José Ber Gelbard, a sugerencia de Perón, ocupó la cartera de economía.
Este ministro, que representaba a la Confederación General Económica (C.G.E.), fue el responsable del lanzamiento del proyecto programático. El eje vertebral de la política económica fue el “Pacto Social” acordado por el Estado, la C.G.E. y la C.G.T..
Los principales objetivos del acuerdo eran no solamente lograr la conciliación de los intereses de las clases -postulada por la doctrina justicialista -, sino también revertir la inflación y promover la productividad.
Esta concertación entre el capital y el trabajo estableció que luego de un aumento de salarios del 40%, absorbido por las utilidades empresariales, los salarios se iban a congelar dos años; mientras que se mantendrían los precios de bienes y servicios. Se creó, además, una Comisión Nacional de Precios, Ingresos y Nivel de Vida, integrada por representantes de los trabajadores, los empresarios y el Estado, para controlar el funcionamiento del sistema.
En materia industrial, el programa se enmarcó, básicamente, en cuatro leyes.
- La primera (20.545/73), estaba destinada a proteger la producción local de la competencia extranjera, no sólo con el objeto de sustituir importaciones, sino para que pudiesen acceder en condiciones ventajosas a los mercados del exterior.
- La segunda (20.560/73), implementaba una serie de facilidades impositivas para la promoción de nuevos proyectos industriales de “interés nacional” que contribuyeran al desarrollo regional.
- Otra de las medidas adoptadas (Ley 20.568/73) fue la habilitación de la Corporación para el Desarrollo de la Pequeña y Mediana Empresa, aunque sin embargo esta política sólo tuvo un corto alcance, pues, en la práctica, no resultaba fácil traducir los propósitos generales de la ley.
- Finalmente, la ley de Inversiones Extranjeras (20.557/73), que concitó la atención pública, vedaba a cualquier extranjero la adquisición de más del 50% de una empresa que operara en el país, y prohibía toda inversión en las áreas consideradas vitales para la seguridad nacional: siderurgia, aluminio, industria química, petróleo, servicios públicos, banca y seguros, agricultura, medios de comunicación masiva, publicidad, comercialización y pesca.
Simultáneamente, restringió a 14% las remesas de utilidades al exterior. La empresa que enviara ese porcentaje máximo debía pagar hasta el 65% de sus utilidades en impuestos, en oposición a una tasa normal del 22%.
Las empresas extranjeras no podían, tampoco, deducir de su declaración de impuestos las regalías y otras cargas establecidas por sus casas matrices. Además del habitual impuesto a las sociedades anónimas, debían pagar tributos equiparables a los de los accionistas locales de mayor nivel de ingresos.
En el orden financiero, las medidas implementadas siguieron el esquema del anterior período peronista.
Los depósitos bancarios se nacionalizaron y las decisiones crediticias se concentraron en el Banco Central, que concedió líneas de crédito a los bancos locales variando su monto de acuerdo con la finalidad del crédito y la región donde operaba.. Los bancos locales recibieron líneas de crédito del Banco Central a fin de conceder préstamos, pero el monto dependió tanto de la finalidad del préstamo como de la región en que operaba el banco y de los depósitos con que contara.
Paralelamente, se procedió a la nacionalización de entidades bancarias que pertenecían a los grandes grupos financieros internacionales. El comercio exterior se extendió a países del bloque socialista: Cuba, Unión Soviética y Polonia. Las fábricas de automóviles estadounidenses establecidas en Argentina, a pesar de la oposición de la Casa Blanca, empezaron a exportar activamente a Cuba.
Uno de los incentivos consistió en el otorgamiento de líneas de crédito de hasta diez años. Los intercambios con la Unión Soviética crecieron rápidamente. En tres años, la URSS se convirtió en uno de los países más importantes para la Argentina desde el punto de vista comercial.
La reforma impositiva se adecuó a las sugerencias formuladas por organizaciones profesionales, según las prácticas adoptadas en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países desarrollados.
