17 de agosto de 2013, 05:06Por Anubis Galardy
Bogotá (PL).- Por primera vez en la historia del Tour de Francia, en el tradicional paseo de la victoria en los Campos Elíseos, la imagen de un colombiano de sangre indígena enalteció la tradicional foto en el podio de triunfadores de un Giro centenario.
Con solo 23 años, Nairo Quintana se convirtió no solo en el subcampeón de la más famosa vuelta ciclística del mundo (Premio Príncipe de Asturias de Deportes-2003), sino también en campeón de la montaña y el mejor pedalista juvenil.
Quintana superó asimismo la mejor clasificación histórica de un colombiano en el Tour, hasta ahora en manos de Fabio Parra, tercero en 1988, y nunca desentonó en las contrarreloj, que a menudo deciden las grandes carreras por etapas.
Colombia devino un clamor prolongado de una punta a la otra del país, cuando el 20 de julio último la noticia saltó a un primer plano y la televisión interrumpió sus transmisiones para anunciar la victoria.
Ni yo mismo me lo creo, es un día increíble, dijo el joven deportista con los brazos en alto, expandidos, en señal de victoria; pero en el fondo, además de su técnica de hierro siempre estuvo convencido de que llegaría a la cima y puso en marcha la voluntad con la que asumió desde muy joven su permanente romance con el ciclismo.
Las páginas de todos los medios de prensa multiplicaron su triunfo, mientras una avalancha de admiradores inundaron sus twitter con un calificativo elocuente: histórico, que adquiría esta vez un lustre distinto.
Con la humildad que lo caracteriza, agradeció el triunfo a todo su equipo y se lo dedicó al director técnico José Luis Arrieta. "Es un gran estratega y sabe sacarle a uno el máximo en la carrera, además de motivarlo a cada momento", aseguró.
TRIUNFO COLECTIVO
El ciclista colombiano sabe que una victoria en cualquier esfera de la vida no es solo la hazaña de un individuo solitario. Detrás de ella hay siempre un sustrato colectivo, un trabajo de equipo, esencial en el deporte.
Por eso narró con orgullo la estrategia diseñada para el ascenso a los Alpes: Dejé que Purito (el español Joaquim Rodríguez) y Chris Froome hicieran el trabajo en el ascenso, como estaba planificado, indicó.
En el tramo culminante, el águila emprendió el vuelo y llegó a la meta ambicionada sostenido por sus brazos en alto.
Se que este día es muy especial para Colombia, saludo a mi familia, a mis amigos a Tunja, Cómbita (municipio boyacense donde nació), declaró.
Por obra y gracia de su entereza y voluntad, un colombiano de 1.67 metros de estatura y 57 kilogramos de peso se imponía en un torneo que ha hecho trizas las esperanzas y sueños de varias generaciones de ciclistas.
Quienes lo conocen afirman que Quintana tiene otro don, el de la prudencia. Así como mide el ritmo de su pedaleo en la cuestas, para no pagar luego el precio de un desgaste excesivo cuando la altura exige entregarse a fondo, también calcula milímetricamente los descensos.
NUEVOS RETOS
Maneja el riesgo con la sabiduría, sutileza y arrojo imprescindibles para conquistar una meta. Poseedor de una capacidad analítica sustentada por su modestia, estudia a fondo lo logrado y lo que todavía le falta: el cetro absoluto del Tour de Francia.
Ganar la carrera más importante del mundo es muy difícil, y muy pocos lo consiguen, afirma.
Soy muy joven, todavía estoy en formación. Aun me falta mucho por aprender, no solo en la contrarreloj, sostiene, sino también en madurez, en recuperarme de los esfuerzos. Quizás podría lograrlo dentro de dos años, dijo.
Sin embargo Froome, el actual monarca del Tour, opina lo contrario: No es un secreto, afirma, que Nairo Quintana será el gran rival del Tour de 2014.
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* La autora es corresponsal de Prensa Latina en Bogotá |