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من: albi  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 03/05/2013 01:25

Pentecostés, realización de la Nueva Alianza

 

1. En el Pentecostés de Jerusalén encuentra su coronamiento la Pascua de la cruz y de la resurrección de Cristo. En la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en el Cenáculo de Jerusalén con María y con la primera comunidad de los discípulos de Cristo, se realiza el cumplimiento de las promesas y de los anuncios hechos por Jesús a sus discípulos. Pentecostés constituye la solemne manifestación pública de la Nueva Alianza establecida entre Dios y el hombre “en la sangre” de Cristo: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre”, había dicho Jesús en la última Cena (1 Co 11, 25). Se trata de una Alianza nueva, definitiva y eterna, preparada por las precedentes alianzas de las que habla la Sagrada Escritura. Estas últimas ya llevaban en sí mismas el anuncio del pacto definitivo, que Dios establecería con el hombre en Cristo y en el Espíritu Santo. La palabra divina, transmitida por el profeta Ezequiel, ya invitaba a ver a esta luz el acontecimiento de Pentecostés: “Infundiré mi espíritu en vosotros” (Ez 36, 27).

2. Hemos explicado con anterioridad que, si en un primer momento Pentecostés había sido la fiesta de la siega (Ex 23, 16), seguidamente comenzó a celebrarse también como recuerdo y casi como renovación de la Alianza establecida por Dios con Israel tras la liberación de la esclavitud de Egipto (cf. 2 Cro 15, 10-13). Por lo demás, ya en el Libro del Éxodo leemos que Moisés tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió: obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahveh. Entonces tomó Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: esta es la sangre de la Alianza que Yahveh ha hecho con vosotros, según todas estas palabras (Ex 24, 7-8).

 

3. La Alianza del Sinaí había sido establecida entre Dios-Señor y el pueblo de Israel. Antes de esa, ya habían existido, según los textos bíblicos, la alianza de Dios con el patriarca Noé y con Abraham.

La alianza establecida con Noé después del diluvio contenía el anuncio de una alianza que Dios quería establecer con toda la humanidad: “He aquí que yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestra futura descendencia,... con todos los animales que han salido del arca” (Gn 9, 9-10). Y por consiguiente no sólo con la humanidad, sino también con toda la creación que rodea al hombre en el mundo visible.

La alianza con Abraham tenía también otro significado. Dios escogía a un hombre y con él establecía una alianza por causa de su descendencia: “Estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu posterioridad” (Gn 17, 7). La alianza con Abraham era la introducción a la alianza con un pueblo entero, Israel, en consideración del Mesías que debía provenir precisamente de ese pueblo, elegido por Dios con tal finalidad.

 

4. La Alianza con Abraham no contenía propiamente una Ley. La Ley divina fue dada más tarde, en la alianza del Sinaí. Dios la prometió a Moisés que había subido al monte por su llamada: “Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra... Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel” (Ex 19, 5). Habiendo sido referida la promesa divina a los ancianos de Israel, “todo el pueblo a una respondió diciendo: ‘haremos todo cuanto ha dicho Yahveh’. Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del pueblo” (Ex 19, 8).

Esta descripción bíblica de la preparación de la Alianza y de la acción mediadora de Moisés pone de relieve la figura de este gran jefe y legislador de Israel, mostrando la génesis divina del código que él dio al pueblo, pero quiere también darnos a entender que la alianza del Sinaí implicaba compromisos por ambas partes: Dios, el Señor, escogía a Israel como su propiedad particular, “un reino de sacerdotes y una nación santa” (Ex 19, 6), pero a condición de que el pueblo observase la Ley que Él daría con el Decálogo (cf. Ex 20, 1 ss.), y las demás prescripciones y normas. Por su parte, Israel se comprometió a esta observancia.

 

5. La historia de la Antigua Alianza nos muestra que este compromiso muchas veces no fue mantenido. Especialmente los Profetas reprochan a Israel sus infidelidades e interpretan los acontecimientos luctuosos de su historia como castigos divinos. Los profetas amenazan nuevos castigos, pero al mismo tiempo anuncian otra Alianza. Leemos, por ejemplo, en Jeremías: “He aquí que días vienen –oráculo de Yahveh― en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva Alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza” (Jr 31, 31-32).

La nueva ―futura― alianza será establecida implicando de modo más íntimo al ser humano. Leemos también: “Esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días ―oráculo de Yahveh―: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31, 33).

Esta nueva iniciativa de Dios afecta sobre todo al hombre “interior”. La Ley de Dios será “puesta” en lo profundo del “ser” humano (del “yo” humano). Este carácter de interioridad es confirmado por aquellas otras palabras: “sobre sus corazones la escribiré”. Por tanto, se trata de una Ley, con la que el hombre se identifica interiormente. Sólo entonces Dios es de verdad “su” Dios.

 

6. Según el profeta Isaías, la Ley constitutiva de la Nueva Alianza será establecida en el espíritu humano por obra del Espíritu de Dios. “Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahveh” (Is 11, 1-2), es decir, sobre el Mesías. En Él se cumplirán las palabras del Profeta: “El Espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, por cuanto que me ha ungido Yahveh” (Is 61, 1). El Mesías, guiado por el Espíritu de Dios, realizará la Alianza y la hará “nueva” y “eterna”. Es lo que anuncia el mismo Isaías con palabras proféticas suspendidas sobre la oscuridad de la historia: “Cuanto a mí, esta es la alianza con ellos, dice Yahveh. Mi espíritu que ha venido sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios no caerán de tu boca ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia, dice Yahveh, desde ahora y para siempre” (Is 59, 21).

 

7. Cualesquiera que sean los términos históricos y proféticos en que se coloque la perspectiva de Isaías, podemos afirmar que sus palabras encuentran su pleno cumplimiento en Cristo, en la Palabra que es suya “propia”, pero también “del Padre que lo ha enviado” (cf. Jn 5, 37); en su Evangelio, que renueva, completa y vivifica la Ley; y en el Espíritu Santo que es enviado en virtud de la redención obrada por Cristo mediante su cruz y su resurrección, confirmando plenamente lo que había anunciado Dios por medio de los profetas ya en la Antigua Alianza. Con Cristo y en el Espíritu Santo se tiene la Nueva Alianza, de la que el profeta Ezequiel, como portavoz de Dios, había predicho: “Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas... Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios” (Ez 36, 26-28).

