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General: Sin independencia económica no hay verdadera libertad .
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2013 20:47
 

Sin independencia económica no hay verdadera libertad

CLAUDIA FONSECA SOSA

"Hoy vivimos en un mundo caracterizado por la injusticia, donde las naciones poderosas tienen la potestad de decidir cómo acceder a los recursos naturales de los países menos desarrollados y el precio que van a pagar por ellos. Un mundo donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres".

Wynter Kabimba.
Wynter Kabimba.

Tales consideraciones pertenecen al secretario general del gobernante Frente Patriótico de Zambia, Wynter Kabimba, quien durante su reciente visita oficial a Cuba accedió a conversar con Granma.

"En la actualidad, nos enfrentamos al fenómeno de la globalización, que determina el orden económico mundial y ha convertido al planeta en una aldea en la que ‘los socios’ están en desigualdad de condiciones", aseguró el también Ministro de Justicia zambiano, para luego enfatizar en que lo ideal sería "reconstruir ese orden económico imperante para que gane en justicia social".

"En África ya tenemos independencia política, pero esta no será suficiente hasta que obtengamos la independencia económica", aseguró.

En el contexto de la crisis financiera internacional, ¿qué retos enfrenta el gobierno progresista del Frente Patriótico y del presidente Michael Sata?

"En primer lugar, debemos tomar el control sobre nuestra economía. En Zambia, el índice de inversión extranjera directa es elevado, pero en su mayor parte no contribuye al desarrollo de nuestra gente y eso debemos revertirlo desde el punto de vista legal.

"Desde que el Frente Patriótico llegó al poder en el 2011, nos trazamos cuatro pilares básicos para el desarrollo socioeconómico, con vistas a elevar la esperanza de vida en Zambia.

"La educación y la salud figuran entre las máximas prioridades. Luego debemos asegurar la seguridad alimentaria de la población, ampliar las áreas de tierra cultivable y el acceso a los mercados para que los agricultores vendan sus excedentes, lo cual contribuye también a la estabilidad social. Otro programa concierne a la vivienda y la gobernancia local. Queremos subdividir los distritos para que los ingresos del Gobierno se repartan de manera más equitativa y para que cada comunidad decida cuáles son sus prioridades de desarrollo".

¿Se ha pensado además en una Zambia sin cobre?

"Históricamente, hemos sido una economía monorientada hacia la producción del cobre y de ahí ha dependido siempre la supervivencia de la población. Ahora estamos muy vinculados a las necesidades del crecimiento de China —que es nuestro mayor comprador—, pero llegará el punto en que tendremos que buscar alternativas de mercado y, en el caso de Zambia, la agricultura es la mejor opción.

"Mi país cuenta con el 40 % de las reservas de agua en el sur de África, por lo que imagínese cuán ricos podríamos llegar a ser si volcamos todo ese potencial hacia la agricultura, que es, además, una fuente segura de comida y empleo. Debemos planificar por adelantado, diversificar nuestra economía e invertir en ese sentido".

¿Cómo valora la situación política del continente en estos momentos? ¿Hay terrorismo en África?

"En el continente africano tenemos varios puntos álgidos como Egipto, Túnez, Mali y la República Democrática del Congo. Con este último país compartimos una extensa frontera, a través de la cual ha penetrado en Zambia un gran número de refugiados con necesidades, que en muchos casos no estamos en condiciones de satisfacer.

"El caso de Mali nos preocupa como miembros de la Unión Africana, porque la situación allí no solo desestabiliza al país sino a toda la región. La pregunta que deberíamos hacernos es ¿quién es el instigador del conflicto? En mi opinión, se trata de fuerzas occidentales con intereses económicos que, una vez más, quieren controlar nuestros recursos naturales. El tema del terrorismo en África es una cortina de humo, una pantalla".

¿Qué opina del proceso de integración en América Latina y el Caribe?

"Como parte de mis estudios de pregrado, cursé Historia de Latinoamérica, una región que vivió momentos muy difíciles desde la colonización europea hasta la etapa de las dictaduras militares. Sin embargo, hoy los pueblos latinoamericanos se unen en busca de la independencia económica y para luchar contra las multinacionales que durante años se apoderaron de sus riquezas.

