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Respuesta  Mensaje 1 de 18 en el tema 
De: Matilda  (Mensaje original) Enviado: 09/12/2013 20:38

“La última clase” (carta de Raquel Angel y Alberto Guilis a la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo)

Publicado: diciembre 9, 2013 de Demian Paredes en 2013ActualidadDDHHDebatesFFAA,HistoriaIzquierdaKirchnerismo

Imagen 1* Sobre el derrotero de Hebe de Bonafini –producto de la injerencia estatal, de las políticas “de derechos humanos” del kirchnerismo sobre las históricas organizaciones de DDHH– hemos escrito varias veces en este blog –por ejemplo acá yacá–.

Ahora, con el nuevo “madrinazgo” de Hebe y las Madres (no todas) al nuevo jefe del Ejército propuesto por CFK y Cía., César Milani, han renunciado a la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo dos fundadores de la misma: Raquel Angel y Alberto Guilis, quienes además son compañeros integrantes de la Asamblea de Artistas, Docentes e Intelectuales en apoyo al Frente de Izquierda.

A continuación, la carta completa.

 

LA ULTIMA CLASE

 A las Madres de Plaza de Mayo

A la rectora de la UPMPM, Inés Vázquez

A nuestros alumnos y ex alumnos

A todos los compañeros

Ha ocurrido algo que, para nosotros, docentes de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, marca un límite: la bienvenida a un general imputado como genocida  -César Milani- a un ámbito que debió permanecer intocado: el de las Madres, el de los desaparecidos, el de una universidad que nació como “de lucha y resistencia”.

Aún nos parece increíble que algo así haya pasado. Durante 14 años, desde nuestra cátedra “Modernidad y Genocidio”, hemos sido parte de un proyecto que nació, más que como una institución de enseñanza, como una usina de pensamiento crítico y de acción militante, como un espacio de formación de cuadros revolucionarios, un lugar único desde el mismo emblema que lo sostenía: “Amor al saber y ganas de transformar el mundo”.

Muchos compañeros realmente valiosos, insustituibles, pasaron por las aulas de la UPMPM. Nunca se pudo reponer lo que ellos aportaban. El momento de inflexión empezó con la llegada del gobierno kirchnerista. Al principio de esa deriva, quisimos creer que aunque las Madres lo apoyaran, la Universidad podría seguir conservando su independencia. Pensamos, sin imaginar hasta qué punto nos estábamos equivocando, que si no se tocaba un programa como el de nuestra materia –“Modernidad y genocidio”- elaborado desde una perspectiva marxista, quizá podríamos mantener un núcleo de resistencia, desde el cual ir recomponiendo la vieja Universidad, tal como era, tal como la soñamos con quienes ya no estaban, pero que habían hecho posible que esa Universidad existiera.

No fue así. Año tras año, la Universidad fue perdiendo su antigua substancia, aquello que la sostenía y le otorgaba sentido. Debemos reconocer, nobleza obliga, que jamás fuimos censurados por las Madres ni por ninguna autoridad de la institución. Todo lo contrario.

Esa libertad de pensamiento, de cátedra, de contenidos, que en ningún otro lugar hubieran sido aceptados, fomentaba nuestra esperanza, un poco ingenua, de recuperar lo perdido, aquello que surgió, entre la medianía, como un viento libertario, como un espacio abierto a todos: a los piqueteros, a los movimientos sociales, a los luchadores sindicales y barriales, a todos aquellos para quienes el saber “académico” está habitualmente negado.

La quimera terminó. O los restos que quedaban, para decirlo mejor. La cara del Che, aunque siga en las fotos que cuelgan de las paredes, ya no ilumina. Ha sido reemplazada por el rostro oscuro de un represor,  cuya actuación criminal durante la dictadura fue denunciada por las propias víctimas, mientras que el CELS y otros organismos de derechos humanos, acumulan prueba sobre prueba. Hay todavía más: en la entrevista de diez páginas que le concede la revista de las Madres, “Ni un paso atrás”, el general acusado de torturador anuncia  que se propone “hacer algo con la Universidad de las Madres. Algún seminario o algún curso”. ¿Quiénes serán sus alumnos?, habría que preguntar. Es difícil imaginarlo.

Casi como una premonición de lo que se venía, nuestra última clase de este año fue dedicada –no como homenaje, sino como un abrazo profundo- a los luchadores de los años 70, a esos miles de compañeros secuestrados, torturados y asesinados por la dictadura militar, de la cual este general ,hoy “blanqueado”, formó parte.