 

8. En el acontecimiento del Pentecostés de Jerusalén la venida del Espíritu Santo realiza definitivamente la “nueva y eterna” Alianza de Dios con la humanidad establecida “en la sangre” del Hijo unigénito, como momento culminante del “Don de lo alto” (cf. St 1, 17). En aquella Alianza el Dios Uno y Trino “se dona” no sólo al pueblo elegido, sino también a toda la humanidad. La profecía de Ezequiel: “Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios” (Ez 36, 28) cobra entonces una dimensión nueva y definitiva: la universalidad. Realiza plenamente la dimensión de la interioridad, porque la plenitud del Don ―el Espíritu Santo― debe llenar todos los corazones, dando a todos la fuerza necesaria para superar toda debilidad y todo pecado. Cobra la dimensión de la eternidad: es una alianza “nueva y eterna” (cf. Hb 13, 20). En aquella plenitud del Don tiene su propio inicio la Iglesia como Pueblo de Dios de la nueva y eterna Alianza. Así se cumple la promesa de Cristo sobre el Espíritu Santo, enviado como “otro Consolador” (Parákletos), “para que esté con vosotros para siempre” (Jn 14, 16). 02.VIII.1989

 

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Primera luz y fortaleza: el precepto del Señor - Siempre el decálogo, queridos hijos, siempre el Evangelio. En Jesús bendito, "camino, verdad, vida, luz del mundo", taumaturgo al servicio de las necesidades y enfermedades humanas, mártir divino por la expiación humana y Rey victorioso y triunfal de los siglos y de los pueblos, se inspira el esfuerzo por buscar la justicia y se hace fuerte. La defensa y elevación de los débiles e indigentes descubren las maravillas de la caridad que aseguran la salvación y resurrección de los hombres y grupos étnicos, la transformación de las zonas atrasadas y los sectores en decadencia.

Esta es la gran responsabilidad que incumbe a todos y a la cual ningún viviente puede sustraerse. El juicio final del universo, al final de su destino, es este: "Venite benedicti, discedite maledicti" (Matth. 25,34,41). Estas palabras son como un compendio y conclusión de la historia del mundo, consumada y decidida mediante la enumeración de las formas más variadas, concedidas o negadas por la asistencia social de hombre con hombre y familia con familia, de gente con gente.

 

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جواب  رسائل 2 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 04/05/2013 11:42
Mucho se discute acerca si Jesús, era natural de Belén o Nazareth.
De todos modos siendo Jesús no nacido del semen de José sino obra del espíritu, su lugar de nacimiento es solo un accidente.
Judío significa natural de Judá
Hebreo significa " el que cruza o atraviesa"
Entonces si podríamos decir que Jesús era hebreo, no se sabe si nacido en judá y concebido en Nazareth, de hecho en muchos pasajes evangélicos se lo llama " Jesús el Nazareno".
En cuanto al pueblo de israel, el evangelio se refiere al "Pueblo de Dios".
En un pasaje del génesis se comenta lo sucedido con Jacob, hijo de Isaac, a su vez hijo de Abraham ( natural de Sinar, tierra de los caldeos  entre el eufrates y el tigris, actual Irak).
Jacob ( el que engaña) hijo de isaac, disputaba con Dios el poder, hasta que Dios lo vence y lo expulsa, pero Jacob le responde " No me iré si no me bendices" y luego de cambiarle el nombre Jacob, por el  de isRael ( el que lucha con Dios) dado que se había dado cuenta Dios, que se había convertido, que "había cruzado", le cambia el nombre y lo bendice.
Hebreo es el que cruza, el que se transforma.
Dios llama pueblo hebreo al pueblo esclavo en egipto y le promete una tierra, para llegar a la cual debïan "cruzar el mar rojo" ( por eso hebreos).
El grupo que llega a poblar esa tierra  prometida, no estaba conformado solo por judios, (naturales de judá) sino también por egipcios que formaban parte del grupo, palestinos, arabes, De hecho no todas las tribus descendientes de Abraham, eran naturales de judá, de hecho Abraham era Irakí.
Lo importante de esto, es que el pueblo de israel, significa el pueblo que lucha  junto a Dios, sea de africa, america, europa o asia.
Su pueblo elegido es entonces el pueblo que lucha junto a él y que cruza el límite , es decir , se transforma en base a sus enseñanzas.

جواب  رسائل 3 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 04/05/2013 20:41

Académico Israelita pone en Duda Mito Fundacional de Israel

23 mar, 2013 por

 

La narrativa básica del moderno Estado de Israel nació de las palabras de Moisés en el Antiguo Testamento, que Dios otorgó la tierra de Israel para el pueblo judío y que sería de ellos por siempre.

Luego, estaba la historia de la Diáspora – que después de los alzamientos judíos contra los romanos en los siglos primero y segundo D.C., los judíos fueron exiliados de la tierra de Israel y dispersados a través del mundo occidental. A menudo fueron aislados de las poblaciones europeas, sufrieron persecución y finalmente fueron marcados para el exterminio en el Holocausto Nazi.

Por Morgan Strong

Posteriormente después de siglos de estar pidiendo por un retorno a Israel, los judíos alcanzaron este objetivo al derrotar a los fuerzas armadas árabes y establecer Israel en 1948. Esta narrativa – que abarca más de tres milenios – es la justificación singular, elemental y que da cimiento al Estado de Israel como una nación judía.

Pero un nuevo libro por el catedrático israelita, Shlomo Sand, desafía esta narrativa, asegurando que – más allá de la cuestión religiosa sobre si Dios realmente habló a Moisés – la diáspora de la era romana no sucedió del todo o al menos no como se le entiende por lo general.

En “¿Cuándo y Cómo se Inventó al Pueblo Judío?”, el Dr. Sand, un experto en historia europea en la Universidad de Tel Aviv, dice que la diáspora es en gran parte un mito – que los judíos jamás fueron exiliados en masa de la Tierra Santa y que muchas poblaciones judías europeas se convirtieron a la fe judía siglos después.

De ese modo, Sand debate que muchos de los israelitas de la actualidad que emigraron de Europa después de la II Guerra Mundial tienen poca o ninguna conexión genealógica con la tierra. De acuerdo al análisis histórico de Sand, estos judíos son descendientes de europeos que se convirtieron a la fe judía, principalmente del Reino de los Jázaros en Rusia del Este, quienes abrazaron el judaísmo en el siglo octavo D.C.

Los descendientes de los jázaros luego fueron expulsados de sus tierras natales por invasiones y conquistas – a través de migraciones – creando las poblaciones judías del Este de Europa, escribe Sand. De forma similar, argumenta que los judíos de España vinieron de la conversión de las tribus bereberes del norte de África que luego emigraron a Europa.

La Narrativa Sionista

Sand, siendo él mismo un judío europeo nacido de sobrevivientes del Holocausto en Austria en 1946, argumenta que hasta poco más de un siglo atrás, los judíos se veían a sí mismo como judíos porque compartían una religión común, no porque poseyeran un linaje directo con las antiguas tribus de Israel.

No obstante, a la vuelta del siglo 20, Sand afirma, que los judíos sionistas comenzaron a armar una historia nacional para justificar la creación de un estado judío al inventar la idea de que los judíos existieron como un pueblo separado de su religión y que tenían primogenitura sobre el territorio que había sido conocido como Palestina.

