Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
En una elección entre dos candidatos con escaso margen para equivocaciones, por la reducida diferencia en las preferencias del público, el acento en el debate se ha trasladado al patriotismo.
La racionalidad para mejorar la economía y la irracionalidad palpable en invadir a Siria e Irán, como argumentaciones fallaron en apuntar a la emocionalidad del elector. Los estadounidenses quieren más bienestar y claramente no quieren más guerras, aunque sean fuera de sus fronteras.
Precisamente, bajo el presidente que auguraba una mayor disposición para encontrar un equilibrio en el predominio evidente de Estados Unidos sobre las otras naciones, como es el caso de Barack Obama, es cuando más ha aumentado esa percepción de que Estados Unidos es un país imperialista. El legado imperialista de su predecesor fue determinante. Dos ocupaciones en un mismo periodo presidencial y si Obama no ha podido revertirlo se debe a que el legado de un país que se mueve con el código de la supremacía quizás no sea reversible así como se están presentando las alianzas estratégicas y los intereses económicos en el mundo.
El capital transnacional está constituido así de poderoso, y se ha beneficiado de esa hegemonía de Estados Unidos en el orden político mundial porque del centenar de corporaciones transnacionales financieras y no financieras más poderosas, casi un 50% reconocen su sede con bandera estadounidense. Es tan así que el Nobel Paul Krugman habla en una de sus columnas de este año, de que la deuda fiscal de Estados Unidos no es en la práctica una deuda porque la economía Americana es tan grande que Estados Unidos se debe ese dinero a sí mismo.
Tanto Barack Obama como Mitt Romney han apelado a las vísceras del elector porque tal vez no exista nada más emocional en política que lo del patriotismo. Algo tan abstracto como el significado de una bandera en una sociedad dominada por el capital transnacional y una categoría tan cercana a una entelequia, como es el sentido de patria, calza justo cuando no se está votando por una determinada ideología.
¿Cuántos reconocen en Estados Unidos que la mezcolanza de variables que representa Mitt Romney para reducir el rol del estado y aumentar la capacidad del emprendimiento personal, son catalogables de izquierda o de derecha? Igualmente con Barack Obama. ¿Cuántos pueden detectar que su actual mixtura de propuestas para reforzar algunas áreas del estado y beneficiar a la clase media, es un giro hacia la derecha para no quedar desfasado del presumible centro?
Bajo ese espacio de opciones reducidas el argumento emocional lo ocupa el patriotismo que para una buena parte del resto de mundo, el patriotismo de Estados Unidos podría bien interpretarse como mayor poderío militar y económico para continuar con la hegemonía que para muchos inclusive en Estados Unidos se lee como más imperialismo.
Desde el desplome de la Unión Soviética, Estados Unidos no ha superado con éxito la tarea de revisar con mayor profundidad su reciente pasado. En más de veinte años como potencia hegemónica ha demostrado limitaciones -principalmente políticas- precisamente en lo que tanto propagan sus líderes: crear el nuevo orden mundial post soviético.
En relaciones internacionales los supuestos encallan por exceso de confianza en sus mediciones analíticas o una subestimación de la complejidad de los hechos. O, por quizás por algo peor, a su elite analítica no le interesa hilar más fino porque la meta consiste en dominar. Por otra parte, dentro del esquema de la globalización económica, Estados Unidos no ha sabido transmitir un discurso más específico en lo político que no sean los de promover conceptos como libertad y democracia que frente a los objetivos de supremacía absoluta, caen en el vacío. Estados Unidos así está cometiendo el mismo error de las verdades únicas universales y maximalistas que le atribuye al comunismo, desde la matriz ideológica con que maneja su política exterior. La única especificidad asociada a esa verdad única de libertad es la del libre mercado. Los clásicos como Smith y Ricardo habrían estado claramente en la oposición al actual modelo de relación entre economía y sociedad.
