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General: Moyano vs. Cristina .... un escrito bien interesante !!
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 26/12/2011 20:15 |
Origen y destino del enfrentamiento entre Moyano y Cristina
La sangre y el río
18–12–2011 / Antes y después del acto en Huracán, Moyano y el gobierno intercambiaron mensajes conciliatorios, que no bastaron para detener el curso de colisión. Aliados estratégicos con roles diferentes, era la definición previa. Luego, trato de enemigos. Cómo afecta esta novedad los triángulos que Cristina y Moyano forman, uno con la oligarquía diversificada, otro con el aspirante Daniel Scioli. A pesar de la espuma de estas horas, la ruptura sigue pareciendo improbable.
Por Horacio Verbitsky
Antes y después del furioso chaparrón verbal en la cancha de Huracán, Hugo Moyano y el gobierno nacional intercambiaron mensajes conciliatorios.
Los recaderos fueron Facundo Moyano y el abogado de la CGT, Héctor Recalde, ambos diputados nacionales electos en las listas del Frente para la Victoria.
Sin embargo, el curso de colisión no se detiene. Moyano se expone a un desgaste que comienza por sus propias filas, donde nadie muestra entusiasmo por dejarse arrastrar a una lucha sin destino.
Su indiscutible eficiencia y representatividad como dirigente gremial desaparece cuando se aventura en el terreno de la política, donde priman otras reglas y condiciones.
Fuera de las aguas sindicales puede mostrar los dientes pero se mueve con la destreza de un cachalote.
El riesgo para el gobierno es debilitarse en las batallas pendientes con los sectores económicos más concentrados, que hoy parecen resignarse a su derrota pero atisban la menor debilidad para contragolpear.
Moyano exhibe cada vez que puede sus títulos en la lucha contra el neoliberalismo, cuando su MTA compartió con la CTA de Víctor De Gennaro y Germán Abdala la resistencia al desguace del Estado, la desregulación, la apertura y las privatizaciones, que en cambio apoyaban la CGT de Gerardo Martínez, José Lingieri, Armando Cavalieri, Carlos West, Oscar Lescano, Luis Barrionuevo y Andrés Rodríguez.
Nadie le retacea esos méritos, pero si no admite que la conducción política que hoy alza esas banderas es la de CFK, corre el riesgo de sufrir la misma desubicación que De Gennaro ante el kirchnerismo y, en especial, frente a Cristina.
El ex jefe de la CTA y hoy diputado por la izquierda liberal llegó incluso a alinearse en el mismo bando de la Sociedad Rural, contra un impuesto progresivo del primer gobierno que enfrentó a la oligarquía diversificada, desindustrializadora, desocupadora y reprimarizadora.
Dónde están los imberbes
Moyano se sentía en el palco de Huracán como Juan D. Perón expulsando de la plaza a los imberbes, a quienes ahora llama chicos bien, sin advertir las diferencias fundamentales entre ambas épocas y sus respectivos protagonistas.
Si de intentar parangones se trata, esta vez el imberbe es él, que intenta disputarle el poder a Cristina, como los Montoneros en 1973 a Perón.
O, para no sumirlo en la perplejidad, su situación evoca la de Cipriano Reyes cuando se negó a disolver en el naciente peronismo su Partido Laborista, que había cumplido un rol decisivo en el 17 de octubre de 1945.
Al margen de las valoraciones ideológicas o incluso éticas que puedan sostenerse sobre esas experiencias, de una de las cuales fui parte, el dato político insoslayable es que ambas fracasaron sin atenuantes.
Reyes terminó en la cárcel, acusado de un inverosímil complot para asesinar al líder y a su esposa, en combinación con tres sacerdotes, varios jefes militares, políticos nacionalistas y un funcionario de la embajada de los Estados Unidos, mientras el peronismo se consolidaba.
Distinto fue el segundo caso, porque Perón ya era un anciano moribundo y Montoneros poseía una fuerza mayor y distinta a la del laborismo.
En este caso el daño fue recíproco y favoreció la irrupción castrense que enlutó al país.
Sólo el tiempo dirá a cuál de ambas circunstancias se asemeja más la actual. Héctor Recalde, quien acompaña a Moyano desde hace muchos años, habló con el líder de la CGT antes del acto en Huracán y le expuso su concepción sobre este momento político y la ubicación del sindicalismo.
Insistió en la idea de la alianza estratégica entre el gobierno y el movimiento obrero, pero con roles diferentes.
Moyano se declaró de acuerdo y le dijo que se quedara tranquilo, que la sangre no llegaría al río. Recalde transmitió el mensaje a través de su hijo Mariano, miembro destacado de la agrupación Cámpora, creada por Máximo Kirchner.
Por la misma vía, recorrida en sentido inverso, llegó la respuesta presidencial: el gobierno no alberga intenciones de marginar o acorralar a Moyano. Convaleciente de una compleja cirugía intestinal, que incluyó una recaída por infección intrahospitalaria, Recalde no asistió a Huracán.
Al conocer su contenido, y sobre todo el tono amenazante con que fue pronunciado, no podía salir de su asombro.
Un funcionario del gobierno de acceso diario al despacho presidencial se refirió con sorna a la frase de Moyano: “Lo que pasa es que él cree que el río está más lejos”.
Estatuto del peón
Luego del discurso, Recalde no volvió a aparecer en público. Se había comprometido a convocar y constituir la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, que preside, para que pudiera dictaminar a favor del proyecto oficial de Estatuto del Peón, aunque él no lo firmaría.
Frente a la ruidosa oposición del sindicalista de los peones y estibadores rurales, Gerónimo Venegas, quien teme el vaciamiento de su UATRE y la desaparición de la caja que maneja en el RENATRE junto con las patronales agropecuarias, Recalde ideó sumar al proyecto una cláusula similar a la que acompañó las leyes privatizadoras del menemismo: que en ningún caso se alterarían los encuadres sindicales preexistentes.
Pero la CGT no lo aceptó. Pese a ello, Recalde cumplió con lo prometido. Pero cuando se publicó que junto con Facundo Moyano y Omar Plaini no habían firmado el dictamen, recibió una solicitud de renuncia a la presidencia de la Comisión.
Luego quedó claro que no provenía del Poder Ejecutivo, que le ratificó su confianza.
La ley que obtuvo media sanción por una mayoría mucho más amplia que la del bloque oficialista, estaba en el Congreso desde junio de 2010, en reemplazo del régimen nacional de trabajo agrario decretado por el dictador Jorge Videla en 1980, que estableció que la duración de la jornada se ajustaría a los usos y costumbres de cada región o a la naturaleza de la explotación y omitió la situación de los trabajadores no permanentes.
En los fundamentos del proyecto, la presidente y el ministro de Trabajo Carlos Tomada sostienen que más de dos tercios de los trabajadores del sector son no permanentes y
“se encuentran desprovistos de los más elementales derechos ya no sólo laborales sino humanos”.
En ese sector, agregan,
“coexisten bolsones de atavismo con otros que se encuentran en permanente innovación y modernización”
y proponen
“contribuir al desarrollo del sector en el marco de un proyecto de país más equitativo y solidario”.
La reforma, que durante un año y medio no interesó al Grupo Ahhh…, establece 3 tipos de contratación rural: permanente de prestación continua (quienes trabajan de lunes a viernes), temporario (quienes trabajan por períodos estacionales) y permanente discontinuo (quienes trabajan de forma eventual).
La nueva ley reemplazará al Renatre en el registro de las empresas y los trabajadores.
El Estado asumirá esa responsabilidad y los sindicalistas y los patrones integrarán un consejo asesor.
Perderán la función que durante una década ejercieron tan mal, dado que la informalidad en el sector sigue superando el 60 % en promedio nacional y el 80 % en algunas jurisdicciones y cultivos regionales, por no hablar del trabajo infantil y esclavo detectado por diversas inspecciones en los últimos años.
La nueva ley instituye un nuevo sistema integral de protección por desempleo, que incorpora el pago de asignaciones familiares, las prestaciones médicoasistenciales y los fines previsionales y un seguro obligatorio por servicios de sepelio.
Bálsamo
Quien después del acto trató de echar bálsamo sobre las heridas fue Facundo Moyano: minimizó las diferencias, reconoció el liderazgo de Cristina y centró su análisis en los reclamos de la CGT.
