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General: Rafael Correa se reunió con el Papa Francisco
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De: Gran Papiyo  (Mensaje original) Enviado: 20/04/2013 17:52
Sábado, 20 de abril de 2013
INDIGENAS, ECOLOGIA Y JUSTICIA SOCIAL

Francisco y Correa

Por Elena Llorente

Desde Roma

“¡Qué gusto verlo de nuevo! Lo veo fresco como una lechuga. ¿Cómo está su mamá?”, fueron las primeras palabras del papa Francisco ayer por la mañana al recibir en audiencia privada, pero de modo muy informal, al presidente de Ecuador, Rafael Correa. El presidente y la madre habían asistido hace un mes a la ceremonia de asunción del papa Francisco en San Pedro. Francisco y Correa conversaron durante unos 20 minutos y los temas centrales fueron la justicia social –de la que Correa ha dado muestras en su país–, la solidaridad y el respeto por los indígenas y la ecología, informó a la Santa Sede sin dar otros detalles. No faltó tampoco que el Papa subrayara la importancia de un diálogo sincero y permanente entre la Iglesia y el Estado para poder enfrentar mejor los desafíos de la sociedad.

El presidente ecuatoriano, de traje negro como exige la etiqueta vaticana, lucía en cambio una camisa sin corbata, pero con exquisitos bordados típicamente indígenas. Ambos se abrazaron al final de la audiencia, cosa común entre latinoamericanos, aunque rarísima en ambientes vaticanos. Pero antes Correa le hizo tres regalos: un sombrero Panamá, un cuadro con la imagen de la Virgen Dolorosa –famosa por haber hecho un milagro en una iglesia de los jesuitas en Ecuador, la orden a la que pertenece Francisco– y el libro La estrella del camino, un estudio sobre el barroco de Quito. Recibió a cambio una medalla, un rosario y otro libro, esta vez referido a la reunión de la Iglesia latinoamericana en Aparecida, Brasil y que marcó un nuevo rumbo.

Rafael Correa llegó al Vaticano pocos minutos antes de las once de la mañana (hora italiana) y entró por el Arco de las Campanas, reservado a jefes de Estado y de gobierno. El Papa lo recibió en la Sala del Tronetto. Luego entraron a la biblioteca, para el encuentro estrictamente privado, al que luego se agregaron los demás miembros de la comitiva. Tras la audiencia, Rafael Correa se entrevistó con el secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Después visitó los Museos Vaticanos y horas más tarde partió a Madrid, última etapa de una gira europea que había comenzado en Alemania.

En una entrevista con la agencia italiana ANSA, Correa no tuvo pelos en la lengua para hablar de todo, desde el petróleo hasta el Fondo Monetario Internacional, los Estados Unidos y el nuevo Papa. El primer papa latinoamericano “me da mucho gusto. Es un signo de los tiempos, trae un viento fresco de América latina. Es una gran esperanza y, como católico, me da mucha alegría”. Y más adelante dijo: “El petróleo es un patrimonio social. Antes, el 80 por ciento de las ganancias iba a las compañías. Después de tres años de duras negociaciones, ahora el 20 por ciento queda para ellos y el 80 para nosotros”, contó. “Estados Unidos tiene problemas con nosotros porque hemos lanzado las relaciones con Irán. Un país al que no le vendemos nada mientras, con todo respeto, debo recordar que Italia es el tercer partener comercial de Teherán”, agregó, mientras sobre el Fondo Monetario Internacional dijo que sus “ajustes” en América latina “costaron millones que no fueron a parar a quien sufría por la crisis sino que sirvieron para pagar a los bancos”.