"Me llama la atención cómo un presidente como el ecuatoriano Rafael Correa, graduado de Economía en una universidad capitalista, orienta su programa político hacia el pueblo y no hacia el mercado. Otros buenos ejemplos son Bolivia, Venezuela y Brasil.

"En África vemos con esperanza lo que sucede en América Latina y el Caribe. Vemos cómo es posible que los pueblos derroten a las fuerzas imperialistas. Por ejemplo, en Venezuela, cuando se produjo el golpe de Estado preparado por la CIA, vimos a un pueblo que salió a las calles para defender al Gobierno por el cual había votado. Es importante entender que lo que pasa hoy en países como Honduras y Paraguay constituye la excepción y no la regla, como sucedía en el pasado".

¿Cómo valora las relaciones entre Cuba y Zambia?

"Las relaciones entre Cuba y Zambia se remontan a la década de los sesenta. Nuestra reciente visita, por invitación del Comité Central del Partido, busca revivir esos lazos históricos que en un momento determinado se debilitaron. A partir de los intercambios que sostuvimos con los dirigentes cubanos, constatamos que es un buen momento para redefinir nuestros vínculos".

El Frente Patriótico participó en el Encuentro de Solidaridad con Cuba realizado en el 2012 en Addis Abeba, Etiopía, una cita en la que los pueblos africanos ratificaron su respaldo a nuestra lucha contra el bloqueo norteamericano y a favor de la causa de los cinco antiterroristas presos en Estados Unidos...

"Nuestra posición respecto al bloqueo y los Cinco es de permanente apoyo. Para nosotros la injusticia es injusticia, ya sea contra Cuba, contra Palestina, contra el Movimiento Polisario... Así que tienen en Zambia a un aliado".



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De: Ruben1919 Enviado: 24/02/2013 12:17
Sin democracia económica no hay democracia política
Edición Impresa: martes, 13 de noviembre de 2012
Sin democracia económica no hay democracia política

Por Vicente S. Reale - Sacerdote católico

Es posible que el título de la presenta nota desconcierte a varios. Y existen razones para ello. De no menor importancia las que indican que muchos siguen considerando a la economía y a la política como sectores estancos e independientes.

La historia indica que no se pueden separar ambas realidades sin provocar grandes daños a las personas y a la convivencia social. Y que, hacer hincapié en una y no en otra, lleva a profundas crisis, de las que los argentinos tenemos sobradas experiencias.

Democracia económica

Los datos económicos, harto conocidos, del mundo y de la Argentina, confirman que estamos en un sistema económico cuya eficiencia innegable se consigue siempre mediante la injusticia, la cual crece en proporción directa a esa eficiencia. Se obtiene mayor lucro en la medida en que la riqueza generada no se comparte equitativamente. Dicho en lenguaje común: algunos se hacen ricos en la medida en que se quedan con la parte del león.

Este matrimonio nefasto e indisoluble, de eficiencia e injusticia, lleva a un crecimiento cada vez mayor de las fortunas de unos pocos ricos, y otro crecimiento -cada vez mayor, también- de la pobreza de más seres humanos.

Ello configura una situación tremendamente inestable que puede estallar por cualquier sitio: violencia, migraciones, pérdida de la conciencia política y ciudadana. Y, a su vez, esos estallidos provocan -en demasiados lugares de nuestro mundo- reacciones de pánico que se expresan en recortes de las libertades (en aras de la seguridad), en racismos que van incubándose y en discursos políticos de corte "único".

El gran "poder fáctico" de este sistema económico tiene un nombre: el mercado. Y un motor: las entidades financieras. Mercado y entidades financieras no son palabras abstractas, son personas y rostros muy concretos que manejan la economía y que levantan o bajan el pulgar para beneficiar a unos en detrimento de otros. Ellos imponen. Ellos dictan las políticas en nombre de la libertad: de "su" libertad que es la única existente.

Así las cosas, ¿alguien se atreve a mencionar y a reivindicar la democracia económica? ¿Existe la democracia económica?

