Las FARC-EP se sientan a la mesa
Las armas del diálogo
ANDRES París (izq.) y Marco León Calarcá, integrantes del equipo de diálogo de las FARC-EP, hablaron para “Punto Final”.
A horas de viajar a Oslo para integrarse a la mesa de diálogo con el gobierno colombiano, dos miembros del equipo de las FARC-EP -Andrés París y Marco León Calarcá- respondieron vía Internet un cuestionario de Punto Final. Militantes revolucionarios desde hace más de tres décadas, ambos han desempeñado numerosas tareas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP). Andrés París es en realidad Jesús Emilio Carvajalino y Calarcá -viejo amigo de PF- es Luis Alberto Albán U.
Los dos -que residen en Ciudad de México- fueron designados como integrantes principales del equipo de diálogo junto a Iván Márquez -jefe de la delegación-, Ricardo Téllez, Simón Trinidad -preso en Estados Unidos- y Alexandra (Tanja Nijmeijer), guerrillera internacionalista. Las conversaciones se inauguraron en Oslo, Noruega, pero se desarrollarán en La Habana, Cuba. Cuatro gobiernos -Chile, Noruega, Cuba y Venezuela-, tendrán observadores cuya misión será facilitar las conversaciones.
Marco León Calarcá y Andrés París dijeron a Punto Final:
“Las FARC-EP o FARC-Ejército del Pueblo somos una organización político-militar de la insurgencia colombiana, orgullosamente subversivos; nada tenemos que ver con la delincuencia ni el bandidaje.
Nos reconocemos marxistas leninistas y bolivarianos, también comunistas, no así pro sovieticos ni pro castristas, sin que esto signifique merma a nuestra identidad de intereses con los principios de ambas revoluciones, en particular con la Revolución Cubana que sigue erguida con dignidad y constituye un faro en el mundo. Además, estos calificativos hacen parte de la terminología de la guerra fría.
Como Ejército del Pueblo desarrollamos acciones militares contra el enemigo de clase y sus aparatos de represión, nunca nuestras acciones tienen como objetivo dañar a la población civil. En el devenir de la guerra de desinformación practicada por la gran prensa, es muy común que nuestras acciones se presenten como ataques a la población”.
¿Qué motiva la disposición al diálogo de las FARC?
“La bandera de la paz siempre ondea en nuestra organización. Desde los orígenes hemos propuesto salidas diferentes a la guerra y hasta el sol de hoy no ha sido posible.
La paz es un anhelo y clamor popular. Es necesidad para el desarrollo del país con justicia, bienestar social e independencia. Además, el contexto internacional favorece una salida diplomática; los vientos bolivarianos de Patria Grande se sienten y podrían facilitar una culminación feliz para el proceso”.
¿Piensan que ya no es época de guerras y que los cambios estructurales en Colombia se lograrán por la vía política?
“Para las FARC-Ejército del Pueblo la guerra nunca ha sido un fin. Somos consecuencia de la violencia impuesta por la clase dominante y por la Casa Blanca, que cerraron la vía democrática de masas en nuestro país. Los problemas que agobian a las mayorías no sólo no se resuelven, sino que se incrementan. El ciclo violento no cesa ni amaina, las enormes desigualdades políticas y económicas aumentan, los problemas sociales se profundizan.
La revolución, los cambios estructurales, se logran por la vía política. En nuestro caso nos impusieron la vía política armada, la más dolorosa para nosotros como pueblo, pero convencidos de nuestros principios la asumimos con dignidad, nunca por gusto”.
¿La guerra está en una situación de “estabilidad” o “empate” y podría continuar así por otro medio siglo sin que nada cambie para la sociedad colombiana?
“Por eso es indispensable encontrar salidas y este proceso es un intento más para eso. Confiamos en llegar a acuerdos que permitan cambiar la realidad”.
¿Están las FARC militarmente derrotadas, por lo que es mejor negociar ahora?
“Es una de las grandes mentiras de la oligarquía, avalada por el bombo mediático. Pensemos: ¿Si estuviéramos derrotados, sería necesaria la gran ‘ayuda’ del imperio a Colombia? o ¿aumentar anualmente la fuerza militar en veinte mil efectivos? ¿tener el gasto militar más alto en nuestra América? En total son 500 mil soldados y policías. Las fuerzas armadas oficiales en Colombia además de reprimir al pueblo, parecen prepararse para invadir países y no para derrotar a la insurgencia. En 1964 la correlación de fuerzas era totalmente en contra nuestra, sólo había 48 guerrilleros.
En una guerra irregular hablar del equilibrio de fuerzas para determinar quién va ganando, requiere tener otros elementos en cuenta, especialmente en las guerrillas o las estrategias contraguerrilleras, que deben contar con factores políticos, sociales, económicos y sicológicos. Siempre una guerrilla será más débil que el ejército, esto en cuanto a cantidad, nunca en cuanto a calidad.
Por último, si el proyecto de las FARC-EP estuviese derrotado, ¿por qué el gobierno necesita una mesa de diálogo?”.