La audiencia con Correa no impidió que el papa Francisco siguiera haciendo cambios dentro del Vaticano y tomando decisiones que siguen causando sorpresa y que podrían, con el tiempo, provocar no poco desagrado a varios niveles. Ayer, por ejemplo, se supo que las bonificaciones que los empleados vaticanos reciben usualmente en ocasión de la muerte de un papa y de la elección del próximo –prácticamente dos sueldos adicionales– fueron suprimidas por Francisco. Lo mismo sucedió con las gratificaciones de los cinco cardenales que controlan el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido más bien como Banco Vaticano, y que equivalía a unos 25 mil euros por año para cada uno de ellos.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS  
(Gran Papiyo)       


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Marthola Enviado: 20/04/2013 18:59
Impactante vídeo que demuestra porque el Papa se vio obligado a renunciar: Ya no lo respetaban
M
imposible limpiar el Vaticano, donde hasta la Cosa Nostra guarda sus fondos. La abdicación como manera de sacudir el tablero en la Iglesia.

Los expertos vaticanistas alegan que el papa Benedicto XVI decidió renunciar en marzo del año pasado, después de regresar de su viaje a México y a Cuba. En ese entonces, el Papa que encarna lo que el especialista y universitario francés Philippe Portier llama “una continuidad pesada” con su predecesor, Juan Pablo II, descubrió la primera parte de un informe elaborado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi. Allí estaban resumidos los abismos nada espirituales en los que había caído la Iglesia: corrupción, finanzas oscuras, guerras fratricidas por el poder, robo masivo de documentos secretos, pugna entre facciones y lavado de dinero. El resumen final era la “resistencia en la curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia”.

El Vaticano era un nido de hienas enardecidas, un pugilato sin límites ni moral alguna donde la curia hambrienta de poder fomentaba delaciones, traiciones, zancadillas, lavado de dinero, operaciones de Inteligencia para mantener sus prerrogativas y privilegios al frente de las instituciones religiosas y financieras. Muy lejos del cielo y muy cerca de los pecados terrestres. Bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano fue uno de los Estados más oscuros del planeta. Josef Ratzinger tuvo el mérito de destapar el inmenso agujero negro de los curas pedófilos, pero no el de modernizar la Iglesia y dar vuelta la página del legado de asuntos turbios que dejó su predecesor, Juan Pablo II.

La divulgación de los documentos secretos del Vaticano orquestada por el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, y muchas otras manos invisibles fue una operación sabiamente montada cuyos resortes siguen siendo misteriosos: operación contra el poderoso secretario de Estado, Tarcisio Bertone, conspiración para empujar a Benedicto XVI

Benedicto XVI se hizo aplastar por las contradicciones que él mismo suscitó. Estas son tales que, una vez que hizo pública su renuncia, los tradicionalistas de la Fraternidad de San Pío X fundada por monseñor Lefebvre saludaron la figura del Papa. No es para menos: una de las primeras misiones que emprendió Ratzinger consistió en suprimir las sanciones canónicas adoptadas contra los partidarios fascistoides y ultrarreaccionarios de monseñor Lefebvre y, por consiguiente, legitimizar en el seno de la Iglesia esa corriente retrógrada que, de Pinochet a Videla, supo apoyar a casi todas las dictaduras de ultraderecha del mundo.

Philippe Portier señala al respecto que el Papa “se dejó sobrepasar por la opacidad que se instaló bajo su reino”. Y la primera de ellas no es doctrinal, sino financiera. El Vaticano es un tenebroso gestor de dinero y muchas de las querellas que se destaparon en el último año tienen que ver con las finanzas, las cuentas maquilladas y las operaciones ilícitas. Esta es la herencia financiera que dejó Juan Pablo II y que para muchos especialistas explica la crisis actual. El Instituto para las Obras de Religión, es decir el banco del Vaticano, fundado en 1942 por Pío XII, funciona con una oscuridad tormentosa. En enero, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas manifiestas en el control de lavado de dinero. En 2011, los cinco millones de turistas que visitaron la Santa Sede dejaron 93,5 millones de euros en las cajas del Vaticano, ahora deberán pagar al contado. El IOR gestiona más de 33.000 cuentas por las que circulan más de seis mil millones de euros. Su opacidad es tal que no figura en la “lista blanca” de los Estados que participan en el combate contra las transacciones ilícitas.

