LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Muy lejos en el tiempo ha quedado aquella imagen benévola del policía amistoso y protector de la comunidad, al cual un niño le preguntaba en un spot publicitario: “Policía, policía, ¿tú eres mi amigo?”.
Actualmente, para la mayoría de la población cubana, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) es la institución estatal que peor reputación y prestigio social tiene. Y no hablo de la oposición pacífica, para la cual la policía es sinónimo de represión, actos de repudio, detenciones arbitrarias, golpizas, amenazas, y casos judiciales fabricados. Hablo de la persona promedio, del ama de casa y el trabajador humilde.
Para el común de los cubanos, el policía es un símbolo de incultura espantosa, que no sabe ni hablar, y mucho menos conoce de leyes. No sé de nadie que hable de la policía con admiración, sino todo lo contrario: con desagrado, miedo, desprecio, e incluso con burla. En el mejor de los casos, el supuesto “respeto” es una forma sublimada (e inconsciente) de sumisión, o es un recurso de complicidad.
Por sólo vestir el uniforme azul, un policía se siente en el derecho de molestar cuando quiere y como quiere, acosar en la calle, pidiendo el carnet de identidad. Chequea sin ningún motivo justificado (a veces, por ser negro y andar mal vestido), desperdicia el tiempo y, de paso, humilla. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez: “¿Por qué me ha parado este policía”?
Supuestamente, no debemos sentirnos ofendidos, pues todos tenemos alguna culpa que esconder. Estamos fuera de la ley. El policía lo único que va a verificar es cuán lejos estamos de la ley, de acuerdo con “la misión” o a la tendencia profiláctica del momento. La policía trata a todos los ciudadanos como si fueran criminales, o sospechosos de algún crimen (que generalmente, es el crimen de sobrevivir).
La imagen típica que reproduce la policía en el imaginario popular es la de Tom y Jerry. Es el agente que persigue a las vendedoras de queso, de yogurt, de carne, de frutas, o de lo que sea. Es el que llega y dice: “Oye, tú no puedes estar ahí”. Y santa palabra. Pero también es el corrupto, que abusa de su impunidad para chantajear a cambio de dinero. Tanto que Raúl Castro habla de corrupción, ¿pero acaso no es un robo oficializado que la policía se adueñe de productos y bienes que no trabajó, y cuyo comercio está vedado, por algún absurdo principio de la legalidad socialista?
¿O alguien se imagina que los dulces y las cajitas de comida que le quitan a una anciana van a parar a un círculo infantil, a un hospital? Como si fuera una “ley seca”, la cruzada se dirige contra cualquier movimiento que parezca “irregular”, y máxime si se trata de la venta de un producto específico. A pesar del esfuerzo mediático de Día y noche y Tras la huella, aquí no se ve a la policía como la institución que devuelve lo robado, sino como la que roba.
¿Un policía honesto y amable? Si tienes suerte. ¿Un policía educado, conocedor de los derechos de los ciudadanos? Una ficción. ¿Un policía idóneo, capaz de asumir y resolver problemas? Un milagro.
El policía cubano no es un ciudadano igual que los demás, con los mismos derechos y deberes. Ellos actúan como si estuviesen por encima de la ley, porque de hecho, la ley es un fantasma, que se invoca o se desconoce a conveniencia. Anualmente, ¿cuántos agentes son denunciados por ciudadanos comunes (ya que en Cuba no existen las demandas), y se enjuician por abuso de poder, proxenetismo, o confabulación en algún delito? Y no es que falten policías corruptos.
Y si alguien tuviese alguna duda sobre las turbulencias que corren bajo estas aguas, propongo que se haga una encuesta. Claro, que aquí no existe ninguna ONG, periódico, o universidad que pudiese hacer una encuesta masiva:
¿Qué usted siente por la policía? Admiración, respeto, consideración, indiferencia, desconfianza, temor, miedo. Otros sentimientos. ¿Cree que la policía defiende sus intereses? Sí, no, tal vez, no sé. ¿Considera a la policía eficiente en su trabajo? ¿Considera a la policía corrupta? Diga en una escala del 1 al 10. ¿Le gustaría que su hijo fuese policía? ¿Cómo le gustaría que fuese esta institución?.
Hasta que no exista un poder judicial independiente, y la policía no sea un custodio fiel y consciente de las leyes, en vez de un custodio del gobierno, todo lo que se escriba será letra muerta, y todo lo que se haga, una arbitrariedad.