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General: Cúpula canallesca en Paraguay
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De: Quico º (Mensaje original) |
Enviado: 29/05/2013 21:09 |
José Antonio Vera (especial para ARGENPRESS.info)
Por el lado que se le mire, el sector que detenta el poder político y
económico en este país desde hace siete décadas, tiene un comportamiento
canallesco, agravado en el último cuarto de siglo cuando comenzó un
proceso de transición, recibido por los mejor pensados como un camino
“hacia la democracia”, pero que resultó una ruta hacia mayor corrupción y
abusos, amparado todo en las llamadas libertades públicas, en beneficio
de partidos, gremios y medios de comunicación.
El gobierno de facto, que asaltó el palacio presidencial hace once
meses, prosigue su obra desmantelando los pocos avances logrados en los
cuatro años del Gobierno de Fernando Lugo, desoyendo innúmeras denuncias
de corrupción administrativa e intensificando la represión de las
movilizaciones populares, como ocurrió este martes 28 en Ciudad del Este
al desalojar a decenas de familias pobres de un terreno que algunas
dicen ocupar desde hace 20 años.
El atropello fue con la caballería, un comando de fuerzas especiales,
carros hidrantes, gases lacrimógenos, patadas a las mujeres, sin
importar la edad, en lo que se distinguió el Comisario que encabezó la
bravuconada (filmado por algunas de las víctimas), destrucción de
modestos enseres del hogar, culminando con la amputación de una pierna a
una señora, como consecuencia de la paliza que recibió de los policías,
que atacaron con balas y garrotes a niños y ancianos, y en especial a
los jóvenes.
El General Alfredo Stroessner, durante 35 años tiránicos, consolidó la
formación de ésta élite prepotente cívico-militar, rapiñera como
inculta, que se repartió las mejores tierras y sometió al pueblo por el
terror, miedo e ignorancia, asegurando los mejores beneficios para una
oligarquía minúscula que comanda al Estado, con altos niveles de
corrupción e ineficiencia institucional. Stroessner se exilió en Brasil
en 1989, pero el estronismo está vigente con su grosero autoritarismo de
siempre.
En grueso, esos detalles son la parte más visible de la radiografía del
poder en Paraguay, obediente consuetudinario de los designios
geoestratégicos dominantes de Estados Unidos y resguardado en los
últimos 15 años por la inversión de capitales de varias corporaciones
transnacionales, que han convertido a este mediterráneo país en un
enclave cuasi semicolonial, refugio de traficantes de todo calibre.
Arcaicos aparatos mañosos, amorales, insensibles a las necesidades y
aspiraciones del pueblo, constituyen la cúpula de los dos partidos con
mayor historia e influencia, el Colorado y el Liberal, empotrados ambos,
con predominio del primero, en los tres poderes del Estado,
identificados desde siempre con la oligarquía empresarial en
mezquindades e ideología, con el único objetivo de succionar la nación,
para goce del 2.5 por ciento de los habitantes, que ocupan el 86 por
ciento de las mejores tierras.
La delincuencia sistémica que sufre Paraguay tiene en la propiedad de
los medios de comunicación más poderosos, un miembro de primera línea,
presto siempre a armar y difundir campañas calumniosas contra toda
expresión crítica al régimen o iniciativa que intente reducir la
desigualdad social, exagerando los niveles de inseguridad pública, para
infundir miedo entre la población y hacerla refractaria a los cambios
políticos, en una prolija obra de alienación mental.
Inmensas filas de enfermos y familiares es el bochornoso y doloroso
espectáculo que ofrecen los hospitales públicos, en la imagen más fiel
de la situación del país, cuya población se había acostumbrado a la
gratuidad de los servicios que rigió durante el Gobierno de Lugo,
desprolijo e incumplidor de algunos compromisos, pero el menos malo de
todos los que han usurpado la nación desde 1940.
El Instituto de Previsión Social (IPS), es otro estandarte de la miseria
que corroe a este pueblo, con atroz insuficiencia de atención
intrahospitalaria, corrupción administrativa y refugio evasivo del 80
por ciento del empresariado que no paga el porcentaje que debe aportar
por cada asalariado a su cargo, con el agravante escandaloso de que
muchos de ellos le descuentan al trabajador su cuota pero no cotizan en
la previsional, donde sólo está registrado el 10 por ciento de la
plantilla nacional de empleados.
Las obras públicas están paralizadas porque Hacienda no libera el dinero
acordado, en un conocido botín de las cúpulas colorada y liberal,
gemelas en el vicio de inaugurar grandes rutas en diversos sitios del
país, muchas de las cuales quedan abandonadas después de la ceremonia
presidencial-ministerial del pomposo corte de la cinta y la palada
inicial, ante las cámaras de televisión convocadas para la patraña.
