Por allá en los años sesenta, corría un cuento: "Dios cuando forma a esta tierra de gracia le favoreció con todo, agua abundante, tierras fértiles, clima apacible, pueblo hazañoso, fauna vigorosa, flora impactante… Entonces, el diablo pasó por aquí y nos maldijo trayendo a los oligarcas, a los mojigatos, a los tibios, medias tintas, a los socialdemócratas, los reformistas, los adecos". El cuento resume la historia nuestra, desde los orígenes nuestra lucha ha sido el intento por librarnos de ese hechizo, de esa maldición.
Padecimos dictaduras y nos alegramos cuando amanecieron gobiernos que prometían cumplir el sueño de Bolívar: libertad y felicidad. Así el hechizo siempre mantuvo su vigencia. La fórmula de dominación funcionó a la perfección: la energía social, el anhelo revolucionario, quedó atrapado en la trama tejida por la dictadura y el populismo socialdemócrata, las dos formas del capitalismo.
Los disidentes y sus ideales revolucionarios fueron aplastados por dictaduras y falsas democracias. Los asesinatos, el exilio, la cárcel, marcaron sus vidas. Otros fueron engañados, no consiguieron el rumbo, se extraviaron, fueron seducidos por las mieles y migajas del banquete del poder. La Revolución Bolivariana es un intento asombroso de romper el hechizo. Ahora tenemos todas las condiciones: un líder consecuente, un pueblo aguerrido y una tierra de gracia ¿Qué nos falta?
Si estudiamos nuestra historia encontraremos que los intentos revolucionarios han fracasado por fallas en la teoría: todas sus derrotas fueron precedidas de derrotas en la ideología, en las ideas. Las palabras del Libertador son alertas: "Pueblo, han abusado de vuestra credulidad". "Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción". "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades". Se dio cuenta Bolívar, ganador de mil batallas, que lo derrotaban en las ideas.
Esa es la gran enseñanza para la Revolución Bolivariana : "Todo triunfo revolucionario primero fue un triunfo en las ideas". Razón tenía Martí cuando dijo: una idea justa desde el fondo de una cueva puede derrotar a un ejército. "Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras".
Concluimos que la tarea principal de la Revolución en esta etapa es superarse a sí misma, o como diría un clásico: ser la negación de la negación. El populismo niega a la dictadura, la Revolución niega al capitalismo en sus dos formas dictadura-populismo. Para eso necesitamos teoría verdadera. No podemos conformarnos con triunfos en el terreno electoral burgués, es necesario superar al sistema, lo contrario es continuar en el hechizo.
La Revolución es un huracán de pasiones, es soltar las amarras que nos han sujetado por más de doscientos años, es un cambio de cultura, de nuevas relaciones humanas, es un salto, un rompimiento profundo, es navegar contracorriente. Esa es la medida.
Debemos buscar la idea justa, las luces indispensables para superar lo que algún ministro llamó "lo regalado", que es el otro nombre de la mera repartición de la renta, o de la maldición del diablo. Debemos buscar la idea, la pasión, el espíritu que nos conduzca hacia el nuevo mundo y concluir el sueño de Bolívar.
¡Chavistas!