A partir del siglo XIX y asociado básicamente a la quema masiva de petróleo y carbón, el planeta experimentó un crecimiento gradual de las concentraciones de gases como el dióxido de carbono, metano y óxido nitroso en la atmósfera, compuestos capaces de absorber la mayor parte de la radiación emitida por la superficie después de ser calentada por el Sol.
El ascenso gradual del nivel medio del mar constituye la principal amenaza a largo plazo del cambio climático en la zona costera de Cuba.
Con el decursar de los años, tal tendencia se agudizó mucho más y condujo a reforzar el llamado efecto invernadero, con el consiguiente aumento de la temperatura media de la tierra.
En busca de respuestas a las interrogantes referidas a la probable influencia de la actividad humana sobre el clima mundial, en 1988 fue creado el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido por sus siglas en inglés IPCC.
Bajo el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial, el IPCC ratificó en su último informe que el calentamiento del sistema climático del planeta es inequívoco, tomando en cuenta el incremento observado en la temperatura media mundial, el aumento del nivel del mar y la pérdida notable de las capas de hielo.
Lo preocupante de este cambio climático inducido por la actividad humana es que desde el punto de vista histórico, ocurre en un plazo de tiempo tan breve que hará muy difícil la adaptación de los ecosistemas naturales.
CIENCIA EN PRIMER PLANO
En la década de los noventa del siglo XX, Cuba inició las primeras investigaciones dirigidas a conocer con suficiente antelación las probables implicaciones del cambio climático en los diferentes sectores de la vida nacional y las medidas de adaptación.
Aquel estudio involucró a unos cien profesionales y técnicos de 13 centros científicos y organismos del Estado, y su autor principal fue el doctor Tomás Gutiérrez Pérez, actual director general del Instituto de Meteorología.
Por sus resultados, el trabajo mereció en 1999 uno de los Premios Nacionales otorgados por la Academia de Ciencias de Cuba, y el Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
De acuerdo con las evaluaciones recientes hechas por especialistas del Centro del Clima de la citada entidad, entre 1951 y el 2010 la temperatura media en nuestro país subió en 0,9 grados Celsius como promedio, indicador favorecido por la elevación de la mínima en alrededor de 1,9 grados.
Asimismo, hay un incremento en la frecuencia de sequías más intensas y prolongadas, en cuya relación figura la reportada desde mayo del 2003 hasta igual mes del 2005, considerada una de las peores de todos los tiempos debido a su magnitud y extensión territorial.
La reiteración de esos fenómenos, unida a las altas tasas de evaporación, contribuye al deterioro de los suelos y a la disminución de las reservas de agua, lo cual repercute de manera desfavorable en la producción agrícola.
Otro hecho llamativo es que para Cuba la primera década del presente siglo resultó la más activa desde 1800 a la fecha en lo concerniente al azote de huracanes de gran intensidad, con un total de siete. Luego de finalizar la última temporada ciclónica, Sandy fue elevado a ese rango y sería el octavo en menos de 12 años.
Acerca del comportamiento del nivel medio del mar, el procesamiento estadístico de los registros mareográficos permitió calcular que, de manera general, durante las últimas cuatro décadas del siglo XX ascendió a una velocidad promedio de 1,43 milímetros por año, mostrando un máximo de 2,14 mm en la estación de Siboney, en La Habana, y un mínimo de 0,05 en la de Casilda, provincia de Sancti Spíritus.
Como señala el licenciado Abel Centella, investigador del Instituto de Meteorología, las proyecciones apuntan a que el clima cubano será más cálido y más seco, con posibles incrementos en la temperatura media de dos a tres grados para finales de la actual centuria.
MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN
Más allá de modelar los escenarios futuros, el país concede máxima prioridad a las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, elementos fundamentales en la preparación de la sociedad para enfrentar el más grande desafío ambiental del presente.
Prueba de ello es el programa Cambio climático en Cuba: Impacto, mitigación y adaptación, puesto en marcha en el actual 2013, bajo la dirección del Doctor en Ciencias Eduardo Planos Gutiérrez, especialista del Centro del Clima.
Según explicó a Granma el científico, en una primera etapa comprende 16 proyectos en ejecución donde intervienen 27 instituciones nacionales y cerca de 150 investigadores, dirigidos a encontrar soluciones viables a los problemas planteados por el calentamiento global en sectores priorizados, como son la agricultura, los recursos hídricos, suelos, bosques, asentamientos y ecosistemas costeros, diversidad biológica, salud humana y veterinaria.