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General: OCTUBRE ROJO,95 años de la Revolución Rusa
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Matilda  (Mensaje original) Enviado: 27/10/2012 02:24
95 años de la revolución rusa. Fragmento del Capítulo XXIV de la Historia de la Revolución Rusa de Trotsky...  "¡Escuchad, pueblos!, la revolución os invita a la paz. Será acusada de haber violado los tratados. Pero se siente orgullosa de ello. Romper con sangrientas alianzas de rapaces es un gran mérito en la Historia. Los bolcheviques se atrevieron. Fueron los únicos en atreverse. El orgullo estalla en los corazones. Los ojos se inflaman. Todos están de pie. Nadie fuma ya. Parece que nadie respira. La mesa, los delegados, los invitados, los hombres de guardia se unen en un himno de insurrección y de fraternidad. "Bruscamente, bajo un impulso general -contará John Reed, observador y participante, cronista y poeta de la insurrección-, nos encontramos todos de pie, entonando los acentos arrebatadores de La Internacional. Un viejo soldado de cabellos grises lloraba como un niño, Alexandar Kolontay parpadeaba aprisa para no llorar. La poderosa armonía se extendía en la sala, atravesando ventanas y puertas y subiendo muy alto hacia el cielo."  ¿Era hacia el cielo? Más bien las trincheras de otoño que desangraban a la miserable Europa crucificada, hacia las ciudades y pueblos devastados, hacia las mujeres y las madres de luto. "¡Arriba, los parias de la tierra; en pie, famélica legión!..." Las palabras del himno se habían desprendido de su carácter convencional. Se confundían con el acto gubernamental. De aquí les venía su sonoridad de acción directa. Cada uno se sentía más grande y más significativo en ese momento. El corazón de la revolución se ensanchaba al mundo entero. "Nos liberaremos..." El espíritu de independencia, de iniciativa, de atrevimiento, los felices sentimientos de que están faltos los oprimidos en las circunstancias habituales, todo esto lo traía ahora la revolución... "¡Con su propia mano!" Con mano todopoderosa, los millones de hombres que han derrocado a la monarquía y a la burguesía van ahora a aplastar la guerra. El guardia rojo del barrio de Viborg, el oscuro soldado con heridas en la cara que ha venido del frente, el viejo revolucionario que ha pasado años en la cárcel, el joven marinero de barba negra del Aurora, todos juraban continuar hasta el final la lucha última y decisiva. "¡Construiremos un mundo para nosotros, un nuevo mundo!" ¡Construiremos! En esa palabra que exhalan pechos humanos estaban ya incluidos los futuros años guerra civil y los próximos períodos quinquenales de trabajo y de privaciones. "¡Los nada de hoy todo han de ser!" ¡Todo! Si la realidad del pasado se ha transformado más de una vez en un himno, ¿por qué el himno no podría ser la realidad de mañana? Los capotes de las trincheras ya no parecen vestimenta de presidiario. Los gorros de pelo, con la guata desgarrada, lucen de otra manera sobre los ojos centelleantes. "¡Despertar del género humano!" ¿Era posible que no despertase de las calamidades y de las humillaciones, del barro y de la sangre de la guerra? "
‎95 años de la revolución rusa. Fragmento del Capítulo XXIV de la Historia de la Revolución Rusa de Trotsky... "¡Escuchad, pueblos!, la revolución os invita a la paz. Será acusada de haber violado los tratados. Pero se siente orgullosa de ello. Romper con sangrientas alianzas de rapaces es un gran mérito en la Histori
a. Los bolcheviques se atrevieron. Fueron los únicos en atreverse. El orgullo estalla en los corazones. Los ojos se inflaman. Todos están de pie. Nadie fuma ya. Parece que nadie respira. La mesa, los delegados, los invitados, los hombres de guardia se unen en un himno de insurrección y de fraternidad. "Bruscamente, bajo un impulso general -contará John Reed, observador y participante, cronista y poeta de la insurrección-, nos encontramos todos de pie, entonando los acentos arrebatadores de La Internacional. Un viejo soldado de cabellos grises lloraba como un niño, Alexandar Kolontay parpadeaba aprisa para no llorar. La poderosa armonía se extendía en la sala, atravesando ventanas y puertas y subiendo muy alto hacia el cielo." ¿Era hacia el cielo? Más bien las trincheras de otoño que desangraban a la miserable Europa crucificada, hacia las ciudades y pueblos devastados, hacia las mujeres y las madres de luto. "¡Arriba, los parias de la tierra; en pie, famélica legión!..." Las palabras del himno se habían desprendido de su carácter convencional. Se confundían con el acto gubernamental. De aquí les venía su sonoridad de acción directa. Cada uno se sentía más grande y más significativo en ese momento. El corazón de la revolución se ensanchaba al mundo entero. "Nos liberaremos..." El espíritu de independencia, de iniciativa, de atrevimiento, los felices sentimientos de que están faltos los oprimidos en las circunstancias habituales, todo esto lo traía ahora la revolución... "¡Con su propia mano!" Con mano todopoderosa, los millones de hombres que han derrocado a la monarquía y a la burguesía van ahora a aplastar la guerra. El guardia rojo del barrio de Viborg, el oscuro soldado con heridas en la cara que ha venido del frente, el viejo revolucionario que ha pasado años en la cárcel, el joven marinero de barba negra del Aurora, todos juraban continuar hasta el final la lucha última y decisiva. "¡Construiremos un mundo para nosotros, un nuevo mundo!" ¡Construiremos! En esa palabra que exhalan pechos humanos estaban ya incluidos los futuros años guerra civil y los próximos períodos quinquenales de trabajo y de privaciones. "¡Los nada de hoy todo han de ser!" ¡Todo! Si la realidad del pasado se ha transformado más de una vez en un himno, ¿por qué el himno no podría ser la realidad de mañana? Los capotes de las trincheras ya no parecen vestimenta de presidiario. Los gorros de pelo, con la guata desgarrada, lucen de otra manera sobre los ojos centelleantes. "¡Despertar del género humano!" ¿Era posible que no despertase de las calamidades y de las humillaciones, del barro y de la sangre de la guerra? "


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