En septiembre de 2009, Ratzinger nombró al banquero Ettore Gotti Tedeschi al frente del Banco del Vaticano. Cercano al Opus Dei, representante del Banco de Santander en Italia desde 1992, Gotti Tedeschi participó en la preparación de la encíclica social y económica Caritas in veritate, publicada por el Papa en julio. La encíclica exige más justicia social y plantea reglas más transparentes para el sistema financiero mundial. Tedeschi tuvo como objetivo ordenar las turbias aguas de las finanzas vaticanas. Las cuentas de la Santa Sede son un laberinto de corrupción y lavado de dinero cuyos orígenes más conocidos se remontan a finales de los años ’80, cuando la Justicia italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, el llamado “banquero de Dios”, presidente del Instituto para las Obras de la Religión y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la época.

Marcinkus era un adepto a los paraísos fiscales y muy amigo de las mafias. Juan Pablo II usó el argumento de la soberanía territorial para evitar la detención y salvarlo de la cárcel. No extraña, le debía mucho, ya que en los años ’70 y ’80 Marcinkus había utilizado el Banco del Vaticano para financiar secretamente al hijo predilecto de Juan Pablo II, el sindicato polaco Solidaridad, algo que Wojtyla no olvidó jamás. Marcinkus terminó sus días jugando al golf en Arizona y en el medio quedó un gigantesco agujero negro de pérdidas (3,5 mil millones de dólares), inversiones mafiosas y también varios cadáveres.

El 18 de junio de 1982 apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio del IOR. Su aparente suicidio corrió el telón de una inmensa trama de corrupción que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica Propaganda 2 (más conocida como P-2), dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya había operado en los tiempos del general Lanusse mediante un operativo llamado “Gianoglio” para facilitar el retorno de Perón.

A Gotti Tedeschi se le encomendó una misión casi imposible y sólo permaneció tres años al frente del Instituto para las Obras de Religión. Fue despedido de forma fulminante en 2012 por supuestas “irregularidades en su gestión”. Entre otras irregularidades, la fiscalía de Roma descubrió un giro sospechoso de 30 millones de dólares entre el Banco del Vaticano y el Credito Artigiano. La transferencia se hizo desde una cuenta abierta en el Credito Artigiano pero bloqueada por la Justicia a causa de su falta de transferencia. Tedeschi salió del banco pocas horas después de que se detuviera al mayordomo del Papa y justo cuando el Vaticano estaba siendo investigado por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales. En realidad, su expulsión constituye otro episodio de la guerra entre facciones. En cuanto se hizo cargo del puesto, Tedeschi empezó a elaborar un informe secreto donde consignó lo que fue descubriendo: cuentas cifradas donde se escondía dinero sucio de “políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado”. Hasta Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de la Cosa Nostra, tenía su dinero en el IOR. Allí empezó el infortunio de Tedeschi. Quienes conocen bien el Vaticano alegan que el banquero amigo del Papa fue víctima de un complot armado por consejeros del banco con el respaldo del secretario de Estado, monseñor Bertone, un enemigo personal de Tedeschi y responsable de la comisión cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco. Su destitución vino acompañada por la difusión de un “documento” que lo vinculaba con la fuga de documentos robados al Papa.

Más que las querellas teológicas, es el dinero y las sucias cuentas del Banco del Vaticano lo que parecen componer la trama de la inédita renuncia del Papa. Un nido de cuervos pedófilos, complotistas reaccionarios y ladrones, sedientos de poder, impunes y capaces de todo con tal de defender su facción, la jerarquía católica ha dejado una imagen terrible de su proceso de descomposición moral. Nada muy distinto al mundo en el que vivimos: corrupción, capitalismo suicida, protección de los privilegiados, circuitos de poder que se autoalimentan y protegen, el Vaticano no es más que un reflejo puntual de la propia decadencia del sistema.