El sector agropecuario estaba representado por la Confederación de la Producción (CP). Poco después de asumir Perón, Gelbard convocó a las corporaciones a integrar la CP, y acordó con sus respectivos componentes la firma de un documento equivalente al Pacto Social, llamado el Acta de Compromiso con el Campo.
La única corporación que no se plegó al acuerdo fue CARBAP, que nucleaba a los productores de Buenos Aires y La Pampa, preocupados por los controles oficiales, que incluían en monopolio de las ventas de carnes y granos a través de la Junta Nacional de Granos.
Para evitar que los hombres de campo retacearan sus productos, el Estado recurrió a un impuesto a la producción potencial y a elevadas multas a los incumplidores.
Otra ley, llamada Ley de Abastecimiento, aplicada también a los industriales y comerciantes, apuntaba a impedir el atesoramiento y la especulación. De acuerdo con esta normativa, el Estado supervisaría las etapas de proceso económico.
El Pacto Social arrojó resultados positivos durante los primeros tiempos de aplicación. En los últimos meses de 1973, la inflación se redujo en dos tercios, el crecimiento económico casi de duplicó y prácticamente no hubo desempleo. Pero, antes de la conclusión del año, comenzaron a hacerse sentir los efectos de la crisis mundial del petróleo (el valor del crudo aumentó de 4 a 12 dólares el barril) que provocó un rápido aumento de la mayoría de los artículos importados. Simultáneamente, se registró un incremento de precios de ciertos bienes no contemplados en el Pacto Social.
La primera reacción del gobierno consistió en extender el control a una mayor cantidad de artículos. Pero en marzo de 1974 Gelbard tuvo que reconocer que era menester introducir algunas modificaciones en los niveles de precios y salarios. Los salarios se aumentaron en 13%, pero sólo se permitió a los empresarios transferir una parte de este aumento a los consumidores. En junio los sindicatos exigieron y obtuvieron otro aumento que para que no fuese trasladado, fue subvencionado por el Estado a través de créditos. El Pacto Social estaba resquebrajado.
Las huelgas violentas y espontáneas, que habían precedido a los ajustes salariales, mostraban el descontento de los trabajadores cuyo poder adquisitivo había decrecido un 7% en el primer año de vigencia de la concertación. El nivel de inversión en la industria manufacturera cayó un 30% entre 1973 y 1974. La industria de la construcción disminuyó alrededor del 70% en esos dos años, y la adquisición de equipos y maquinaria aproximadamente 45%.
Si bien la producción se elevó 15%, este aumento correspondió principalmente a bienes de consumo no duradero y a obras públicas, y aunque en 1973 aumentaron las exportaciones agropecuarias un 50% en volumen y 65% en su valor, la inversión en el sector no se modificó.
En julio de 1974 el campo experimentó un fuerte golpe. El Mercado Común Europeo cerró sus puertas a las carnes argentinas. La inflación, que había sido reducida de 100% a algo más de un 30%, trepó de nuevo a más de 74% en mayo de 1974. Por otra parte, al fijar un tope a las tasas de interés, los inversores privados prefirieron sacar su dinero del banco y especular en la Bolsa.
En setiembre de 1974, Gelbard fue sustituido por Alfredo Gómez Morales, antiguo peronista que ya había ocupado esa cartera en 1952, pero que no estaba en libertad para aplicar la política que hubiese deseado. Bajo la continua presión de empresarios y trabajadores, se vio forzado a conceder ajustes de precios y salarios mucho antes que la expiración del Pacto Social.
Sus intentos por limitar las importaciones y elevar las tarifas de los servicios públicos no dieron resultado. Los déficits en la balanza de pagos y en el presupuesto continuaban en aumento, y la reducción del desempleo sólo se había logrado inflando la nómina oficial de salarios.
La inversión prácticamente se había reducido a cero, y el PBI, que en los últimos tres meses de 1974 había aumentado 6,8%, bajó el ritmo de aumento a 1,4% antes de mediados de 1975. La inflación rozaba 100% anual, debido principalmente a la política de dinero abundante impuesta por el ministro a fin de apaciguar a los obreros.
En tanto, las reservas de divisas del Banco Central estaban agotadas. El 2 de junio de 1975, mientras la economía se encaminaba a un colapso brutal., Gómez Morales fue reemplazado por un amigo de López Rega, el ingeniero Celestino Rodrigo.
