Un artículo de Y.G. para El telegrama Zimmermann
…..y nos desesperábamos donde sólo había injusticia
Y nadie se lanzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
Que también el odio contra la bajeza
Desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
Pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
Que queríamos preparar el camino para la amabilidad,
No pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
En que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros con indulgencia.
A LAS GENERACIONES FUTURAS. BERTOLT BRECHT
Me han pedido que escriba un artículo sobre 1917 y la verdad, no se ni por donde empezar. No soy historiador, aunque estudié historia; no soy un activista, ni mucho menos un revolucionario ó un comunista aunque si he militado a lo largo de los años en diferentes organizaciones inspiradas por ese ideario; tampoco soy un soñador ni un romántico, prefiero la razón fría aunque definitivamente nunca conseguiré ser un verdadero materialista dialéctico. ¿Cómo enfrentar entonces la tarea de hablar sobre algo tan grandioso como la Revolución de octubre, sin la base sólida de una ideología y una militancia revolucionaria; sin la capacidad analítica y los sesudos conocimientos de un historiador o sin la fe y el fervor de un nostálgico del pasado?
Quizás lo único que pueda tener algún valor, al menos para mi, es recordar que para mi hablar de Octubre es trasladarme a otros tiempos en donde habían Héroes, habían Causas, había Mística,…., en definitiva, había Historia. Épocas donde el Hombre (y la Mujer) pensaban y creían que podían cambiarse las leyes del destino humano y de hecho las cambiaban o por lo menos dedicaban todas las energías de su ser a ese objetivo aunque tuvieran que despreciar (en general lo hacían) placenteras existencias burguesas. Me quedo con la idea, más allá de sus contradicciones, de sus errores, de sus mezquindades (que las hubo y muchas)… de que Octubre, 1917,…. significó para la humanidad oprimida lo que el fuego supuso para nuestros antepasados allí en la gruta: calor, esperanza, futuro; …. pero sobre todo, me quedo con lo que significó para sus depredadores acostumbrados hasta entonces a degustar a sus víctimas con nocturnidad, alevosía e impunidad: miedo. Miedo a perder sus privilegios, miedo a la guillotina de 1789, miedo a tener que ganarse el pan con el sudor de su frente.
Nadie esperaba que fuera el pueblo ruso el primero en Europa en alzar la bandera roja y se dedicara con mas anhelo que conocimiento a la tremenda e inexplorada tarea de construir el socialismo en la práctica. No en los libros, en el facebook, o en los debates de las universidades y las tascas, sino en la realidad material de los hombres y las mujeres, en el fragor de las relaciones de producción objetivas, a través de la relación implacable con la naturaleza y sobre todo inmersos en la dialéctica terrible de la lucha con el enemigo burgués e imperialista. Nadie daba un duro por los bolcheviques antes de aquel maravilloso Octubre, ni lo darían algún tiempo después cuando las potencias del momento bloquearon el incipiente estado soviético y mandaron sus escuadrones de mercenarios (yankees, japoneses, alemanes, franceses, ingleses, checos…) a colaborar con el Ejército blanco de los Kornilov y Koltchak en el sofocamiento de la insurrección comunista. Contra todo pronóstico, “sobre los escombros del incendio, sobre los cadáveres de los enemigos” y de no pocos amigos, los bolcheviques vencieron, poniendo sobre el tablero de juego de la historia una energía y una convicción, -personificadas en la figura del Comisario del Ejército Rojo Trotsky y su tren blindado-, que provocaron la admiración incluso de sus adversarios y que cambiaron el curso de la historia.
Ellos si se atrevieron. No se trataba de alcanzar el poder para repartir prebendas entre amigos y familiares. Tampoco se trataba de llenar las plazas con asambleas reclamando un mundo mejor que nos tendrían que administrar otros. No era una revuelta cibernética ni filantrópica. Era, ni mas ni menos, una lucha a vida o muerte llevada a cabo, en nombre del proletariado, con determinación y con claridad de fines e instrumentos. Se trataba de arrebatarle a la buguersía y la oligarquia las palancas de la dominación para construir una sociedad nueva basada en otras relaciones de producción, con parámetros políticos, económicos, sociales y culturales completamente diferentes. Esto es, un giro copernicano para redirigir la historia en un sentido de progreso y justicia con vistas a que desapareciera de la faz de la tierra la explotación del hombre por el hombre (y la mujer).
