"Egipto no es una finca", fue el lema escogido por las organizaciones laicas que convocaron una manifestación en la plaza de Tahrir contra la voluntad hegemónica de los partidos islamistas. La concentración, que ha reunido este viernes a varios miles de personas en el centro de El Cairo, es la primera muestra multitudinaria de rechazo hacia el Gobierno del presidente Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes.
El acto contó con el apoyo de la práctica totalidad de los partidos que forman el espectro político laico de Egipto. En concreto, se adhirieron 29 partidos y asociaciones que incluían liberales, socialdemócratas, comunistas, e incluso a partidarios del régimen de Mubarak. La semana pasada ya se intentó realizar un acto en el mismo escenario y con el mismo mensaje, pero las juventudes de la Hermandad reventaron la manifestación, provocando un enfrentamiento a pedradas entre ambos bandos.
Numerosas pancartas indicaban las tres demandas incluidas en el manifiesto aprobado por las organizaciones convocantes: justicia social; una Asamblea Constituyente plural y representativa del conjunto de la sociedad, y nuevos juicios a los mandatarios del antiguo régimen absueltos de la muerte de centenares de “mártires”.
Los manifestantes creen que el borrador de Carta Magna no garantiza bastante la libertad religiosa y de expresión
“¡Que caiga el Gobierno del Guía Supremo!”, era uno de los lemas más populares coreado por un grupo de jóvenes en el corazón de Tahrir, haciendo referencia a Mohamed Badie, el líder espiritual de la cofradía islamista. Una de las principales quejas de los sectores laicos es que no es el presidente Morsi quien dirige el país, sino Badie.
“Esta manifestación es contra las corrientes islamistas, salafistas y Hermanos Musulmanes. Queremos decirles bien alto y bien claro que queremos un Estado laico, no una teocracia”, proclama Ayman, un maestro que sostiene una bandera del partido Dustur, recientemente fundado por el Nobel de la Paz Mohamed el Baradei. “Soy de Daqilia, y he venido a El Cairo porque allí la Hermandad es muy fuerte y no me dejan manifestarme”, añade.
El inicio del último tramo del proceso de redacción de la nueva Constitución ha estimulado la enésima pulsión rebelde de los grupos laicos. La Asamblea Constituyente, escogida por el Parlamento disuelto y controlada por las corrientes islamistas, hizo público el pasado miércoles un primer borrador de la Carta Magna. La oposición considera que el texto no ofrece suficientes garantías de respetar la libertad religiosa y de expresión y la igualdad de género, y que concede a la presidencia demasiados poderes.
Sin embargo, el camino que lleva a la aprobación de la nueva Constitución podría verse obstruido el próximo martes, cuando un alto tribunal podría declarar nula la elección de la Asamblea Constituyente. De hecho, este mismo tribunal ya hizo lo propio con el primer comité, seleccionado la pasada primavera. Y es que el poder judicial es una de las instituciones que ha reafirmado su independencia de forma más contundente, rechazando someterse a la voluntad del Gobierno de Morsi.
De acuerdo con la hoja de ruta de la transición, tras elaborar el borrador definitivo de la Constitución, se deberá celebrar un referéndum popular para ratificarla. Posteriormente, en un plazo de dos meses, se celebrarán elecciones legislativas, pues el país se encuentra sin Parlamento luego de su disolución el pasado mes de junio. Tanto el referéndum como las legislativas ofrecerán una nueva ocasión a las fuerzas laicas para demostrar su fuerza frente al islamismo político. La gran pregunta es si serán capaces de llegar a acuerdos amplios para presentar una alternativa clara, o bien si continuarán fragmentadas en mil pedazos.