El director del servicio secreto
español le acusa de amenazar la seguridad del Estado. El general
Sanz-Roldán asegura que Ziani era un agente de la inteligencia marroquí.
Atraer al inmigrante al “Estat propi”
El Centro Nacional de
Inteligencia(CNI), el servicio secreto español, ha ordenado la expulsión
de España del ciudadano marroquí Noureddin Ziani, un dirigente musulmán
con el que Convergencia Democratica de Catalunya (CDC) contaba para
atraer hacia el independentismo a las numerosas comunidades islámicas de
Cataluña. A Ziani el director del CNI, el general Félix Sanz-Roldán, le
puso una denuncia, según consta en la orden de expulsión, por, entre
otras cosas, “amenazar la seguridad nacional (…) y comprometer las
relaciones de España con otros países”. Es, además, “un colaborador muy
relevante de un servicio de inteligencia extranjero desde el año 2000”,
afirma Sanz-Roldan, en una clara alusión a la Dirección General de
Estudios y Documentación (DGED) de Marruecos.
La orden de expulsión, que recoge
la denuncia, le fue notificada a Ziani, que carece de antecedentes
penales, el pasado día 3 por un agente de la Brigada Provincial de
Extranjería y Documentación del Cuerpo Nacional de Policía. Fue
convocado en la comisaria de la Rambla Guipúzcoa de Barcelona, donde
pasó la noche detenido, según fuentes de su entorno. La expulsión puede
ser ejecutada en cualquier momento a partir del martes próximo, según su
abogada, Fátima Zohra.
La iniciativa de Sanz-Roldán,
cuyo nombre no figura en el texto pero sí su cargo, ha encrespado al
nacionalismo catalán, pero no suscita, por ahora, ninguna reacción de
las autoridades de Rabat. “Estamos indignados con esta nueva maniobra
del CNI”, declaró àngel Colom, secretario de inmigración de CDC y
director de la Fundació Nous Catalans, que busca enrolar a los
inmigrantes en las filas nacionalistas. “¿Qué quiere el CNI con la expulsión de Noureddin Ziani?”, se
pregunta Nous Catalans en un comunicado publicado ayer en árabe y
catalán. “¿Meter miedo a todos los inmigrantes que poco a poco se
aproximan al derecho a decidir y al proceso soberanista en Cataluña?”.
Nous Catalans fue creada por CDC y el presidente de la Generalitat,
Artur Mas, inauguró en 2012 su sede de Santa Coloma de Gramenet.
Colom conoce bien a Ziani. Le dio
un cargo en su fundación, el de director del Espacio Catalano-Marroquí,
y en noviembre pasado recorrió con él unas cuantas mezquitas de
Cataluña predicando ante los musulmanes, inmigrantes o españoles, las
virtudes del independentismo. “Un Estado catalán puede proporcionaros un
mayor bienestar”, les decía.
Ziani, natural de Oujda pero que
lleva 14 años en Barcelona, preside desde hace años la Unión de Centros
Culturales Islámicos de Cataluña(UCCIC), una asociación musulmana que
enseña el árabe y reparte ayudas a las familias, sobre todo en Ramadán
(mes de ayuno islámico). Ha sido hasta hace poco la segunda beneficiaria
de las subvenciones (158.700 euros en tres años) que concedía en España
el ministerio marroquí dedicado a la emigración.
La cercanía de Ziani con Colom es
tal que la Fundació Nous Catalans acoge ahora en su sede a la UCCIC.
Durante años Ziani, que ejerció como imán, fue, sin embargo, la mano
derecha oficiosa del cónsul de Marruecos en Barcelona, Ghoulam Maichane,
con el que viajaba para visitar a sus compatriotas, unos 270.000, en
Cataluña y Baleares. Mantenía también entonces una estrecha relación con
Partit dels Socialistes (PSC), hasta que perdíó el Gobierno catalán.
Todo empezó a cambiar en
noviembre de 2010, cuando Artur Mas ganó las elecciones autonómicas y
Ziani se acercó a CDC. Cuando el líder convergente optó, en 2012, por
apostar por el derecho a decidir, Ziani le siguió por esa senda y se
distanció así del cónsul Ghoulam Maichane, exrepresentante del Frente
Polisario en Alemania, que se salió del movimiento independentista
saharaui para pasarse a Marruecos.
