Semillas de suicidio : Las semillas transgénicas de Monsanto y el holocausto de los agricultores indios
“Monsanto es una empresa agrícola. Aplicamos la innovación y
la tecnología para ayudar a los agricultores de todo el mundo a producir
más conservando más”.
“Producir más y conservar más mejorando la vida de los agricultores”.
Estas son las promesas que encontramos en el sitio web de Monsanto
India, acompañadas por fotografías de sonrientes y prósperos
agricultores del Estado de Maharashtra.
Se trata de un intento desesperado de Monsanto y de su maquinaria de
relaciones públicas para desvincular la epidemia de suicidios de
agricultores indios del creciente control que ejerce la empresa sobre el
suministro de semillas de algodón (actualmente Monsanto controla el 95%
de las semillas de algodón de la India). El control de las semillas es
el primer eslabón de la cadena alimentaria ya que las semillas son la
fuente de la vida. Cuando una empresa controla las semillas controla la
vida, especialmente la vida de los agricultores.
El concentrado control que Monsanto ejerce sobre el sector de las
semillas tanto en la India como en todo el mundo es un hecho altamente
preocupante y es lo que conecta entre sí los suicidios de agricultores
en la India, los juicios “Monsanto versus Percy Schmeiser” en Canadá y
“Monsanto versus Bowman” en los EEUU, y la demanda por valor de 2.200
millones de dólares interpuesta contra Monsanto por agricultores
brasileños por injusto cobro de royalties.
Gracias a sus patentes de semillas Monsanto se ha convertido en el
“Señor de la Vida” de nuestro planeta, recaudando ingresos en concepto
de renovación de la vida de los agricultores, los criadores originales.
Las patentes de las semillas son ilegítimas porque introducir un gen
tóxico en una célula vegetal no es “crear” o “inventar” una planta. Las
semillas de Monsanto son semillas de engaño: el engaño de decir que
Monsanto es creador de semillas y de vida, el engaño de que mientras
Monsanto demanda a los agricultores y los asfixia en deudas pretende
hacernos creer que trabaja en pro de su bienestar, y el engaño de que
los OGM (organismos genéticamente modificados) están alimentando al
mundo. Los OGM no están consiguiendo controlar las plagas y las mañas
hierbas, y en cambio han provocado la aparición de superpestes y
superhierbas.
La entrada de Monsanto en el sector indio de las semillas fue posible
gracias a una política de semillas impuesta en 1988 por el Banco
Mundial, que obligó al Gobierno de la India a desregular el sector de
las simientes. Cinco cosas cambiaron con la entrada de Monsanto: en
primer lugar, las empresas indias quedaron encadenadas en joint-ventures
y acuerdos de concesión de licencias y aumentó la concentración en el
sector de las semillas. En segundo lugar, las semillas que habían
constituido el recurso común de los agricultores se convirtieron en
“propiedad intelectual” de Monsanto, que comenzó a cobrar regalías por
ellas haciendo que aumentara su coste. En tercer lugar, las semillas de
algodón de polinización abierta fueron desplazadas por las semillas
híbridas, incluidas las híbridas transgénicas. De esa manera, un recurso
renovable se convirtió en un producto patentado no-renovable. En cuarto
lugar, el algodón, que hasta entonces se había cultivado en combinación
con otros cultivos alimentarios, ahora debía ser cultivado en régimen
de monocultivo, lo que implicaba mayor vulnerabilidad ante plagas,
enfermedades, sequías y malas cosechas. En quinto lugar, Monsanto
comenzó a subvertir los procesos de regulación de la India y, de hecho,
comenzó a utilizar recursos públicos para impulsar sus híbridos no
renovables y sus transgénicos a través de las llamadas asociaciones
público-privadas (PPP/Public-Private Partnerships).
En 1995 Monsanto presentó en la India su tecnología Bt a través de
una joint-venture con la compañía india Mahyco. En 1997-98 Monsanto
comenzó a ensayar ilegalmente sobre el terreno su algodón transgénico Bt
y anunció que al año siguiente iniciaría la venta comercial de las
semillas. Desde 1989 la India cuenta con una normativa para regular los
cultivos transgénicos en el marco de la Ley de Protección del Medio
Ambiente. Para realizar ensayos con cultivos transgénicos es preceptivo
obtener la correspondiente autorización del Comité de Aprobación de
Ingeniería Genética dependiente del ministerio de Medio Ambiente. La
Fundación de Investigación para la Ciencia, Tecnología y Ecología
demandó a Monsanto ante el Tribunal Supremo de la India y Monsanto no
pudo empezar a comercializar sus semillas de algodón Bt hasta el 2002.