Una parte importante de la elite política en Estados Unidos no le interesa por el momento llevar adelante ese debate de lo que anda mal y no se corrige. Romney y compañía representan esa elite y tienen chances de vencer en la elección. Romney con su socio Ryan se han prestado para que los neoconservadores recuperen el sitial que perdieron con Bush hijo y que no lo supieron usar para el bien público. El encono de esta versión republicana está reflejado en una frase que deslizó un empresario estadounidense cuando Barack Obama realizaba su visita de estado en Santiago de Chile. Dicha en el intervalo de una reunión empresarial: “¿Por qué no lo dejan aquí?” Frase amenazante, cerca de la vociferada por Clint Eastwood el actor hollywoodense en la convención republicana: “Hay que echarlo porque no hace bien su trabajo”. Son posturas propias del republicano avasallador que se atribuye la propiedad del modelo y de la caída del socialismo soviético. Responde al estilo desfachatado conocido que se resume en que la política consiste en tener dinero.
El comentario despectivo de Romney hacia el 47 % de población que apoya a Obama, insinuando que son holgazanes y aprovechadores por obtener algunos beneficios del estado, quedará como una triste anécdota. El tema es más profundo. La postura de Romney respecto al rol del estado es refundar el capitalismo a partir de lo que determinan las esferas del gran capital y no la gente. Imaginemos por un instante ese cetro imperial en manos de un republicano tipo Romney. A mí por lo menos se me vienen a la cabeza un clásico de Stanley Kubrick, Dr Strangelove y ese amor de algunos por lanzar la bomba atómica y la frase famosa de John F. Kennedy en la crisis de los cohetes de Octubre 1962: “Siempre hay un infeliz que no recibe el mensaje correcto”. Haga click aquí para recibir gratis Argenpress en su correo electrónico.
La invariable política exterior de EE.UU. hacia América Latina
El tercer y último debate entre el demócrata Obama y el republicano Romney, el lunes 22 de octubre, ha confirmado que Estados Unidos seguirá, por causas económicas y políticas, desarrollando una contraofensiva general para derrocar a los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina.
PorHugo Moldiz
Nuestra América –aquella que de nuevo recorre los senderos de la emancipación- tiene más de una razón para mantenerse alerta ante la previsible y esperada continuidad de la contraofensiva de Estados Unidos, independientemente de quien gane las elecciones presidenciales en ese país el 6 de noviembre próximo.
El último debate presidencial entre el demócrata Barak Obama y el republicano Mitt Romney, del lunes 22, confirmó, a pesar de la diferencia de tonos entre ambos candidatos, que no habrá mayor variación de la política exterior de los Estados Unidos hacia el Oriente Próximo y América Latina.
La llamada de atención de Romney a Obama por su predisposición al diálogo con “las peores figuras del mundo” como el presidente Hugo Chávez, Fidel Castro y otros, en realidad está destinada a captar y/o consolidar el voto latino radicalmente anti-izquierdista que se concentra en algunos estados de ese país, particularmente en Miami, donde la mafia cubano-americana tiene virtualmente secuestrados a los políticos estadounidenses en función de una política que ha fracasado: el bloqueo a Cuba.
Contrastando el lenguaje belicoso y agresivo del candidato republicano con las palabras más moderadas del demócrata que lleva una pequeña ventaja nada irreversible en su campaña por la reelección, pero además colocando en el balance de situación las acciones u omisiones de Obama desde enero de 2009, la conclusión no puede ser menos que afirmar que la política exterior estadounidense seguirá siendo una amenaza real para los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe.
El criterio de que un Obama reelecto se juegue en su último mandato por cumplir con sus propuestas de hace cuatro años, como el cierre de la base militar en Guantánamo, la flexibilización del bloqueo contra Cuba, un reencuentro con América Latina (reiterado incluso en la V Cumbre de las Américas en Trinidad Tobago de abril de 2009) y otros, hay que tomarlo con beneficio de inventario, pero al mismo tiempo asignarle una mínima posibilidad de materialización por la historia de los Estados Unidos en su relación de dominio/subordinación con los países de esta parte del mundo.
En los Estados Unidos hay una larga tradición de hacer política interna sobre la base de la “seguridad nacional”. La cultura política estadounidense se basa en el temor y la ignorancia de la inmensa mayoría de su población. A eso hay que añadir el creciente peso que tienen el Pentágono y los servicios secretos estadounidenses en la configuración de la política exterior y en la adopción de medidas de largo aliento. Para muestra un botón: hace pocos días se conoció, por medio del ex embajador del Reino Unido en Uzbekistan, Craig Muray, que el fondo de 87 millones de dólares constituido por la CIA para desestabilizar al presidente ecuatoriano Rafael Correa e impedir su reelección en febrero de 2013, se ha sido triplicado luego que el presidente venezolano Hugo Chávez saliera victorioso en las elecciones del domingo 7 de octubre.
