Un argentino paga por el de energía eléctrica un 15% de lo que abonan, en promedio, los usuarios en Brasil, y Uruguay.Las tarifas en cada país
La resolución 1.169/08 determinó en noviembre de 2008 un aumento de tarifas para usuarios residenciales con consumos superiores a los 1.000 kw por bimestre. El fuerte malestar desatado en la opinión pública forzó en aquel entonces la suspensión por parte del Gobierno hasta septiembre de 2010. Actualmente entra en vigencia, representando un alza de tarifas que surge de la necesidad de recortar subsidios a los consumidores con el objeto de financiar la creciente importación para la generación de electricidad.
El auge de la actividad interna y el crecimiento económico implican mayor demanda de electricidad y gas, al mismo tiempo que el precio interno al consumidor reduce el incentivo a la austeridad. El actual esquema, si bien representa una mejora de la competitividad argentina por la vía de la reducción del costo de la energía, no es sustentable en el tiempo. Los costos en términos de subsidios a la oferta son crecientes, al igual que el costo de importación de combustible.
La matriz argentina descansa en gran medida en el gas natural como insumo de producción de electricidad. La falta de incentivos a la exploración y explotación de nuevos yacimientos precipitó un esquema deficitario que se vuelve cada vez más dependiente de la importación de combustible. Las tarifas argentinas representan un 15% del valor que pagan los usuarios residenciales en el resto de los países de la región, lo cual potencia la demanda frente a una oferta estática, dependiente del subsidio estatal.
De acuerdo a los datos de CAMMESA utilizados para su programación estacional, el costo del gas interrumpible en la zona metropolitana alcanza los 3,02 U$S/MMBTU, mientras que el Fuel Oil y el Gasoil importados valen 11,85 U$S/MMBTU y 12,83 U$S/MMBTU respectivamente en el puerto de La Plata. Si los faltantes se siguen supliendo con estos combustibles, el costo fiscal de mantener bajas las tarifas se revela creciente.
Cabe destacar que esta recomposición tarifaria implica un mayor costo para el usuario puesto que se reduce el monto de subsidio aplicado sobre la factura. No obstante eso, esto no se traduce en mejoras para el sector de generación y transporte de gas y electricidad puesto que el menor subsidio en las tarifas residenciales tiene por objeto financiar el incremento de los valores importados.
Recomponer la cadena de generación, transporte y abastecimiento de energía demandará un flujo mayor de inversión en el futuro. El actual esquema de tarifas atrasadas, subsidios cruzados e importación creciente no parece sustentable en el tiempo.