Tal vez queda mucho por saber. ¿el nuevo Papa lo hará publico o lo pusieron para ocultarlo? ¿Será ese estilo cercano y humilde verdadero o solamente para dar una imagen totalmente diferente a lo que es realmente hoy el Vaticano?

Un infierno de paredes pintadas con ángeles no es fácil de rediseñar.


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Marthola Enviado: 21/04/2013 14:07
Graciela Yorio declaró el jueves ante el Tribunal Oral Federal Nº 5.

“En situación de total desprotección”

Graciela Yorio dijo que su hermano y Francisco Jalics quedaron sin apoyo de quien era el provincial de la Compañía de Jesús, Jorge Bergoglio, cuando fueron secuestrados. Dio detalles sobre su cautiverio y posterior liberación.

Alejandra Dandan

Orlando Yorio y Francisco Jalics pertenecían a la Compañía de Jesús. En 1976, sabiéndose perseguidos, acudieron a ver al provincial de la Orden, Jorge Bergoglio. El ahora papa Francisco aseguró que hizo gestiones por ellos. La hermana de Orlando Yorio declaró el jueves pasado en el juicio por los crímenes del centro clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde ellos estuvieron secuestrados los primeros días de los cinco meses de cautiverio. Graciela Yorio explicó que Bergoglio, en cambio, los dejó en una situación de “total desprotección”, como lo repitió su hermano hasta su muerte en el año 2000.

“(En 1976) El provincial les dice que no puede resistir más las presiones, tanto desde Roma como desde la Iglesia argentina, y los insta a pedir las dimisorias para que renuncien a la Compañía de Jesús”, explicó. “Tanto Francisco como Orlando veían que su permanencia se hacía cada vez más difícil. Renuncian. Nunca tienen respuesta de ese trámite, pero el provincial Bergoglio les dice que busquen un obispo que los reciba en su diócesis, porque los sacerdotes que salían pasaban al clero secular, pero tenían que tener un obispo que los amparara en su diócesis.” Vieron a varios obispos, pero ninguno quiso recibirlos: habían recibido muy malos informes de ellos. “No estaban en la Compañía de Jesús ni en jurisdicción de ninguna diócesis, y en esa situación de total desprotección, el 23 de mayo de 1976 fueron secuestrados por grupos de tarea de Infantería de Marina, en un operativo con perros, hombres armados. En ese operativo también se llevan de la parroquia a ocho catequistas. En ese momento, ni mi hermano ni Francisco oficiaban la misa, porque a mi hermano también el cardenal (Juan Carlos) Aramburu le había quitado las licencias sin explicación.”

En 1977, y ya en Roma, donde viajó después del secuestro, Yorio escribió una carta de 27 páginas destinada a sus superiores. Relató la situación de “hostigamiento y de persecución” que vivió dentro de la Compañía de Jesús hasta la caída en la ESMA. En la audiencia, un abogado le preguntó a Graciela si de la carta surge un vínculo entre la persecución, el hostigamiento y el secuestro. Ella volvió al dato del “abandono” para plantear el vínculo entre uno y otro momento. “A través de la lectura surge una clara persecución desde la Compañía de Jesús y de algunas de sus autoridades, también surge el abandono como una cosa muy clara: salir de la Compañía, no tener obispo que los ampare, quedar en una situación de total abandono, y ahí sobreviene el secuestro. De la lectura de esa carta surgen muchas verdades.”

Yorio nunca recibió respuesta de esa carta. El abogado Luis Zamora representa a los familiares de las víctimas. En la audiencia, pidió a los integrantes del Tribunal Oral Federal 5, presidido por Leopoldo Bruglia, que solicite a la Compañía de Jesús en Roma a través de un oficio “no sólo las actuaciones que certifiquen la copia del original de la carta presentada, sino de todo lo que se puede agregar que interese a este debate”. El Tribunal ahora tiene que tomar la decisión.