Los sionistas también se inventaron la idea de que los judíos que vivían en el exilio fueron obligados a regresar a la Tierra Prometida, un concepto que había sido ajeno al judaísmo, afirma Sand.

Como casi todo en el Medio Oriente, ésta investigación está repleta de poderosas implicaciones religiosas, históricas y políticas. Si la tesis de Sand es correcta, sugeriría que muchos de los árabes Palestinos tienen sustancialmente más derecho a reclamar las tierras de Israel que muchos de los judíos europeos que llegaron alegando una promesa divina.

De hecho, Sand teoriza que muchos judíos, que permanecieron en Judea después de que las legiones romanas aplastaran el último alzamiento en 136 D.C., eventualmente se convirtieron al cristianismo o al islam, queriendo decir con esto que los palestinos que han sido concentrados en Gaza o en Cisjordania podrían ser los descendientes directos de los judíos de la era romana.

A pesar de las implicaciones políticas del libro de Sand, no ha enfrentado lo que podría esperarse: un despiadado ataque de los israelitas de derecha. La crítica se ha enfocado mayormente en las credenciales de Sand como experto en historia europea, no en historia antigua del Medio Oriente, un punto que Sand reconoce de buena gana.

Un crítico, Israel Bartal, decano de ciencias humanas en la Universidad Hebrea, atacó las credenciales de Sand y llamó a la tesis de Sand “infundada”, pero no estuvo de acuerdo más que todo en la afirmación de Sand que la historia de la diáspora fue creada como un mito intencional de los sionistas que buscaban fabricar una conexión genealógica directa entre muchos de los judíos del mundo e Israel.

“Aunque el mito de un exilio de la patria judía (Palestina) no existe en la cultura popular israelita, es insignificante en las discusiones serias de historia judía”, Bartal escribió en el periódico Haaretz. “Grupos importantes en el movimiento nacional judío expresaron reservas respecto a este mito o lo negaron por complete”…

“La clase de intervención política de la que habla Sand, es decir, un programa deliberado diseñado para hacer que los israelitas se olvidaran de los verdaderos orígenes biológicos de los judíos de Polonia y Rusia o una directriz para la promoción de la historia del exilio de los judías de su patria es pura fantasía”.

En otras palabras, Bartal, como muchos otros críticos, no está para nada disputando las aseveraciones históricas de Sand sobre la diáspora o los orígenes de los judíos de Europa oriental, como sí está impugnando la noción de Sand de que los sionistas se inventaron una historia falsa para un propósito político cínico.

Pero no puede haber duda de que la historia de la diáspora ha jugado un rol clave en la fundación de Israel y que el atractivo de esta poderosa narrativa ha ayudado al estado judío a generar simpatía alrededor del mundo, especialmente en los Estados Unidos.

“Después de haber sido exiliados a la fuerza de su tierra, la gente permaneció fiel a ella a través de su dispersión y nunca cesó de orar y esperar por su regreso a ella y para la restauración en la misma de su libertad política”, así es como dice el preámbulo de la Declaración de Independencia de Israel.

La Realidad de la Mitología

En enero de 2009, mientras el ejército israelita bombardeaba a los palestinos en Gaza en respuesta por los cohetes lanzados contra el sur de Israel, el mundo echo un vistazo desagradable de lo que puede resultar cuando a los mitos históricos se les permite crear divisiones entre los pueblos que de otro modo podrían tener mucho en común.

Después de que el conflicto cesara – con 1,400 palestinos muertos, incluyendo muchos niños y otros no combatientes – el gobierno israelita investigó supuestos crímenes de guerra por su ejército y escuchó el testimonio de las tropas israelitas en las que rabinos extremistas habían proclamado la invasión como una guerra santa.

Las tropas dijeron que los rabinos les trajeron folletos y artículos declarando: “Somos el pueblo judío. Venimos a esta tierra por un milagro. Dios nos trajo de vuelta a esta tierra y ahora necesitamos pelear para expulsar a los no judíos que están interfiriendo con nuestra conquista de esta tierra santa”.

En su libro – y en una entrevista con Haaretz sobre su libro – Sand desafió este mito esencial. En la entrevista, él dijo:

“Comencé a mirar en los estudios de investigación sobre el exilio de la tierra – un evento constitutivo en la historia judía, casi como el Holocausto. Pero para mi sorpresa descubrí que no existe literatura. La razón es que nadie exilió al pueblo del país.

“Los romanos no exiliaron a las personas y no podrían haberlo hecho incluso si hubieran querido. No tenían los trenes y camiones para deportar poblaciones enteras. Esta clase de logística no existió hasta el siglo 20. De eso, en efecto, surgió el libro completo: en la comprensión de que la sociedad judía no fue dispersada ni fue exiliada”.

Los Verdaderos Descendientes

Al preguntársele si estaba diciendo que los verdaderos descendientes de los habitantes del Reino de Judá son los palestinos, Sand respondió:

“Ninguna población permanece pura durante un período de miles de años. Pero las probabilidades de que los palestinos sean descendientes de la antigua población judía son mucho más grandes que las probabilidades de que tú o yo seamos sus descendientes”.

“Los primeros sionistas, hasta la Revuelta Árabe (1936-1939), sabían que no había habido ningún exilio y que los Palestinos eran descendientes de los habitantes del territorio. Sabían que los granjeros no dejan su tierra hasta que son expulsados”.

“Incluso Yitzhak Ben-Zvi, el segundo presidente del Estado de Israel, escribió en 1929 que, ‘la vasta mayoría de los campesinos no tenían sus orígenes en los conquistadores árabes, sino más bien, en los campesinos judíos que eran numerosos y una mayoría en las labores en la tierra’”.

Sand argumenta además que el pueblo judío jamás existió como una “raza nación”, sino que fue una mezcla étnica dispar de personas que adoptaron la religión judía durante un extenso período de tiempo. Sand descarta el argumento sionista de que los judíos fueron un grupo seminal y aislado que fue objeto de dispersión por los romanos.

Aunque implacables en la represión de quienes desafiaban su dominio, los romanos permitían a sus súbditos grandes libertades, incluyendo la libertad de culto, libertad de expresión y libertad de agrupación.

Miles de judíos sirvieron en las legiones romanas y hubo una considerable comunidad judía en la misma Roma. Tres descendientes judíos de Herodes El Grande, el emperador judío de Jerusalén, sirvieron en el Senado Romano.

Las leyes dietéticas judías fueron respetadas bajo la ley romana, así como el derecho a no trabajar el día sábado. Los esclavos judíos – 1,000 llevados a Italia por el Emperador Tito después de aplastar la primera rebelión judía en el año 70 D.C. – fueron comprados y dejados en libertad por familias judías establecidas desde hace tiempo en la sociedad romana.