El conocimiento de esa información no es una sorpresa, pues es sabido que Estados Unidos destina millones de dólares para sus campañas de subversión contra Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en las que los medios de comunicación juegan un papel importante para construir matrices de opinión contrarias a los procesos políticos que viven esos países y sus líderes.
Entonces, valga ese dicho popular de que no todo es lo que parece. La mayor parte de las transnacionales de la información han señalado que América Latina apenas estuvo presente en el tercer debate presidencial e incluso la CNN ha enfatizado que “estuvo ausente”. Pero que los dos candidatos no hayan concentrado su intervención en esta parte del mundo, no quiere decir que no se tenga pensado mantener las medidas vigentes y adoptar otras en defensa de la seguridad interna de los Estados Unidos. Las acciones dicen más que las palabras.
Si bien la construcción de enemigos viejos y nuevos forma parte de la teoría y práctica de los dos únicos partidos reconocidos por el sistema electoral estadounidense, la tendencia se ha agravado en los últimos años debido a las serias dificultades que tienen los políticos estadounidenses para conquistar a una población agobiada en su mayoría por la combinación de la crisis mundial capitalista y la crisis específica de los Estados Unidos.
Por lo tanto, es muy claro que para los políticos y autoridades estadounidenses la recuperación de su hegemonía en la América Latina de hoy - laboratorio de luchas por la emancipación-, es una imperiosa necesidad y pasa por revertir la creciente tendencia latinoamericanista que está contagiado –al impulso de los países miembros del ALBA- a gobiernos progresistas y de derecha que buscan construir un espacio de mayor autonomía ante los Estados Unidos.
La creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que no hubiera sido posible durante más de dos décadas de neoliberalismo, representa un espacio político mucho más rico de lo que es la Organización de Estados Americanos (OEA), bastante desprestigiada por su papel funcional a los Estados Unidos, para pensar en otras maneras de integración comercial y económica. Ni hablar del aporte de UNASUR y MERCOSUR en su favorable papel de apoyo a la latinoamericanización.
Es bastante lo que ha perdido Estados Unidos en América Latina. Políticamente ha tenido que enfrentar una creciente ola contestaría de pueblos y gobiernos que le dicen cosas que nunca antes solía oírse. Una de ellas, la advertencia –formulada en Cartagena de Indias en abril de este año- de que no habrá otra Cumbre de las Américas si Cuba no está presente. Económicamente, el incremento de las relaciones comerciales intra-regionales y la apertura de otros mercados, como la China, cuya demanda de materias primas no cesa de aumentar, ha disminuido relativamente el peso específico de EE.UU. en el continente.
La necesidad de recuperar el espacio perdido conduce a la burguesía imperial a cerrar filas ante los que consideran sus enemigos principales. Ahí pueden variar los tonos e intensidades, pero no cambian los objetivos. No importa cuál sea el discurso empleado por republicanos y demócratas, el fondo es el mismo. Para Obama, “EE.UU. permanece como la nación indispensable”, para Romney “Latinoamérica es una oportunidad” y, apelando a la Doctrina Monroe que nunca dejaron de aplicar sostuvo: “nuestra misión en el mundo es hacer un planeta pacífico… Ese papel le cayó a América… no lo pedimos… América tiene una responsabilidad y un privilegio de defender la libertad y los principios fundamentales”.
¿Qué es lo que se anuncia entonces?
No hay que profundizar mucho para saber que, por ejemplo, Estados Unidos le seguirá dando las espaldas al mundo y al sentimiento latinoamericano en la demanda del cese inmediato del criminal bloqueo contra Cuba. Prisioneros de la mafia cubano-americana, pero además convencidos del credo religioso –bastante fuerte en esa sociedad conservadora- de que Puerto Rico y Cuba les pertenece, según se tradujo con claridad en el Destino Manifiesto redactado en la primera mitad del siglo XIX, es poco probable que la clase dominante estadounidense vaya a levantar esa criminal medida por su sola voluntad política, así la Casa Blanca siga habitada por el demócrata Obama. De hecho, el 13 de noviembre se da por descontado que Cuba reciba, por vigésima primera vez consecutiva el inmenso apoyo en las Naciones Unidas a su resolución que condena el bloqueo y pide su inmediato levantamiento.