En esta situación resulta muy importante y necesario el papel del Estado. Pero debe quedar claro que no se trata en absoluto de un Estado limosnero o benefactor. No es éste su papel, salvo quizá en circunstancias breves y excepcionales. Se trata de un Estado promotor. Promotor de iniciativas no individuales sino colectivas, sociales, atentas sobre todo a los menos favorecidos de la sociedad. Si la sociedad no quiere (o no puede) crear puestos de 'trabajo digno', debe crearlos el Estado, pudiendo, incluso, recurrir a medidas excepcionales, sin incurrir en la corruptela del empleo público.

Nos volvemos a preguntar: si sólo el 20% o 25% de la población se apropia del 80% de los bienes y servicios, dejando al resto casi sobreviviendo y, en casos, ni eso, ¿se puede llamar a esto democracia económica?

Se torna imperioso, entonces, que, a través de la participación ciudadana, se acabe con esta grave injusticia económica. Los ciudadanos deberemos elegir, para ejercer las funciones de gobierno, a personas aptas y con el coraje suficiente para que se atrevan a no dejarse doblegar por los poderes económicos

Democracia política.

Y, si aún no se ha llegado a lograr la democracia económica, ¿se puede decir que vivimos en democracia política?

Si las mayorías de las gentes alcanzan a sobrevivir con lo justo, ¿se puede afirmar que son ciudadanos con derechos plenos y que ejercen libremente su ciudadanía?

Un ciudadano o ciudadana, cuya principal preocupación es cómo llegar a fin de mes con el dinero que gana para sí y para su familia, ¿tiene ganas, preparación, empeño y tiempo para discernir los avatares políticos y elegir a los/las mejores para gobernar?

Me parece -y parece a muchos- que la cuestión de fondo continúa siendo la misma: para que los habitantes lleguen a ser ciudadanos plenos, será necesario que les sea posible una vida digna, bien lejos de la indigencia y de la pobreza.

Y, además, será necesario que ciudadanos y gobernantes "cuestionemos" el sistema capitalista neoliberal en el que nos han encarcelado como "única alternativa".

Aquí y en el mundo -salvo pocas excepciones contadas con los dedos de una sola mano- ningún candidato a responsabilidades gubernativas o legislativas o ya ejerciendo su cargo, cuestiona el sistema político-económico-social en el que vivimos. Los períodos preparativos a las elecciones no se utilizan para concientizar a los ciudadanos y para ayudarlos a discernir lo que es más útil para el bien común. Todo se resume en crear impactos emotivos -incluso, el miedo a reformas- para "conquistar" al elector frente al desaguisado y al desencanto en que se vive.

Es muy deseable, para nuestra subsistencia como ciudadanos/as, comenzar a salir del círculo vicioso de elegir al "menos malo". Y dejar de regalar nuestra libertad por un plato de lentejas. No nos debemos permitir cambiar nuestras libertades cívicas por la seguridad personal o de nuestros bienes. Tampoco rifar nuestra propia opinión, nuestro espíritu de buena crítica, por opiniones pretendidamente mayoritarias; y mucho menos por intereses sectoriales.

En este campo, y en todos los países, se respira una especie de hastío hacia la política y hacia los políticos, que resulta bien triste porque hay entre ellos personas preparadas y con buenas intenciones.

En nuestro país el factor fundamental de ese desencanto es doble: por un lado, la sensación de que a los políticos no les importa nada del pueblo al que dicen representar, sino mantenerse ellos en el poder, o conquistarlo, a toda costa y a base de manipular todo lo que ocurre para que sirva a ese objetivo. Se da el hecho -infelizmente repetido- de que alguien recién elegido para alguna función pública, lo primero que hace es preparar su reelección para ese u otro cargo.

Por otro lado, el desencanto obedece a la extensión del fenómeno de la corrupción, económica e institucional, que es fruto del "sálvese quien pueda". Una cuasi cultura tan extendida que, la misma corrupción, más que producir rechazo absoluto, suele suscitar una envidia compartida por muchos.



Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/02/2013 19:42

Robert García


 
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