Una “noche de agua” en Sabaneta de Barinas, en una humilde casa de palma con piso de tierra, en pleno aguacero nació el hijo que parió la patria, el gigante de cuyas manos brotó una lluvia de vida que llenó de verdor y esperanza a los pueblos del mundo que se encontraban sumidos en la sequía y en la oscuridad. Cuando Hugo Chávez hablaba de su nacimiento, la madrugada del 28 de julio de 1954, se refería a aquella lluvia. “Será por eso que me gusta tanto el agua… un río para mí es una magia”, afirmaba.