Pero al viejo enemigo, que ha aportado autoridad política y moral al mantener invariable su conquistada soberanía y dignidad nacionales, se le suman los nuevos enemigos del siglo XXI. Las revoluciones venezolana, boliviana y ecuatoriana, a las que se añade la re-emergencia de la nicaragüense, concentran la atención de los estrategas del Pentágono, que virtualmente también tienen secuestrado al Departamento de Estado desde la década de los 80, sin que eso signifique que los titulares de la Casa Blanca sean unos angelitos.
La guerra permanente contra Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega se va a mantener. Es más, la crítica de Obama a Romney por tener una política exterior de los años 80, hay que llenarla del contenido que el candidato demócrata no se atrevió a hacer ante las pantallas de televisión, en parte porque esa política no ha sufrido la mayor variación estructural en el período de su administración.
El hilo conductor de esa política es la estrategia de la guerra de baja intensidad para América Latina, concebida por Reagan en los 80 y resignificada después por Clinton, los Bush y Obama a través del Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina, la Iniciativa Mérida y desde hace poco la Alianza Pacífico. Esto significa la combinación de medidas políticas, económicas, ideológico-culturales y militares conducentes a “revertir” los procesos revolucionarios haya donde hubiesen triunfado o a evitar la expansión de su ejemplo en otros países donde el poder político de las clases dominantes aliadas a Washington esté en peligro de ser conquistado por los nuevos enemigos.
Por eso no es un desliz la afirmación del candidato republicano de que Rusia es el principal enemigo de Estados Unidos o que hay que apostar por América Latina como una alternativa a China.
En realidad, ese punto de vista más que una confusión respecto del ex país socialista y de ser un halago para Latinoamérica, es el preaviso de la profundización de una estrategia que ya está en marcha en plena administración demócrata.
Parte sustantiva de esa estrategia es la llamada “Guerra Internacional contra las Drogas” que no solo que ha fracasado por su énfasis represivo en los países productores de coca y la tolerancia en los países consumidores, sino que ha servido en la mayor de las veces como pretexto de intervención política y militar de los Estados Unidos.
Obviamente de ese tema ambos candidatos prefirieron no opinar, lo que equivale a decir que existe una plena coincidencia de que esa concepción antidrogas seguirá vigente, a pesar de que un informe emitido por expresidentes de varios países de América Latina afectados por este flagelo (Bolivia, Colombia, Perú y México) y otros especialistas concluye, luego de un largo balance, que esa estrategia de cuatro décadas ha fracasado.
Vayamos por partes. Para los políticos estadounidenses la férrea oposición rusa y china a intervenir en Siria e Irán es algo que obstruye sus planes de recolonización de parte del África y Asia, pero además que configura un escenario geopolítico que no se esperaban a más de dos décadas del derrumbe de un mundo bipolar.
Por lo tanto, hay que ver América Latina, bastante rica en yacimientos hidrocarburíferos, mineralógicos y gasíferos, así como de reservorios de agua dulce, oxígeno y biodiversidad, como un territorio atractivo para un capitalismo estadounidense en crisis. Pero no solo para EE.UU. El capitalismo central requiere retornar, bajo el liderazgo de EE.UU., a ciertas formas de acumulación originaria (recursos extra-económicos de acumulación de capital) para encontrar una salida a la crisis multidimensional que no ha podido ser resuelta a pesar de los encuentros del G-20 en Londres, Seúl y Cannes.
Pero lo que se opone entre esos recursos naturales que Estados Unidos ve como suyos y los planes de demócratas o republicanos, son pueblos y gobiernos que en más de doce años han construido soberanías, dignidades y un tejido de voluntades con múltiples perspectivas emancipadoras.
Por tanto, como varias veces se ha señalado, América Latina es escenario de disputa intensa entre una tendencia emancipadora –la tercera desde la invasión europea- y la dominación, cuyas formas solo han cambiado de ropaje.