Varios son razonables y se basan en una correcta lectura de la situación económica, como su afirmación de que la crisis no deben pagarla los trabajadores sino los grandes empresarios y banqueros o que en las paritarias no aceptarán techos.
La propia presidente, en su discurso de asunción del segundo mandato se refirió al clivaje entre la productividad y el salario.
El salario real, dijo,
“es prácticamente una línea horizontal, que no se mueve, y la productividad de las empresas, esto es el PBI dividido por cada uno de los trabajadores, es casi vertical”.
Esa distancia explica tanto las superganancias de las empresas líderes como los reclamos sindicales de aumentos salariales que acorten ese recorrido.
El problema empieza con los cuestionamientos políticos de Moyano, su pretensión de atribuirse al menos la mitad de los votos obtenidos por Cristina en octubre; la proximidad que permitió en el palco a Ricardo Cirielli y Jorge Pérez Tamayo, los sindicalistas de Aerolíneas Argentinas a quienes ella había acusado de extorsionadores; su renuncia con una cita clásica de Eva Perón a todo cargo en el Partido Justicialista, porque dijo que era una cáscara vacía de peronismo; su reivindicación de Perón oponiéndolo a Cristina, en contradicción con todo lo que vino diciendo hasta ahora; su frase desdeñosa sobre la nueva militancia juvenil; su denuncia de una conjura contra los sindicatos por parte del gobierno; la oposición que intentó entre el dinero que se retacearía a las obras sociales y el subsidio a los casinos; su celebración de la libertad del ex líder bancario Juan Zanola, con argumentos falsos.
La Cámara Federal no dispuso que saliera de la prisión porque no hubiera pruebas en su contra, sino porque pasaron dos años de su detención sin que la causa fuera elevada a juicio, como reclama el Pacto de San José.
La identificación con Zanola tiende a excitar el nervio corporativo de los demás sindicalistas, pero no conviene a los intereses de Moyano, quien sólo podría ser acusado por la falsificación de troqueles para cobrar reintegros por medicamentos no suministrados a los pacientes, lo cual sería una defraudación, que tiene una pena leve y es excarcelable.
Pero Zanola fue a la cárcel por un delito mucho más grave: la entrega a través de la obra social bancaria de medicamentos falsos a pacientes oncológicos, en lo que constituye un atentado contra la vida.
El reclamo por los fondos que el Estado adeudaría a las obras sociales, que Moyano cifró entre 12 y 15 mil millones de pesos, fue la clave del discurso.
Según el camionero, el gobierno cubrió con un manto de sospecha la relación entre las obras sociales y los trabajadores, como pretexto para quedarse con el dinero de las obras sociales.
El director del PAMI, Luciano De Césari, ya ha terminado de redactar el proyecto por el que las prestaciones de alta complejidad quedarán directamente a cargo de un nuevo ente público, aliviando a los sindicatos de esa tarea que cumplen desde que el dictador Juan Onganía se las asignó.
El gobierno decidirá si la impulsa y cuándo.
Un nuevo proletariado
Cristina tiene un manejo simbólico más sofisticado. Sin necesidad de nombrar a Moyano se encargó de refutar o contextualizar aquellas observaciones de interés para los trabajadores, que ella diferencia de la dirigencia sindical.
A la misma hora que Moyano tronaba en Huracán, ella presidía un acto en la planta automotriz de Toyota, en Zárate, acompañada por una multitud de trabajadores mecánicos, cuya cantidad se triplicó en los últimos 8 años.
También reveló que los trabajadores de esa planta, que ampliará la producción de 65.000 a 92.000 vehículos por año, tienen un promedio de 25 años de edad y que hay 600 puestos de trabajo ocupados por jóvenes en su primer empleo.
“A cada fábrica argentina la siento como propia, como hija de este proyecto nacional, popular y democrático que generó más de 5 millones de puestos de trabajo, en un país donde 1 de cada 4 argentinos no tenía empleo”, dijo.
La escuchaba el flamante secretario general de SMATA, Ricardo Pignanelli, quien postuló la conveniencia de una mesa de diálogo entre el gobierno y el sindicalismo.
Exponente de una nueva generación, al frente de un gremio industrial en expansión, ya han comenzado las especulaciones sobre su posible elección en 2012 como sucesor de Moyano, quien dirige un gremio de servicios.
Ya sea alejamiento transitorio o ruptura permanente, los cambios en la vinculación oficial con Moyano no dejarán de incidir en otras relaciones significativas, con el patronato y con los dirigentes políticos que aspiran a la sucesión dentro de cuatro años.
“La contradicción principal es entre el proyecto financiero neoliberal y el proyecto nacional popular y latinoamericano, y eso se expresa en la antinomia política kirchnerismo- antikirchnerismo. Nosotros sabemos de qué lado estamos”, dijo Facundo Moyano.
Triángulos
Más allá de las rispideces presentes, ese alineamiento está en la naturaleza de las cosas, cuando del otro lado se sientan Techint y el Grupo Clarín.
En la Unión Industrial, el gobierno ha conseguido consolidar la posición de José Ignacio de Mendiguren, un clavel del aire cuya falta de raíces económicas lo torna tan maleable, en este momento para el poder político.
Las cordiales menciones de CFK, quien en sus discursos lo llama Vasco, contribuyeron a la irritación sindical, dado el rol del ex ministro de Devaluaciones y Pesificación Asimétrica durante el interinato presidencial del ex Senador Eduardo Duhalde, cuando el salario se hundió como nunca antes.
Pero ahora Mendiguren fue una pieza importante en el disciplinamiento de la oligarquía diversificada, simbolizado en la capitulación que el presidente de Techint, Paolo Rocca, firmó en el despacho presidencial.
No sólo debió aceptar los 3 directores estatales en SIDERAR, sino también anunciar la demorada inversión de 500 millones de dólares para terminar el segundo alto horno de fundición de palanquilla y un tren de laminado continuo en su planta de San Nicolás.
Por cierto, cualquier vigilancia es poca con el holding italiano cuya sede corporativa está en Luxemburgo.
De hecho, el enfriamiento de las relaciones se produjo en 2008, cuando Rocca anunció que debido a la crisis global suspendería la construcción del alto horno y suprimiría los 2400 puestos de trabajo correspondientes.
El gobierno nacional, cuya política maestra frente a la crisis fue la preservación del empleo, respondió que no toleraría un solo despido y dictó la conciliación obligatoria con las uniones de obreros de la construcción y metalúrgicos.
Techint utilizó esta situación para presionar al gobierno: si intercedía ante el presidente de Venezuela y éste indemnizaba la expropiada participación del grupo italiano en Siderúrgica del Orinoco (SIDOR), invertiría ese dinero en SIDERAR.
El gobierno hizo la gestión, consiguió que los despidos se convirtieran en suspensiones rotativas, pagó parte de los sueldos con el programa REPRO y aceptó que la obra se reprogramara a más largo plazo, pero no que quedara paralizada, en cuyo caso estudiaría las condiciones jurídicas para una eventual expropiación.
El gobierno cumplió su parte, pero Techint depositó en un banco de Alemania los primeros 400 millones de dólares que cobró, como reveló la presidente en mayo de 2009.
La media sanción a la ley que declara de interés público la fabricación de papel para diarios, esta sí votada por los diputados de origen sindical, indica que también prosigue la reeducación del Grupo Clarín.
Aunque la articulación sea menos fluida de lo que a todos les convendría, es de todos modos inimaginable que la CGT cerrara filas con esos sectores y en contra del gobierno, como destacó uno de los dirigentes más lúcidos de la CGT, Juan Carlos Schmid.
Otra pregunta es cómo jugará el distanciamiento de Moyano respecto del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. Hasta ahora, Cristina se sirvió de cada uno para limitar al otro.
La gran conveniencia de Moyano para el gobierno nacional es que no posee una capacidad electoral equivalente a la de movilización.
Fue un aliado exigente, pero nunca un competidor como Scioli, cuya aspiración a la presidencia no es fantástica.
También en este caso es improbable que ambos se coaliguen en contra de Cristina, ya que cualquiera de ellos tiene más puntos en común con la presidente que con el restante lado del triángulo.
— Las negritas y cursivas y algunos enlaces no pertenecen al texto original. Son un modo de destacar y facilitar mi propia lectura de porciones que considero de mayor relevancia.
