- En una carta a la UNEAC, el escritor oficialista dice que no hay derecho a decidir el consumo cultural de los ciudadanos.
- El crítico Gustavo Arcos considera que quienes determinan 'verticalmente', viven en 'otra dimensión'.
El ensayista y poeta Víctor Fowler mostró su inconformidad con la decisión gubernamental de prohibir los cines privados en 3D y recordó que "el Estado es un enorme facilitador, no un juez severo".
"Si bien cualquier Estado tiene el derecho y la obligación de regular y normar las actividades económicas (...), ninguno lo tiene para decidir cuál debe de ser el consumo cultural de sus nacionales", afirmó Fowler en una carta dirigida a la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC).
El escritor señaló que al Estado "le corresponde la obligación de facilitar una mejor educación y disfrute de la cultura realmente universales".
Pero, advirtió, "no es un maestro ni la sociedad un conjunto de estudiantes sentados en los pupitres de un aula permanente, sometido a exámenes periódicos de habilidad y temeroso de obtener bajas calificaciones o de una vez por todas suspender".
"Dicho de otro modo, el Estado es un enorme facilitador, no un juez severo", apuntó.
'Ser banal es una opción'
Ante los argumentos utilizados por el Ministerio de Cultura para condenar al cierre a los cines privados, Fowler aseguró que "ser banal es una más entre las opciones de realización que una sociedad sana tiene para sus sujetos".
Dijo que "los individuos poseen todo el derecho a consumir, sin la interferencia del Estado, los productos culturales del nivel jerárquico que así deseen".
En referencia a la nota oficial publicada el sábado en el diario Granma, que decretaba el cierre de los cines privados 3D, Fowler advirtió que, de forma implícita, la decisión "acaba de consagrar el principio de que ningún nuevo oficio tiene posibilidades de existir hasta tanto no sea imaginado y comprendido por las más altas autoridades político-económicas del país".
"La exhibición cinematográfica, que incluye las salas de 3D, así como la organización de juegos computacionales, nunca han sido autorizados", señaló el comunicado de Granma.
Anteriormente, el viceministro Fernando Rojas había declarado que el Ministerio de Cultura tiene el "convencimiento" de que "se promueve mucha frivolidad, mediocridad, seudocultura y banalidad".
Sin embargo, según Víctor Fowler, que dijo haber asistido a tres diferentes, "las películas proyectadas en las salas de video 3D son las mismas que en cualquier sala de video del circuito estatal o en la televisión".
"Las prohibiciones constituyen cierres que niegan todo camino al diálogo, tanto en el presente como en un futuro situado a distancia razonable", indicó.
Fowler pidió a la UNEAC que el tema sea debatido en su congreso, próximo a celebrarse.
'Estado en jaque'
Este miércoles, el crítico de cine Gustavo Arcos publicó un texto en apoyo de Fowler en el blog Cine cubano, La pupila insomne.
De acuerdo con Arcos, "el extraordinario impacto social que estos locales han producido, debe ser motivo de reflexión, no de olvido y silencio".
Apuntó que "es preocupante, como un grupo de personas con sus iniciativas, ha sido capaz de poner en jaque al Estado que cuenta con una fuerza financiera, poder administrativo y recursos, mil veces mayor".
"¿Por qué tantas familias y comunidades han acogido tan favorablemente las propuestas de esta tecnología? ¿Qué alternativas sustentables y viables ha creado el aparato del Estado para el consumo popular o comunitario de imágenes audiovisuales?", se preguntó el crítico.
Arcos afirmó que "el camino de la imposición, sin diálogo, nunca salvará la cultura nacional".
"Pensar que la actual sociedad cubana se erige según los criterios o la voluntad de unos 'sabios', quienes siguen determinando verticalmente lo que vemos, escuchamos o consumimos, es vivir decididamente en otra dimensión", aseguró.