La casa editorial Random House acaba de presentar una reedición de Borges y México, originalmente publicado en 1999 bajo el sello de Plaza&Janés. Un error en uno de los textos que contiene el libro ha sido sujeto de tal polémica que el libro deberá ser editado, una vez más. Se trata de una entrevista que, en 1973, Elena Poniatowska le hizo a Jorge Luis Borges. Todo parece indicar que Poniatowska editó la entrevista, para una publicación aparecida en 1976, de tal forma que parece que Borges no niega la autoría del poema “Instantes” y parece comentar el poema “El remordimiento”, que no escribiría sino hasta 1975. El poema “Instantes” es uno cuyos fragmentos han aparecido hasta en propaganda de chocolates: “Si pudiera vivir nuevamente mi vida. En la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más”. Pero Maria Kodama, la viuda de Borges, volvió a explicar hace unos días lo que viene diciendo desde hace años, que el poema cursilón es de la escritora estadounidense Nadine Stair. ”Yo fui a los tribunales en Buenos Aires para aclarar esa situación. Yo no puedo permitir que digan que Borges plagiaba, o que yo soy cómplice de un plagio”, dijo Kodama.
Sin embargo, hay otra versión. Que el poema no era ni de Borges ni de Stair, sino de un escritor humorístico llamada Don Herold que publicaba mensualmente en el Reader’s Digest. La apropiación y desapropiación de este poema parece una comedia de errores en el que se equivocaron todos. Poniatowska se equivocó porque alteró su entrevista con un poema falso y otro anacrónico. Los que creen a pie juntillas que es de Nadine Stair, se equivocan pues sobrestiman a la improbable poeta de Luouisville, Kentucky, quien supuestamente escribió un poema que, para cuando se le asoció con su nombre, ya llevaba 25 años circulando. Los que creen que el texto que ha llegado a nuestros días es de Don Herold también se equivocan, dada la legión de versiones, interpretaciones y traductores traidores al texto originalmente publicado por él. Y, por último, se equivoca ese lector multitudinario que ha hecho del poema un clásico de referencia, pero que está decidido tierna, ignara y enconadamente a que el poema sea de Borges, porque quiere a un Borges que también pueda escribir un ripio.
Iván Almeida hace algunos años, escribió un artículo desenredando la maraña autoral en la que caído el famoso poema: una maraña hecha de cuatro códices autorales: el de Borges, el de Stair, el de Herold y el del público. A final de cuentas, como dice el propio Almeida, Borges hubiera dicho que en el supuesto de un tiempo infinito y de sus infinitas variaciones, lo inevitable es que un poema como instantes fuera perpetrado y él, Borges, tuviera que cargar con la gloria de haberlo escrito sin saber que lo escribía.
Acá un fragmento del texto de Almeida:
L’illusion comique
El 11 de febrero de 1999, un mensaje electrónico remitido por Ilza Carvalho me advierte de la existencia del texto “If I had My Life to Live over”, firmado por el caricaturista americano Don Herold, en la revista Reader’s Digest de octubre de 1953 (cuando Borges tenía 54 y Nadine 55 años). Mi amable interlocutora me comunica además que está en contacto telefónico con la hija del célebre caricaturista, la escritora Doris Herold Lund, quien confirma sin equívocos la autoría de su padre.
No fue difícil conseguir en la biblioteca del Iberoamerikanisches Institut de Berlín la edición en cuestión y comprobar de visu la exactitud de la información.
Por razones de copyright me está vedado reproducir aquí la totalidad del texto de Don Herold. Pero desde la primera frase resaltan el tono escéptico y el humor negro del caricaturista, totalmente ajeno a la espiritualidad de la que se reclaman los miles de prosélitos del texto en su versión Stair/Borges.
Para desvelar el misterio por completo, recomendamos leer todo el texto de Iván Almeida