El problema del servicio en Cuba parece no tener solución. Son varias las razones que impiden que este oficio de brindar ayuda doméstica o empresarial y cobrar por ello se desarrolle con naturalidad.
1- El paternalismo estatal que hemos vivido durante 5 décadas.
2- El complejo que sienten algunos cubanos por servir y sentirse inferior al que es servido.
3- El dolor por tener que dejar tu verdadera vocación a causa de la necesidad económica actual.
4- La falta de referencia o información que tenemos por aquí en este tipo de servicios.
5- Los años de desinterés por la limpieza a causa de la supervivencia.
6- La mala conducta, educación y modales, la falta de jerarquía, la falta de respeto que reina hoy en el trato social a todos los niveles.
(entre otros males de fondo)
Los años en que vivimos sumidos en un potente Período Especial o las décadas de escaseces profundas que hemos ido atravesando durante años, hicieron al cubano el gran sobreviviente de una vida y un contexto emergente. Por años se limpiaba sin cloro, se lavaba sin jabón y hasta a veces con un cubo de agua se aseaba un área de enormes dimensiones. Desapareció el detergente, escaseó el jabón y las pipas de suministro para zonas con afectaciones de agua eran más y más caras cada vez.
En estos años yo vivía en Jovellar entre espada y Hospital, Centro Habana; zona de agudos problemas con el agua. Lugar de trabajadores, gente humilde que intentaba tener aquel pasillo o solar ordenado y limpio. En este lugar conocí a varias empleadas domésticas profesionales, personas muy mayores que habían vivido en el capitalismo. Muchas de ellas se quejaban del maltrato recibido por sus patrones de entonces, pero otras extrañaban la vida al lado de buenas personas que les trataban bien y les proporcionaron conocer y ejercer un oficio honrado que luego siguieron ejerciendo en escuelas, restaurantes, hospitales e incluso casas particulares. A muchas esas señoras les llamamos 'Tias', durante los años de becas y seminternados.
Cómo barrer, organizar, cocinar, lavar y sobre todo planchar son aquí materias olvidadas.
Cómo mantener la distancia con la persona que te emplea.
Cómo separar la vida privada de la vida laboral aun asistiendo diariamente a una casa de familia. Cómo poner una mesa, comer en la mesa junto a tus empleadores, pues en Cuba estamos acostumbrados a no separar a los empleados de nuestra vida cotidiana. ¿Cómo no perder esa distancia y hacerlo con naturalidad, respeto y cuidado?
Las anécdotas sobre lo que ya resulta un encuentro cultural entre empleados y empleadores son interminables. Esto borra de un zarpazo la idea de que aquí no existen las diferencias. Hay un diálogo sordo y ciego, un mal entendido en asuntos domésticos que deriva en un surrealismo social disparatado... y que me perdonen los surrealistas.
Sobre los empleadores
¿Saben los empleadores tratar a sus empleados domésticos? Ser empleador no puede significar ser abusador. Dar un empleo es abrir una puerta al que nos necesita porque nosotros también les necesitamos. Algunos piensan que compraron a sus empleados. Algunos creen que por tener un poco de dinero y pagar por los trabajos no se debe emplear el buen trato y la mejor de las formas para enseñar lo que se quiere lograr en el entorno.
¿Saben los empleadores qué quieren de sus empleados? Todos hemos pasado años de privaciones y muchos de estos nuevos productos de limpieza no los conocemos. ¿Qué hacer cuando una persona que tenemos a nuestro servicio comete una equivocación y necesita ser adiestrado, enseñado, comprendido?
Estamos en un álgido momento de transición. Todos estos nuevos oficios merecen un espacio en la sociedad. Al parecer nada de eso importa a nivel global, pero un país que no forma personas que saneen y limpien no puede sentar bases para la construcción y la prosperidad.
Durante muchos pero muchos años los profesores nos dijeron: "Sigan sin estudiar que van a terminar limpiando el piso". Hoy, para muchos cubanos, limpiar el piso y cobrar por ello significa una gran derrota.
Los cubanos no traemos el don de servir. Las personas que adquirieron esta profesión se han ido muriendo y hoy resulta casi imposible encontrar una empleada doméstica con valores suficientes para confiarle nuestro hogar, que es finalmente nuestra gran obra humana. Obra que fabricamos día a día desde la cuna hasta el lecho de muerte. El hogar necesita manos que lo asista para que podamos trabajar confiados en que a nuestro regreso encontraremos todo en su lugar.
