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Albert Woodfox: 40 años en confinamiento solitario
EEUU
// Albert Woodfox ha estado detenido en confinamiento solitario durante
40 años, la mayor parte de ese tiempo permaneció encerrado en la
Penitenciaría del Estado de Louisiana, una prisión de máxima seguridad
conocida como “Angola”. Esta semana, después de que sus abogados
argumentaran durante seis años que el proceso de selección del gran
jurado en el juicio de Woodfox estuvo viciado por el racismo, el juez
federal James Brady, que preside el Tribunal de Distrito de Estados
Unidos para el Distrito Medio de Louisiana, les dio la razón. El juez
Brady falló lo siguiente: “Por consiguiente, se OTORGA el recurso de
habeas corpus presentado por Woodfox”, lo que obliga al estado de
Louisiana a liberar a Woodfox. Se trata de la tercera vez que su condena
es revocada. Sin embargo, Woodfox permanece en prisión. Los allegados
al caso prevén que el estado de Louisiana, de la mano del Fiscal General
James “Buddy” Caldwell, apelará nuevamente, como lo hizo en el pasado, e
intentará mantener a Woodfox en confinamiento solitario en condiciones
que en términos de Amnistía Internacional “sólo pueden describirse como
crueles, inhumanas y degradantes”.
Woodfox es un miembro del grupo denominado los “Tres de Angola”. La
prisión de Angola es un gran complejo penitenciario que alberga a 5.000
reclusos, tiene 1.800 funcionarios y está situado en una zona rural de
Louisana donde antiguamente había una plantación que utilizaba esclavos.
Su nombre proviene del país de origen de la mayoría de esos esclavos.
Hoy en día sigue siendo un lugar de trabajo forzado donde los
prisioneros trabajan en campos de algodón y de caña de azúcar mientras
son vigilados por guardias montados a caballo y armados con metralletas.
Woodfox y su compañero de prisión Herman Wallace fueron enviados a la
prisión “Angola” por delitos menores, y en 1972 fueron acusados en el
caso del asesinato de un guardia de la prisión. En 1971, Woodfox y
Wallace fundaron la rama del Partido de las Panteras Negras en la
prisión y se organizaron contra la segregación, las condiciones de
trabajo inhumanas, la violación sistemática y la esclavitud sexual
infligidas a muchos reclusos detenidos en la “Angola” de Lousiana.
Robert King es el tercer miembro de los “Tres de Angola” y el único
de ellos que finalmente fue liberado, en 2001. King me dijo el año
pasado: “Angola nos estigmatizó, nos pusieron ese nombre (los 3 de
Angola) por nuestras creencias políticas. Herman y Albert, junto con
otros compañeros, advirtieron la violación de derechos humanos en la
prisión y estaban intentando lograr mejores condiciones de vida dentro
de la prisión. Como consecuencia de ello fueron perseguidos”.
Desde su liberación, King ha luchado para que se haga justicia para
Wallace y Woodfox. Ha viajado por todo Estados Unidos y visitado veinte
países, además de haberse dirigido al Parlamento Europeo.
Los graves efectos psicológicos de la detención en confinamiento
solitario durante un largo período de tiempo están bien documentados.
Este tipo de detención limita la posibilidad de realizar ejercicio, de
modo que también provoca una serie de complicaciones en la salud. El
Centro por los Derechos Constitucionales está impugnando el uso del
confinamiento solitario en las cárceles de California con el siguiente
argumento: “Desde que existe, el confinamiento solitario ha sido
utilizado como herramienta de represión. Mientras los funcionarios
penitenciarios lo justifican como necesario para proteger a los reclusos
y a los guardias de otros prisioneros muy peligrosos, muy a menudo es
aplicado a individuos (en particular, prisioneros que no son de raza
blanca) que representan una amenaza para quienes administran las
cárceles por otra clase de motivos”.
En una conversación telefónica grabada desde la prisión, Herman
Wallace explicó: “En general permanecemos en la celda durante 23 horas.
Tan solo estamos una hora fuera. Pero no estoy ‘afuera’. Salgo de este
agujero, pero sigo encerrado en esa unidad. Estoy encerrado, no puedo
evitarlo. A donde sea que vaya estoy encadenado. Las cadenas se han
vuelto parte de mí y esa es una de las cosas que la gente debe entender
cabalmente, pero comprenderlo es una cosa y vivirlo es otra muy
diferente”.
A pesar de haber pasado décadas en confinamiento solitario, Woodfox
conserva su fortaleza. Como dijo a través de un teléfono público de la
cárcel en un documental sobre su caso titulado “In the land of the free”
(En la tierra de la libertad): “Si una causa es lo suficientemente
noble, puedes cargar el peso del mundo sobre tus hombros. Y yo siempre
creí y sigo creyendo que mi causa es noble. De modo que nunca podrán
quebrantarme. Pueden hacer que me incline un poquito, pueden provocarme
mucho dolor, e incluso pueden quitarme la vida, pero nunca podrán
quebrantarme”.