Siempre está naciendo un niño
No penséis en el pasado. Pero siempre está naciendo un niño. ¿No lo sentís? El 2012 ya está viejito. Ahora ya nos nace un niño, está naciendo, está naciendo en el siglo XXI.
Siempre está naciendo un niño. A pesar de tantas muertes, a pesar de la bajísima natalidad de los países ricos-viejos, a pesar de tanta irresponsabilidad, siempre hay algún desvalido que llama a la puerta de la vida, siempre nace algún niño para compartir la dramática condición humana, siempre nace un niño que nos sorprende con su debilidad y sus posibilidades.
Siempre está naciendo un niño. Nace en ti cuando te abres a lo nuevo, cuando acoges la palabra, cuando sientes el toque del Espíritu, que fecunda, cuando tus deseos se cumplen y tus esperanzas, cuando tus compromisos van tomando cuerpo, cuando tu siembra fatigosa empieza a germinar.
Siempre está naciendo un niño en ti, cuando te encuentras con una nueva luz, con una razón más, con valor distinto; o con otra sorpresa, otra oportunidad, otro amor, otra gracia; o cuando das un paso más, rompiendo lazo que te atabas, y creces en libertad.
Y en el encuentro, en la mirada o la sonrisa del otro, en la palabra leída o escuchada, en el trabajo o en el servicio de cada día.
Siempre está naciendo un niño. Algo nuevo cada día, un nuevo descubrimiento, un avance en la verdad, una nueva relación, nueva acogida del hermano, un mejor entendimiento, nueva colaboración y nuevo esfuerzo, un progreso en la amistad y la paz. Todo puede ser distinto, cada día es diferente, algo nuevo siempre nos espera.
La esperanza y la vida, ¡cómo se necesitan! Mientras hay vida, hay esperanza, decimos, "Dum spiro,spero". Cada respiración es una bocanada de esperanza. También podemos afirmar que mientras hay esperanza, hay vida. Todo el que espera encuentra fuerza para seguir, para luchar, para vivir. Cada esfuerzo superador oxigena el alma; y "donde hay un deseo siempre hay un camino" (proverbio africano); y "el que encuentra una razón sobrevive a cualquier infierno" (Victor E. Frankl); y "el que tiene un porqué supera casi cualquier cómo" (Nietzsche). En cambio, una vida marcada por el pesimismo y el desencanto es una muerte anticipada.
Siempre está naciendo un niño, porque la vida está marcada por la magia del crecimiento, por la energía fecunda del Espíritu. Dios está siempre creando, siempre venciendo a la muerte, siempre sembrando semillas pascuales, siempre amando. Creemos en la vida porque creemos en el Dios de la vida. Y la vida es amor.
R.Prieto
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