A Rabat le preocupa la hipotética
independencia de Cataluña y de Escocia. Por eso la prensa oficialista
marroquí arremete con regularidad contra “los oportunistas que avivan el
fuego secesionista”. Teme que cunda el ejemplo en el Magreb y el
Polisario encuentre nuevos argumentos para propugnar la
autodeterminación del Sáhara. “Sospecha además que cualquier coqueteo
suyo con el nacionalismo catalán acabará con el respaldo discreto que le
brinda el Gobierno español en el conflicto sahariano”, explica un
diplomático residente en Rabat.
El último proyecto que Ziani
acababa de poner en marcha por cuenta de Nous Catalans era un curso para
imanes y responsables musulmanes para enseñarles la historia de
Cataluña y “acercarse a la realidad social y política del país”, según
la fundación de Colom.
Es probable que no lo lleve a
término. Su letrada, Fátima Zohra, entregó, el sábado por la mañana, al
instructor policial sus alegaciones para rebatir la orden de expulsión.
Este dispone de tres días para contestarle y, casi con certeza,
rechazarlas.
El agente instructor elevará
previsiblemente el martes su propuesta definitiva al subdelegado del
Gobierno en Barcelona, Emilio Ablanedo, que firmará el decreto de
expulsión de Ziani de España y de la zona Schegen por un mínimo de cinco
años, prorrogables hasta 10. La expulsión se suele ejecutar en horas.
Entonces a Ziani y a su abogada
solo les quedará la vía del contencioso administrativo, no ya para parar
la expulsión sino para conseguir que se anule y que el inmigrante
marroquí pueda regresar. “Estamos ansiosos por ir al contencioso
administrativo”, explica Zohra. “En ese procedimiento sí hay garantías”,
recalca al teléfono.
El caso de Ziani es un nuevo roce
entre CDC, el partido de Mas, y el CNI. Hace dos meses, Sanz-Roldán se
quejó en la Comisión de Fondos Reservados del Congreso de los Diputados
de que DiploCat, la red de la Generalitat en el extranjero, había
intentado identificar a sus agentes en varios países donde los
responsables catalanes llevaban a cabo actividades. Unos 70 agentes del
CNI están destinados en Cataluña. Espía de Rabat y amigo de radicales
La DGED, el servicio secreto
marroquí que más actúa en el extranjero, intenta con frecuencia reclutar
a algunos responsables de las comunidades de inmigrantes o, por lo
menos, mantener con ellos buenas relaciones para que lo mantengan
informado. Su objetivo es, ante todo, evitar que prenda el radicalismo
en los lugares de culto.
El CNI señala en su denuncia que
Nureddin Ziani es un espía —evita dar el nombre del servicio marroquí
para el que trabajaba— que “pone en riesgo la seguridad del Estado,
compromete la política exterior española y constituye una amenaza a la
estabilidad de las instituciones” españolas.
El agente marroquí, que cobraba
de la DGED, “ha favorecido los intereses de esa nación extranjera en
perjuicio de la seguridad nacional”, asegura el servicio secreto
español. Al mismo tiempo, Ziani contactó “con los principales líderes
salafistas” e impulsó “la financiación de sus proyectos” como la
“construcción de mezquitas”. Son “actividades que, en última instancia,
favorecen la expansión de las tesis radicales en nuestro país”, advierte
el CNI.
El espionaje marroquí es un
acérrimo enemigo de los extremistas musulmanes. ¿Cómo puede uno de sus
agentes ayudar a los salafistas? La denuncia del CNI no aclara esta
contradicción en su trabajo.
Otra de las tareas supuestamente
ecargadas por la DGED a Ziani sí parece más propia de un agente
marroquí. Consistía, según el CNI, en convocar manifestaciones “de apoyo
al régimen” de Marruecos y contra sus enemigos, Argelia y el Polisario.
Por vigilar muy de cerca a la
inmigración marroquí y a los saharauis independentistas en
Alemania, cuatro espías de la DGED han sido detenidos y procesados en
ese país desde 2010.7