Los telescopios vieron la compacta bola de hielo y polvo, de unos dos kilómetros de diámetro, pasar por detrás del disco solar, pero no salió al otro lado como se esperaba.
Los astrónomos continúan intentando detectar el objeto, pero es casi seguro que el muy anunciado "Cometa del Siglo", dio su último suspiro.
"Como Ícaro, voló muy cerca del sol. Continuaremos aprendiendo", escribió la Agencia Espacial Estadounidense, NASA, en uno de sus tuits durante el seguimiento de este proceso.
Ison había cautivado a los científicos y observadores del espacio del mundo.
A pesar de la desilusión, muchos científicos que comentaban en vivo por los enlaces de video de la NASA decían que se sentían afortunados de haber podido seguir el trayecto del cometa.
Según ellos, todavía hay mucho más que aprender del análisis que generó Ison.
Si hubiese sobrevivido, los astrónomos vaticinaban que sería uno de los cometas más brillantes de este siglo y hubiese estado visible en el firmamento nocturno hasta mediados de diciembre.
Al pasar tan cerca del Sol, Ison debió soportar temperaturas de 2.000 grados centígrados. La inmensa gravedad solar pudo haber comprimido el objeto a medida que revoloteaba, contribuyendo a su destrucción.
Tres destinos para un cometa
Estos eran los tres escenarios a los que hacía frente Ison, de acuerdo a Matthew Knight, del Observatorio Lowell de Arizona, Estados Unidos, quien ha venido observando al cometa durante el último año:
Desintegración: podría acabar como el cometa Lovejoy, que rodeó al Sol en 2011. La gravedad del astro atrajo un lado del núcleo del cometa más que otro, y lo dividió. Cuando Lovejor emergió de la corona solar, explotó. ¿Podría ocurrirle a Ison? Depende de su tamaño. Un núcleo de menos de 2 km corre un riesgo enorme. Los astrónomos calculan que el de Ison es de casi exactamente 2 km, así que está justo en el límite.
Pérdida de la cola, brillo y masa: podría comportarse como el cometa Encke, también conocido como Matusalén por su avanzada edad cometaria (105 años), que ha orbitado alrededor del Sol unas 70 veces desde que fuera observado por primera vez en el siglo XVIII. Este cometa ya no tiene cola, y ha perdido rápidamente su masa y se está apagando. Los científicos creen que para 2050-2060 dejará de ser cometa para convertirse en un simple asteroide. Aunque Ison se acercará al Sol sólo una vez, Knight cree que podría sufrir el mismo destino.
Supervivencia: hay un tercer escenario posible –el que mucha gente espera– y es que ocurra lo que mismo que con el cometa Ikeya Seki en 1965. Cuando éste atravesó la corona solar, el calor incendió los gases en su núcleo profundo y unos días después emergió de la capa externa del Sol con una inmensa cola detrás. Millones de personas observaron maravilladas el gran espectáculo.