No hay tema de mayor prioridad en Washington y a lo largo del país que el de la riqueza extrema ante un creciente desempleo. En una semana, cuando se divulgó al mismo tiempo que, por un lado, Wall Street recompensó a sus ejecutivos con cifras astronómicas y, por el otro, decenas de millones de trabajadores siguen perdiendo empleos, hogares y ahorros, la clase política busca intensamente cómo demostrar que “el sistema” funciona. El Senado aprobó otro proyecto de ley de 15 mil millones de dólares para estimular el empleo. La Cámara de Representantes prometió actuar lo más pronto posible para que el presidente Barack Obama promulgue la ley.