El Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebró ayer, encontró a muchas etnias presionando por la devolución de tierras ancestrales, como los mapuches chilenos, por acceso a la salud y educación, como los nasa de Colombia, y a la gran mayoría anhelando dejar atrás la pobreza y la discriminación en la que viven sumidos desde hace siglos. En América Latina hay 46 millones de personas que se reconocen indígenas y pertenecen a 670 pueblos originarios, precisó ayer la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la mexicana Alicia Bárcena.
Las comunidades indígenas exhiben una inseguridad alimentaria y niveles de pobreza tres veces más altos que el resto de los habitantes de América Latina y el Caribe, informó la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Sin embargo, agregó la FAO, los pueblos originarios poseen conocimientos que pueden ser claves para erradicar el hambre. La paradoja es tal que en algunos países hasta el 90% de los indígenas son pobres y la desnutrición entre sus niños duplica a la de los blancos, según el organismo internacional.
"Para nada (hay celebración). Este es un momento para denunciar y condenar las violaciones a los pueblos indígenas", señaló Luis Fernando Arias, presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia, la mayor agrupación de los pueblos originarios del país, a la agencia estadounidense Associated Press. En ese marco, Arias exigió al gobierno del presidente Juan Manuel Santos que cumpla acuerdos pactados, porque "si no, seguramente vamos a tener que vernos en las carreteras".
Uno de los países con mayor población indígena es Bolivia, con un 62%, aunque según el censo 2012 sólo un 41% dijo pertenecer a una de las 36 nacionalidades reconocidas por la nueva Constitución. Una situación que causó sorpresa hasta al propio presidente Evo Morales.
En Chile, la tensión en la llamada zona del conflicto mapuche, en el sur, se incrementó tras el asesinato el martes del comunero mapuche Rodrigo Melinao. Esta etnia representa menos del 10% de los 16,5 millones de chilenos. Hay otras ocho etnias menores, incluidas los diaguitas y los rapanuis, estos últimos habitantes de la Isla de Pascua.
Los diaguitas se adjudicaron en abril el infrecuente triunfo de lograr la paralización judicial del proyecto Pascua Lama, en el norte, de la transnacional canadiense Barrick Gold Cop la mayor productora mundial de oro, porque afirman que amenaza sus aguas para beber, cosechar y alimentar su ganado. Mientras tanto, la parte argentina de la mina está trabajando.
Aun no se sabe quién mató al comunero, pero el fiscal que investiga el caso sigue una pista que conduce a una riña familiar, sin embargo, tras su muerte se han desarrollado pequeñas manifestaciones diarias en Santiago y en localidades del sur. Desconocidos quemaron dos carísimos camiones en la madrugada de ayer, se presume que por la muerte de Melinao. En lo que va del año 35 camiones han sido incendiados por encapuchados y la policía va tras los pasos de mapuches, que son los que acostumbran a incendiar vehículos o casas deshabitadas para exigir la devolución de las tierras de sus ancestros.
De los chilenos, los mapuches son los que más han sufrido los efectos de una controversial ley antiterrorista vigente desde la época de la dictadura militar (1973-1990), especialmente invocada por los dos últimos gobiernos, el de Michelle Bachelet y el de Piñera, que autoriza los testigos sin rostro, la interferencia de las comunicaciones y endurece las penas para delitos considerados por la legislación penal.
Genocidio y esclavitud
Los 12 países miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), en su mayoría pequeñas economías insulares anglófonas, reclaman a Europa compensaciones morales y económicas por la esclavitud y el genocidio contra los pueblos nativos.
"Tenemos que respaldar este llamado que pide una reparación como principio" moral y condena la trata de esclavos como "crímenes masivos que van más allá de toda imaginación", señaló a Efe Kafra Kambon, presidente del Comité de Apoyo a la Emancipación, con sede en Trinidad y Tobago.
En ese sentido, recordó que los pueblos nativos que experimentaron la esclavitud "han sufrido un gran daño psicológico y un trauma extremos" y que "una generación de seres humanos fue borrada".
El primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, consideró que "la principal razón del poco desarrollo de los países del Caribe y América Latina se debe al legado del genocidio que padecieron los esclavos africanos". En la región viven 120 millones de afrodescendientes.