Una protesta de brasileños que rechazan las
exigencias de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) fue reprimida
por la policía brasileña este domingo cerca del estadio Maracaná, en
Río de Janeiro (sureste).
La confrontación tuvo lugar luego de que los agentes intentaron
dispersar la manifestación con bombas lacrimógenas, lo que inicialmente
cumlió su objetivo. Sin embargo, poco después los inconformes regresaron
al lugar.
El enviado especial de teleSUR en Brasil, Vladimir Carrillo, indicó
que, a pesar de que la manifestación fue reprimida a través del ataque
de gases lacrimógenos, las personas se están congregando nuevamente en
el lugar, ubicado a pocas cuadras del estadio Maracaná, donde se
desarrolló el partido final de la Copa Confederaciones, con un encuentro
entre el conjunto local y la selección de España.
Al menos 30 mil manifestantes están “indignados porque mientras
(funcionarios gubernamentales) están diciendo que les respeten y se
apoye la salud y la educación a través de la inversión social, hayan
sido reprimidas violentamente estas manifestaciones”. Igualmente indicó
que la protesta se “mantendrá en resistencia frente a los atropellos de
la policía” de Brasil.
La movilización se fundamenta en el rechazo a las exigencias de la
FIFA que han obligado a la inversión de grandes sumas de dinero para
ejecutar la reestructuración de estadios y que ha implicado el desalojo
de familias para adelantar otras obras que albergarán los diferentes
eventos de la Copa Mundial de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos
(2016), previstos a realizarse en el gigante suramericano.
Más temprano, el enviado especial precisó que la construcción de
estos escenarios ha motivado el desplazamiento “de al menos tres mil
familias”, y que de continuar su ejecución se espera que próximamente
otras “ocho mil familias” resulten afectadas.
Además, los manifestantes solicitan la prioridad de la inversión
social en el área de la salud y la educación y “pedían a la policía que
respetara el derecho a la movilización cuando comenzó a disparar bombas
lacrimógenas”.
Los entes de seguridad de Brasil han desplegado 10 mil 600 policías, y
unos 7 mil 400 militares que realizan labores de apoyo. Dentro del
estadio Maracaná hay otros mil 300 guardias privados.