NADA QUE VER CON EL NARCOTRAFICO
Sus enemigos acusan a las FARC de haber perdido el rumbo político en las últimas décadas, y haber pasado de la insurgencia a la delincuencia común, por el uso del secuestro, la extorsión (vacunas) y el narcotráfico, como medios de financiamiento. ¿Qué responden a ello?
“Es paradójico que sea el enemigo el que resulte ahora diciendo que la guerrilla de antes sí era buena, porque era política. Claro, siempre nos han calumniado.
Las FARC-EP nunca recibieron el apoyo del campo socialista y nos acusaban de pro soviéticos y pro castristas, según jerga de la época. Ahora que se mantiene la resistencia guerrillera después de veinte años del derrumbe soviético, el argumento es que somos delincuentes comunes, narcotraficantes, etc. Víctimas de esta matriz mediática son los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia. La discusión no puede girar, y menos entre revolucionarios, en torno a los argumentos de nuestros enemigos so pena de traicionar la solidaridad y el internacionalismo. Mantenemos nuestro norte político y todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene que ver con el objetivo de nuestra lucha: la revolución.
La resistencia armada es costosa. No es sólo satisfacer las necesidades básicas de guerrilleros y guerrilleras (salud, alimentación, vestimenta). Dicho sea de paso, nadie en la guerrilla recibe salario, emolumento, estipendio o cualquier forma de retribución personal a su entrega y trabajo. Es, además, obtener los pertrechos para la guerra y conseguir lo necesario para el cumplimiento de los planes educativos, organizativos, propagandísticos y políticos.
Esas finanzas se obtienen de la ley 002, el impuesto para la paz, cobrado a toda persona natural o jurídica con un capital mayor al millón de dólares. Hasta febrero de este año, cuando decidimos de manera soberana y luego de un estudio profundo y colectivo no realizar más retenciones económicas como resultado del no pago de los impuestos, lo que hacíamos era detener a quienes no cumplían. A eso llaman secuestro. Sin embargo la ley 002 sigue vigente, y por diversas razones personas y empresas siguen pagando el impuesto. Hay que anotar que el Estado colombiano cobra impuesto para la guerra.
Otra forma de obtener financiamiento son las aportes voluntarios que hacen aquellos que no son objeto de la ley 002. Cobramos impuestos a las actividades económicas que se hacen en los territorios donde ejercemos influencia, incluido el mercado de pasta de coca, eso es lo que llaman participación en el narcotráfico.
Hemos sido vehementes al afirmar que no somos narcotraficantes, no tenemos cultivos, no los cuidamos, no tenemos laboratorios y tampoco comercializamos cocaína. ¿Sería lógico que una organización dedicada al narcotráfico propusiera soluciones a este nefasto problema? Lo hemos hecho: desde 1993 propusimos atacar el fenómeno del narcotráfico como un problema social y de salud y no con medidas represivas y de policía. Después, en 2000, propusimos la legalización del consumo de sicotrópicos. Nos miraron con desdén y sin embargo esa realidad se abre paso actualmente como forma de solución.
En una audiencia pública internacional sobre el tema, en el Caguán, propusimos un plan piloto para erradicar los llamados cultivos ilícitos, plan elaborado por el comandante Manuel Marulanda. Fue visto con buenos ojos y recibió positivos comentarios, pero al momento de ponerlo en práctica ningún país, ninguna organización, ninguna personalidad dijo nada y ahí quedó.
Cabría preguntarse: ¿si de verdad las FARC-EP estuviesen vinculadas al narcotráfico, cómo explicar que en todas las declaraciones de los narcotraficantes ninguno menciona a las FARC-EP como organización, ni a ninguno de sus comandantes? Siempre se refieren a políticos, militares, ganaderos, empresarios, en general a personajes de la institucionalidad.
Sin desconocer la gravedad del problema que genera para los pobres del mundo, el narcotráfico es un pretexto usado por los gringos para agredir a los pueblos. Preguntar a Panamá por ejemplo. O para financiar actividades encubiertas, como llaman a los delitos de los organismos de inteligencia: ejemplo el conocido Irangate, o como bandera de intervencionismo, para lo cual un buen ejemplo es el llamado Plan Colombia”.
RIESGOS DEL DIALOGO
¿Qué cambios políticos, económicos y sociales exigen ustedes al Estado colombiano a cambio de desmovilizarse? ¿Son cambios o sólo reformas al sistema capitalista mientras continúan por la vía política la lucha por cambios de fondo?
“Estamos claros que la revolución no se obtiene en la mesa de diálogo. Deben tener claro los enemigos que en ella tampoco van a obtener la derrota de las FARC-EP. Una guerrilla se alza en armas para triunfar en una revolución, no para trocar este objetivo por una reforma burguesa. Si hay garantías para lograr el fin revolucionario a través de otros medios, entonces se pueden dejar de usar las armas. Hablamos de reformas estructurales suficientes para solucionar las causas de la guerra y permitir que en su aplicación se abra el espacio para continuar nuestra lucha sin necesidad de las armas.
