La creación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe decidida en la Cumbre de Cancún es el reflejo institucional de un nivel cualitativamente superior en la lucha de los pueblos de nuestra América por su emancipación, integración y unidad. Expresa también la creación de una correlación de fuerzas más desfavorable al ejercicio de la hegemonía de Estados Unidos que la existente hasta fines de la década de los noventas, que ayudaría a explicar la creciente militarización de la política imperial.