
FARC – El imperialismo estadounidense ha mantenido, además
del sometimiento económico, un dominio militar en todo el continente
para lo cual ha promovido invasiones directas, golpes de Estado,
elecciones presidenciales fraudulentas…
Gobiernos surgidos de esa manera son incondicionales a sus políticas,
sumisos aceptan la instalación de bases militares en nuestros países,
sin importarles que sean violatorias de la soberanía nacional y sirvan
para agredir a los vecinos o a pueblos de otros continentes.
Los primeros en sufrir la humillación fueron Puerto Rico y Cuba, esta
última con la base de Guantánamo, que hoy en día sirve de cárcel para
los prisioneros acusados de terrorismo y que han sido secuestrados en
diversos países. Quienes tienen la desgracia de llegar allí reciben
trato de enemigo y no tienen derecho alguno, ni siquiera el de la
legítima defensa. La tortura es ejercida abiertamente, sin que muchos
gobiernos y organismos internacionales se atrevan a condenarla
públicamente. Es una afrenta a la comunidad internacional y una mancha
indeleble que jamás podrá borrar la “injusticia Norteamericana”
Ante el avance de los procesos democráticos y la unidad
latino-americana y caribeña al tiempo que se consolidan procesos como:
MERCOSUR, UNASUR, CARICOM, ALBA Y LA CELAC, el imperio prosigue sin
pausa la ocupación militar.
Así, en la actualidad se encuentran 36 bases militares diseminadas
por todo el continente, ocupando posiciones estratégicas en la región.
El pretexto: la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
EL CASO COLOMBIANO es muy diciente. El presidente
Álvaro Uribe Vélez (2008-2010), le entregó todo el territorio nacional a
los halcones de la guerra. Se reconoce la existencia de 7 bases
militares, pero en realidad hay doce y los Estados Unidos disponen de
permiso para usar, en caso “necesario” todos los puertos y aeropuertos
del país con fines bélicos.
Colombia quedó cubierta militarmente, pero las operaciones militares
no son solo para Colombia. La base de Palanquero ha sido modernizada
para recibir aviones de guerra de última generación, con capacidad de
operar en toda la parte sur del continente, controlar el océano
Atlántico e intervenir en países africanos.
A lo anterior hay que sumarle el despliegue de la Cuarta Flota y
entonces nos encontramos con que los EE.UU. actúan amenazadoramente para
disuadir o intervenir en cualquier nación del continente con una
supremacía absoluta y con una velocidad asombrosa.
En minutos pueden desembarcar miles de soldados en cualquiera de las
bases en Colombia. Sus avanzadas están en posición. Disponen de
inteligencia estratégica táctica y sobre objetivos militares a ser
aniquilados o neutralizados.
COLOMBIA TIENE LA FUERZA MILITAR más numerosa de
América del Sur, 500 mil soldados hombres y mujeres entrenados para la
guerra, con armamento moderno, aviones de combate, Drones equipados con
mecanismos de espionaje de la más alta tecnología, satélites con
sensores que detectan luz, calor, humo y presencia de seres humanos;
disponen de equipos de fotografía que pueden captar a una persona a
muchos de kilómetros de distancia. Con la particularidad que esta
tecnología es manejada directamente por personal estadounidense y en
muchas de esas bases hay lugares en los que está restringido el acceso
al personal de nacionalidad colombiana.
En Colombia la vida civil se ha militarizado. Los gerentes,
administradores, funcionarios públicos, profesionales independientes,
han recibido formación militar y grados militares, que los acreditan
como capitanes, mayores o coroneles de la reserva que en un momento dado
pueden entrar a dar órdenes a militares de menor rango.
En muchas áreas del país los asesores y personal militar
estadounidense, circula libremente. Es indigno y antipatriótico ver como
militares colombianos se acostumbran a realizar operaciones bajo sus
órdenes. Son varios los casos reportados de pilotos norteamericanos que
han muerto en accidentes o al ser derribados sus aviones por la
guerrilla.
Ninguna de estas noticias trasciende a la prensa por el cerco informativo que se ejerce sobre el tema.
IGUAL ESTÁ PASANDO por todo el continente. Las
oligarquías en el poder alineados con esta política ni se molestan, ni
critican, ni denuncian la instalación de bases en Salvador, Honduras,
Costa Rica, Panamá, Perú, Paraguay, Chile, Haití, Puerto Rico, Bolivia,
Brasil y otras.
Ha sido un trabajo lento, pero seguro; ningún país está en capacidad
de responder militarmente al imperio, pero sí de obligarlo a salir de su
territorio como lo hizo Rafael Correa con la Base de Manta, en el
Ecuador. Esto demuestra que mientras haya gobiernos democráticos y
pueblos erguidos, el imperio no las tiene todas consigo.
El despertar de nuestra América es innegable, hoy contamos con
gobiernos patrióticos que levantan las banderas de la dignidad y el
antiimperialismo, la movilización y la protesta social crecen cada vez
más y entre sus consignas aparece la lucha contra el Imperio, el
capitalismo, el neoliberalismo; por la autodeterminación de los pueblos,
la defensa de la soberanía nacional y el repudio a la presencia militar
yanqui en el continente; consignas que todos los revolucionarios,
demócratas y patriotas estamos obligados a agitar para que prendan en la
conciencia popular y así hacer abortar los planes de dominación
continental
Tarea urgente y necesaria es organizar una campaña simultánea en
todos los países de América Latina y el Caribe contra las base
norteamericanas.