La declaración

Graciela no había declarado antes porque lo había hecho su hermano. Un fiscal le preguntó por el secuestro, ella empezó un poco antes. Orlando se ordenó a fines de 1966, dijo. En el ’69, le ofrecieron una cátedra de teología en el Colegio Máximo. Fue vicedecano.

Un grupo del Colegio Máximo se cuestionó en cierto momento cambiar la vida en comunidades grandes por comunidades más chicas, para insertarse en los barrios, estar cerca de la gente y vivir del trabajo. Hablaron con los superiores, se aceptó la propuesta y “la alentaron”, subrayó la mujer. Fundaron tres comunidades: en Ituzaingó, otra en Capital y la tercera en el barrio Rivadavia, cerca del asentamiento del Bajo Flores.

A fines del ’75, “ya las presiones y los comentarios decían que ellos eran guerrilleros y subversivos. Volvieron a consultar a Bergoglio y le pidieron que parara esos rumores dentro de la Compañía y de otras comunidades religiosas”, explicó la mujer. “El se comprometió a pararlos, pero aparentemente no pasó. Francisco Jalics lo relata en su libro Ejercicios de meditaciones. Ahí dice: ‘No-sotros sabíamos de dónde soplaba el viento y fuimos a hablar con esa persona para que pare esos rumores porque nuestra vida estaba en peligro’.”

A comienzos de 1976, Bergoglio les pidió la renuncia y los mandó a ver al obispo Miguel Raspanti, de Morón. Ellos lo hicieron. Graciela contó que su hermano se sorprendió cuando el obispo le pidió que se retracte. “Mi hermano, muy sorprendido, pregunta: ¿retractarme de qué? El obispo insistió. Y como ve la ignorancia total de mi hermano, le dice: ‘Bueno, entonces vaya a ver a hablar con el provincial’.”

El secuestro

El operativo en la villa tomó todo el barrio. Más de cien personas armadas. Gabriel Bossini daba la misa. Los del operativo esperaron a que terminara para llevarse a los curas. Cargaron a Yorio y Jalics en coches distintos, encapuchados. Saquearon la casa sacerdotal: se llevaron libros, papeles, documentos y los pocos objetos de valor. Una vecina llamó a casa de los Yorio para dar la noticia. Dos días después, llamó una de las catequistas secuestradas y liberadas, y les dijo que los dos podían estar en la ESMA.

“Ahí empezaron nuestras gestiones, por supuesto entre las primeras fue recurrir al padre Bergoglio, que era el provincial y supuestamente el inmediato superior”, dijo Graciela. “Tuvimos tres entrevistas en el Colegio Máximo y él concurrió a casa de mi madre en dos oportunidades. Nunca tuvimos información de su boca, nunca nos dijo nada, más bien no- sotros contábamos todo lo que podíamos saber. Sí recuerdo que yo le dije que antes del secuestro había visto a mi hermano muy preocupado por el abandono de la Compañía y de la Iglesia y preocupado porque los obispos tenían muy malos informes de los dos. Le cuestioné eso. Y eso lo recuerdo perfectamente, él me dijo: ‘Yo hice muy buenos informes, si querés te los muestro’. Hizo ademán de buscar algo, volvió sobre sus pasos y no me mostró nada. Simplemente me dijo: ‘Cuidate mucho, a la hermana de Fulano la secuestraron y la torturaron y no tenía nada que ver’. Yo era la hermana de Orlando.”