Este último año, la vida en Paraguay se ha complicado para la mayoría de
sus habitantes, al tiempo que lo celebra la clase pudiente representada
por un gobierno de facto, que hace gárgaras previendo altos guarismos
del crecimiento del PBI, en base a la alta producción de soja, de unas
8.5 millones de toneladas y su buen precio internacional así como la
exportación excepcional de 250 mil toneladas de carne, en un país con el
25 por ciento de su población desnutrida (FAO)..
Las ilegítimas autoridades, autoras del mayor déficit fiscal del último
cuarto de siglo, omiten a conciencia comunicar que ninguno de los rubros
de producción nacional que se venden en el extranjero, paga impuestos,
perdiendo el país una de sus fuentes más importantes de ingresos, fruto
de la connivencia entre explotadores y dirigentes vendepatria. El
economista Luis Rojas sitúa la pérdida anual en mil 600 millones de
dólares, mientras la CEPAL informa que es casi nula la creación de
empleos por efecto de la inversión extranjera estimulada por el gobierno
del Partido Liberal.
La corrupción permite la deforestación del país a un ritmo superior a
mil hectáreas por día, en beneficio de los grandes ganaderos y sojeros,
la muerte de lagos, invadidos por algas sin que exista reacción oficial,
numerosos cursos de agua contaminados con glifosato, y hasta humedales y
ríos amenazados de desaparecer por efecto de la succión provocada por
plantadores de arroz y siembras transgénicas.
El algodón nacional, otrora de gran prestigio internacional por la alta
calidad de su fibra, registra un rotundo fracaso en la zafra actual,
invadido por Monsanto y sus semillas de hambre y muerte, producto de
contubernios diversos entre el gobierno y representantes de la
transnacional, con la innegable responsabilidad de la dirigencia de los
labriegos que, al igual que en la mayoría de las organizaciones
campesinas, aparece seriamente cuestionada por sus bases, temerosas de
que aumente su miseria.
El casi inevitable resquebrajamiento de los distintos movimientos, tiene
gran relevancia política, porque se palpa decepción y desconfianza
entre la ciudadanía, en particular el campesinado, hacia los dirigentes,
en medio de un proceso de acelerada y generalizada atomización de la
militancia sindical y partidaria, donde es común oír hablar de traición,
acusación que se acentuó luego de las elecciones nacionales del 21 de
abril, que castigó a todos los referentes gremiales, incluso de la
derecha más rancia, que se postularon a cargos parlamentarios.
Hay olor hediondo, como de cloacas, en muchos rincones de esta Patria
Guaraní, con un congreso que ha mantenido el 60 por ciento de senadores y
diputados reincidentes, esa franja que encabezó el Juicio Político
contra Lugo y lo destituyó en 17 horas. El Poder Judicial arropa a
evasores y otros delincuentes, mientras mantiene en las cárceles a miles
de compatriotas, en particular a campesinos que reclaman tierra para
trabajar.
Frente a ese panorama tan perverso, lo lamentable es que la ciudadanía
está prisionera de los discursos oficiales de manipulación y mentiras,
que buscan trastocar el vacío de soluciones al problema de la
marginación de tres de los seis millones de habitantes, la mitad con
hambre, por una proyección venturosa de ficción, de grandes acuerdos
comerciales y alianzas transcontinentales. Un millón 200 mil niños viven
en la pobreza, se lee en varios informes de organismos de
investigación.
La Cancillería Nacional, sin analizar las consecuencias geoestratégicas
y, con profunda venalidad, da por seguro el ingreso de Paraguay al
Acuerdo del Pacífico, esa cuña imperial que amenaza la integración
regional, cuando la verdad es que ese nonato bloque sólo ha admitido el
pedido de adhesión, falsedad que acompañan las gárgaras con anuncios de
pactos comerciales de Asunción con naciones industrializadas, lo cual no
pasa el umbral de la virtualidad, sin tener presente la honda
catástrofe de la economía capitalista, copada por la especulación
financiera, que continúa fabricando hambrientos y desazón humana.
Lo más negativo es que como respuesta a esa penosa situación, la
manifestación ciudadana que más destaca es la denuncia y los enunciados
de buena voluntad de los referentes democráticos, sin que aparezcan
propuestas realistas y responsables de solución, de parte de ningún
estamento partidario, sindical, universitario o de organizaciones y
movimientos sociales frente a este gatopardismo aggiornado.
El abanico progresista padece de una lamentable confusión ideológica y
hasta ahora es incapaz de superar su demencial división, alimentando
gratuitamente a sus enemigos con sus errores conceptuales y
metodológicos, ocultados por la soberbia dirigencial, que prefiere la
autoflagelación a la autocrítica.
Como siempre ha ocurrido en los períodos oscuros de
la historia, la esperanza de subvertir este mal momento paraguayo, viene
siendo alimentada, en medio de muchas dificultades, por el compromiso
ideológico que se observa ratificar entre grupos de militantes
progresistas de viejo cuño y de hornadas recientes, que se muestran
decididos a conquistar una vida democrática de verdad. En ese sueño, se
cultiva ternura, y se aprende a sepultar la obscena politiquería y la
impudicia estatal.
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