No fueron ingenuos ni se dejaron llevar por estériles infantilismos romanticoides. Estudiaron concienzudamente las condiciones sociales, políticas, históricas del momento y canalizaron toda su energía hacia los punto neurálgicos del sistema (poder político, poder militar, poder económico, aparato propagandístico, comunicaciones) para de la manera mas eficaz y sin desprecio del uso de la fuerza, neutralizar la reacción termidoriana.
La eficaz estrategia utilizada para la toma del poder y la inteligencia de la vanguardia bolchevique a la hora de saber interpretar y canalizar la descomunal energía liberada por las ansias de libertad y justicia del pueblo ruso, explican el triunfo de la Revolución de octubre y la victoria posterior de los Rojos sobre la reacción. Esta victoria otorgó al pueblo soviético la tremenda responsabilidad histórica de levantar la antorcha prometeica de construir una sociedad mejor. Fue el faro que al menos, envió el mensaje de que se podía hacer las cosas de otra manera. Aunque estuviera trucada esa imagen que enviaron al mundo, fue fuente de inspiración y lucha para generaciones de todos los pueblos del mundo.
Al menos debemos reconocerles que se atrevieron a vencer y a que la administración de la victoria les desfigurara el rostro. De ese rostro desagradable nació nuestro Estado de Bienestar que ahora nos van arrebatando poco a poco.
Más allá de sus contradicciones, que condujeron al estado soviético, convertido en una caricatura del ideal imaginado por Lenin, al colapso final y autodisolución en 1989, creo que no se ha ponderado suficientemente el papel de Octubre en la historia de la humanidad, especialmente en la de Europa. Sin 1917, sin la toma del palacio de Invierno, Sin Lenin o Trostky, sin Sviank, sin tren rojo y caballeria roja, sin Buddeny o el crucero Aurora, sin el abnegado pueblo ruso, ucranio, bielorruso, etc…… , sin esos diez días que conmovieron al mundo el proletariado de Europa no hubiera tenido el fuego con que mantener a raya a las hienas de la burguesía explotadora en Francia, Alemania, Inglaterra… Sin el miedo a la URSS, quién sabe que métodos hubieran utilizado las potencias imperialistas burguesas europeas para aplacar las demandas del proletariado. ¿Qué Estado del Bienestar hubieran construido de no mediar la necesidad de ofrecer a los obreros mejores condiciones de vida que las que el socialismo real parecía prometer?
La respuesta cada dia se vislumbra mas clara…. Una vez pudieron acabar con el oponente burocratizado, esclerotizado, agotado en la inútil carrera de intentar superar a su openente capitalista en su terreno (crecimiento económico insostenible, militarismo, productivismo,..), el entramado politico financiero que mueve los hilos de la economia mundial no ha tardado ni dos décadas en desatar la maquinaria de la explotación salvaje del hombre por el hombre. Ya lo venian haciendo en todo el planeta, pero a dia de hoy ni la civilizada y próspera Europa se salva de las herramientas de subyugación del capitalismo: ajuste estructural, privatización, restricción del gasto público, recortes en políticas sociales, pérdida de soberania, etc.
En fin, que la Historia parece que no se ha acabado, mal que les pese a algunos. Y si no que se lo digan a los 6 millones de parados y paradas, que dentro de muy poco ya no tendrán nada que perder salvo las cadenas, …. ,el fútbol y el “Sálvame Delux”.
Quisiera ser optimista y creer en fenómenos como el 15M para transformar la sociedad a partir de la protesta pacifica y la propuesta dialogada…. Propuesta y protesta son por supuesto contingentes, pero me temo que al terrorismo estructural del Capital, los pueblos necesitamos poder oponer algo mas contundente y contingente, algo a lo que realmente tengan miedo.
Frente al miedo al corralito, a la Merkel y la prima de riesgo con que nos atemorizan los chupasangre, agitemos el miedo de Octubre! Recordemos a Lenin, Trostky y el Ejército Rojo! Abajo la autocracia! Todo el poder para los soviets!
Y. G.