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Para leer con cuidado y críticamente :
Una ruptura que anticipa un gran enfrentamiento
Por Julio Laboranti. Twitter: @juclala. Blog: www.juliolaboranti.blogspot.com | E-mail: jlaboranti@revistamagna.com.ar
El cruce Moyano vs. Cristina sólo sería una pelea secundaria que anuncia el choque estelar: KIRCHNERISMO vs. PERONISMO.
“¡Los del bombo; por favor!” es una frase que en varios actos la Presidenta repitió -allá por 2007- mientras se encontraba en plena campaña para suceder a su marido. El tono de disconformidad con el que Cristina pronunciaba la frase para silenciar a un sector de sus seguidores en medio de la euforia que caracteriza a todo acto proselitista, llegó a ser motivo de ‘burla’ por el imitador que se encargó de personificarla en Showmatch. A partir de allí, la frase perdió peso y se transformó en un latiguillo ‘liviano’ de Martín Bossi. En esos momentos no fueron muchos los que se percataron, pero dicha frase fue un gran indicio del malestar que –más allá de la necesidad mutua- los gordos peronistas le provocaban a la Presidenta.
Si tenemos en cuenta este gran detalle (que es el inicio de una extensa lista de cortocircuitos), más el hecho de que no quedó ningún peronista nato en el equipo que acompaña a Cristina, podremos deducir que la lucha Fernández de Kirchner vs. Moyano es sólo la antesala de la verdadera confrontación que intentará implantar el oficialismo en un futuro cercano: kirchnerismo vs. peronismo.
La historia como testigo
Libros enteros nos llevarían a analizar o a entender un fenómeno de tal magnitud como es el peronismo. Sin embargo, podemos afirmar –sin temor a equivocarnos- que existieron dos peronismos mientras su líder nato estaba vivo: uno de izquierda, que gobernó de 1945 a 1955; y el otro de derecha, que tuvo lugar cuando el General retornó al país en 1973.
Luego del periplo que Perón realizó por el exterior durante su extradición, se produjo un abrupto cambio ideológico en su metodología política. A partir de allí, podremos comprender que posturas políticas tan antagónicas como el menemismo (liberal) y el kirchnerismo (progresista) puedan autoproclamarse como ‘peronistas’.
En el discurso que marcará el principio del fin de la convivencia pacífica del kirchnerismo con el peronismo, Moyano se refirió despectivamente a los integrantes de La Cámpora con el rótulo de “chicos bien”. No es un hecho casual que la agrupación comandada por Máximo Kirchner lleve ese nombre. El Tío (así lo llamaban a Héctor Cámpora las jóvenes generaciones peronistas del 70) fue la principal víctima del cambio ideológico de Perón. Podría decirse que fue el último izquierdista del entorno peronista mientras el General se mantenía con vida.
En 1973, Cámpora ganó las elecciones presidenciales bajo la consigna “Cámpora a la presidencia, Perón al poder”, pero cuando Perón retornó al país lo apartó abruptamente de su cargo y erradicó toda semilla izquierdista de su entorno. El mítico hecho que representa esta postura fue la Masacre de Ezeiza (Militantes de derecha peronista armados copan el palco desde donde hablaría Juan Domingo Perón expulsando a los izquierdistas).
Pero no sólo los izquierdistas o revolucionarios fueron echados en las calles: desde su vuelta, Perón desplazó a los dirigentes revolucionarios de las posiciones del poder del Gobierno (Ministros, Secretarios y hasta Gobernadores revolucionarios fueron renunciando uno a uno). La tendencia revolucionaria se lanzó a la lucha de aparatos, en competencia con el sindicalismo y con los grupos de derecha que rodeaban a Perón.
El punto culminante de este proceso fue la ruptura pública entre Perón y los grupos de la Juventud Peronista vinculados con la organización montonera durante el transcurso del acto en conmemoración del día de los trabajadores (el 1º de mayo de 1974) realizado en la Plaza de Mayo. En un hecho que no tenía precedentes en la historia del peronismo, más de la mitad de las concurrentes al acto (simpatizantes de los sectores de izquierda) cuestionaron a la esposa de Perón con la consigna "Evita hay una sola" e interrumpieron el discurso del líder preguntando "¿Qué pasa general que esta lleno de gorilas el gobierno popular?". La reacción de Perón fue referirse a los jóvenes como "estos estúpidos que gritan" y recalcó la lealtad de los viejos sindicalistas mencionándolos como "sabios prudentes”. El desconocimiento del General provocó la retirada de las columnas de manifestantes que se identificaban con los montoneros y la plaza quedo semivacía, aunque el discurso de Perón no había concluido.
El kirchnersimo se encarna en esa porción del peronismo que fue humillado en el 73 y 74. Nilda Garré, Juan Abal Medina, Jorge Taiana y Héctor Timmerman son algunas de las caras más visibles del sector que acompañó ideológicamente a Perón en sus primeros dos mandatos, pero que se defraudó fuertemente con su vuelta en el 73. En el fondo, nunca le perdonarán su cambio ideológico y la humillación de Ezeiza.
Moyano, el “Che” del siglo XXI
Aunque nunca haya hecho un mal directo contra su territorio, Estados Unidos persiguió a Ernesto “Che” Guevara por toda América hasta que consiguió matarlo en Bolivia. Hablando sobre la supremacía de una ideología sobre otra, Henry Kissinger alguna vez explicó que “no se puede combatir contra una idea o ideología, o alguien que ya no esté físicamente. Siempre es necesario personificar al enemigo en una persona, demonizándolo hasta convertirlo en enemigo público”. Luego de su definición, Kissinger culminó diciendo que “Estados Unidos no quiso matar al ´Che´ Guevara, Estados Unidos quiso matar al socialismo”.
Tal como lo manifestó el ex Secretario de Estado, al kirchnerismo le sería imposible luchar contra un muerto (peor aun, si ese muerto es el personaje más paradigmático de la historia de nuestro país). Debido a esta premisa, el ala más dura del oficialismo decidió personificar su enemigo en Hugo Moyano. Hay dos puntos que justifican la elección de Cristina: 1. Hugo Moyano representa –como nadie- el peronismo de pura cepa. 2. Si hay alguien que no goza de buena imagen popular es –precisamente- el líder de la CGT.
Quienes conocen a la perfección la actualidad política de nuestro país, coinciden en que no existe un problema conciso (como lo podrían ser el salario mínimo o el impuesto a la ganancia) de una gravedad considerable que justifique la ruptura de Moyano con el Gobierno. Ni siquiera el dilema léxico “extorsión-reclamo” serviría para argumentar coherentemente esta lucha incipiente.
Para entender el enfrentamiento, resulta más conveniente apelar al cruce ideológico que ambos protagonistas mantienen. Mientras Moyano cerraba su acto en la cancha de Huracán gritando enérgicamente “Que no nos confundan, el de Perón fue el mejor Gobierno de la historia”, la Presidenta destacaba el hallazgo del cuerpo de Guillermo Vargas Aignasse (Senador tucumano de izquierda muerto durante el Proceso) recordando a su marido en un acto en Zárate. "Lo que más me impresionó es que lo encontraron en un lugar en Tucumán donde él (Néstor) fue en tren, con medio cuerpo afuera como hacía siempre. Hizo detener el tren, y depositó un ramo de flores sin saber quién estaba ahí", recordó.
Parece estar más que claro que, parafraseando a Kissinger, “el kirchnerismo no quiere terminar con Moyano, el kirchnerismo quiere terminar con el peronismo”.
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Peronismo y kirchnerismo
Hoy reaparece el viejo debate interno acerca de quién es peronista de verdad y quién infiltrado. Y, como siempre pasa, cada bando cree que el infiltrado es el otro aunque, en realidad, ambos sean peronistas hasta los tuétanos.
Edición Impresa: domingo, 20 de mayo de 2012
Por Carlos Salvador La Rosa - clarosa@losandes.com.ar
No es la primera vez que ocurre en la historia argentina -y probablemente no será la última- en que el peronismo no sólo ocupa el centro de la escena política sino que la ocupa toda entera, centro, costados y periferia, nada le es ajeno. El peronismo por enésima vez creó su propia oposición interna, mientras que la externa ha dejado de serlo. Todos los flancos está cubiertos por el tradicional movimiento. El mapa de sus internas coincide exactamente con el mapa completo de la política nacional.