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Jose Ber Gelbard junto a Juan Domingo Perón, en 1973
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De origen judío polaco llegó a la Argentina en los años 1930, fue vendedor ambulante en las provincias de Tucumán y Catamarca y con el tiempo tomó forma como líder de los empresarios nacionales. Fue militante secreto del Partido Comunista durante décadas e inclusive hizo negocios con el partido. Fundó la Confederación General Económica (CGE), en esta agrupó a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios. Estuvo aliado a las políticas económicas desarrollistas de Arturo Frondizi, de generales nacionalistas y del ex-presidente de facto, General Alejandro Agustín Lanusse; sin embargo fue seguidor incondicional de Juan Domingo Perón.
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José Ber Gelbard y Alejandro Agustín Lanusse
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Fundó la Confederación General Económica (CGE), en esta agrupó a pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores agropecuarios. Estuvo aliado a las políticas económicas desarrollistas de Arturo Frondizi, de generales nacionalistas y del ex-presidente de facto, General Alejandro Agustín Lanusse; sin embargo fue seguidor incondicional de Juan Domingo Perón.
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Héctor J.Cámpora, José Ber Gelbard y José I. Rucci
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El "pacto social" se articuló en la Argentina fue firmado el 6 de junio de 1973, durante el gobierno de Héctor J. Cámpora, y fue refrendado por la CGE, del lado empresarial, y la CGT de José Ignacio Rucci, por parte del sindicalismo. El arquitecto fue el entonces ministro de Hacienda y Finanzas, José Ber Gelbard.
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José Ber Gelbard
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El comercio exterior se extendió a países del bloque socialista: Cuba, Unión Soviética y Polonia. Las fábricas de automóviles estadounidenses establecidas en Argentina, a pesar de la oposición de la Casa Blanca, empezaron a exportar activamente a Cuba. Uno de los incentivos consistió en el otorgamiento de líneas de crédito de hasta diez años. Los intercambios con la Unión Soviética crecieron rápidamente. En tres años, la URSS se convirtió en uno de los países más importantes para la Argentina desde el punto de vista comercial.
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Las crisis del petróleo
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El Pacto Social arrojó resultados positivos durante los primeros tiempos de aplicación. En los últimos meses de 1973, la inflación se redujo en dos tercios, el crecimiento económico casi de duplicó y prácticamente no hubo desempleo. Pero, antes de la conclusión del año, comenzaron a hacerse sentir los efectos de la crisis mundial del petróleo (el valor del crudo aumentó de 4 a 12 dólares el barril) que provocó un rápido aumento de la mayoría de los artículos importados.
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Las Crisis del Petróleo: 1960-2008
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La crisis del petróleo de 1973 (también conocida como primera crisis del petróleo) comenzó el 17 de octubre de 1973, a raíz de la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (que agrupaba a los países árabes miembros de la OPEP mas Egipto, Siria y Túnez ) con miembros del golfo pérsico de la OPEP (lo que incluía a Irán) de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur (llamada así por la fiesta judía Yom Kippur), que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental. El aumento del precio unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la actividad económica de los países afectados. Estos países respondieron con una serie de medidas permanentes para frenar su dependencia exterior.1
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Bernardo Neustadt - Tiempo Nuevo 1970 con Gómez Morales
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En setiembre de 1974, Gelbard fue sustituido por Alfredo Gómez Morales, antiguo peronista que ya había ocupado esa cartera en 1952, pero que no estaba en libertad para aplicar la política que hubiese deseado. Bajo la continua presión de empresarios y trabajadores, se vio forzado a conceder ajustes de precios y salarios mucho antes que la expiración del Pacto Social. Sus intentos por limitar las importaciones y elevar las tarifas de los servicios públicos no dieron resultado. Los déficits en la balanza de pagos y en el presupuesto continuaban en aumento, y la reducción del desempleo sólo se había logrado inflando la nómina oficial de salarios.
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Publicado por Francisco José Bessone en Archivo, Economía, Historia, Política