Poco le falta al Imperio por saber de nuestras vidas. Lo que hablamos, lo que escribimos, nuestros gustos y acciones. Vivimos la era del Gran Hermano: copados de satélites espías sobre nuestras cabezas, con nuestros teléfonos y correos electrónicos tomados a larga distancia, con gigantes informáticos acopiando nuestra información para entregarla a soldados, informáticos y analistas de la inteligencia norteamericana. Somos los seres más espiados de la historia de la Humanidad.
Echelon, Prism; son nombres diferentes pero con el mismo objetivo: mantener bajo control al mundo para imponer los designios imperiales. El pretexto perfecto ha sido la llamada guerra contra el terrorismo, bajo cuyo nombre se han cometido no pocas atrocidades.