Economía/ Ópticas
Foto: Árbol Bonsái. Wikimedia Commons
Cubamatinal/ El bonsái es un árbol miniaturizado. El término bonsái es de derivación china y significa literalmente “pequeño árbol en maceta de bordes bajos”. La técnica de cultivo consiste en hacer crecer el árbol en poca tierra, dentro de una maceta poco profunda, y someter las ramas y las raíces a una poda frecuente, para limitar su crecimiento en altura y permitir su robustecimiento, a la vez que se conserva también las proporciones justas. Los bonsáis pueden vivir centenares de años; a algunos ejemplares vivos se les atribuye una edad de quinientos años.
Por Martha Beatriz Roque
La Habana, 25 de junio/ PD/ Si esta descripción se traslada a la economía cubana, se puede entender perfectamente lo que está sucediendo en estos momentos en el país. Los Lineamientos Económicos del VI Congreso del Partido Comunista quieren hacer una imitación bien pequeña de lo que realmente pasa en los países donde existe la libertad económica.
La técnica consiste en utilizar pocas alternativas de las disponibles a lo largo de toda la isla y no desarrollar nada de forma permanente, que pueda enraizarse, sino solo aquello que está a poca distancia de ser borrado. Frecuentemente se hacen recortes en lo que se había permitido, lo cual limita el crecimiento económico e impide la consolidación de cualquier proyecto que signifique una pequeña apertura; así se conservan las proporciones entre el control total del Estado y lo que se puede ceder en un momento determinado. Esto ha permitido al régimen mantenerse por más de cincuenta años.
Durante todo este tiempo de dictadura, en la economía cubana se ha utilizado el método de un paso adelante y tres pasos hacia atrás. El mejor de los ejemplos es el mercado campesino, que ha sufrido innumerables “reflexiones” del ex presidente Fidel Castro y que en estos momentos ha retornado convertido en la “carretilla” que camina por todo un barrio y en general por la ciudad, pero que no está exenta de ser mal vista.
Claro, en los primeros tiempos también hubo una destrucción muy marcada de algunos de los renglones de la economía, que culminó con la eliminación de más de ochenta centrales azucareros en el año 2002, lo cual hizo realidad la amenaza contenida en la expresión “Sin azúcar no hay país”.
En el documento histórico “La Patria es de Todos” -que el 27 de junio cumple quince años de haber sido divulgado públicamente- se relata toda una serie de errores cometidos hasta esa fecha en nombre de la unidad del pueblo, pero con el poder de la dictadura y bajo la dirección maquiavélica de Fidel Castro. Ellos fueron: intentar desecar la Ciénaga de Zapata, crear un cordón agrícola alrededor de La Habana, colectivizar la agricultura, cambiar la genética ganadera, en particular en el ganado vacuno; concebir un plan alimentario y la producción masiva de plátanos “micro jet”; desmantelar la industria azucarera y tratar de cambiar las variedades de caña; imponer ideas que llevan a inversiones desastrosas, como la presa de Paso Seco, que es un monumento a lo que no se debió hacer.
Durante los años transcurridos con posterioridad, han ocurrido otros eventos que han dañado también la economía y han sido producto de la misma factura, tales como: el uso de la doble moneda; la “revolución” energética que bien pudo llamarse la “involución energética”; la destrucción de la industria cafetalera que pasó de producir sesenta mil toneladas antes de 1959, a cinco mil toneladas; el fracaso de los trabajadores sociales o “médicos del alma”, que se convirtieron en verdaderos corruptos dondequiera que los utilizaban; los fiascos en la educación con los profesores integrales y las aulas de veinte alumnos; el plan de construir y terminar cincuenta mil viviendas anuales.
Esto es una prueba de que lo que sucede en estos momentos en la economía y la vida social del país no es producto de la crisis por la que atraviesa el mundo, pero sí de la mala dirección sostenida durante tantos años por el régimen, y en particular del capricho de un hombre, que ahora se convierte en la desidia de dos.