¿OBAMA? ¿Quién lo eligió? Ya lo dije
cuando “el establecimiento” propuso a un afrodecendiente para la Presidencia de
eeuu. Nada iba a cambiar en referencia a la política agresiva e imperialista
con la llegada de Obama hacia los países latinos, como tampoco para el resto
del mundo. Presentar a un negro para la Presidencia de eeuu., no era, sino, un
cambio de imagen, un lavado de cara a la desacreditada presidencia yanqui
Si Obama fuera de ahí, de Barlovento,
votaría Chávez,dijo el ciudadano Presidente ¿Seguro? Esto
ya me da que pensar y mucho.
He visto incongruencias, y haberlas haylas,
pero ¡¡Tela marinera!! ¿Eso es un buen video? ¿Por qué me da la impresión que
este video y el Art. colgado por el ínclito se dan de bofetadas? (Seguro que no
se ha dado cuenta) Aaaah, nooo, lo ha hecho para que yo lo critique. ¿O es la
senectud? En fin…El hecho de que Chávez levante el dedo no significa que todos
hemos de levantarlo, y en este caso, diría yo, que el diós de Papiyo, del ínclito,
y algunos más, se equivoca. Y el caso de que Mariela Castro hubiese en su día
apostado por el futuro Premio Nobel de la "Paz", no garantizó ni mucho, la más mínima
apertura del imperio hacia la Cuba Libre de capitalismo, o hacia el mundo en
concreto, más bien lo contrario.
Me preocupa en gran manera que la
manipulación que se denuncia y con mucha razón de la prensa, por parte de la
burguesía, y que al mismo tiempo, sea, sino propiciada, sí admitida cuando se trata de alabar las
políticas de algún que otro personaje que se reclama de izquierdas. Y digo esto
porque se obvia las declaraciones de Alejandro Castro,es
un político y militarcubano, con el grado
de Coronel del
Ministerio del Interior. Es
el único hijo varón de Raúl Castro, presidente de Cuba desde 2008; y Vilma
Espín, una de las principales dirigentes de la Revolución Cubana y, por tanto, sobrino de Fidel
Castro. Su hermanaMariela
es una de las sexólogas más prominentes del país, y directora del Centro
Nacional de Educación Sexual de Cuba. hermano, Es una sexóloga
Cubana. Licenciada en la especialidad de Pedagogía-Psicología
en el Instituto Superior de Ciencias Pedagógicas "Enrique José
Varona" de la capital cubana. Es la directora del Centro Nacional de
Educación Sexual de Cuba (CENESEX) y de la revista Sexología y Sociedad,
en La Habana.
Es la hija del actual presidente cubanoRaúl
Castro y de Vilma Espín Guillois, quien fuera en su
momento la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas. Para quién
la elección de Obama o Romney no tiene importancia alguna, pues nada va a cambiar en
cuanto a la política de bloqueo a Cuba ni la política imperialista contra Latinamérica, y el resto del mundo en su
conjunto
La
invariable política exterior de EE.UU. hacia América Latina
seguirá siendo una amenaza real para los gobiernos
revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe.
hay que tomarlo con beneficio de inventario, pero al
mismo tiempo asignarle una mínima posibilidad de materialización por la
historia de los Estados Unidos en su relación de dominio/subordinación con los
países de esta parte del mundo.
Para muestra un botón: hace pocos días se conoció, por
medio del ex embajador del Reino Unido en Uzbekistan, Craig Muray, que el fondo
de 87 millones de dólares constituido por la CIA para desestabilizar al
presidente ecuatoriano Rafael Correa e impedir su reelección en febrero de 2013,
se ha sido triplicado luego que el presidente venezolano Hugo Chávez saliera
victorioso en las elecciones del domingo 7 de octubre.
El conocimiento de esa información no es una sorpresa,
pues es sabido que Estados Unidos destina millones de dólares para sus campañas
de subversión contra Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en las que
los medios de comunicación juegan un papel importante para construir matrices
de opinión contrarias a los procesos políticos que viven esos países y sus
líderes.