Después del final de la rebelión judía, la revuelta Bar Kokhba de 132-136 D.C., los historiadores dicen que los romanos impusieron restricciones a los judíos para entrar a Jerusalén, lo cual causó que otras áreas, tales como Galilea en el norte de Palestina, se convirtieran en centros de aprendizaje judío. Pero existe poca o nula evidencia de una reubicación masiva forzosa.

Sand dice que la diáspora fue originalmente un mito cristiano que describía el evento como un castigo divino impuesto a los judíos por haber rechazado el evangelio de Cristo.

Evidencia Genética

No ha habido ninguna refutación seria al libro de Sand, el cual ha sido un éxito en ventas en Israel y en Europa – y el cual se espera salga a la venta en los Estados Unidos dentro de un año. Pero ya hubo estudios genéticos intentando demostrar una línea continua de descendencia entre los judíos askenazi de Europa a partir de las tribus hebreas de Israel.

En un estudio genético publicado por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, los cromosomas Y de los judíos askenazi, romanos, norteafricanos, kurdos, del medio oriente, yemenitas y etíopes fueron comparados con 16 grupos no judíos de similares áreas geográficas. Se descubrió que a pesar de la residencia por largo tiempo en diferentes países y aisladas las unas de los otras, la mayoría de las poblaciones judías no fueron significativamente diferentes entre sí a nivel genético.

Aunque el estudio también demostró que 20 por ciento de los askenazi portan marcadores genéticos europeos consistentes con los jázaros, los resultados parecieran demostrar que los askenazi descendieron de una población común en el Medio Oriente y sugirió que la mayoría de las comunidades judías han permanecido relativamente aisladas de las comunidades vecinas no judías durante y después de la diáspora.

No obstante, un monumental estudio genético titulado: “El Viaje del Hombre”, llevado a cabo en 2002 por el Dr. Spencer Wells, un genetista de la Universidad de Stanford, demostró que virtualmente todos los hombres europeos porta los mismos marcadores genéticos encontrados dentro de la población masculina del Medio Oriente en los cromosomas Y.

Eso es así porque la migración de los seres humanos comenzó en África y siguió su curso a través del Medio Oriente en adelante, abarcando muchos miles de años. En resumen, todos somos más o menos iguales.

Delirio Obsesivo

A pesar de la falta de evidencia científica o histórica concluyente, la narrativa de la diáspora probó ser una historia convincente, al igual que la interpretación bíblica del Éxodo de Egipto, la cual los historiadores y arqueólogos también han cuestionado en años recientes.

Es ciertamente verdadero que todas las naciones usan mitos y leyendas para cimentarse; algunas narraciones están basadas en hechos, otras son artificios convenientes para sus propios propósitos.

No obstante, cuando el mito y la leyenda abogan por exceso, cuando demandan una pureza racial, étnica o religiosa para la exclusión de los demás – de modo tal que una profecía pueda cumplirse o un objetivo nacional se pueda lograr – la razón y la justicia pueden dar lugar al extremismo y a la crueldad.

El motivo para la creación del Estado de Israel fue el de brindar respiro después de la II Guerra Mundial para los judíos de Europa (es decir, a los descendientes de europeos que se convirtieron al judaísmo), pero esa causa noble ha sido ahora contorsionada en un delirio obsesivo de creerse con un derecho israelita para maltratar y perseguir a los Palestinos (auténticos descendientes de los judíos que han vivido en Palestina por generaciones).

Cuando los rabinos israelitas de extrema derecha hablan de sacar a los no judíos de la tierra que Dios supuestamente les dio a los israelitas y a sus descendientes, estos rabinos podrían estar hablando con plena fe, pero la fe por definición es una creencia inquebrantable en algo que tomado por sí mismo no puede ser probado.

En otras palabras, esta fe – o delirio – además está contagiándose en el resto del mundo. La sangrienta guerra en Irak es el apéndice del conflicto Israelita-Palestino, así como lo es el peligroso alzamiento del fundamentalismo islámico en toda la región.

Lo peor, también teneos ahora la ironía de que el Israel moderno fue establecido por judíos de origen europeo, es decir, que muchos de los cuales étnicamente no tienen ninguna conexión con Palestina, ya que se trata de descendientes de europeos que se convirtieron a la fe judía.

Otro aspecto cruel de esta ironía es que los descendientes de los antiguos israelitas podrían incluir a muchos Palestinos, quienes genéticamente no tienen ninguna diferencia con los judíos sefarditas, quienes al igual que los palestinos, fueron los habitantes aborígenes y originales de esta tierra ancestral. Algo que no se puede decir por igual de los judíos askenazi europeos (de origen ruso, polaco, alemán o de Europa oriental)

Yasser Arafat me decía bastante a menudo que los israelitas son en realidad primos de los palestinos, pero podría estar equivocado, ya que son más hermanos que primos.

Morgan Strong es un ex profesor de historia del Medio Oriente y fue consejero sobre el Medio Oriente para el progama “60 Minutos” de CBS News.


جواب  رسائل 4 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 05/05/2013 18:28
Abrahám, originalemnte llamado abram que significa ab=padre ram= excelso , era originiario de ur en caldea, actual IRAK.
Posteriormente Dios lo elige como el fundador de un pueblo que sería su protegido.
Para eso le da fertilidad a sara, que era su esposa y hermana por parte de padre, para que pudiiera concebir hijos y formar descendencia.
Sara también era de ur región caldea.
Abraham tenía ya un hijo samuel, con una esclava egipcia, de nombre de nombre ismael y a la edad de cien años, concibe a isaac, con quien Dios lo pone a prueba pidiendole que lo sacrifique y luego lo deja vivir.
Isaac concibe a jacob ( el engañador) a quien luego de arrepentirse de luchar con Dios, Dios le cambia el nombre y lo llama Israel (" El que lucha con Dios")
Dios los conduce del otro lado del eufrates y de alli emigran luego a egipto y alli se originan  las 12 tribus de una de ellas nace David, padre a su vez de Salomón.
Jesús es hijo de María de Nazareth , concebido por obra y gracia del espíritu santo y anunciado por un ángel a josé y la prima de María.
Esto es lo que nos dice La Biblia.
O sea que el génesis de las tribus de la actual israel, fueron egipcias y caldeas. Judá es de  posterior y sus primeros habitantes no habían nacido allí, sino del otro lado del éufrates en la región caldea de Ur.

جواب  رسائل 5 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 05/05/2013 18:30
Israel significa : " el que lucha con Dios"
Todo el que lucha con Dios, es su pueblo.

جواب  رسائل 6 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 05/05/2013 18:32
Dios saca al patriarca de su pueblo elegido de Ur, actual IRAK.

