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ROURES SABE RECOMPENSAR EL ANTICHAVISMO Y EL ANTICASTRISMO

Un artículo de Armando Unsaín en Rebelión, titulado “Un cáncer no bastaba”, relata una lamentable anécdota sobre la actitud, parcialidad y provocación del corresponsal del diario “Público” en Caracas, Daniel Lozano, ejemplar clónico de sus colegas de RTVE en La Habana o de decenas de periodistas que anteponen el interés económico de sus superiores al de la ética profesional.

Lean, porque no tiene desperdicio.

“La figura del Presidente venezolano se ha ridiculizado de forma constante por la mayoría de los medios de comunicación españoles, incluso por el supuestamente periódico progresista Público, mediante su corresponsal en Caracas Daniel Lozano, personaje con el que tuve la mala suerte de encontrarme, frente al centro de votación Manuel Palacio Fajardo de la barriada del 23 de Enero, mientras esperaba que llegara Hugo Chávez a depositar su voto con motivo de las pasadas elecciones para la Asamblea Nacional.

EL GOLPE QUE APLAUDIERON EEUU, ESPAÑA Y "EL PAÍS" Y "PÚBLICO" SI HUBIERA EXISTIDO

Dicho periodista revoloteaba entre los seguidores del PSUV con su libreta en la mano y con su acreditación colgada del cuello.

Al principio no le di mayor importancia; ya conocía la pluma con la que asiduamente califica al gobierno chavista. Según este periodista la teoría de la conspiración imperialista es uno de los ejes favoritos de la política de Chávez.

Parece ser que la intervención directa de los Estados Unidos y España, bajo el gobierno de Aznar, en el golpe de estado del 11 de abril del 2002 contra Hugo Chávez, continúa siendo para el señor Lozano una simple teoría conspirativa, cuando para el resto de los periodistas independientes o asalariados de los grandes medios, incluso estadounidenses, que investigaron sobre el caso, quedó claramente demostrada la participación de la Marina de los Estados Unidos y de la CIA.

Los medios de comunicación estadounidenses, el Departamento de Estado y el FMI quedaron muy satisfechos con el resultado del golpe de estado porque la democracia venezolana ya no estaría amenazada por una aspirante a dictador.

 Los documentales Al sur de la frontera de Oliver Stone o “Chávez: Inside the Coup” de Radio Telefs Éireann (Televisión Irlandesa) muestran claramente los acontecimientos y parece ser que aún hoy, después de once años, hay periodistas desinformados o malintencionados que dudan de la firme intención de intromisión del imperialismo en la política de Venezuela y de América Latina, por no hablar de otros países y continentes.

Periodistas, que aún residiendo en Caracas, ignoran las últimas violaciones del espacio aéreo venezolano por aviones de guerra estadounidenses, las ingentes sumas de dinero destinadas a la oposición y a su asesoramiento estratégico por parte de los Estados Unidos.

EL PUEBLO JUNTO A CHÁVEZ: LO QUE "PÚBLICO" NO SOPORTA

Sin duda, a estos no les conviene que su segundo exportador de petróleo haya dejado de regalárselo, ni que se hayan convertido en fieles aliados de Cuba para perjuicio de las políticas neoliberales que han pretendido implantar en la región por todos los medios posibles.

Pero lo que es más sorprendente es que personajes como Daniel Lozano se enzarcen en una discusión política, como ocurrió ante mis ojos, con los seguidores del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) en un día en el que los venezolanos acudían a las urnas.

Una portavoz del partido le invitó, muy educadamente, a aplazar su riña verbal para otra ocasión más adecuada, como lo exige en dicha fecha cualquier país democrático. Pero el señor Lozano se sintió agredido por la invitación de la portavoz y respondió:

- Yo soy libre de preguntar lo que me da la gana y donde me de la gana. Ya estoy cansado de tanta charla oficialista.

Su respuesta fue recibida por un gran abucheo de los incrédulos asistentes que no podían entender el atrevimiento y la falta de respeto mostrada por el periodista.

Daniel Lozano volvió a la carga, y con tono prepotente e irónico, respondió:

- Aquí nadie sabe ni lo que yo escribo.

No pude evitar aprovechar ese instante para decirle:

- Está equivocado, yo si he leído algunos de sus artículos y efectivamente es libre de continuar escribiendo mierda sobre Venezuela. Pero hoy, al menos, respete a los venezolanos, están ejerciendo su derecho al voto, compañero.

Me miró sorprendido y al reconocer mi marcado acento español, me respondió:

- ¿Y tú quien cojones eres? A mi no me dirijas la palabra, porque no te he dado permiso

Le sonreí y tomando un par de segundos para pensar mi respuesta, le dije:

- No soy nadie, pero también soy libre.

El corresponsal de Público se escabulló entre la muchedumbre y yo no logré pasar desapercibido. Me puse debajo de una mata para protegerme de los curiosos y del sol, a la espera de que llegara el Presidente.

Esta curiosa anécdota o triste episodio es el fiel reflejo de la agresión mediática que sufre constantemente el pueblo venezolano por haber elegido, democráticamente y por gran mayoría, a un presidente que ha logrado los mayores avances sociales y económicos en la historia de Venezuela y de América Latina, mejorando el nivel de vida de cerca del 70% de la población que vivía bajo los índices de pobreza extrema y acabando con el analfabetismo en el 2005, según datos de la UNESCO.

Estos objetivos se lograron gracias a la nacionalización de las compañías privadas de electricidad y telecomunicaciones, que ejercían el monopolio, y de la Faja Petrolífera del Orinoco, consiguiendo un ahorro para el país de cerca de 3000 millones de dólares diarios, que anteriormente se repartía la oligarquía nacional con las empresas petroleras estadounidenses y europeas.

Se puso en marcha el plan para lograr la soberanía alimentaria con la nacionalización de casi siete millones de hectáreas que se distribuyeron entre pequeños y medianos campesinos, cooperativas o proyectos estatales destinados a la agricultura. Además se llevan a cabo cerca de una docena de misiones (Barrio Adentro, Sucre, Ribas, Operación Milagro, etc…) enfocadas a la inclusión social de los más desfavorecidos en derechos tan fundamentales como salud, educación básica y universitaria, vivienda, alimentación y acceso al agua potable”.

Gracias, Armando, queda claro el talante del corresonsal, su objetividad y su enorme simpatía por el rigor.