Y tras el informe condenatorio del comité parlamentario de la India
sobre cultivos Bt de agosto del 2012, el panel de técnicos expertos
nombrados por la Corte Suprema recomendó una moratoria de 10 años para
los ensayos sobre el terreno de cualquier tipo de cultivo transgénico
así como la paralización de todos los ensayos en curso.
Sin embargo, para entonces la agricultura india ya se había transformado.
El monopolio de Monsanto sobre las semillas, la destrucción de las
alternativas, la obtención de superganancias en concepto de regalías y
la creciente vulnerabilidad de los monocultivos ha creado un contexto
que propicia el incremento de las deudas, los suicidios y la angustia
agrícola que alimenta la epidemia de suicidios de los agricultores
indios. Este control sistémico se ha intensificado con el algodón Bt.
Por eso la mayoría de los suicidios se producen en la franja algodonera.
Una asesoría interna del Ministerio de Agricultura de la India de
enero del 2012 informó de lo siguiente a los Estados indios productores
de algodón: “Los productores de algodón atraviesan una profunda crisis
desde que optaron por el algodón Bt. La ola de suicidios de agricultores
en 2011-12 ha sido particularmente severa entre los productores de
algodón Bt”.
El Estado indio con mayor superficie dedicada al cultivo del algodón
Bt es Maharashtra, que es también el lugar donde los suicidios de
agricultores son más numerosos. Los suicidios aumentaron tras la
introducción del algodón Bt: la recaudación de royalties por parte de
Monsanto y el elevado costo de las semillas y los productos químicos han
ahogado en deudas a los campesinos. Según datos del Gobierno de la
India, casi el 75% de la deuda rural proviene de la compra de insumos. A
medida que crecen las ganancias de Monsanto crece también la deuda de
los agricultores. Es en este sentido sistémico en el que las semillas de
Monsanto son semillas de suicidio.
El punto culminante de las semillas de suicidio lo constituye la
tecnología que Monsanto ha patentado para crear semillas estériles
(apodada “Tecnología Terminator” por los medios de comunicación, la
tecnología de semillas estériles es un tipo de Tecnología de Uso
Restrictivo de Genes [Gene Use Restriction Technology – GRUT] en virtud
del cual la semilla producida por un cultivo no puede reproducirse: las
cosechas no producen semillas viables o producen descendientes viables
con genes específicos apagados). El Convenio sobre la Diversidad
Biológica ha prohibido su uso. De no haberlo hecho, Monsanto habría
obtenido con sus semillas beneficios incluso mayores.
El discurso de Monsanto sobre “tecnología” trata de ocultar que su
verdadero objetivo es el control de la simiente y que la ingeniería
genética es simplemente un instrumento para controlar semillas y
alimentos a través de patentes y derechos de propiedad intelectual.
En el Acuerdo de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio un representante de
Monsanto admitió que ellos son “simultáneamente la persona que
diagnostica al paciente y su médico” cuando redactan sus patentes sobre
formas de vida que van desde los microorganismos hasta plantas. Impedir
que los agricultores guarden semillas y que las utilicen de forma
soberana era el objetivo principal. Actualmente Monsanto está ampliando
sus patentes a las semillas mejoradas convencionalmente, como es el caso
del brócoli, el pimiento o el trigo bajo en gluten que había pirateado
de la India y que denunciamos ante la Oficina de Patentes Europea como
un caso de biopiratería.
Por eso hemos puesto en marcha Fibres for Freedom (Fibras
de la libertad) en el corazón del cinturón suicida del algodón Bt de
Monsanto en Vidharba. Hemos creado bancos comunitarios de semillas
autóctonas y ayudamos a los agricultores a que se pasen a la agricultura
orgánica. Sin semillas transgénicas no hay deuda ni suicidios.
Vandana Shiva
La autora es directora ejecutiva de la Fundación Navdanya