04 de junio de 2013, 01:05Por Luisa María González *
La Habana (PL) Aunque deben ser constantes los esfuerzos para hacer de la niñez una etapa fabulosa en la vida de cada persona, el Día Mundial de la Infancia, celebrado el 1 de junio, devino en Cuba jornada especial para llenar de regocijo a los más pequeños.
En todo el país, los menores festejaron su día en parques, plazas, instalaciones infantiles, teatros, canchas deportivas, hogares de niños sin amparo familiar, hospitales y salas de Pediatría, en actividades de diverso tipo organizadas para cubrir todos los gustos y con el propósito de que nadie quedara fuera de la celebración.
Según la presidenta de los pioneros -así se les llama en Cuba a los alumnos de escuelas primarias y secundarias-, Nexy Véliz, de amor y alegría fue el mensaje, que desde este bastión de la esperanza ganada y la infancia protegida, enviaron los niños y adolescentes a todos los confines del planeta.
Precisamente hace unos días, el teólogo e intelectual brasileño Frei Betto recordaba una frase que apareció tiempo atrás en carteles y muros de las calles habaneras: Cada año mueren 80 mil niños en el mundo por enfermedades fácilmente tratables; ninguno de ellos es cubano.
¿Qué significa eso? Que padecimientos como el parasitismo o las enfermedades prevenibles no constituyen una preocupación para la familia cubana, porque hace ya muchas décadas que ninguno de ellos arranca la vida de un menor.
Pero también significa que cientos de miles de personas -médicos, técnicos, enfermeros, entre otros- se han entregado en estos años a la labor de asegurar un sistema de salud gratis y preparado para luchar hasta el último instante por garantizar la vida de los pequeños cubanos.
Recientemente, autoridades del Ministerio de Salud destacaron que en 2012, la mortalidad infantil en el primer año de vida fue de 4,6 por cada mil nacidos vivos, la menor de América Latina y entre las más bajas del mundo.
Otro elemento de importancia para la salud es el plan nacional de vacunación, mediante el cual se inmuniza a todos los menores, de manera gratuita, contra unas 13 enfermedades.
Estos logros fueron presentados por Cuba ante el Consejo de Derechos Humanos el pasado 1 de mayo, cuando la isla se sometió al Examen Periódico Universal (EPU) de ese ente de las Naciones Unidas.
ATENCIÃ"N INTEGRAL
La comunidad, espacio primario donde las nuevas generaciones crecen y se desarrollan, es considerada fundamental para propiciar el despliegue de las potencialidades de los pequeños.
En este sentido, el programa Educa a tu hijo es una iniciativa que involucra en los cuidados infantiles a diversos actores de la localidad, como médicos, maestros, promotores culturales y deportivos, entre otros.
La directora nacional de Educación Preescolar, María de los Ángeles Gallo, explicó a Prensa Latina que el programa inicia cuando la madre queda embarazada, con un seguimiento integral a la evolución del menor hasta ingresar a la escuela.
Mediante el Educa a tu hijo y otras instituciones escolares como los círculos infantiles -guarderías-, recibe enseñanza pre-escolar casi el ciento por ciento de los niños cubanos entre cero y seis años, aseguró Gallo.
Con respecto al funcionamiento del sistema educacional, Cuba ha logrado casi el ciento por ciento de retención escolar, como resultado del trabajo sistemático para mantener y elevar la calidad de la formación de las nuevas generaciones.
La titular del Ministerio de Educación (Mined), Ena Elsa Velásquez, consideró recientemente que los esfuerzos deben continuar incrementándose para asegurar que la escuela se convierta en el centro cultural más importante de la comunidad.
Y precisamente el acceso a la cultura y el deporte es otro tema en que los pequeños tienen puertas abiertas. Para el deporte, miles de profesores de educación física y entrenadores laboran en escuelas y comunidades con el fin de que ningún niño quede sin la posibilidad de ejercitarse.
En la cultura, casi 20 mil instructores de arte trabajan en escuelas y barrios, un plan dirigido a que los alumnos se enriquezcan espiritualmente y se conviertan en seres humanos plenos y sensibles.
No se trata de que todos se vuelvan artistas, pues para eso existen escuelas especializadas en las diferentes provincias del país que forman a estudiantes con el talento requerido, aseguró la jefa de Educación Artística del Mined, Victoria Velásquez, sino de que las nuevas generaciones complementen su educación con nuevos conocimientos y habilidades proporcionados por las distintas manifestaciones culturales.
En el caso de los niños con algún tipo de discapacidad física o intelectual, Cuba habilita una red de escuelas especiales que en el curso 2010-2011 llegó a tener una matrícula de casi 40 mil alumnos.
Estos centros funcionan con la premisa de brindar a los infantes las habilidades necesarias para, partiendo de las limitaciones de cada uno, lograr el mayor desarrollo e independencia posibles.
Asimismo, el país dedica un grupo de escuelas para los estudiantes que presentan trastornos en la conducta, las cuales los atienden en aras de prepararlos a fin de su reinserción el sistema educativo regular.
Por otro lado, aquellos pequeños que quedan sin familias no caen en el abandono, sino que son acogidos en hogares para niños sin amparo filial donde crecen con los mismos derechos y oportunidades de superación del resto de sus compañeros.
Un símbolo de cuánto se ha conseguido Cuba es La Colmenita, un grupo infantil en el cual aprenden música, danza, teatro, todas las manifestaciones artísticas que les permiten preparar grandes espectáculos.
Sus resultados la han llevado a merecer el nombramiento como Embajadora de Buena Voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y además a ampliarse en proyectos de ese tipo en diferentes comunidades del territorio nacional.
El camino andando por Cuba en materia de atención a la niñez ha tenido resultados palpables que se evidencian en el bienestar y los avances de las nuevas generaciones.
Y se trata de un rumbo que no deberá detenerse, pues siempre quedarán nuevas rutas por explorar para hacer de la infancia una etapa enriquecedora sobre la cual cimentar el desarrollo futuro de cada ser humano.
*Periodista de la redacción Nacional de Prensa Latina.
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