No somos nada. Si los radicales o los socialistas quieren apoyar en Malvinas o YPF sólo pueden votar a libro cerrado sin aportar ni una coma, por lo cual todo consenso es mera sumisión, por más que después crean ingenuamente poder diferenciarse en la votación artículo por artículo. Así, la oposición por “izquierda” sólo tiene dos destinos: ser co-responsable de un eventual fracaso de aquello en lo que apoyó al gobierno o no recibir ni el más mínimo reconocimiento si lo que apoyó resulta exitoso. Su única opción es elegir si el tiro en la cabeza se lo pega con la mano derecha o con la mano izquierda.
Por eso, en estos días andaban tan contentos Macri y la oposición de “derecha”, creyendo que la confluencia del oficialismo y del resto de la oposición dejaba para ellos un formidable espacio vacío desde donde construir. Pamplinas, porque ahí nomás apareció Scioli y en menos que canta un gallo le cubrió por “derecha” todo el espacio opositor que el ingenuo de Macri creyó vacío.
Queda, por cierto, la oposición extrema, anti todos, lugar que sueña con ocupar Carrió pero ese espacio hoy no existe (para que existiera sería necesario que el pueblo creyera que algún político es mejor que otro, pero eso hoy no lo cree nadie) por lo cual Lilita cada día hace menos política y cada vez hace más crónica periodística. Nos informa, critica y opina, da testimonio, pero políticamente no se conduce ni a sí misma.
¿Quién está primero? ¿Perón o Kirchner? Con Scioli en escena, reaparece también el eterno debate entre peronistas: aquél que divide entre el peronismo verdadero (portador sano) versus los infiltrados. Y, como siempre pasa, cada bando cree que el infiltrado es el otro aunque, en realidad, ambos sean peronistas hasta los tuétanos.
Sin embargo, hoy por hoy, el debate es sutilmente otro en la medida que todavía nadie importante discute en serio el liderazgo de Cristina. En estos momentos lo que se discute es si el kirchnerismo es una expresión más del peronismo o si el peronismo es apenas una parte del kirchnerismo. Algo difícil de entender, como lo es casi todo dentro del peronismo, pero trataremos de explicarlo.
Para el peronista tradicional -del cual Scioli hoy es su gran esperanza blanca- Cristina sigue siendo la líder, como ayer lo fue Néstor, antes Duhalde, antes Menem, antes Isabelita y antes Perón. La política la fija siempre el líder y el peronista la obedece siempre, por más profundas que sean las contradicciones entre los sucesivos conductores. Nada nuevo bajo el sol. Eso ya ocurrió en el imperio romano, en las monarquías y sigue aconteciendo en el Vaticano.
El peronismo funciona como una monarquía plebeya, una iglesia laica, una democracia verticalista. Al principio lo movió la fe en Perón y Evita y ahora lo mueve la tradición que, en política, no es más que la fe burocratizada donde entran todas las ideologías mientras no se discuta la “lealtad”, que no es más que la versión populista de “muerto el rey, viva el rey”. El problema es que a esta tradición, el kirchnerismo le ha agregado una peculiaridad que se apoya argumentalmente en aquella juventud que en los 70 cuestionó el liderazgo de Perón, estando éste aún vivo.
Néstor y Cristina nunca se sintieron herederos de Perón sino que aceptaron a éste como parte del movimiento que culminó en ellos. Creen que en 1945 lo que nació fue el kirchnerismo, del cual el peronismo fue apenas su primera expresión, más burguesa con Perón, más revolucionaria con Evita pero, en ambos casos, meros antecedentes anunciadores de lo que vendría después... después del año 2000. El peronismo es una parte de ese todo que es el kirchnerismo.
Poniéndonos un poco filosóficos, podría decirse que Perón y Evita fueron la tesis, Menem y Duhalde la antítesis mientras que Néstor y Cristina son la síntesis final. Es que el kirchnerismo es fundacional siempre, por definición. Basta ver las películas sobre San Martín y Belgrano realizadas por los ideólogos K en las que los padres de la patria aparecen como meros antecedentes de los líderes del presente, para comprender por qué a Perón lo ven de ese mismo modo.
La izquierda que sigue al kircherismo es la que siempre creyó que el peronismo es un movimiento burgués pero, también, lo más revolucionario que hay dentro del capitalismo. Por lo tanto, si se profundizan las contradicciones dentro del peronismo, a la postre se acabará con el capitalismo, con lo cual también se acabará con el peronismo porque ya no será necesario nada burgués.
Cristina simula llevarles la corriente -como antes también lo hizo Néstor- pero en realidad ambos siempre fueron peronistas y sólo simuladores de izquierda, pero necesitaban de esa impostura para poder conducir al país en estos tiempos tan diferentes al de los orígenes del peronismo. Al menos para conducirlo en términos hegemónicos, donde los de afuera sean de palo y los de adentro se le arrodillen, aunque los odien.
Dos peronismos, dos Argentina. En 1945, para conducir una nación socialmente dividida, Perón decidió eliminar cualquier conato de enfrentamiento dentro del naciente movimiento y entonces pulverizó a todos los líderes internos para unificar la conducción.
Kirchner no se encontró con una Argentina dividida socialmente en dos pero sí con una sociedad anarquizada y furiosa contra todo tipo de política. Para intentar conducirla, decidió aplicar un remedio parecido al de Perón: adueñarse enteramente del peronismo, eliminando a todos los líderes rivales.
Por eso luego de haber exterminado a Duhalde, no se cansó de advertir a Cristina -en sus últimos días- que debían acabar con Moyano y Scioli, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Cristina está siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Néstor pero también enfatiza en aquello que era aún más propensa que su marido: en reinventar la historia para que el kirchnerismo no se explique dentro del peronismo sino que el peronismo se explique dentro del kirchnerismo.
Es que, a diferencia de Perón y Evita, por tratarse de una época despolitizada, los Kirchner no tienen debajo suyo masas fervorosas que los idolatran aunque sí han sabido contener todo el voto peronista tradicional, ése que hoy se mueve más por tradición que por fe. Pero como con ese voto solo, no alcanza para perpetuarse en el poder, a la vez, están intentando forjar un relato histórico que los explique no sólo por ser peronistas sino por haber creado un mito nuevo. Fundadores, no continuadores.
Néstor lo intentó buscando recrear divisiones sociales como en las épocas de Perón donde él fuera el héroe y los otros los villanos, pero la sociedad no estaba dividida como en aquellos tiempos. Cuando se encontró con el conflicto del campo creyó ver allí la simiente de la división que tanto buscaba, pero ocurrió que ese conflicto, artificialmente exagerado por él, casi se lo lleva puesto.
Cristina, a diferencia de Néstor, no busca dividir a la sociedad sino que aspira a imponer la unanimidad por abajo. Por eso la apelación a los sentimientos patrios con Malvinas o YPF, pero tampoco funciona porque todo sigue siendo muy artificial.
La intolerancia durante el primer peronismo era cultural y social. Se le puede, quizá, reprochar a Perón haberla incentivado en vez de morigerarla (aunque eso igual vale para casi todos los políticos de aquel tiempo) pero lo cierto es que el General no la inventó, mientras que la intolerancia K es un invento de intelectuales que no tiene correlato en las bases sociales. Antes se odiaba por arriba y por abajo, hoy sólo por arriba.
Tenemos una sociedad poca afecta a la política por las experiencias vividas, pero no una sociedad dividida ni tampoco una sociedad a la que se la pueda movilizar unánimemente por causas supuestamente patrióticas contra un supuesto grupo de gorilas internos y en guerra contra el imperialismo externo. Son delirios de élites.
El pueblo argentino hoy no es políticamente divisionista ni unanimista, ya que varias décadas de práctica democrática (con todo lo imperfectas que hayan sido) no acontecieron en vano. La sociedad hoy es básicamente pluralista y vota priorizando sus intereses.
No lo hace tanto por convicciones porque siente que nadie la representa acabadamente, como sí lo sintió durante el primer peronismo, en el que la convicción y los intereses estaban muy unidos, incluso con predominancia de la convicción (tanto en peronistas como en antiperonistas). No obstante, el pueblo sigue siendo más sensato que sus representantes, aunque ningún pueblo puede conducirse a sí mismo y siempre estará incompleto en tanto no se mejoren sus representaciones.