جواب  رسائل 7 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 05/05/2013 18:33
Jesús  es Dios hecho hombre para la salvación del hombre.
Amén

جواب  رسائل 8 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 05/05/2013 18:34
Jesús es el cordero de Dios que vino a quitar los pecados del mundo.
Amén

جواب  رسائل 9 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 06/05/2013 00:27
El génesis bíblico está escrito por el Yavistas  de parte de salomon
y también otro escribió el génesis igual documentado que el yavista que fue el eloista.
Luego los nobles  hebreos sacerdotes hicieron sus "arreglos"
Y así se hizo un solo génesis integrado, con todas las historias tal como lo presentan la mayoría de los textos bíblicos excepto una versión que los separa debidamente: La BIBLIA latinoamericana.

جواب  رسائل 10 من 12 في الفقرة 
من: albi مبعوث: 08/05/2013 00:09

Hipótesis documentaria

De Wikipedia, la enciclopedia libre
 

La hipótesis documentaria o hipótesis documental (DH) propone que los primeros cinco libros del Antiguo testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, que juntos se conocen como la Torá o Pentateuco) son una combinación de documentos que provienen de cuatro fuentes de origen independiente. De acuerdo con la influyente versión de la «hipótesis documentaria» formulada por Julius Wellhausen (1844-1918), estas fuentes y la fecha aproximada de su composición, fueron:

Julius Wellhausen, teólogo protestante alemán que dio forma a la Hipótesis documentaría.

El redactor que combinó las diversas fuentes del final del Pentateuco, que pudo haber sido Esdras; abreviado como (R), de redactor.

«A partir de la simple cuestión de cómo reconciliar las incoherencias del texto, y rehusando aceptar explicaciones forzadas, para que armonizara, los estudiosos llegaron finalmente a la teoría de que la Torá estaba integrada por varios textos seleccionados que fueron entretejidos, a veces incoherentemente, de fuentes que tratan del mismo asunto y de temas relacionados.
El razonamiento seguido en este tipo de análisis es similar al de los sabios talmúdicos y, más tarde, los rabinos, quienes sostuvieron que estas cláusulas incompatibles y la terminología en un solo párrafo de la Mishná tiene que haberse originado por diferentes sabios, y reconocen que Moisés no pudo haber escrito los pasajes de la Torá pues contiene información no disponible para él, como el último capítulo de Deuteronomio, que describe su muerte y sus consecuencias.» –Jeffrey Tigay.[1]

Según Wellhausen, las cuatro fuentes muestran una imagen de la historia religiosa israelí, de una cada vez mayor centralización y poder sacerdotal. La hipótesis de Wellhausen se convirtió en la opinión dominante sobre el origen del Pentateuco durante gran parte del siglo XX. La mayoría de expertos contemporáneos aceptaron, de alguna manera, la hipótesis documental de la Biblia,[2] y los académicos siguen recurriendo a la terminología de Wellhausen y sus conocimientos.

Índice

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[editar] Composición de la «Torá»

Siguiendo a Wellhausen, los estudiosos hablan de cuatro fuentes de la Torá.

[editar] Tradición yahvista (J)

La fuente más antigua, trata de narraciones, que constituyen la mitad del Génesis y del Éxodo, más unos fragmentos de Números. Describe a un dios parecido a un ser humano, llamado Yahveh (o más bien Yhwh) en todas partes, y tiene un especial interés en el territorio del reino de Judea e personas relacionadas con su historia. Tiene un estilo elocuente. Originalmente compuesto hacia el 950 a. C.[3]

Diagrama de las diversas versiones postuladas por la hipótesis documentaria bíblica.

[editar] Tradición elohista (E)

E es paralela a J, a menudo duplicando las descripciones. Constituye una tercera parte del Génesis y la primera mitad del Éxodo, además de fragmentos de Números. Describe a un dios parecido a un ser humano, inicialmente llamado Elohim, y Yahveh después del incidente de la zarza ardiente, donde Elohim se revela a sí mismo como Yahveh. Se centra en el reino de Israel y en el Shiloh sacerdocio, tiene un estilo moderadamente elocuente. Originalmente compuesto ca. 850 a. C.[4]

[editar] Tradición deuteronómica (D)

D toma la forma de una serie de sermones acerca de la ley, y consiste en la mayor parte del Deuteronomio. Su termino distintivo para dios es Yhwh Elohainu, traducido como ‘El señor nuestro dios’. Originalmente compuesto hacia el 650-621 a. C.[5]

[editar] Tradición sacerdotal (P)

Preocupados con la centralización del sacerdocio, y con listas (especialmente genealógicas), fechas, números y leyes. P describe un dios distante y despiadado, a quien llaman Elohim. P copia partes de J y E, pero altera detalles para resaltar la importancia del sacerdocio. P consiste en cerca de un quinto del Génesis, partes substanciales de Éxodo y Números, y casi todos el Levítico. P tiene un bajo nivel de estilo literario. Compuesto ca. 550-[[400 a. C.[4]

[editar] Redactor (R)

El redactor de la Torá comienza con la combinación de J y E para crear JE, ca. 750 a. C. La adición de D generó JED. Los redactores denominados P, pusieron el trabajo en su forma definitiva ca. 400 a. C. Gran parte de esta tradición fue escrita durante el exilio del pueblo judío en Babilonia, provocado por la ocupación de Israel que hiciese el Rey Nabucodonosor.

[editar] Antes de Wellhausen

Baruch Spinoza propone en el Tractatus theologico-politicus (en 1670) que el autor del Pentateuco no fue Moisés sino Esdras.

[editar] Autoría mosaica

Antes del siglo XVII tanto judíos como cristianos aceptaban la opinión tradicional, según la cual Moisés había escrito la Torá bajo la directa inspiración e incluso mandato del Dios hebreo. Pocos rabinos y filósofos se preguntaron cómo podría haber descrito Moisés su propia muerte, o cómo dio una lista de reyes de Edom, antes de que esos reyes vivieran; pero nadie dudaba de la veracidad de la tradición, y el propósito de los estudios era subrayar la antigüedad y la autoridad de las enseñanzas del Pentateuco, y no demostrar quién escribió los libros.[6]

[editar] Los inicios de la hipótesis documental

En 1651, Thomas Hobbes, en el capítulo 33 de Leviatán, mostró un conjunto de pruebas monstando que todo el Pentateuco nunca podía haber sido escrito por Moisés, con observaciones de pasajes como Deuteronomio. 34:6 («ningún hombre conoce de su sepulcro hasta el día de hoy», lo que implica que el autor vivió bastante tiempo después de la muerte de Moisés); Génesis 12:6 («y los cananeos ocupaban el territorio»), implicando que el autor vivía cuando los cananeos ya no estaban en ese territorio; y Números 21:14 (refiriéndose al libro anterior a los Hechos, de Moisés), concluyendo que ninguno de estos textos pudo haber sido escrito por Moisés. Otros, entre ellos Isaac de la Peyrère, Baruch Spinoza, Richard Simon, y John Hampden, llegaron a la misma conclusión, pero sus trabajos fueron condenados, varios de ellos fueron encarcelados y forzados a retractarse, incluso se atentó contra la vida de Spinoza.[7]