Pero, ¿por qué una guerrilla debe entregar las armas? En Colombia no se verá más el acto de desmovilización. La historia nos ha enseñado que el acto siguiente sería la masacre de los combatientes. La sangre de los mártires de la Unión Patriótica, de los ex combatientes del M-19 y de otras organizaciones aún está fresca, y se une a la de los guerrilleros liberales de la década del 50 asesinados después de entregar las armas seducidos por las promesas oficiales”.
Tras el proceso de paz con el gobierno de Belisario Betancur los ex guerrilleros desmovilizados, militantes del PC y otros sectores de Izquierda que ingresaron al partido Unión Patriótica, fueron exterminados. ¿Qué garantías exigirán ustedes para no sufrir similar destino?
“Ese es uno de los principales problemas: las garantías para poder hacer política sin armas. Ahí es necesario construir las confianzas para que se expresen con fuerza y presionen por esta realidad las organizaciones populares que cada día logran avanzar en su proceso de reconstrucción. También deben ser factor de presión la comunidad internacional, los pueblos y gobiernos que los representan, para que no se desate la guerra sucia nuevamente”.
“Sin un alto al fuego previo, ambas partes deben ser prudentes en el campo de batalla y ejercer un inmediato control sobre las operaciones militares, respetando el derecho internacional humanitario con el fin de construir confianza y mejorar la situación humanitaria”, advirtió Silke Pfeiffer, directora de Crisis Group en Colombia. ¿Qué opinan al respecto? ¿Acordarán un cese al fuego de hecho? ¿Cómo evitarán que la continuación de la guerra no desestabilice el proceso negociador?
“Hay muchas opiniones en ese sentido. Nosotros seguimos insistiendo en la necesidad de un cese del fuego bilateral de manera inmediata. Pensamos, si lo vamos a hacer con quién sabe cuántos muertos, heridos y mutilados ¿por qué no hacerlo de una vez? Si podemos evitar sufrimiento, dolor, pérdidas en todo sentido, ¿por qué no pactamos algo temporal?
Sin embargo la arrogancia del gobierno y la presión del militarismo lo impiden. No crean que son pocos los sectores que lucran con la guerra y no ven con buenos ojos la paz, aunque siempre en minoría con los que la consideramos un derecho inalienable. El gobierno colombiano ha decidido emprender los diálogos en medio de la guerra, aunque la historia nos da la razón: siempre en acciones de guerra se han apoyado para abandonar la mesa de conversaciones. Por esta razón insistiremos”.
¿TERMINA LA VIA ARMADA?
¿A qué atribuyen los fracasos de las negociaciones anteriores durante los gobiernos de Belisario Betancur (1981-1986) y Andrés Pastrana (1998-2002)? ¿Cómo evitarán que esas mismas causas intervengan en este nuevo proceso?
“Podemos agregar las conversaciones de Caracas (1991) y Tlaxcala (1992). En todos esos intentos, el gobierno rompió los diálogos al abordar los temas cruciales para solucionar las causas de la confrontación: los temas económicos, políticos y sociales. En esos momentos se han buscado los pretextos para abandonar, y ya decíamos, ésos han sido hechos de la confrontación. Por eso insistimos en lo de la tregua, como lo explicábamos en la respuesta anterior. De otra parte, acordamos hacer los diálogos de cara y con participación del país. La sociedad estará informada para que actúe en los momentos de crisis y ayudar en la superación de estos, lo mismo que la comunidad internacional”.
La vía armada, ¿termina definitivamente como recurso político popular en América Latina?
“Los revolucionarios no podemos ser los sepultureros de la resistencia armada de los pueblos. Son la oligarquía de cada país y la burguesía financiera mundial las que impusieron la violencia como forma de dominio. Corresponde a la sabiduría táctica y estratégica de las organizaciones políticas y sociales determinar para cada momento las formas de lucha a emplear. No somos pregoneros de la lucha armada como producto de exportación. Conocemos lo difícil que es y sostenemos que es decisión de cada organización, previo análisis objetivo de su situación. Igual afirmamos: en el caso de Colombia, las características de la oligarquía criolla y el papel que juega el país en los planes imperiales, no han permitido otra salida. Insistimos: el movimiento de las FARC-EP es consecuencia de la violencia oficial”.
Alguna opinión sobre el Ejército de Liberación Nacional (ELN). ¿Los invitarán a sumarse a estas negociaciones?
“En el Acuerdo General firmado llamamos a que consideren el propósito de la paz, es su decisión si participan en este proceso o no”.
¿Qué opinan de las experiencias de Venezuela, Ecuador y Bolivia como alternativas al modelo capitalista neoliberal en América Latina?
“Lo son en la medida que se cumplan las expectativas de los pueblos, se satisfagan sus intereses, se construyan bases para un futuro soberano. En palabras del Padre Libertador Simón Bolívar: ‘El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad posible y mayor suma de estabilidad política’. Ese es el camino. Ese es el compromiso.
Nos despedimos brindando y concitando la solidaridad del pueblo chileno”
PF
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 769, 26 de octubre, 2012)
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