Pero, como una paradoja del destino, la pasión peronista que el kirchnerismo no pudo recrear en las masas, sí lo logró en otro sector social: los intelectuales. El kirchnerismo es una religión de intelectuales, no de masas, las cuales en una gran proporción siguen siendo culturalmente peronistas (aunque más por tradición que por fe) pero no kirchneristas, o tan kirchneristas como antes menemistas o duhaldistas.
Y por ser una religión de intelectuales, todo es un gran escenario montado donde los actores protagonizan una obra altamente politizada para un público altamente despolitizado. Lo que ayer fue drama social hoy es drama teatral. Pero lo que le importa a la sociedad y a la élite son cosas cada vez más diferentes. Por eso los de abajo ven a los de arriba con desprecio o indiferencia mientras los de arriba ven a los de abajo como a un pueblo que no se interesa en política, cuando en realidad no se interesa en la política que no se interesa en él.
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De: albi |
Enviado: 22/06/2012 14:11 |
Poco importa definir si nació antes el huevo o la gallina en los tiempos que corren en este continente; lo cierto aqui es que en latinoamerica tenemos sobrados ejemplos que muestran a las claras que el sindicalismo no es siempre sinónimo de popular, como peronismo tampoco lo es en todos los casos. Recordemos el lobby empresario que volteó a allende en chile( camioneros empresarios), a Perón en Argentina, a Irigoyen y a tantos otros en tantos lugares diferentes. No me parece interesante ni mucho menos constructivo, resaltar diferencias entre unos y otros en este momento, ni tampoco conozco un solo gobierno neoliberal que haya construido algo en dirección al campo popular. Las luchas políticas en este continente siempre tuvieron una única dirección, pueblo o antipueblo. Habitar un espacio, más allá de la contingencia de quién lo conduce, implica apoyar direcciones, medidas, voluntades políticas en una dirección clara , según el momento que se transita dentro de un proceso de transformación. Entregar o estatizar, es una de las señales que indican hacia dónde vamos. Ocuparse de la deuda interna, también lo es, aunque no sea todo lo satisfactorio que uno desearía que fuera. El conflicto de un sector sindical con el gobierno podría leerse de diversos modos, según quién sea el lector y de acuerdo a sus intenciones. Moyano estuvo con el CTA y el MTA en la lucha contra un modelo neoliberal y eso es plausible, pero cortar 72 horas desabasteciendo un país entero, eso no lo hizo en aquellos tiempos; en tiempos de allende sí lo hicieron, justamente los empresarios camioneros para voltear un gobierno, que nadie ( a menos que esté loco y distorsione la realidad) diría que allende era neoliberal o algo parecido. Alguien que se dice popular entonces, podría habitar ese espacio mientras pone los huevos en otro por conveniencia personal y viceversa, alguien que gobierna fingiendo un sesgo popular, podría jugar golf mientras hace lobby con un presidente americano y vacía un país, en tanto que finge gestos de dudosa popularidad cuando está frente a su pueblo. Lo cierto es que una conducción popular de la organización que sea, jamás pondría en jaque a las fuerzas populares dividiendolas más de lo que están en la disputa por una conducción o para demostrarnos su poder y menos conociendo nuestra historia. Seguramente de esto, algo nuevo y mejor surgirá, quizá , ojalá sea algo diferente para el sindicalismo argentino que tanta falta nos hace , desprovisto de bravuconerías, lejos de pedrazas y zanolas o matones nostálgicos de arrabales porteños y también de aquellos que aprovechan una conducción para sus apetencias personales o el crecimiento familiar de sus patrimonios,
Los argentinos en general, aprendimos mucho de estas cosas y por suerte le tenemos tirria y podemos oler a lo lejos, cualquier intento desestabilizador de la democracia...aunque a algunos todavía les falta afinar un poco más el olfato, ojalá no tengan que aprenderlo a los "golpes" como nos pasó a los de esta generación.
saludos |
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Seguramente voy a tocar fibras muy sensibles de algunos pero luego de leer y pensar y razonar en la frase de Laboranti :
"Libros enteros nos llevarían a analizar o a entender un fenómeno de tal magnitud como es el peronismo. Sin embargo, podemos afirmar –sin temor a equivocarnos- que existieron dos peronismos mientras su líder nato estaba vivo: uno de izquierda, que gobernó de 1945 a 1955; y el otro de derecha, que tuvo lugar cuando el General retornó al país en 1973. "
Tengo que concluir en que tal razonamiento es exacto y que por ello me quedo sin lugar a dudas con el primer Perón .... el de la izquierda ...el que amaba al amor y a los descamisados ...de Evita .... la que todo lo dió por él .... y la que en verdad lo hizo grande .
No podría tragarme al Perón calculador .... perseguidor de la izquierda ... desentendido de las mayores necesidades del pais ....al que colocó en el gobierno al peor enemigo del pueblo ( a lópez rega ... haciéndose el ciego y permitiendo que Estela lo echara todo a perder .-
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Domingo, 24 de junio de 2012
EL ACTO DE MOYANO EL MIERCOLES
El Arca de Noé
Con dos animales de cada especie, Moyano buscará en la Plaza la fortaleza que no halla en la lucha gremial. Su querella política con Cristina es inspirada por crudos intereses y por un espejismo ideológico, que lo devuelve a las guerras de su juventud contra zurdos e infiltrados. Perdido en el tiempo y el espacio, intenta disputarle el poder a la presidente electa hace ocho meses con el 55,4 por ciento de los votos. Llamativa simultaneidad con el golpe en Paraguay y el viaje de Scioli.
Por Horacio Verbitsky
Con el acuerdo cerrado entre los propietarios y los conductores de camiones concluyen las negociaciones paritarias de los gremios más numerosos. Sólo faltan unos pocos detalles en Sanidad y Alimentación. El propósito oficial de establecer un nivel de actualización, 5 o 6 por ciento inferior al de 2011, que conserve el poder adquisitivo de los salarios pero no sirva como pretexto para una nueva ronda de aumentos de precios por una oferta concentrada en pocas manos, está razonablemente cumplido. La idea complementaria de que esto ocurriera con baja conflictividad fue perturbada a último momento por razones que escapan a la dinámica salarial y se explican en parte por la renovación del secretariado de la CGT dentro de tres semanas, que Hugo Moyano encaró como un desafío personal a CFK. Ambas partes hicieron su demostración de fuerza y hará falta que transcurran los días para practicar un balance no contaminado por las evaluaciones parciales de cada una. Que Moyano podía caotizar el país se sabía, que sólo pudiera mantener la apuesta por unas horas es lo novedoso. El episodio también tributa a la disputa política entre el gobernador bonaerense y la presidente a quien aspira a suceder, y a la aproximación de la fecha en la que el Grupo Clarín deberá desprenderse de las 270 licencias de radiodifusión que retiene por encima de las 24 que le autoriza la ley. Una dimensión ineludible de este desafío, insólito para un reclamo gremial durante una negociación paritaria que seguía abierta y con agenda pautada para el viernes, es su simultaneidad con el golpe blanco contra el presidente paraguayo Fernando Lugo, en un juicio político express. El veredicto que destituyó al presidente electo para que asumiera otro gran valor de la escudería continental Duran Barba sólo requirió 24 horas a partir de la acusación (basada en un acto de juventudes políticas realizado hace tres años en una unidad militar; en haber mantenido el diálogo con los dirigentes de la Asociación de Carperos pese a que impulsaban la ocupación de tierras y no haber prometido el castigo “de los asesinos de esos policías”). Sólo este contexto anormal explica la desmesura de escasear los billetes en los cajeros automáticos y el combustible en los surtidores; de declarar un paro nacional desde un estudio de televisión de la cadena que impulsa toda confrontación con el gobierno nacional con la mira puesta en la fecha clave del 7 de diciembre; de condicionar la solución de un conflicto salarial a la realización de un encuentro cara a cara con la presidente (según el hijo frenético del camionero) y de ofrecer la renuncia a la CGT si el gobierno accediera a sus reclamos (el propio Moyano). La suma de rechazos ya explicitados, minimiza los efectos del paro convocado para el miércoles: funcionarán el transporte y las fábricas, la administración pública, las escuelas, los comercios, los bancos, los hospitales, los bares y restaurantes.