En 1753, Jean Astruc publicó (anónimamente) Conjectures sur les memoires originaux, dont il parait que Moses s'est servi pour composer le livre de la Genèse (‘conjetura de las memorias originales donde aparece Moisés avalándose a sí mismo como compositor del libro del Génesis’). Los motivos de Astruc fueron refutar a Hobbes y Spinoza ―«la enfermedad del último siglo», como llamó a su trabajo―. Para llevar a cabo esto, aplicó al Génesis herramientas del análisis literario que los estudiosos ya usaban con textos clásicos, como la Ilíada, para tamizar las variantes tradicionales y llegar al texto más auténtico.

Comenzó por identificar dos marcadores que parecían caracterizar variaciones coherentes: el uso del Elohim o Yhwh (Yahvé) como el nombre de dios, y la aparición de historias duplicadas, como los dos relatos de la Creación en el primero y segundo capítulos del Génesis, y los dos relatos del Sara y de un rey extranjero (Gen. 12 y Gen. 20). A continuación, estableció columnas, y asignó a estas los versículos de "Elohim" en una columna, y los de "Yhwh" en otra, y los de los relatos duplicados en otras dos columnas, al lado de estos. Las cuatro columnas paralelas así construidas contenían dos narraciones largas y dos cortas. Astruc sugirió que estos eran los documentos originales usados por Moisés, y el Génesis que Moisés había escrito se vería exactamente así, cuatro relatos paralelos destinados a ser leídos por separado. Según Astruc, más tarde, un redactor combinó las cuatro columnas en una sola narración, creando la confusión y las repeticiones observadas por Hobbes y Spinoza.[8]

Las herramientas adoptadas por Astruc para la critica de las fuentes bíblicas fueron ampliamente desarrolladas por los siguientes estudiosos, la mayoría alemanes. Desde 1780 en adelante Johann Gottfried Eichhorn extendió el análisis de Astruc más allá del Génesis a todo el Pentateuco, y por 1823 llegó a la conclusión de que Moisés no había participado en la escritura de este. En 1805 Wilhelm de Wette concluyo que la Tradición deuteronómica representaba una tercera fuente independiente. Por 1822, Friedrich Bleek identifico el Libro de Josué como una continuación del Pentateuco a través del Deuteronomio, mientras que otros identificaban signos de la Tradición deuteronómica en el Libro de los jueces, el Libro de Samuel, y el Primer libro de los reyes.

En 1853 Hermann Hupfeld sugirió que la tradición elohista era en realidad dos fuentes que deberían ser separadas. Así, aisló la tradición sacerdotal; Hupfeld también enfatizo la importancia del "Redactor", o último editor, en la producción de la Torá desde las cuatro fuentes. No todo lo del Pentateuco se remontaba a una de las cuatro fuentes: numerosas secciones más pequeñas fueron identificadas, como el Código de santidad contenido en Levíticos 17 a 26.[9]


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Los estudiosos también trataron de identificar la secuencia de fechas de las cuatro fuentes, y proponer quien pudiera haberlas escrito, y por qué. De Wette había llegado a la conclusión en 1805, que ninguno de los textos del Pentateuco fue compuesto antes de los tiempos de David; Desde Spinoza, D estaba conectado con los sacerdotes del templo de Jerusalén, durante el reinado de Josías en 621 a. C.; después, los estudiosos argumentaron varias composiciones, en el orden PEJD, o EJDP, o JEDP: pero el tema está lejos de resolverse.[10]

[editar] La hipótesis de Graf-Wellhausen

En 1877, Julius Wellhausen publicó Die Komposition des Hexateuch ("La composición del Hexateuco"), en donde estableció la hipótesis de las cuatro fuentes del origen del Pentateuco. Fue seguido en 1878 por Prolegomena zur geschichte Israels (‘prolegómenos a la historia de Israel’), un trabajo que rastrea el desarrollo de la religión de los antiguos israelitas a partir de un punto de vista totalmente secular, no sobrenatural. Wellhausen aportó pocas novedades, pero tamizó y combinó los estudios de siglos anteriores de manera coherente, y completó una teoría tan convincente de los orígenes de la Torá y del judaísmo, que dominó el debate académico sobre el tema en los siguientes cien años.

[editar] Clasificación de las fuentes

Los criterios de Wellhausen para distinguir entre las diversas fuentes fueron desarrollados por sus predecesores durante los siglos anteriores: el estilo (incluyendo la opción del vocabulario aunque no exclusivamente), nombres divinos, y duplicaciones (y ocasionalmente triplicaciones). J fue identificado con un rico estilo narrativo; E era algo menos elocuente; P tenía un lenguaje seco y legalista.

Temas de vocabulario, como el uso de diversos nombres de Dios, o el uso de la denominación monte Horeb (E y D) o bien la de monte Sinaí (J y P) la montaña de Dios; objetos rituales, como el Arca de la alianza, mencionado frecuentemente en J, pero nunca en E; el estatus de los Jueces (nunca mencionado en P) y profetas (mencionados solo en E y D); el medio de comunicación entre Dios y los hombres (el Dios de J se reúne en persona con Adán y Abraham, el Dios de E se comunica por medio de los sueños, el de P solamente puede acercarse por medio de los sacerdotes): todos estos y otros más forman el conjunto de herramientas para distinguir entre las fuentes y los versículos asignados a ellos.[11]

[editar] Fechas de las fuentes

Manuscrito de la Biblia Hebrea con Tárgum en el siglo XI.

El punto de inicio de Wellhausen para fechar las fuentes fue el tema descrito en 2 Reyes 22:8-20: un rollo de la Torá (que puede ser traducida como ‘instrucción’ o ‘ley’) descubierto en el templo de Jerusalén por los altos sacerdotes Hilkiah en el año dieciocho del reino de Josías, quien ascendió al trono cuando apenas tenía ocho años. Narra que Josiah inició una campaña de reforma religiosa, destruyendo todos los altares, excepto el del Templo, prohibiendo todo sacrificio, excepto en el Templo, insistiendo en la exclusiva adoración a Yahveh.

