo, de impulsar la transformación socialista de la humanidad, de salvar al mundo de la demencia capitalista. Es aquí donde está la esperanza.

La Revolución Bolivariana , más allá de los errores, de las confusiones, es una Revolución camino al Socialismo ¡es Socialista! no tiene sustitutos.

El Comandante Chávez es el líder y corazón de esta Revolución. No tiene sustitutos.

La clase obrera tiene el deber de participar activamente en este proceso, para eso debe encontrarse con su ideología, transformarse en clase liberada, elevar la vista hacia las grandes metas estratégicas. Debe servir de eje a la incorporación de las otras clases a la construcción del Socialismo.

La clase obrera está en la obligación histórica de defender a la esperanza, de proteger a la Revolución Bolivariana.

Ahora, en las proximidades de una batalla: las elecciones regionales, en la que se decide el futuro de la Revolución , del Comandante, la suerte de la posibilidad socialista, la clase obrera no puede permanecer imperturbable en sus remansos reivindicativos, confinada a sus problemas internos, dividida en sus objetivos, viéndose el ombligo. Mientras en el país se escenifica la más importante batalla desde los días de la independencia.

La clase obrera debe participar, debe ser ejemplo y llamado a la unidad de los revolucionarios, al apoyo de los candidatos del Comandante que son los del PSUV, que son los del Socialismo en contra de los candidatos de la oligarquía.

Hoy nada es más importante que la Revolución y el Comandante Chávez salgan fortalecidos de las elecciones regionales.

Que estas elecciones marquen el encuentro definitivo de la clase obrera con su papel histórico, con la conducción de la Revolución Bolivariana.

La clase obrera, como clase debe, a partir de sus organizaciones, diseñar una participación política en las elecciones.

Es necesario que sus organismos se pronuncien en la contienda electoral, sus sindicatos, federaciones, frentes proclamen su posición en las elecciones, al lado de los candidatos de Chávez, que son los del PSUV.

Es necesario que expliquen porque es un deber revolucionario votar por esos candidatos:

La Revolución Bolivariana ocurre en medio de una profunda lucha de clases que tiene una batalla en noviembre, allí se enfrentan las fuerzas de la restauración externa, con el campo revolucionario, el centro de esa confrontación, el objetivo es el Comandante Chávez, el enemigo quiere debilitarlo, y así debilitar el aliento socialista, si eso ocurre les será fácil truncar la Revolución. La batalla principal se escenifica alrededor del Comandante Chávez, los bandos en pugna son el capitalismo y el Socialismo, esa es la batalla principal, la ubicación de la clase obrera es al lado del Socialismo, del Comandante , eso no tiene discusión.

Entonces, por sobre cualquier otra consideración, de allí debe salir fortalecido el Comandante, líder de la opción socialista. Lo contrario, que el Comandante salga debilitado en noviembre, que por razones subalternas pierdan sus candidatos, traería como consecuencia un fortalecimiento de las opciones conciliadoras internas, y aumento de la posibilidad de un pacto restaurador, o un envalentonamiento de las opciones violentas.

Esa es la gran tarea: concientizar al pueblo, y la clase obrera es fundamental para explicar porque los mejores candidatos son los del Comandante:

La evaluación de un candidato no se debe hacer de forma aislada, con consideraciones puramente locales. Lo primero que debemos ver en un candidato es si contribuye a la construcción del Socialismo o a la restauración del capitalismo.

Un candidato que contribuya a la causa oligarca, a la restauración capitalista, es en el fondo enemigo del pueblo, porque está ayudando a regresarnos a la situación de la cuarta república, cuando los capitalistas tenían encajadas sus garras en el alma popular y sembraron al país de miseria material y espiritual. Recordemos el desamparo, desamor, descuido hacia el pueblo: no había misiones, la educación no llegaba a los humildes condenados al analfabetismo, la salud no llegaba a los desamparados. Estaban a punto de vender a PDVSA, y lo que es más grave, no había esperanza para nosotros ni para nuestros hijos, la represión a los humildes era cotidiana así controlaban las protestas populares.

El voto debe considerar el entorno, lo local y lo nacional, puede que lo que veamos como solución a lo cotidiano, nos haga retroceder a las linderos de la cuarta, entonces en el fondo no resolveremos nada.

Si nos paseamos un poco por la posibilidad de que la Revolución se pierda comprenderemos mejor la importancia de la Revolución :

Si la Revolución se pierde, el capitalismo, los empresarios privados se apoderarán de la sociedad, y volverán los oscuros días de la cuarta, el reino de la miseria espiritual y material, se perderá la esperanza, la sociedad tomará rumbos de desintegración.

Por sobre toda consideración el deber de los honestos es defender a la Revolución y al Comandante Chávez, nada puede estar por encima de este objetivo.



 
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