LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Un pajarito que vuela por las arboledas del complejo residencial de Fidel Castro, conocido como Punto Cero (zona que abarca dos de los repartos más lujosos de la desaparecida burguesía republicana, Bilmore y Country Club), me sopló al oído el mayor de todos los secretos del Comandante en Jefe.
A los pocos días, pude confirmarlo en la televisión, cuando el dictador invicto conversó con un pequeño grupo de personas durante los comicios parlamentarios, celebrados el 3 de febrero. Tal vez su hablar quedo no llamó la atención a muchos. Hablaba en voz tan apagada que apenas se le entendían las palabras. Es que ha perdido la voz. A esta razón y no a otras obedece el que se ausentara para siempre de las tribunas a cielo descubierto, rodeadas de multitudes. He ahí lo que más le duele al añoso dictador de Punto Cero.
Es posible que, dado el secretismo en el que se desarrolla su vida privada, no se diga nunca que destacados otorrinolaringólogos y logofoniatras le han diagnosticado que nada se puede hacer al respecto, que es demasiado tarde. Tampoco era para menos, con aquellos discursos kilométricos durante décadas, con sus enloquecidos gritos estentóreos contra los yankees, y con su callejeo en las madrugadas.
Se le cayó definitivamente al suelo la importante herramienta que usó durante más de medio siglo para adormecer y manipular a las masas.
Si la voz es lo último que se pierde, la naturaleza ha castigado muy duro a este viejo dinosaurio, dedicado durante toda su vida a las jugarretas verbales. Debió haber sido muy duro para él descubrir que su fundamental instrumento ya era sólo un hilo de voz frágil, fina, débil, quebradiza, impotente, gastada, insegura, incapaz de convencer o estremecer al más ingenuo.
Últimamente, este asunto de la comunicación muda ha despertado gran interés en los científicos. Según la leyenda, cuando Dionisio, tirano de Siracusa, prohibió las conversaciones y discusiones públicas bajo pena de atroces castigos, los habitantes elaboraron un alfabeto de ademanes que utilizaban para conversar. Como dato curioso, pudiéramos aportar que existe un diccionario colombiano con más de dos mil gestos, usados por los latinoamericanos. Puesto que la mímica forma parte de la comunicación entre los humanos, ¿qué ustedes creen si le recomendamos al Comandante en Jefe que la utilice, ya que tan expresiva y temperamental es la nuestra, desde que los cimarrones se escondieron en el monte?
Porque, señores, nada inspira tanta pena como un dictador y un galán de cine sin voz. Y justamente son las dos grandes vocaciones de Fidel Castro. ¿Le compraría usted un plátano, por muy bueno que se vea, a un vendedor que en vez de pregonar, gruñe como un cerdo? ¿Qué dama, por muy fogosa que sea, querría dejarse besar por un hombre con voz de ultratumba?
Sin embargo, ya ven, al perro huevero, aunque le corten el hocico. Nuestro dinosaurio de voz aflautada sigue en Punto Cero, conversando al oído con cuantas personalidades