Muere el padre de Blanca Reyes sin que el régimen le permitiera ver por última vez a su hija

El padre de Blanca Reyes, representante en Europa de las Damas de Blanco, murió este lunes por la tarde en Sancti Spíritus sin que el régimen le permitiera despedirse de su hija.

Ángel Reyes tenía 93 años y estaba enfermo. Pese a ello, en agosto pasado el Consulado General de Cuba en Madrid informó a su hija que su solicitud de un permiso de entrada a la Isla para un último encuentro familiar había sido denegada, una práctica que el régimen utiliza con frecuencia para castigar a exiliados que critican su política.

"El dolor que yo tengo es que no me pude despedir", dijo Blanca Reyes este martes a DIARIO DE CUBA. "Yo estaba preparada para su muerte porque era muy viejito, pero no estaba preparada para que no me dejaran volverlo a besar, a tocar".

Hacía más de ocho años que padre e hija no se veían.

Reyes explicó que su intención era pasar la mayor parte del tiempo con su padre en la localidad de Guayos, Sancti Spíritus, y al final de su viaje asistir a misa con las Damas de Blanco en La Habana.

"Era una visita familiar, pero yo soy la representante de las Damas de Blanco, sería una indignidad ir a Cuba y no verlas", añadió.

"No tiene sentido en ningún lugar del mundo que por pensar diferente no puedas entrar a tu país, a no ser que hayas cometido un delito muy grave. Yo lo único que hice fue disentir", señaló Reyes, esposa del poeta y periodista Raúl Rivero, exprisionero de conciencia del Grupo de los 75.

"No me dejaron ver lo único que me quedaba de mi infancia, eso no se los voy a perdonar nunca", afirmó la Dama de Blanco y aseguró que continuará trabajando por la libertad de los presos políticos, la defensa de los derechos humanos y la democracia en Cuba.

La muerte de Ángel Reyes coincidió con el segundo aniversario del fallecimiento de Laura Pollán, fundadora de las Damas de Blanco, y con fuertes operativos en la Isla para impedir homenajes del grupo y de activistas de la disidencia interna.

Blanca Reyes y Raúl Rivero se exiliaron en España en abril de 2005, tras gestiones del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.