El discurso de Fidel Castro el viernes pasado desde la escalinata de la Universidad donde ingresara 65 años atrás merece difundirse por doquier por todas las vías posibles como una contribución efectiva a la paz mundial, para crear conciencia universal de la necesidad de movilizarse para alertar sobre el gravísimo peligro de una guerra nuclear. Hace poco el mundo recordó los 65 años (también) del holocausto de Hiroshima y Nagasaki (el mayor y más innecesario crimen de guerra de la historia) y ahora la situación se reproduce, agravada.