Hasta acá llegamos. Nosotros no podemos seguir. Por respeto a la lucha heroica y solitaria de las Madres en los años más sombríos de la historia. Pero, sobre todo, por solidaridad con quienes no volvieron, nuestros compañeros, en cuyo nombre hoy hablan aquellos que están en pugna con su propio pasado. Los desaparecidos no están para defenderse. Cualquiera puede, entonces, manipularlos a su antojo,  adjudicándoles proyectos  a la medida de las miserias del presente. O de sus propias miserias.

Nadie entrega su vida para que persevere la desgracia de un sistema despiadado. No era eso lo que querían los militantes de los 70, no esta Argentina que se va convirtiendo en una gigantesca villa miseria, donde centenares de miles revuelven la basura y, si se animan a protestar, ya hay una ley Antiterrorista preparada para ellos. Lo vimos en 2012, cuando  decenas de  trabajadores que cortaron una ruta por reclamos salariales,  fueron llevados, con sus mujeres y sus hijos, a Campo de Mayo, uno de los mayores campos de concentración y exterminio que funcionó en la dictadura. Un escarmiento siniestro en un país donde hubo un genocidio. Pero también una señal de advertencia destinada a frenar futuras rebeliones. El operativo fue ordenado por un cuadro del Ejército, designado por el actual gobierno para  “cuidar”  la seguridad interior. ¿Cuidarla de qué?

Argentina, finales de 2013. El desierto crece. La obscenidad está avanzando. Los sueños han sido triturados, los cuerpos rotos y arrojados al mar. Ellos, nuestros hermanos asesinados, no tuvieron el derecho de morir su propia muerte. Irnos de un lugar donde ya no tienen lugar es una forma de no dejarlos solos. A ellos, que querían cambiar la vida, el mundo, la relación con los otros. A esos muertos, tan entrañables, que no terminan de morir y a quienes no terminan de matar.

Raquel Angel y Alberto Guilis



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Respuesta  Mensaje 2 de 18 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 12/12/2013 01:59
Miércoles, 11 de diciembre de 2013
Será tratado en el recinto

El ascenso de Milani obtuvo dictamen

La Comisión de Acuerdos del Senado aprobó, con los 9 votos del oficialismo, el ascenso del general de división César Milani, cuestionado por el Cels. Además, con el voto de todas la bancadas, también fueron aprobados los ascensos del contraalmirante Gastón Erize, de la Armada; del brigadier Mario Callejo, de la Fuerza Aérea; y del general de brigada Luis María Carena, jefe del Estado Mayor Conjunto, y la designación del exministro de Economía, Hernán Lorenzino, como embajador ante la UE.

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El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, por la mañana había defendido el pliego del actual jefe del Ejército, y había destacado que la acusación en su contra por su presunta complicidad en la desaparición de un conscripto en La Rioja "no presenta ningún tipo de condena". "Si eventualmente existe una condena de carácter judicial, el Poder Ejecutivo tomará la medida correspondiente", aseguró, y recordó que Milani "tuvo tres ascensos sin cuestionamientos y, obviamente, entendemos que no existe ningún tipo de condena que pueda impedir su ascenso".

Luego del dictamen favorable, que el oficialismo descontaba, los pliegos de los militares quedaron en condiciones de ser debatidos en la sesión del 18 de diciembre. Los de Erize, Callejo y Carena recibieron el apoyo de todas las bancadas, mientras que el de Milani fue cuestionado por la oposición y respaldado por la mayoría del Frente para la Victoria.

El pliego del jefe del Ejército contó con las firmas de los senadores Miguel Angel Pichetto, María Laura Leguizamón, Marina Riofrío, Aníbal Fernández, Juan Irrazábal, Marcelo Guinle, Walter Barrionuevo, Beatriz Rojkés de Alperovich y Pablo González.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS  

(Gran Papiyo)      


Respuesta  Mensaje 3 de 18 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 12/12/2013 02:13

Milani y Bonafini

La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, entrevistó al jefe del Ejército para Ni un Paso Atrás, la publicación mensual de las Madres. Con el titulo “La Madre y el General”, se anuncia un “encuentro histórico”. “Jamás, nunca, ni torturé, ni maté (...) Las calumnias e injurias vertidas sobre mi persona por parte de multimedios monopólicos y dirigentes políticos opositores al gobierno nacional han buscado exclusivamente perjudicar a la Presidenta y tratar de impedir que el Ejército participe activamente de un proyecto nacional”, dice en un tramo de la entrevista el jefe del Ejército. Milani y Bonafini hablan de la posibilidad de que el Ejército trabaje en barrios y villas. Antes de finalizar, el militar asegura: “Hebe, con ayuda de ustedes, el Ejército está dispuesto a ir por todos los cambios y yo quiero ser el más transgresor”.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS  
(Gran Papiyo)        


 
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