MADRID, España, noviembre, www.cubanet.org -La autorización del arrendamiento de los baños públicos (propiedad de los servicios comunales) a cuentapropistas se legisla paralelamente con el cierre de las salas de cine en 3D privadas. Los griegos, egipcios, romanos idearon diversos tipos de inodoro hace miles de años. Claro está, su comodidad, acceso al agua potable y hasta al papel higiénico dependía del nivel del usuario en la escala social, pero la urgencia de las personas en centros urbanos cada vez más poblados y la necesidad de la limpieza para prevenir epidemias convirtieron los baños públicos en sitios imprescindibles, distribuidos por todas partes.
Por tanto, los habitantes de la isla griega de Creta se sentirían muy complacidos al leer ahora la Gaceta Oficial de la República de Cuba; ellos que hacia el año 2000 Antes de Cristo tuvieron inodoros completos con cisternas alimentadas por corrientes de agua, palancas que controlaban el flujo del líquido y bajantes. Sin embargo, difícilmente podrían imaginar las vicisitudes del pueblo para encontrar en la capital de todos los cubanos y a lo largo y ancho del pequeño archipiélago caribeño un sitio donde satisfacer necesidades tan elementales.
Se asquearían quienes tuvieron más de 144 letrinas públicas en Roma hacia el año 100 Antes de Cristo, al entrar en un servicio público isleño desbordado de inmundicias, sin agua ni bayeta para limpiar el piso, y al buscar papel encontrar una hoja de periódico o una página de El Capital u obras más recientes. En Cuba ya se había superado poseer esas comodidades, deformaciones del capitalismo, que al parecer se han redescubierto como imprescindibles para satisfacer las necesidades funcionales de los seres humanos desde épocas remotas. Bienvenida pues la actualización y la iniciativa de los trabajadores por cuentapropia. La Resolución 5122013 del Ministerio de Finanzas y Precios regula todos los detalles e impone los precios que ya algunos cubanitos emprendedores habían establecido por su cuenta sin ganancias para el todopoderoso Estado.
Ese progreso vertiginoso explica la causa de la prohibición y cierre de las salas privadas de proyección en 3D. Es muy pronto para facilitar a los cubanos esas deformaciones del Siglo XXI, sin la legislación correspondiente aprobada por el Consejo de Ministros y publicada en la Gaceta Oficial de la República de Cuba.
Hay que recordar que los inodoros empezaron por las altas esferas y después llegaron a la plebe. ¿Puede extrañar que se proscriba la venta de ropa por los cuentapropistas? El Estado no puede hacer frente a esa competencia, porque no oferta mercancías de moda y calidad, aunque sus precios en sus tiendas en divisa son exorbitantes. Hay que conformarse con la pacotilla oficial o jugarse muchos años de cárcel por la compra-venta en el mercado negro de productos que muy probablemente procedan de robos. Como resultado se estimula la corrupción y fomenta la pérdida de valores desde la más temprana edad, epidemias que carcomen la sociedad cubana desde hace varios decenios.
Con incredulidad y desesperanza, la población afronta las autorizaciones y luego su prohibición. Mientras, continúa el alivio gubernamental con la salida al extranjero de quienes han crecido bajo el lema ¨si no te gusta, te vas¨, de lo contrario se exponen a la represión.
Habrá que esperar a que el Estado disponga de los medios y, sobre todo, la voluntad, para ofrecernos cines en 3D. En tanto, ¡disfrute de los inodoros públicos y vístase en la trapishopping!