batalla contrarreloj de los azucareros santiagueros
Centrales y unidades cañeras golpeadas por Sandy ratifican el 20 de diciembre para el inicio de la zafra
EDUARDO PALOMARES CALDERÓN
A menos de dos meses del comienzo de la zafra azucarera en la provincia de Santiago de Cuba, el huracán Sandy arremetió contra cubiertas y estructuras de ingenios, talleres y otras instalaciones, mientras que en los campos causaba afectaciones en el 24 % de las plantaciones cañeras.
Bien saben los trabajadores que la consagración de cada mecánico es decisiva para el Paquito Rosales.
Fue un duro golpe en un año en que debido a la disminución de los rendimientos agrícolas, a causa de la insuficiente atención a los cultivos y a la sequía, el territorio profundizó en el alistamiento de los ingenios, en busca de más azúcar mediante una mayor eficiencia fabril.
A pesar de los daños, el país no puede renunciar al azúcar planificado ni al imperativo de hacer zafras superiores; de ahí que los 14 mil trabajadores del sector intensifiquen las tareas de recuperación para, como estaba previsto, iniciar la contienda el 20 de diciembre, en el central Paquito Rosales.
El ingeniero Cajigal precisa los parámetros para la inmediata rectificación del eje de una cuchilla del basculador.
"Para lograrlo nadie ha parado desde el paso del ciclón —asegura la directora de la empresa azucarera provincial, ingeniera Isabel Chader Leyva—, y como resultado de la estrategia trazada, ya se aprecia un cambio en el estado de la industria y la agricultura.
"Al quedar los ingenios sin electricidad —agrega—, recibimos el apoyo de varias provincias en la instalación de grupos electrógenos que permitieron activar talleres y procesos claves en las reparaciones como la soldadura eléctrica, la rectificación de piezas y componentes, la comprobación de agregados y otras operaciones".
Gustavo García asegura que, encamada o partida, la caña irá al basculador.
Bajo esa premisa, el ingeniero Rafael Cajigal Rill verifica una y otra vez el eje de una cuchilla del basculador que debe ser reconstruido en el central sanluisero Paquito Rosales, mientras que en el área de molinos los mecánicos Idalberto Díaz y Alexei Gómez ajustan un enorme engrane.
Según el experimentado Cajigal Rill, "en cada jornada resultan decisivas la consagración y exigencia del personal por la observancia de la calidad, para una vez iniciado el proceso fabril, evitar las interrupciones por roturas".
En lo alto de la instalación avanza la colocación de la cubierta, trabajo que simultáneamente acometen en las cuatro industrias y demás establecimientos, 18 brigadas de techadores de Artemisa, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas y Santiago de Cuba.
NI UN CANUTO PERDIDO
No menos difícil que la intensa actividad que tiene lugar en los ingenios, resulta la responsabilidad de los hombres y mujeres dedicados en las diferentes estructuras productivas a la recuperación de la caña a moler, en una provincia que no puede darse el lujo de perder ni un canuto de materia prima.
"Desde el mismo día del ciclón —explica Marilyn Cobas Landeau, jefa de la sala de control de la empresa azucarera—, campesinos y obreros agrícolas, incluyendo los que tenían las casas dañadas, acometieron los drenajes en las áreas anegadas y redoblaron las labores de atención a las plantaciones".
Respecto a las gramíneas que quedaron encamadas por los vientos, la especialista precisa que una parte ha ido levantándose, pero donde el nivel de afectación en los tallos y raíces no lo permitan, no habrá problemas para su cosecha, pues se alistará una fuerza para incrementar las brigadas de corte manual.
Desde lo alto de la sede de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Sabino Pupo, temprano en la mañana se advierten no pocas viviendas dañadas desde donde parten los niños hacia las escuelas, mientras los hombres y buen número de mujeres, azadón en mano, se internan en la guardarraya para beneficiar el cañaveral.
Miembro de la junta directiva de esa cooperativa, Gustavo García Hernández señala que en las 630 hectáreas dedicadas a la caña se intensifican la limpia, resiembra, aplicación de madurador y protección de los plantones contra animales sueltos, pues no pueden bajar de las 54 toneladas estimadas por hectárea.
La estrategia se aplica en todas las unidades de producción cañera de la provincia, las cuales priorizan la siembra de 569 hectáreas, que completarían las 7 005 plantadas en el actual año, y aseguran su crecimiento sostenible con el potencial de equipos y las inversiones en el riego.
Evidentemente, la batalla contrarreloj de los azucareros santiagueros avanza en todas las direcciones de la industria y la agricultura, conscientes de que el único mensaje que pueden enviarle al país es la convicción de que, a pesar de los contratiempos de Sandy, el 20 de diciembre Santiago de Cuba estará en zafra.
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