Por lo tanto, es muy claro que para los políticos y
autoridades estadounidenses la recuperación de su hegemonía en la América
Latina de hoy - laboratorio de luchas por la emancipación-, es una imperiosa
necesidad y pasa por revertir la creciente tendencia latinoamericanista que
está contagiado –al impulso de los países miembros del ALBA- a gobiernos
progresistas y de derecha que buscan construir un espacio de mayor autonomía
ante los Estados Unidos.
Ahí pueden variar los tonos e intensidades, pero no
cambian los objetivos. No importa cuál sea el discurso empleado por
republicanos y demócratas, el fondo es el mismo. Para Obama, “EE.UU. permanece
como la nación indispensable”, para Romney “Latinoamérica es una oportunidad”
y, apelando a la Doctrina Monroe que nunca dejaron de aplicar sostuvo: “nuestra
misión en el mundo es hacer un planeta pacífico… Ese papel le cayó a América…
no lo pedimos… América tiene una responsabilidad y un privilegio de defender la
libertad y los principios fundamentales”.(Me parece estar escuchando a Adolfo
Suarez Srio Gral de Movimiento, defendiendo los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL
MOVIMIENTO)
No hay que profundizar mucho para saber que, por ejemplo,
Estados Unidos le seguirá dando las espaldas al mundo y al sentimiento
latinoamericano en la demanda del cese inmediato del criminal bloqueo contra
Cuba. Prisioneros de la mafia cubano-americana, pero además convencidos del
credo religioso –bastante fuerte en esa sociedad conservadora- de que Puerto
Rico y Cuba les pertenece, según se tradujo con claridad en el Destino
Manifiesto redactado en la primera mitad del siglo XIX, es poco probable que la
clase dominante estadounidense vaya a levantar esa criminal medida por su sola
voluntad política, así la Casa Blanca siga habitada por el demócrata Obama. De
hecho, el 13 de noviembre se da por descontado que Cuba reciba, por vigésima
primera vez consecutiva el inmenso apoyo en las Naciones Unidas a su resolución
que condena el bloqueo y pide su inmediato levantamiento.
La guerra permanente contra Hugo Chávez, Evo Morales,
Rafael Correa y Daniel Ortega se va a mantener. Es más, la crítica de Obama a
Romney por tener una política exterior de los años 80, hay que llenarla del
contenido que el candidato demócrata no se atrevió a hacer ante las pantallas
de televisión, en parte porque esa política no ha sufrido la mayor variación
estructural en el período de su administración.
En realidad, ese punto de vista más que una confusión
respecto del ex país socialista y de ser un halago para Latinoamérica, es el
preaviso de la profundización de una estrategia que ya está en marcha en plena
administración demócrata.
Por tanto, como varias veces se ha señalado, América
Latina es escenario de disputa intensa entre una tendencia emancipadora –la
tercera desde la invasión europea- y la dominación, cuyas formas solo han
cambiado de ropaje.
Tal cual Quico, pero esto ya pasó con la anterior elección de Obama, muchos se ilusionaban con el color (al populismo cualquier cosa le viene bien,menos el cambio), sin ver que no existe la izquierda dentro de la derecha ni un justo medio donde caer bien parado como los gatos, en el contexto global EEUU es la derecha y esto no cambiará a menos que haya una revolución que lejos está de avisorarse.
El maricón quico es un completo cantinflas cuando habla y habla y al final no dice nada en concreto .- Aquí quien despeja dudas sobre el video si está o no de acuerdo con el mensaje inicial es el mismo Papiyo .... al decir que lo que pasa es que se escoge al menos malo .... sin ser obamistas ....y no creo chivato que lo que aquí traigo es pensando en ud . me hace dar risa .. es un pobre viejo de 69 que se las da de muchacho .... pobre guevón .-
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, obtendría una leve ventaja en el Colegio Electoral en las elecciones presidenciales de mañana y lograría así su reelección, a pesar de que los últimos sondeos indican que hoy obtendría un virtual empate técnico con su rival republicano Mitt Romney.
En azul, los estados que ganaría Obama y, en rojo, los que obtendría Romney. Según el Washington Post si se suman los votos de los estados indiscutiblemente demócratas y de los que muestran una inclinación clara por el partido gobernante, Obama tendría asegurados 243 votos del Colegio Electoral, sólo 27 menos de los 270 necesarios para proclamarse vencedor. Romney, por su parte, tendría asegurados sólo 206 votos electorales, por lo que necesitaría ganar 64 votos más, lo que reduce el número de combinaciones victoriosas.