En el siglo IV Jerónimo especuló que la instrucción del "rollo" podría haber estado en el Deuteronomio; de Wette, en 1805, sugirió que podría haber estado solamente el código de leyes en el Deuteronomio 12-26, que Hilkiah encontró, y eso tal vez lo escribió el mismo, solo o con la colaboración de Josías. Los historiadores deutoromistas dudaron en darle crédito a Josías: en I Reyes 13 es nombrado como el que sería enviado por Yahveh para masacrar a los sacerdotes apóstatas de Beth-el, en una profecía hecha, supuestamente, 300 años antes de su nacimiento.[12]

Con D fechado en la Historia, Wellhausen procedió a situar las fuentes restantes. El acepta la conclusión de Karl Heinrich Graf, que las fuentes fueron escritas en este orden: JEDP. Esto contradecía la opinión general de los estudiosos de la época, quienes veían la fuente P como la primera, "la guía oficial aprobada para el culto divino", y la discusión que sostuvo Wellhausen para situar P fue la gran innovación de los Prolegómenos,[13] atribuyendo J y E a los inicios de la monarquía, aproximadamente para J 950 a. C., y para E 850 a. C.; P es situada a principios del periodo posexilio persa, cerca del 500 a. C.

Argumentó estas fechas basándose en lo que en aquel tiempo se conocía como la evolución natural de la práctica religiosa: en la sociedad pre-monárquica y a principios de la descrita en el Génesis, los Magistrados y Samuel, se levantaron altares donde los patriarcas o héroes elegían, como Josúe; cualquiera podía ofrecer sacrificios, y eran ofrecidas partes a sacerdotes como ofrenda del sacrificio; durante la monarquía tardía comienza a centralizarse los sacrificios y a ser controlados por el sacerdocio. Mientras que festividades israelitas, como la Pascua Pésaj, fueron instituidas para vincular al pueblo con la monarquía en una celebración común de la historia nacional; en los tiempos del post-exilio, el templo de Jerusalén estaba firmemente establecido como el único santuario, y solo los descendientes de Aarón podían ofrecer sacrificios, las festividades estaban vinculadas al calendario, en vez de a las estaciones, y el calendario de los derechos sacerdotales era estrictamente asignado.[14]

Las cuatro fueron combinadas por una serie de "redactores" (editores), primero J con E para formar JE, luego JE con D para formar el texto JED, y finalmente JED con P para formar JEDP, la Torá final. Retomando una tradición académica que se remonta a Spinoza y Hobbes, Wellhausen llamó a Esdras el redactor final, el líder del post-exilio, quien restableció la comunidad judía en Jerusalén a instancias del emperador persa Ciro en el 458 a. C.

[editar] Después de Wellhausen

Durante gran parte del siglo XX, la hipótesis de Wellhausen creó el marco donde se discutió el origen del Pentateuco, e incluso el Vaticano, un firme critico del estudio bíblico secular en el siglo XIX, llegó a aceptar los métodos, pero no los resultados, de la fuente y de la crítica formada.[15] Algunas modificaciones importantes fueron introducidas, en particular por Albrecht Alt y Martin Noth, quien aboga por la transmisión oral de las antiguas creencias fundamentales –el Éxodo desde Egipto, la conquista de la Tierra prometida, los pactos, la revelación en el Sinaí, Horeb, etc.[16] Al mismo tiempo, los trabajos de la Escuela de Arquelogía Bíblica Norteamericana, como el de William F. Albright y Ciro Gordon parecen confirmar que, aunque al Génesis y al Éxodo se les dio su forma definitiva en el primer milenio a. C., siguen firmemente la realidad material del segundo milenio[17] El efecto de tales mejoras, fue ayudar a ampliar la aceptación de la hipótesis básica, de tranquilizar a los creyentes, que incluso si la forma final del Pentateuco no se debió al mismo Moisés, y "a pesar de las fecha tardía del Pentateuco, podemos recuperar una imagen creíble de la época de Moisés e incluso de la Edad patriarcal. De ahí que la oposición a la Hipótesis documental disminuyera gradualmente, y a mediados del siglo XX, fue aceptada casi universalmente."[18]


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El consenso comienza a colapsar a finales de los años sesenta, con la propagación de las nuevas herramientas de estudio y un creciente reconocimiento de las limitaciones del marco de trabajo analítico de Wellhausen. El resultado han sido propuestas que modifican tanto el modelo documental que es irreconocible, o incluso abandonarlo enteramente a favor de modelos alternativos donde se ve el Pentateuco como producto de un solo autor o como el punto final de un proceso de creación de toda la comunidad. Cabe mencionar algunas figuras de las últimas décadas del siglo XX, H. H. Schmid casi completamente elimino J, dejando solo un último "redactor" Deutoronomista;[19]

Rolf Rendtorff y Erhard Blum vieron el desarrollo del Pentateuco desde un aumento gradual de pequeñas unidades a trabajos cada vez más grandes, un proceso que elimina tanto a J como a E, e implica un modelo fragmentario en vez de un modelo documental para los orígenes del Antiguo testamento;[20] y John Van Seters, usando un modelo diferente, prevé un proceso continuo de la administración de suplementos, en el que los últimos autores modificaron las primeras composiciones y cambiaron el enfoque de la narración.[21] La propuesta contemporánea más radical vino de Thomas L. Thompson, quien sugirió que la redacción final de la Tora ocurre al principio de la monarquía Hasmonea.

El desafío en el consenso de Wellhausen fue quizás mejor resumido por R. N. Whybray, quien señaló que de los varios modelos posibles para la composición documental del Pentateuco, –documental, complementario y fragmentario– el documental fue el más difícil de demostrar, por un tiempo los modelos complementario y fragmentario proponen modelos relativamente simples, lógicos y pueden explicar la desigualdad del texto final, el proceso previsto por DH es complejo y muy específico en sus suposiciones sobre el antiguo Israel y el desarrollo de su religión. Whybray continuaba afirmando que estas suposiciones eran ilógicas y contradictorias, y no ofrecían auténtico poder explicativo: por ejemplo, ¿porque los verdaderos autores de las diferentes fuentes evitarían la duplicación, mientras el "redactor" final las acepta? "Por lo tanto, la hipótesis solamente puede mantenerse en el supuesto de que, mientras la coherencia es la característica distintiva de las diversas fuentes, la incoherencia era el sello distintivo de los "redactores"[22]

La hipótesis documental todavía tiene muchos seguidores, especialmente en los Estados Unidos, donde William H. Propp ha completado dos volúmenes de traducción y comentarios sobre el Éxodo editado por la prestigiosa Anchor Bible Series dentro de un marco DH, [21] y Antony F. Campbell y Mark A. O'Brien han publicado Fuentes del Pentateuco la presentación de la Torá continua ordenados en las siguientes fuentes de divisiones Martin Nort.

Elliott Richard Friedman, en Who wrote the Bible? (‘¿quién escribió la Biblia?’, de 1987) y The Bible with sources revealed (‘la Biblia con fuentes reveladas’, de 2003) es, en esencia, una extensa respuesta para Whybray, explicando, en términos basados en la historia del Antiguo Israel, como los redactores pudieron tolerar la incoherencia, contradicción y repetición, en efecto, estaban obligados a ello por el marco histórico en el que trabajaban.