Caras extrañas
De realizarse, la simultánea movilización sobre Plaza de Mayo mostraría un reagrupamiento político y social notable. Los gallardetes de la paleoizquierda, que en 2008 acompañaron a las patronales agropecuarias, harían coro esta vez a los camioneros, que entonces los enfrentaron. Y los compradores de dólares de los barrios pudientes de la Capital podrían integrarse a una plaza menos escuálida que en sus últimas incursiones libertarias a la intemperie (al penúltimo caceroleo asistieron pocos centenares de damas y caballeros; al último, citado para el jueves, no fue nadie). También le daría una segunda vida a Eduardo Buzzi y Hugo Biolcati, quienes manifestaron su apoyo. Hasta el filántropo colombiano Francisco de Narváez y el senador radical Gerardo Morales encomiaron a los sindicalistas que reaccionan contra la progresividad impositiva. En el primer caso, la motivación es tan obvia como la de Biolcati: para evasores y elusores no hay peor pecado que los impuestos. Con un desconocimiento asombroso de las escalas progresivas que se aplican, el senador Morales afirmó que “Cristina le quita el 35 por ciento del sueldo a los trabajadores”, que es el tope para una fracción minúscula (esta alma sensible redujo un 13 por ciento jubilaciones y salarios estatales cuando fue secretario de desarrollo social de la Alianza, no a unos pocos privilegiados sino a todos). Por eso, la UCR se ilusiona con el baño de multitudes que extraña desde la desaparición de Raúl Alfonsín. Los camioneros sin freno también contarían con la bendición del Episcopado Católico, que no quiso quedarse al margen del nuevo intento de demolición del gobierno y recurrió a uno de los dudosos informes de su Universidad Pontifica para justificar las protestas por la inflación que, sin embargo, no parece haber afectado el turismo de elite de uno de sus caritativos jerarcas. En forma por demás sugestiva, los principales apoyos que Moyano ha conseguido articular en las filas sindicales no provienen de la CGT que él encabeza desde 2004, ni de la Confederación de Trabajadores del Transporte cuya reorganización impulsó, ni de quienes junto con él integraron el MTA hasta 2000, sino de la denominada CGT Azul y Blanca, de José Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas. Este eje pauta la línea de repliegue ideológico de Moyano hacia la primera mitad de la década de 1970, cuando fue secretario de adoctrinamiento de la Juventud Sindical Peronista de Mar del Plata, en una conducción regional que también integraba Venegas. También integró la Juventud Peronista de la República Argentina, liderada por el asesor directo de López Rega, Julio Yessi, arrestado hace dos semanas en la causa de la Triple A. La contradicción principal que los guiaba entonces era la lucha contra la Juventud Trabajadora Peronista, la Tendencia Revolucionaria y los Montoneros, a quienes englobaban bajo la genérica denominación de zurdos o infiltrados. La asociación ilícita que Moyano hace del presente con aquellos años lo va aislando en forma inexorable de la realidad, que no se detuvo cuarenta años. Así como la cuestión gremial recubre una disputa política, el debate político se reduce a una visión ideologista, y la ideología oculta una cruda querella personal y de interés estamental. No había pasado una semana desde el comienzo del segundo mandato presidencial de CFK, cuando el jefe de los choferes pesados confundió el palco montado en el estadio de Huracán con el balcón desde el que Juan D. Perón tronó su ira contra los imberbes, sin advertir las diferencias entre ambas épocas y sus respectivos protagonistas. Como La Nación en 2003 con Kirchner, Moyano le declaró la guerra a CFK en cuanto terminó el escrutinio de 2011. Perdido en el tiempo y el espacio, quiere disputarle el poder a Cristina, como antes lo intentaron ante Perón el jefe del Partido Laborista, Cipriano Reyes, Augusto Vandor y Montoneros. Con Barrionuevo y Venegas, Moyano también comparte la aversión por los expedientes judiciales. No en vano, cuando a fines del año pasado la justicia devolvió a la circulación a Juan José Zanola, Moyano lo celebró, con argumentos falsos. La Cámara Federal no dispuso que el sindicalista bancario saliera de la prisión porque no hubiera pruebas en su contra, como dijo el chofer, sino porque pasaron dos años de su detención sin que la causa fuera elevada a juicio, como reclama el Pacto de San José.
Toco y me voy
El laberinto en el que Moyano atrancó en forma voluntaria los semirremolques no permite el retroceso y sólo permite avanzar hacia la huelga general revolucionaria, hasta la toma del poder y la construcción del socialismo. Ante este despropósito, quien puede capitalizar los estropicios es su compañero de juegos Daniel Scioli, quien con gran sentido de la oportunidad estaba en Italia cuando comenzaron los bloqueos con camiones a las refinerías. Fue también el más reticente de los gobernadores en cuestionar a los Moyano. El gobierno nacional tiene elementos para afirmar que Scioli había conversado con Moyano sobre la escalada confrontativa. Habrían acordado que no se bloquearía la planta de General Cerri, que abastece de gas licuado de petróleo a vastas zonas del interior bonaerense no conectadas por ductos. Pero ese presunto compromiso no se cumplió y la planta fue tomada, con tres camiones adentro, al mismo tiempo que la refinería de La Matanza. Guaminí, Orense Claromecó, Freyre, San Manuel, Lobos, Chacabuco fueron agotando sus reservas de gas. Cuando el gobierno nacional decidió recoger el guante, ni el jefe de gabinete Alberto Pérez ni la ministra de Infraestructura Cristina Alvarez Rodríguez tuvieron alguna participación. La mesa operativa que se instaló en el despacho de Julio De Vido, con aportes de Guillermo Moreno, Gabriel Mariotto y Sergio Berni, sólo pudo contar con el ministro de Economía, Alejandro Arlía, quien se instaló en Guaminí porque la empresa provincial de gas afectada depende de su ministerio, y el de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal quien envió cuarenta policías a La Matanza, para que apoyaran el despliegue de Gendarmería. Allí, el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, distrajo a Pablo Moyano con una serie de llamadas telefónicas que anunciaban el avance de una formación de gendarmes sobre la entrada de la planta, mientras ocho camiones cargados salían por una puerta lateral. El gobierno recopiló en pocas horas una larga lista de choferes con habilitación profesional, dispuestos a treparse a las naves espaciales que son los camiones modernos. Sus nombres fueron suministrados por las fuerzas de seguridad y por los sindicatos que agrupan a taxistas y colectiveros. Mientras, Mariotto acompañó hasta Guaminí un camión con gas que desvió de su destino previsto, Corrientes. Con colaboración de los intendentes, se garantizó que la ruta estuviera franca. Las simultáneas denuncias judiciales del gobierno por desconocimiento de la conciliación obligatoria y por infracción a las leyes de abastecimiento y de soberanía energética completaron la reacción. Es improbable que esas causas lleguen a algo, pero en conjunto con las demás medidas, exhibieron ante los Moyano una voluntad política que no habían sabido calibrar. En esta pulseada todos juegan fuerte.
El miércoles todos los dinosaurios golpistas estarán en la Plaza de Mayo para sufrir el último papelón.
Va a estar bueno Buenos Aires.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)
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Seguramente de esto, algo nuevo y mejor surgirá, quizá , ojalá sea algo diferente para el sindicalismo argentino que tanta falta nos hace , desprovisto de bravuconerías, lejos de pedrazas y zanolas o matones nostálgicos de arrabales porteños y también de aquellos que aprovechan una conducción para sus apetencias personales o el crecimiento familiar de sus patrimonios, (Albi)
Así tendrá que ser. Esta semana que comienza asistiremos al suicidio político de Moyano.
Un traidor quedará atrás, y seguiremos avanzando hasta el próximo obstáculo que se interponga en el camino.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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A Moyano lo apoyan (entre otros impresentables) el Grupo Clarín, Macri, Lanata, Cecilia Pando, el Pollo Sobrero, el Momo Venegas y los caceroleros de Barrio Norte.
El miércoles, en la Plaza de Mayo el gorilaje dirá ¡PRESENTE!
Va a estar bueno Buenos Aires ! ! ! ! !
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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De: albi |
Enviado: 25/06/2012 03:11 |
Dios te oiga papiyo!....oremus ojalá la gente se diera cuenta que se les está cayendo la careta......sino fijate el gordito, con 200 kilos encima , hoy le dedica un programete AL HAMBRE! y encima reta a los argentinos porque la culpa de es de todos....( menos de él, claro, por lo que veo alimentos no le faltan....
saludos |
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De: albi |
Enviado: 25/06/2012 03:14 |
hablo de lanata claro....¿ y sabés por qué le preocupa el hambre?....porque no van a poder aprender el teorema de pitágoras!!!! |
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El gordo Lanata, Albi, es otro que ha desbarrancado y viene en caída libre.
