LA HABANA, Cuba, octubre,www.cubanet.org –Las autoridades han
asegurado que el envejecimiento de la población y la disminución de la natalidad
nos igualan a los países desarrollados. ¡Qué cinismo! El último Censo de
Población y Vivienda solo demuestra la profunda crisis socioeconómica que ha
convertido la existencia de cada cubano en un duro vía crucis.
El colapso del modelo estatista totalitario, el bajo poder adquisitivo, el altísimo costo de la vida y la crisis habitacional, las villas miserias, la violencia, disuaden a las jóvenes parejas de tener hijos.
Son muchos los jóvenes que se abstienen de formar una familia porque ponen todas sus esperanzas en abandonar el país. De encontrar en el exterior, la realización personal que se les cierra en Cuba.
Hay más de dos millones de compatriotas regados por el
mundo.
Pero lo más golpeados por nuestra crisis, son los ancianos. La debilidad de la economía cubana no puede garantizar calidad de vida a nuestros viejitos, que después de haber trabajado durante décadas, sufren pensiones de miseria y la ausencia de protección social.
Nuestros ancianos
Golpea ver a nuestros ancianos y discapacitados, lanzados a la economía informal, o a la mendicidad, mientras el alto liderazgo no cambia su discurso de supremo benefactor paternalista.
La frustración se trasluce en cada testimonio: Arturo
Ponciano (79 años) se retiró hace trece años de la construcción. Con hablar
pausado se pregunta cuándo podrá descansar si no es en la tumba “Tanto trabajo
duro, tantas obras de choque, misión internacionalista incluida para tener que
seguir luchando en la calle, zapateando la venta de dulces, luchando con la
necesidad de la gente y los inspectores insaciables”.
Aurora (habanera de 71 años) dice que se sentía fuerte todavía cuando se jubiló de la tabaquería después de treinta y ocho años de trabajo…“pero ya no aguantaba la presión y persecución de los jefes para evitar el robo de materiales, ni el comportamiento agresivo de los jóvenes (tan diferentes a lo que éramos antes). Aurora se siente frustrada lo que gana de jubilación no le alcanza ni para comprar una chuchería (golosina) a sus nietos.
Después de calmar su pánico por creer que yo era un inspector que venía a ponerle una multa o a quitarle su dinero, Nina, de 74 años. dice que se siente agotada luego de caminar, cada mañana, kilómetros al sol como vendedora ambulante…” Si no lo hago no sé cómo voy a vivir. Mientras me queden fuerzas seguiré empujando el carrito de caramelos, palomitas de maíz y “chicharritas” que al entrar la tarde se hace tan pesado.
Berta Lina, oficinista jubilada de 69 años asegura que
el gobierno habla mucho pero en realidad abandona a los viejos a su suerte
después de trabajar tantos años, “los policías no producen nada, ganan mucho más
que los demás y ni siquiera pagan la guagua y la los jubilados ni eso le
rebajan. “Mi hermana menor vive en Bélgica hace muchos años y la gente no se
imagina los beneficios que gozan los ancianos en ese país”… “Y yo, trabajando
en casas particulares. donde gano al día más que lo que me pagan de
jubilación”.
Manolo, maestro jubilado y viudo de 81 años dice que sus dos hijos están muy bien posicionados laboralmente y su hija que vive en Estados Unidos no lo deja de ayudar. Manolo afirma “mi suerte no me impide reconocer lo duro que es ver tantos ancianos en la indigencia o tratando de vender lo que pueden para sobrevivir” …”yo regresé de mi visita a Estados Unidos por mis nietos, pero digan lo que digan allí no se ve a ningún viejo en esa condición lamentable”.
Wilfredo, teniente coronel retirado de 73 años reconoce que “es muy duro al final del camino aceptar que esta revolución a lo que entregó toda su vida y sus esfuerzos resultó ser una mentira y un fracaso”… “Muchos viejos aunque estén sufriendo las consecuencias de ese fracaso se niegan a admitir la dura realidad”
Hay ancianos, que a simple vista se observa que su mal estado físico es prematuro. A estas alturas ni la familia ni el gobierno parecen preparados para enfrentar los retos de tan amplio segmento de la población entrando a la tercera edad.
Al parecer a las autoridades cubanas les interesa más la situación y necesidades socioeconómicas de los pueblos hermanos de los países del ALBA que el destino de los ancianos de la Isla. Por nuestra parte los cubanos que en cada vez mayor cantidad nos acercamos a la tercera edad nos preparamos para, si el milagro no se realiza, sufrir más al final del camino