Las clásicas divisiones en cuatro fuentes de Friedman difieren de Wellhausen en aceptar las fechas de Yehezkel Kaufmann de P para el reino de Hezekiah;[23] Esto, en sí mismo, no es una pequeña modificación de Wellhausen, para quien unas fechas posteriores de P eran esenciales para el desarrollo del modelo histórico de religión de Israel. Friedman argumentó que J aparece un poco antes de 722 a. C., seguido por E, y combinado JE poco después. P fue escrito, refutando a JE (c. 715-687 a. C.), y D era el último en aparecer, en el momento de Josías (c. 622 a. C.), antes del "redactor", que Friedman identifica con Esdras, compusiera la Torá final.

Pero mientras la terminología y hipótesis documental siguen siendo debatidos por los académicos, sobre el origen del Pentateuco ya no domina ese debate, tal como ocurría durante los dos primeros tercios del siglo XX. Las verdades consagradas en la introducción (el tema de los orígenes del Pentateuco) han desaparecido, y en su lugar se enfrentan los estudiosos de numerosas teorías que son extremadamente complejas y, a menudo, redactadas en un estilo expositivo que no es apto para los pusilánimes (según John van Seter, la descripción de un trabajo seminal).[24]

Como sea, el enfrentamiento entre los eruditos lo único que ha dejado en claro es que el Pentateuco no tiene un único autor, y que ha sido construido a lo largo de los siglos, por lo que si acaso existió un texto de un único autor del Pentateuco, este fue alterado con adiciones, supresiones y modificaciones con el paso del tiempo. Esto es lo que asegura el islamismo: Según el Corán, el Pentateuco fue revelado originalmente por Dios directamente a Moisés. Sin embargo, este texto original de la revelación divina fue alterado con el tiempo, modificado de variadas formas con el paso de los siglos, y de esta forma, si bien hoy día aún persisten partes de la revelación divina en lo que conocemos como Pentateuco, el texto actual no es 100% confiable ni es 100% revelación divina.

[editar] Notas

  1. Jeffrey Tigay: JPS Torah commentary on Deuteronomy, pág. 502, citado en Judaism FAQs.
  2. Stephen L Harris: Understanding the Bible. Palo Alto (California): Mayfield, 1985.
  3. Stephen L. Harris: Understanding the Bible (‘la comprensión de la Biblia’). Palo Alto (California): Mayfield, 1985.
  4. a b Stephen L. Harris: Understanding the Bible. Palo Alto (California): Mayfield, 1985.
  5. Stephen L Harris: Understanding the Bible (‘la comprensión de la Biblia’). Palo Alto (California): Mayfield, 1985.
  6. Gordon Wenham: Exploring the Old testament (‘Explorando el «Antiguo testamento»’), vol. 1, «The Pentateuch» (pág. 160), 2003.
  7. Para una breve revisión de la lucha durante la Ilustración entre erudición y autoridad, ver Richard Elliott Friedman: Who wrote the Bible? (‘¿quién escribió la Biblia?’), págs. 20-21 (edición original de 1987, en tapa dura; edición HarperCollins, de 1989, en tapa blanda).
  8. Gordon Wenham, "Exploring the Old Testament: Volume 1, the Pentateuch" (2003), pág. 162-163.
  9. Don Closson (Probe Ministries), "Did Moses Write the Pentateuch?", and Richard Elliott Friedman, "Who Wrote the Bible?", pp.22-24.
  10. Richard Elliott Friedman: «Who wrote the Bible?» (pág. 25), en Richard Elliott Friedman y Alexander Rofe: Introduction to the composition of the Pentateuch, capítulo 2, 1999.
    Ver también Raymond F. Surberg: The contribution of the prolegomena from a critical viewpoint, sección 2 de Wellhausianism evaluated after a century of influence.
  11. Richard Elliott Friedman: The Bible with sources revealed (‘la Biblia con fuentes reveladas’), 2003.
    Richard Elliott Friedman: «Reading the “Old testament”: source criticism».
  12. Richard Elliott Friedman, "Who Wrote the Bible?" esp. pág. 188 ff.
  13. Gordon Wenham, "Exploring the Old Testament", pág. 171.
  14. Gordon Wenham: «Exploring the “Old testament”» (‘la exploración del Antiguo testamento’), pág. 167-171.
  15. "Let the interpreter then, with all care and without neglecting any light derived from recent research, endeavor to determine the peculiar character and circumstances of the sacred writer, the age in which he lived, the sources written or oral to which he had recourse and the forms of expression he employed." Encyclical Divino Afflante Spiritu, 1943.
  16. Albecht Alt, "The God of the Fathers", 1929, and Martin Noth, "A History of Pentateuchal Traditions", 1948.
  17. "Archaeology and the Patriarchs", an overview of archaeology and the Patriarchal period.
  18. Gordon Wenham, "Pentateuchal Studies Today", Themelios 22.1 (October 1996)
  19. H. H. Schmid, "Der sogenannte Jahwist" ("The So-called Yahwist"), 1976.
  20. Rolf Rendtdorff: El problema del proceso de transmisión en el Pentateuco, diario para el estudio del suplemento 89 del Antiguo testamento, 1990.
  21. John Van Seters, "Abraham in History and Tradition", 1975.
  22. R.N. Whybray, "The Making of the Pentateuch", 1987, quoted in Gordon Wenham, "Exploring the Old Testament", 2003, pp.173-174.
  23. Yehezkel Kaufmann: "The religion of Israel, from its beginnings to the babylonian exile", 1961.
  24. Benjamin Sommer, review of Ernest Nicholson's "The Pentateuch in the Twentieth Century: The Legacy of Julius Wellhausen", Review of Biblical Literature, 30 September 2000.

[editar] Referencias

John Rogerson proporciona una revisión autorizada en Old Testament Criticism in the Nineteenth Century: England and Germany (1985).

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  • Fox, Robin Lane: The unauthorized version. (Un científico en temas clásicos ofrece una mesurada visión para el lego).
  • Friedman, Richard E.: Who wrote the Bible?. Nueva York: Harper and Row, 1987. ISBN 0-06-063035-3. (Esta obra no constituye una referencia estándar para la hipótesis documentaria, pues Friedman en parte describe su propia teoría del origen de una de las fuentes. Más bien, ofrece una excelente introducción para el lego).
  • Friedman, Richard E.: The Hidden Book in the Bible, Nueva York: HarperSan Francisco, 1998.
  • Friedman, Richard E. The Bible with sources revealed. San Francisco (California): HarperSanFrancisco, 2003. ISBN 0-06-053069-3.
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[editar] Véase también



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