por Blanca Hurtado

Caracas , 27 Nov. AVN.- Aunque temible por sus características de
reptil carnívoro, sus cinco metros de largo y hasta 400 kilogramos de
peso, el caimán del Orinoco es hoy protegido en Venezuela. Las razones
son muchas, pues esta especie es fundamental para la preservación del
ecosistema llanero, ya que regula la población de peces carnívoros (como el caribe colorado o piraña) e interviene en el aporte de nutrientes a
las aguas de caños, ríos, lagunas y esteros.
El estado Apure es una de las tres entidades llaneras donde se han
erigido centros de cuido y reproducción de caimanes del Orinoco. Allí,
en las profundidades del caño Guaritico, se halla una zona protegida que
forma parte de ese gran refugio de fauna silvestre y de reserva de
pesca que es el antiguo Hato San Francisco (hoy Batalla de Mucurita).
En este espacio natural, que junto con el hato El Cedral (también
recuperado por el Estado venezolano) se extiende a lo largo de 200.000
hectáreas, labora Carlos Chávez, hombre que ejerce un oficio inusual:
criador de caimanes, es el encargado de cuidar y alimentar en cautiverio
a jóvenes crías de esta especie única en la red fluvial que comparten
Colombia y Venezuela.
"Este caimán contribuye a mantener el equilibrio en la cadena
alimenticia de los peces. Al igual que los babos, consume caribes y
otros peces que son a su vez grandes depredadores de especies en estado
larvario, y particularmente de aquellas que tienen gran importancia para
la alimentación del ser humano", explica mientras agarra,
tranquilamente, uno de los ejemplares que se apresta a liberar en un
caño.
Es domingo 24 de noviembre y Carlos, junto con muchos otros como él,
se dispone a devolver a su hábitat natural a 45 caimanes que, gracias a
los cuidos, han alcanzado en cautiverio una edad que les permitirá
sobrevivir por sí mismos: un año y seis meses.
Recolección de huevos, protección, traslado, cuidados durante su
nacimiento y vigilancia permanente fueron parte de las labores cumplidas
por quienes saben ver en el caimán del Orinoco no a un temible enemigo,
sino a un aliado en la preservación del ecosistema fluvial apureño.
Del desove a la liberación
Ese largo proceso lo resume este criador de caimanes, que habla de ellos como cualquiera podría hablar de su propia mascota.
Es en la época de verano cuando se produce el desove a orillas de
caños y ríos. Los técnicos ambientales se trasladan entonces allí para
la recolección de huevos, de los que cada hembra puede poner: entre 15 y
70. Nacidos pues en cautiverio, se les mantiene en el zoocriadero de
Puerto Miranda, que forma parte de la Empresa Socialista Agroecológica
Marisela, en Guárico.
Pero ha llegado la hora de la liberación de los 45 caimanes y Carlos
Chávez instruye a todos cuantos cooperan hoy en la labor. Para aplacar
posibles miedos, agarra él mismo uno de los ejemplares, no sin dejar de
advertir: "Cuidado, son animales grandes y pueden morder".
Los reptiles vienen en jaulas y llevan el hocico amordazado, para
evitar mordeduras. Pobladores de la zona y trabajadores del Ministerio
para el Ambiente hacen círculo y escuchan atentos. "Los agarran por la
cabeza -no tan duro- y por la cola, todo al mismo tiempo".
Así, resulta fácil, entre todos, llevarlos a orillas del caño
Guaritico y desprenderles la mordaza, que no es sino un simple plástico.
Los caimanes reconocen instintivamente su medio natural y no tienen más
empeño que lanzarse a las aguas, donde inmediatamente nadan raudos y
libres.
No a los devoradores de caimanes
Carlos Chávez cuenta, además, lo que ocurría en épocas pasadas,
cuando una inmensa cantidad de caimanes fue víctima de la caza
desmedida. "Este animal fue muy explotado comercialmente a partir de
1929, fue entonces cuando comenzó la cacería. Nunca se pudo hacer un
estimado de la cantidad de ejemplares que mataron.Y eso que la gente de
por estos lados dice que antes lo que se veía en los ríos eran caimanes.
Cuando desaparecieron, los babos ocuparon su lugar".
Por su parte, el ministro para el Ambiente, Miguel Leonardo
Rodríguez, también presente en la actividad, sí maneja cifras: dice que,
de acuerdo con fuentes históricas, "se pudo haber exportado en algunos
años hasta 300.000 ejemplares".
"Sus pieles estaban en las mejores carteras, bolsos y botas de
Europa, mientras se les comercializó, desde los años 20 hasta los años
60, y en ese tiempo se fueron extinguiendo", agrega.
El Patrullero
El ministro Rodríguez apunta que fue en 1999 cuando comenzó todo el
proceso de protección y liberación de caimanes, una iniciativa impulsada
por el presidente Chávez en persona.
Chávez, quien vivió en Apure parte de su trayectoria de soldado,
solía referirse en sus alocuciones a un mítico ejemplar de caimán del
Orinoco, apodado El Patrullero, de gigantescas proporciones, al que
podía verse en caños y lagunas profundas del Arauca, pero a veces
también del Casanare, el Meta, el Guaviare y el Guainía, afluentes todos
del gran río patrio.
Hoy, gracias a esta labor de reproducción y cuido, que se cumple
también en los ríos Cojedes (estado Cojedes), Manapire (Guárico) y
Capanaparo (Apure), 45 nuevos patrulleros surcan los cursos fluviales
del llano y, a su manera, defienden la patria.
70.000 árboles para la vida
A las 200.000 hectáreas que conforman los hatos El Cedral y San
Francisco, en Apure, serán incorporadas otras 72 para la siembra de
plantas forestales y frutales, como el mango, con el propósito de dar
refugio natural y alimenticio a otras especies animales.
Serán 70.000 árboles que permitirán multiplicar las poblaciones de
guacamayas y loros, de chigüires, jaguares, dantos, búfalos, babos,
caimanes, garzas y ganado. Y entre ellos, también la de los 50 venados
que serán liberados en los próximos días para repoblar esa especie.