Cómo pueden ser tan torpes todos estos tipos ?????? Los Lanata, los Moyano ...
O será que el dinero les obnubila tanto la mente que no pueden comprender que por este camino se dirigen, inexorablemente, hacia el basurero de la Historia ????
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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Sábado, 6 de julio de 2013
Desde la banquina
Moyano: “La bronca es contra la Presidenta”
El titular de la CGT Azopardo sostuvo que el paro de camioneros del próximo lunes no solamente será en contra del impuesto a las ganancias -como lo anunció ayer- "ni contra los trabajadores" sino contra la mandataria Cristina Kirchner, y aseguró, además, que a la medida de fuerza se sumarán más gremios.
"La gente tiene que entender que el paro es contra la Presidenta, no contra los trabajadores", definió el secretario general de la CGT disidente, quien sostuvo que "la bronca" que se pueda generar por las dificultades en la carga de combustible o la extracción de dinero en los cajeros automáticos (afectada por el paro), es menor comparada con "la injusticia" hacia aquellos sectores "que son los más perjudicados" por el cobro del impuesto a las ganancias "que les saca parte del sueldo".
Durante una entrevista radial, Moyano insistió con que es "un disparate" y "una injusticia muy grande" que se cobre impuesto a las ganancias a aquellos asalariados solteros sin hijos que ganan una suma superior a 7 mil pesos, o más de 9500 en el caso de los casados con dos hijos.
"La Presidenta dice que no va a aceptar extorsiones. Nosotros le decimos que los camioneros no vamos a aceptar más que se roben el salario de los trabajadores", advirtió el líder camionero y respecto del paro con movilización a Plaza de Mayo enfatizó: "La Presidenta reacciona por muchas cosas, pero en esto seguramente se va a hacer la distraída".
Además de reclamar una suba en el mínimo no imponible, volvió a exigir un aumento del tope a las asignaciones familiares y "un aumento" para todos los jubilados.
Evidentemente, asistimos a los últimos estertores de este pobre infelíz.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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Moyano movilizó a los camioneros a la Plaza de Mayo y pidió votar contra el Gobierno en las elecciones
Un paro muy parecido a un acto de campaña
La medida fue convocada en rechazo al Impuesto a las Ganancias. Pero en su discurso, Moyano también criticó los planes Trabajar y la entrega de netbooks. La movilización a la plaza fue menor a la esperada.
Por Julián Bruschtein
Hugo Moyano sólo estuvo acompañado por los dirigentes más cercanos y por el estatal Pablo Micheli.
Fue su primer discurso como candidato a diputado por la lista de Francisco de Narváez. Con el reclamo por el Impuesto a las Ganancias de fondo y con una convocatoria menor a la esperada, el camionero Hugo Moyano aprovechó para insistir con la idea de que los trabajadores “no nos volvamos a equivocar porque sería imperdonable”, llamando a no votar a los candidatos del kirchnerismo. Acorde con su encolumnamiento detrás del empresario, el mensaje estuvo marcado por las críticas hacia las principales políticas de transformación implementadas por el Gobierno en los últimos diez años. El camionero ya había anunciado que la protesta era “contra Cristina”.
“Esos son planes descansar”, acusó por derecha el camionero hacia los planes sociales desplegados por el gobierno nacional para atacar la desocupación, que al momento de llegar a la presidencia Néstor Kirchner se acercaba al 50 por ciento y en la actualidad es una cifra de un solo dígito. El paro de 24 horas convocado por el gremio de Camioneros y el acto central en la Plaza de Mayo se transformó finalmente en un mitin opositor en el que la agenda gremial pasó a un segundo plano. “¿Qué hacemos dándole una netbook a un chico de la villa?”, se preguntó apuntando al Plan Conectar Igualdad y agregó: “Le estamos diciendo que siga teniendo frío cuando hace frío, seguí mojándote cuando llueve, pero tenés una netbook”, sostuvo en el día en que la Presidenta entregó la computadora tres millones (ver página 5).
El Impuesto a las Ganancias se llevó un pasaje del discurso del sindicalista. “Estamos indignados por ese impuesto perverso que tienen los hombres que trabajan”, señaló Moyano llamando la atención de sus seguidores y agregó a modo de advertencia: “Señora Presidenta, a los trabajadores no hay que tenerles miedo, hay que tenerles respeto”, rodeado por dirigentes del gremio de Camioneros, entre los que se encontraba el adjunto, Pablo Moyano, hijo del líder cegetista. También estaban los representantes de algunos gremios aliados: Julio Piumato, de los judiciales; Omar Plaini, de los repartidores de diarios y revistas; el dirigente de la Federación Agraria Eduardo Buzzi y el sindicalista Pablo Micheli, líder del sector opositor de la CTA, que lo secundaban en el palco dominado por un cartel con la leyenda “los camioneros decimos basta”.
“Esta jornada de protesta, con cese de actividades, no es solamente por el reclamo de los trabajadores camioneros”, señaló para respaldar su argumentación sobre Ganancias y agregó que había “millones que están sufriendo las consecuencias de este impuesto perverso contra el trabajo y estarían aquí presentes” y destacó que “los empresarios hacen un esfuerzo aceptando los reclamos por aumentos de salario, pero no los percibe el trabajador porque se los lleva el Gobierno”.
Moyano supo ser uno de los pilares sobre los que se sostenía parte del modelo iniciado en 2003. Durante ocho años se mostró fiel al kirchnerismo y las políticas que implementaba, hasta que comenzó a mostrar su intención de saltar a la escena política. Ya en los primeros años de la primera presidencia de Cristina Kirchner, el camionero la desafió en público un 17 de Octubre señalando que “algún día la Argentina va a tener un presidente trabajador”. La réplica presidencial fue instantánea y le recordó en su discurso que había comenzado “a trabajar a los dieciséis años”. A partir de allí la relación fue cada vez más tensa y llegó al punto límite en el que el sindicalista presionó públicamente pidiendo para la CGT la vicepresidencia o la vicegobernación bonaerense de cara a las elecciones de 2011, que Cristina Kirchner ganó holgadamente. Esa fue la gota que colmó el vaso: al advertir el proyecto personal de Moyano, el kirchnerismo lo relegó en las listas legislativas y la relación se rompió unos meses más tarde, cuando en un acto en la cancha de Huracán el camionero anunció su renuncia a la vicepresidencia del PJ y a la presidencia del PJ bonaerense. Su proyecto lo llevó además a fracturar la CGT ante la tensión que generó con sus pares por sus ambiciones políticas.
“Olé, olé, olé, oléeee, Hugoooo, Hugooooo”, entonaban a coro los trabajadores que festejaban cada vez que Moyano soltaba una crítica hacia el gobierno nacional. Las camperas verdes avanzaban por las calles de los alrededores de la Plaza de Mayo, dejando ver a algún entusiasta en remera a pesar del frío. “Y pegue, y pegue, pegue, Hugo, pegue”, se escuchó tímidamente a un grupo del fondo, que recibió la orden de cortar el tradicional cantito. Las bandas con trompetas abundaban entre los camioneros, pero la presencia de bombos y redoblantes fue la más sobresaliente por el estruendo y el bullicio constante.
“Sepamos bien a quién votamos el 27 de octubre, no nos volvamos a equivocar porque sería imperdonable para nosotros”, sostuvo lo que pareció casi un ruego hacia al final del acto. Como un mantra, Moyano recita en sus actos el llamado a no votar aquello que tenga que ver con la Presidenta y su movimiento político. “Así como en algún momento dije que había que votar al Gobierno, hoy les digo que no nos engañen más porque estas bondades que quieren hacer aparecer son todas mentiras”, continuó el dirigente sindical en su rol de candidato a diputado (figura 35 en la lista de candidatos, pero es claro que si integra la lista es para darle un impulso mayor con su nombre), que predominó casi todo el acto.
Para el final, después de las palabras del dirigente, los trabajadores se alejaban por donde habían ingresado con sus columnas. Dos muchachos con campera roja de alguna de las ramas del gremio conversaban sobre las elecciones: “Entonces, ¿cuál es la lista que hay que votar?”, preguntó el más joven y su compañero le contestó: “Ya te vas a dar cuenta, en la que veas el nombre de Hugo entre los candidatos”.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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Martes, 9 de julio de 2013
Críticas del Gobierno a la huelga y al discurso de Moyano
“Disfrazó de paro un bloqueo”
El ministro de Trabajo sostuvo que no era honesto hacer bloqueos para la campaña electoral. En el Gobierno le apuntaron además a la “derechización” del discurso del camionero, que criticó los planes sociales.