Investigué y encontré en www.revolico.com sobre las opciones para encontrar estos trabajadores en La Habana. Existe en Cuba una agencia empleadora (por cuenta propia) y supe que necesita apoyo estatal para su reconocimiento legal y si no lo tiene será por no existir antecedentes. Lo impide la burocracia, los prejuicios sociales antes mencionados o el miedo a lo que esto significa. Tal vez pocos recuerden la importancia de trabajar todo el día y regresar a una casa aseada, encontrar a una persona responsable al frente de ese reino que nos espera y ampara. Una agencia empleadora garantiza que todo esto pueda lograrse y se hace responsable por ello. ¿Planchar una camisa de lino? ¿Desempercudir un baño? ¿Arreglar un jardín? ¿Servir la mesa para cuando llegue la familia? Nada de eso es natural o fluido en nuestros días y pedirlo puede resultar exótico.
Los baños de los organismos, el baño del aeropuerto. Los cines y el profundo olor a orine. El generalizado aroma de las aguas albañales que acosan la ciudad. El miedo a decir abiertamente que nuestras enfermedades parten de esa base nos está inmovilizando.
Servir a los demás honra y enaltece, y si además nos pagan por ello, ya es un lujo. Dejarnos servir, ser amables y agradecidos con quienes nos sirven a diario, es un gesto que armoniza el complejo mundo en el que vivimos.
- ¿Qué desea? - ¿En qué puedo servirle? - ¡Con mucho gusto lo complazco! - Me gustaría hacerlo nuevamente a ver qué le parece. - ¡Qué bien verlo de nuevo por aquí! - ¿Le ha gustado mi sopa? - ¿Qué le parece si intentamos hacerlo mejor la próxima vez? - Buenas tardes y muchas gracias por tenerlo todo tan bonito.
¿Hace cuánto tiempo no escuchamos algo de esto?
El robo, el ausentismo, la mentira, la incoherencia, la falta de respeto y el desgano o la indolencia heredados del paternalismo estatal está minando la zona de buen servicio que intenta llevar a cabo el trabajo por cuenta propia y su significados en una sociedad que intenta sanearse, limpiarse, transparentarse.
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Robertti Gamarra robertti 04.nov.2013 | 09:25
#1
Alguien me dijo una vez que muchas personas, especialmente en zonas donde la pobreza golpeaba inmisericorde, habían nacido para servir y que lo mejor que podían hacer era aprender a hacerlo en lugar de buscar otras alternativas que no eran para ellos. Al leer este artículo me vino a la memoria aquel comentario, no porque esté de acuerdo con él, sino porque conocí a gente que han nacido y han muerto sirviendo a sus patrones sin haber disfrutado de esta libertad de la que disfruto yo. http://ow.ly/qskSe
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readonly 04.nov.2013 | 12:01
#2
En Cuba llevan sirviendo al partido único generaciones de cubanos, cómo es eso que no saben servir ni ser servidos; lo que ha pasado en Cuba es que la cultura de trabajo, de rigor, de eficacia se perdió y la gente accede a puestos y gana premios inflando globos, pero siempre hubo personas que se dedicaron a ser empleadas en las casas, sobre todo de los dirigentes del PCC.
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carlosjoaco 04.nov.2013 | 16:04
#3
En agosto del año pasado llegaron a mi ciudad, Guadalajara, Jalisco, México, alrededor de 9 maestros y maestras de salsa a un lugar llamado El Callejón de los Rumberos. Los primeros meses cuando se notaba que estos chicos estaban entusiasmados con la experiencia de estar en otro país, etc. etc. fue maravillosa, porque además los mexicanos somos muy apapachadores con el extranjero. Se formó un grupo bastante grande de alumnos prácticamente todos los días de la semana. De pronto, así sin avisar fue muy notorio un cambio en su actitud: irrespetuosos, humillantes con aquellos que no eramos muy buenos para el baile, sarcasmo y hasta acoso sexual por parte de algunos maestros a jovencitas. poco más de un año después el lugar luce vacío, dan clases 4 veces a la semana, sólo quedan 4 maestros. Este artículo me aclara muchas cosas..
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Ramon Cros Ray65 05.nov.2013 | 05:13
#4
Un retrato de la realidad Cubana solo Wendy puede hacerlo pues vive alli todo el que viaja a Cuba lo nota hace poco el propio Raul Castro se quejo de lo mismo. Un gran desastre con la educacion y buenos modales.
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bahaa514 05.nov.2013 | 15:21
#5
E mis viajes a Cuba, me asombre con los paladares que brindaban un buen servicio como si fuese algo del otro mundo porque lo normal es el mal servicio. Me sorprendio que los amigos cubanos preguntaran si tal lugar donde estabamos comiendo era estatal o privado. Para mi era algo evidente: Buen servicio-originalidad: privado. Mal servicio-lugar regular: estatal. Asi que me entere por mi misma que el Hotel Presidente es un hotel estatal y no voy a volver a ir pronto. Algun dia los Cubanos entendran que servir tambien puede ser todo un arte, un oficio agradable y preciado. Es cuestion de desarrollo.