LA HABANA, noviembre de 2013, www.cubanet.org — Encontrar personas orinando en las calles de La Habana a plena luz del día, es algo común. Los hombres de frente a la pared o detrás de un depósito de basura. Las mujeres agazapadas entre las columnas de la ciudad de los portales.
El pasado 7 de julio Raúl Castro abordó el tema en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
¨…se tolera como algo natural… hacer necesidades fisiológicas en calles y parques…¨, declaro en su discurso.
Las causas de la indisciplina social, son múltiples, la base para establecer el orden una: la carencia de baños públicos.
En la capital, el gobierno de Raúl Castro heredó del capitalismo alrededor de 300 baños públicos diferenciados por sexo. La mayoría ubicados a nivel urbano en avenidas primarias, el resto en calles secundarias de enlace con las arterias principales.
En la actualidad existen 21 baños públicos en La Habana, 5 de ellos cerrados en los municipios Regla, Marianao, Habana del Este y Centro Habana.
Cuentan con dos, Plaza, Centro Habana, San Miguel del Padrón y la Lisa. Con uno Habana Vieja, Playa, Guanabacoa, Cerro, Boyeros, Cotorro y Habana del Este.
Los mejores baños públicos.
Elegimos el municipio Centro Habana como referencia por ser el mayor centro comercial y de servicios, y el más visitado por pobladores de otros municipios y provincias. Aunque la colindante Habana Vieja, zona turística de la ciudad, se encuentra en similar situación.
Con una población flotante de 200 000 personas, Centro Habana cuenta con dos baños públicos en sus 3,42 kilómetros cuadrados de extensión.
Uno ubicado en el Boulevard de San Rafael, otro en el parque ¨El Curita¨, enclavado entre las avenidas de Galeano y Belascoain. Ambos son mantenidos por cuentapropistas.
Leonel More Álvarez es uno de los dos encargados del baño público de San Rafael. Según documentos oficiales del gobierno municipal a los que tuvimos acceso, este baño está clasificado de ¨categoría muy alta¨.
La ¨distinción¨ impone a los cuentapropistas el pago de 600 pesos mensuales a la Oficina Nacional Tributaria (ONAT), 90 de seguridad social y 100 a la Empresa de Comunales, responsable estatal del servicio.
El pipi un peso, otra necesidad cinco. Informa un cartel en la entrada de los baños utilizados diariamente por más de 800 personas.
El baño abre a las ocho de la mañana y cierra a las cuatro, cuando se acaba el agua extraída de la cisterna del edificio colindante.
Leonel llena los tanques que le sirven para descargar los sanitarios. El trabajo es difícil porque se robaron el motor de bombeo. Por eso agradece los días de lluvia que le permiten cerrar más tarde.
¨En temporada de lluvia es mejor porque recogemos agua y podemos estar más tiempo abierto¨, explica.
Para los encargados del baño, el mayor problema es la seguridad del local.
¨Cuando nos vamos esto queda desprotegido… Hasta trataron de darle candela¨, dice.
Sin locales ni agua.
El baño del parque ¨El Curita¨ no tiene la misma suerte con el agua. Las reparaciones realizadas por el proyecto hidráulico de Galeano afectaron las tuberías de suministro de agua y el baño cerró.
Adonis, administrador de la Empresa de Comunales municipal explicó que la falta de agua obstaculiza el servicio.
¨Los encargados tienen que comprar el agua para mantener abierto el baño ¨, explica.
Según el dirigente, se quejaron al gobierno local por la rotura que provocó la reparación de la red hidráulica pero ¨no se resuelve nada¨.
Asegura el administrativo que dos años atrás, Centro Habana contaba con cinco baños públicos, pero tres de ellos fueron destinados a la gastronomía y otros servicios.
Carencia de locales y escases de agua, son los argumentos de la administración municipal que fundamenta la falta de baños públicos.
En los parques ¨Antonio Maceo¨ y ¨Fe del Valle¨, ambos en Centro Habana quedan las huellas de la época de esplendor de los baños públicos capitalinos
En el parque ¨Maceo¨ se destinó solo para el uso de empleados, el de ¨Fe del Valle¨ se clausuro para evitar que los indigentes durmieran en ellos.
Varios infractores entrevistados trataron de convencerme que ante la ausencia de servicio sanitario público hacer pis en la calle era la expresión desesperada de una necesidad fisiológica.
Esta pudiera ser la respuesta al presidente de por qué este hábito ¨se tolera como algo natural¨.
Pero la realidad es más crítica. Orinar en la calle es una de las tantas consecuencias del caos social y la destrucción urbanística que regula la convivencia de los cubanos.