La concentración se focalizó en un punto limitado de la Plaza de Mayo.
El gobierno nacional criticó a Hugo Moyano por haber hecho una utilización electoral de un reclamo gremial como el del Impuesto a las Ganancias. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sostuvo en ese sentido que el jefe de la Federación de Camioneros –y candidato por la lista de Francisco de Narváez– “disfrazó de paro un bloqueo y un acto para pedir que lo voten”. “No es honesto hacer campaña para mejorar las posibilidades electorales utilizando bloqueos y desabastecimientos”, cuestionó el funcionario.
En la Casa Rosada, evaluaban además que Moyano mostró en el acto de la Plaza de Mayo el perfil de un candidato de corte liberal. “Se paró a la derecha del Gobierno, atacando políticas sociales como la entrega de netbooks y los planes de vivienda”.
“Por los temas que tocó, parecía haber tomado la agenda mediática más que la de los trabajadores; habló de Fito Páez, de cosas que no tenían nada que ver con la convocatoria. Parecía (el periodista Jorge) Lanata disfrazado”, apuntó la fuente consultada. En cuanto a la concentración en sí, la impresión que quedó en la Rosada fue que “hubo poca gente, entre cinco y siete mil personas, no más que eso”.
Tomada fue el único integrante del gabinete que salió a contestar públicamente la protesta de Moyano. El titular de Trabajo habló sobre todo del dirigente y su llamado a votar en contra del Gobierno en las elecciones de octubre. “Utilizar un paro para reclamar el voto implica una pérdida de rumbo en la política”, planteó. El ministro también contraargumentó la principal acusación política del jefe de la CGT contra la Casa Rosada, la de que –según Moyano– el Gobierno se habría alejado de los trabajadores.
Tomada recordó en este sentido una serie de medidas impulsadas por el Ejecutivo, que han ido levantando el piso de derechos de los trabajadores más vulnerables, los que en el mercado tienen ingresos más bajos y condiciones de mayor precariedad. “Mientras algunos no pueden elevarse de reclamos puramente sectoriales, nosotros seguiremos trabajando por los derechos de todos: de los trabajadores rurales, de las trabajadoras domésticas. Por el trabajo registrado y en contra de la esclavitud laboral y la explotación infantil. Estos son nuestros objetivos inclaudicables”, replicó.
Durante la jornada, el Gobierno también hizo una defensa de la aplicación del Impuesto a las Ganancias sobre los sueldos que están por encima de los 8630 pesos (para los trabajadores solteros, o 11.563 para los casados con dos hijos). El que explicó la postura oficial con más detalle fue Aníbal Fernández.
“El Impuesto a las Ganancias es un impuesto que existe en la mayoría de los países del mundo, Uno de los más bajos del mundo es el de la República Argentina”, señaló el senador y ex jefe de Gabinete. Agregó que para subir el mínimo no imponible “se tendrían que regular otras cosas”.
“Por supuesto que subir el mínimo no imponible sería deseable para todo el mundo, ¿quién no va a querer que los trabajadores no paguen Ganancias y mejoren sus ingresos? Pero la realidad es que uno tiene que pensar que esa suba del mínimo no imponible impediría que siga pasando personal que hoy está en negro o en forma irregular a las plantas permanentes. El objetivo es que crezcamos todos, para fortalecer el mercado interno. No hay que expulsar a nadie, y en la medida en que se vaya mejorando se irá pergeñando el formato como para seguir subiendo el mínimo.”
La presidenta Cristina Kirchner no habló de la medida de fuerza dispuesta por Moyano, aunque el tema se coló en la agenda oficial de manera imprevista. En el acto de entrega de la netbook número tres millones del Plan Conectar Igualdad para alumnos de escuelas públicas, Cristina quiso hablar con uno de los chicos que estaban junto a los directores, Marcos. El niño dijo que cuando sea grande, va a estudiar para ser maestro. Sobre los aplausos de todo el mundo, la Presidenta le repreguntó en qué trabajaba su papá. “Es camionero”, dijo el chico. La respuesta generó sorpresa y risas de los funcionarios.
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El desgaste
Por Luis Bruschtein
Hugo Moyano tiene un partido que se llama de la Cultura, la Educación y el Trabajo. El recuerdo del viejo Partido Laborista de Cipriano Reyes y el ejemplo más actual del Partido de los Trabajadores en Brasil inspiraron al dirigente camionero para fundar su partido, lo cual lleva implícita también la equiparación suya con Lula.
Moyano pasó a la oposición como jefe de la CGT, con una gran capacidad de convocatoria y suponiendo que tenía un importante capital político propio. Entre aquel momento y el acto de ayer, Moyano transitó el camino de ripio de la realidad. El famoso partido nunca pasó del sello. Le fue mejor al Momo Venegas con su Partido FE.
El dirigente camionero no pudo encabezar una propuesta política propia ni colectiva, aunque lo intentó, al punto de poner en tensión a algunos de los gremios que lo acompañan en su CGT. No pudo hacerlo alrededor de su figura y ni siquiera aparece como parte de un armado. Lo más que pudo lograr fue colocar a Omar Plaini en la lista de Francisco de Narváez.
En el acto de ayer, Moyano no llamó a votar por De Narváez sino a votar contra el Gobierno. El dirigente camionero se despojó de los últimos ropajes del kirchnerismo que aún le quedaban para decir claramente “el paro es contra Cristina”. La parábola de Moyano parece una ley que se aplica a los dirigentes del kirchnerismo que dan el salto a la oposición. Mantienen cierta convocatoria mezclada durante un tiempo, hasta que pierden el sector kirchnerista de su convocatoria y quedan con su capital real.
Son como aviones en un despegue. Carretean con la carga que consiguen llevarse del oficialismo. Si pueden despegar antes de perder esa carga, tienen la posibilidad de crecer. Si pierden el plus kirchnerista antes de despegar, se quedan de a pie. Es un recorrido del que no se salvó ninguno y que seguramente también deberá caminar Sergio Massa.
Para Moyano, esa carrera ha sido fatal, porque finalmente está peor que cuando estaba con el Gobierno. Tiene menos convocatoria política, menos peso gremial y mucho menos espacio para proyectarse. Conserva blindada la esencia de su capital, que es el poderoso gremio camionero, que no es poco, pero se desangró en una guerra contra la única fuerza política que dentro y fuera del peronismo le dio juego al punto de imponerlo como titular de una CGT unida.
Moyano, que es un negociador experimentado, sacó mucho más con el Gobierno que negociando con sus nuevos aliados, de los que recibe sonrisas de ocasión, de políticos cuya base social lo desprecia y preferiría verlo en las filas del oficialismo. El dirigente camionero es como el socio impresentable de representantes de un peronismo de cuello blanco que evitan las fotos y los actos con el gremialista.
En ese camino, Moyano fue perdiendo convocatoria. El acto de ayer fue, al menos, deslucido, a pesar de que se puso en movimiento todo el aparato del gremio. Pero al mismo tiempo fue perdiendo contenido. El discurso de ayer mostró a un Moyano que se adapta al pensamiento del votante denarvaísta, al universo cacerolero, a la mirada gorila que contrapone los reclamos de sectores de las clases medias al de los sectores más humildes.
El planteo del Impuesto a las Ganancias es discutible, pero legítimo. Tiene muchas formas de abordaje, algunas de ellas muy reaccionarias. Pero las dos CGT y las dos CTA coinciden en replantear el Impuesto a las Ganancias. En el discurso de ayer, Moyano combinó las críticas a este impuesto con otras más duras a las políticas sociales del Gobierno: las políticas de vivienda, los viejos planes Trabajar (a los que llamó “Descansar”) y la entrega de computadoras a los chicos de las escuelas villeras. No importan los argumentos que usó, lo real es que hizo esta combinación clásica en la tradición gorila.
El mensaje que está urdido en esa combinación es que con la plata que les sacan a trabajadores se mantiene a vagos que no trabajan. Ese discurso fue más revelador de su desgaste que la escasa convocatoria.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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