Con la ratificación del fallo de la Suprema Corte que ignora los vicios del proceso contra Alberto Patishtán, queda clara la orientación judicial autoritaria y anti popular. No hay por qué llamarse a engaño pues desde la irrupción de los estudiantes justicieros de la Universidad Iberoamericana con cartulinas recordando Atenco en un auditorio de aplaudidores incluidos soldados disfrazados, Peña balbuceó su orgullo por la brutal represión de los pueblos de Atenco.
Contribuye a la reproducción social de la infamia la tenaz campaña. Las televisoras, las radios, los periodistas de Estado y las empresas de publicidad contra los profesores inconformes con la pérdida de sus derechos laborales y el desprecio de sus organizaciones para la Reforma Educativa. No menos de nueve millones de pesos cuesta una cápsula como la de los elegantes junior voladores y maromeros para "mover a México", a la que siguió la de la supervisora de la espuria Sección 59 de Oaxaca, que no pudo ocultar la miseria extrema del aula escolar y el camino accidentado de lodo para acceder a ella. Tiro por la culata de los pésimos publicistas. Pese a todo, la reproducción del racismo es efectiva tanto como el desprecio insultante de la niña Nieto contra los 132 denunciantes de su papi. Ni un argumento, ni un dato, la gente bien producida por las escuelas confesionales que serán beneficiadas con la exención de impuestos a sus altas colegiaturas como premio a su trabajo constante para bien de la ignorancia histórica a cambio de rezos y jaculatorias fariseas.
Alberto Patishtán quizá es creyente y desde la Voz del Amate promovía la relación armónica entre pueblos y comunidades colonizadas enfrentadas entre sí por las colindancias territoriales complicadas con pleitos religiosos tan complejos que tienen de por medio templos y fiestas patronales animadas por el alcoholismo de los católicos reprobado por evangélicos y hasta islámicos. La presencia ejemplar del EZLN y los Caracoles, invisible en apariencia, ha puesto en crisis la vida infame al prohibir en los municipios declarados autónomos donde se manda obedeciendo, el alcohol y las drogas, a la par que los delitos menores son resueltos por la justicia comunitaria que obliga al culpable a reparar los daños con trabajo para todos. Hasta los acarreados por el PRI y PRD le entran a esta democracia desconocida hasta 1994. Por esto, los partidos, el gobierno y los caciques organizan bandas paramilitares que de tiempo en tiempo atacan a sabiendas de que sus crímenes son impunes, así se trate de masacres tan graves como la de Acteal . Los seguidores de las enseñanzas pacifistas y conciliadoras del querido obispo Samuel Ruiz, saben lo que enfrentan y se juegan la vida en cada asamblea con afectados sin más esperanza que la defensa comunitaria. Saben que las provocaciones a veces resueltas a tiros y machetazos, siempre victiman a los indefensos. Este poder colonial funciona todo el tiempo en espera de la oportunidad para inculpar a los enlistados por la seguridad del Estado.
Una legión de miserables al servicio de caciques prepotentes, jefes del crimen organizado de Estado y militares y policías involucrados con ala delincuencial variada y compleja, acosa, castiga y mata a contestatarios e indefensos de donde toma rehenes encerrados en las cárceles o de plano desaparece y mata como lección a los contestatarios y justicieros.
Alberto Patishtán estaba en una comunidad donde fue visto y saludado por sus admiradores cuando en El Bosque un grupo de vecinos armados respondió a un ataque matando a seis soldados y un policía. Grave cosa sobre todo por la profesión de los caídos. El escarmiento llegó pronto y Alberto Patishtán fue detenido sin orden de aprehensión y entregado sin mediación de defensor alguno a un ministerio publico. Un juez lo condenó a sesenta años, lleva trece en prisión. No ha cesado de alentar desde la cárcel la defensa de los presos más que políticos, rehenes del autoritarismo de Estado en garras de minorías de contratistas, empresarios, administradores y simuladores políticos dispuestos a todo con tal de proteger sus intereses acordes con el imperio devastador de la naturaleza y los trabajadores.
El principio de autoridad del Estado, su uso exclusivo y excluyente de la violencia, está en plenas funciones contra la resistencia y digna rabia opuesta al despotismo capitalista. No significa esto el mal de muchos como consuelo ni la exaltación del sacrificio y la inmolación, sino el disloque de la lucha popular en 20 estados del país y en lugares de concentración estudiantil. El despliegue militar con tácticas de cerco e intimidación generalizada acompañada por tomas de rehenes, exacerba la resistencia ahora mismo desplazada al Monumento a la Revolución adonde llegan decenas de organizaciones sociales convocadas por las redes.
Asombra para bien que en los actos conmemorativos del golpe de estado en Chile, de la muerte inducida de Neruda, del exilio y persecución de los justos, de las proclamas idiotas de los militares golpistas contra el gobierno marxista (sic), prevalezca la certeza de que están vivitos y coleando los criminales de Estado y sus bases sociales ignorantes, mojigatas crueles dispuestas con sus cacerolas en ristre para aplaudir la violencia represiva, los secuestros policiales al azar, el accionar de grupos especiales con armamento diseñado contra el pueblo inerme y los ministerios públicos, jueces y magistrados dispuestos a castigar a los justos y exculpar a los criminales.
Llamaremos Operación Winfield Scott, el comandante yanqui del ataque a Chapultepec el 13 de septiembre de 1847 que culminó con el ondear de la bandera de las barras y las estrellas en Palacio Nacional, al castigo injusto a Patishtán y al desalojo forzado del emblemático Zócalo en el centro histórico de México para permitir el grito de la independencia del promotor principal de todo lo contrario, horas antes de que las fuerzas armadas en México marchen con representantes de dieciocho países solidarios con ellas, mientras los drones que asesinan árabes zurcan el cielo y marchan por tierra. Cámaras, micrófonos y corresponsales de las televisoras marchan con granaderos, policías y paramilitares para desinformar. Las universidades públicas y muchas escuelas levantan la protesta en todo el país. ¿Viva México?
15 septiembre 2013
Fuente: http://bit.ly/1504WVP