Después de los primeros meses de búsqueda, no tuvieron más contactos con el provincial “porque era más lo que informábamos nosotros que lo que él nos decía”. Orlando y Francisco aparecieron el 23 de octubre, sin grilletes, en un bañado de Cañuelas. Habían estado los primeros cuatro o cinco días en la ESMA. Los interrogaron bajo los efectos de una anestesia. Alguien que sabía de teología les hizo preguntas: “Mire, con ustedes hemos tenido un gran problema –le dijo a Yorio–: a no- sotros nos dijeron que tenían armas, municiones, que eran subversivos, pero usted es un buen sacerdote. Lo único que ha hecho mal es interpretar mal el Evangelio en lo referido al trabajo de los pobres, usted tiene que estar con los ricos que son los que más lo necesitan”.

Luego los llevaron a una casa operativa en Don Torcuato. Los ataron a una cama engrillados de pies y manos. Quedaron a oscuras. “No les daban muchas explicaciones. Sólo una vez les dijeron que iban a tener una visita importante, los hicieron bañar, ellos presintieron que había cuatro personas: tres hablaban y uno permanecía en silencio.”

Una vez liberado, Yorio volvió a esa casa. “La ubicaba perfectamente por varias razones”, dijo su hermana. “Sus carceleros los hacían llenar la boleta del Prode, ahí figuraba el nombre de la agencia y decía ‘Don Torcuato’. El pan tenía una bolsita con la dirección de una panadería. Cerca o enfrente escuchaban ruido de botellas en cajones metálicos y porque algunas noches los carceleros llamaban a mujeres para pasar la noche y por teléfono daban la dirección, casi estoy segura de que era Camacuá y Buenos Aires.”

El 23 de octubre se despertaron en Cañuelas, en medio de la noche, mareados. No tenían grilletes, movían las manos, se sacaron la capucha y vieron las estrellas. Al amanecer caminaron hasta una casa. Los habitantes habían visto bajar un helicóptero. Francisco encontró dinero en un bolsillo, subieron a un colectivo a Constitución. “Y de allí, en harapos, de- sorientados y con esa delgadez” consiguen dinero y viajaron a Flores, donde hicieron contacto con las familias.

“Por la casa de mi madre pasó gente hasta muy tarde en la noche para saludarlo y saber qué le había pasado. A los dos días vuelven a llamar los vecinos de la villa porque lo estaba buscando la policía. Videla quería saber qué le había pasado. Y ahí tuvieron que esconderlo. Permaneció escondido hasta tener seguridad. Se consigue la protección de la nunciatura, un coche diplomático. No tuvo que responder preguntas porque le dijeron: padre diga ‘no me acuerdo’ Le dieron su pasaporte, documentos y logró ser recibido por el obispo (Jorge) Novak. Pero mi hermano pidió que los informes al provincial fueran en forma oral y delante de suyo. Bergoglio informó muy bien de mi hermano.”

Novak mandó a Yorio a Roma a estudiar derecho canónico. Cuando llegó, se encontró con el padre Cándido Gabiña, que había sido profesor suyo en Argentina. “El padre me saca la venda de los ojos”, escribió Yorio después. “Me dice: ‘A vos te han expulsado’.” Yorio escribió la carta en 1977. Volvió a Argentina en 1979.

–¿Sabe si la carta tuvo algún trámite en Roma? –preguntó Zamora.

–Fue presentada en Roma, nunca tuvo respuesta. En el año ’96, mi hermano vuelve a Roma por otras cuestiones y el general de los jesuitas, de apellido holandés, le pide perdón y le propone regresar a la Compañía. Mi hermano le dijo: siempre y cuando se sepa la verdad de lo que pasó conmigo. Aparentemente le dicen que no es posible. Y entonces mi hermano no regresa.

El juez Bruglia le preguntó a Graciela si quería decir algo más. “Simplemente que lo vivido por mi hermano es una injusticia muy grande, y nuestro reclamo es también hacia la Iglesia, todos los han abandonado, tanto la Compañía de Jesús como la Iglesia. Si la respuesta está en la Iglesia, quisiéramos conocerla. Fue un acto de injusticia muy grande.”

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