La elección, considerada una de las más reñidas en la historia reciente de los Estados Unidos, no se despejará hasta bien entrada la madrugada del miércoles (alrededor de la una de la mañana en la Argentina). Por tal razón, ambos candidatos encararon hoy la última jornada electoral tratando de movilizar a todos sus simpatizantes.
"Va a ser una elección que se decidirá por la participación. Si no movilizamos el voto, podemos perder la ventaja ganada", advirtió Obama en una entrevista radial antes de su mitin en Wisconsin, el primero de una última jornada frenética, al igual que la de su rival. "Nos queda algo por hacer: que la gente vaya a votar", dijo Romney en Florida antes de ir a Virginia y al decisivo estado de Ohio, donde también estará Obama.
Según el portal National Polls, Obama gana en siete de las ocho encuestas publicadas en noviembre sobre la intención de voto en Ohio. Nunca un presidente republicano llegó a la Casa Blanca sin imponerse en el determinante enclave y el único demócrata que lo consiguió fue John F. Kennedy en 1960.
Por su parte, según los sondeos Romney podría ganar en Florida, otro de los estados claves que darán los votos electorales definitivos para alcanzar el mínimo de 270.
Obama cerrará el día en Iowa y Romney en New Hampshire antes de viajar a Chicago y Boston, respectivamente, donde esperarán los resultados finales. Se estima que 27 millones de personas ya emitieron su voto por anticipado, pese a lo cual los activistas de uno y otro partido siguen golpeando puertas para ganar sufragio por sufragio y los candidatos saturan en infinidad de sopts televisivos y mensajes radiales.
Se apela a la participación, que precisamente será compleja en Nueva York y Nueva Jersey, los estados más afectados por el huracán "Sandy" de la pasada semana. Ante el temor de que no haya aún electricidad en algunos locales electorales, el Ejército está preparando tiendas de campaña y contenedores para que los electores emitan su voto.
"Hace cuatro años, hubo mucha participación y sé que la gente estaba emocionada por la perspectiva de hacer historia", dijo Obama en radio. "Debemos preservar lo conseguido y seguir adelante", reclamó el presidente, quien contará con el apoyo de estrellas de la música como Bruce Springsteen y el rapero Jay-Z en el cierre de campaña. Romney tendrá a su lado a Kid Rock, conocido también por ser el ex marido de Pamela Anderson.
Una encuesta publicada anoche por la emisora CNN muestra un empate total con el 49 por ciento de los votos para cada uno, así que mañana se espera una de las elecciones más ajustadas de la historia. La última media de sondeos da una ventaja a Obama de 0,1 por ciento. Y aunque The New York Times aumenta la diferencia a 1,3 por ciento, la misma se mantiene aún dentro del margen de error.
Por su parte, el sondeo publicado anoche por el Pew Research Center atribuye a Obama una ventaja de tres puntos porcentuales sobre el republicano (48 por ciento frente a 45). Según The Washington Post, Obama mantiene además una ventaja que puede resultar decisiva en el número de votos electorales o estatales.
El sistema de elección presidencial en los Estados Unidos es indirecto, es decir, los ciudadanos eligen en realidad a los 538 miembros del Colegio Electoral que son quienes, en última instancia, eligen al presidente y al vicepresidente. Por lo general, el candidato que logra el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de un estado -lo mismo da que sea con el 51 por ciento que con el 99- se lleva el total de los electores atribuidos a ese estado.
La diferencia se jugará en los estados indecisos de Florida (29 votos), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6), Nevada (6), Michigan (16), Pensylvania (20), Carolina del Norte (15) y New Hampshire (4), que es donde las campañas de uno y otro queman hoy sus últimas municiones.
De lo que se trata Papiyo es del carácter hipnótico del populismo futbolero, en este caso ,el tuyo, porque cualquier bebé sin flacidez ideológica sabe, que tratándose de EEUU,no existe el menos malo. Todo es más de lo mismo, sólo se trata de diferentes tácticas para la misma estrategia.Y a todos quienes estamos bajo la esfera norteamericana debiera importarnos el fondo y no las formas.