Según pesquisas de la investigadora María Sánchez Dotres, en el conflicto —de 1931 a1 1939— participaron del lado republicano 1 412 cubanos, la mayor presencia proporcionalmente con la población entre los 54 países que aportaron combatientes a la gesta.
Sin embargo, no existía ningún recordatorio de la participación latinoamericana hasta el 21 de diciembre del 2013, cuando la tarja fue develada por el embajador cubano en Es-pa-ña, Eu-genio Martínez.
El homenaje fue convocado por el Foro de la Me-moria Histórica, Fundación Domingo Mala-gón, Asociación Playa Girón (cubanos residentes en Madrid) y la Asociación de Amistad His-pano-Cubana Bartolomé de las Casas.
A menudo las reseñas olvidan señalar también que combatieron 650 argentinos y 40 brasileños, junto a mexicanos, centroamerica-nos, y caribeños, para una cifra fijada por el historiador autodidacta Gino Baumann en 2 500 latinoamericanos.
Los cubanos estuvieron presentes en la Bri-gada Internacional Abraham Lincoln y unidades del ejército español y 130 alcanzaron grado de oficial, según la investigadora fran-cesa Deni-se Urcelay-Maragnés autora del libro La Leyen-da Roja. Los voluntarios cubanos en la Guerra de España (2011).
En opinión de Martínez, un elemento que expresa el sentimiento solidario de su pueblo es que la presencia voluntaria de esos jóvenes se registró solo a 38 años de la guerra de independencia de Cuba frente a España.
Las indagaciones muestran que la presencia cubana fue dada básicamente por jóvenes de 25 a 27 años de edad, pues pocos sobrepasaban los 30 años y de ellos más de un centenar murió en los combates. Urcelay-Mara-gnés asegura que uno tenía 15 años de edad.
La cubana Sán-chez Dotres, quien revisó los archivos de la Ko-mintern en Moscú, vino a com--plementar estudios anteriores, el primero de ellos de Ramón Nicolau, organizador y jefe de la comisión de reclutamiento en La Habana.
En su libro Cuba y la defensa de la República Española: 1936-1939, publicado en1981, Ni-colau identificó a 735 combatientes cubanos, cifra que en su momento se consideró propagandística por algunos, valoración des--mentida por las investigaciones posteriores. Ac-tual-men-te, además de documentar a 1 412 cubanos Sán-chez Dotres identificó a 50 más, de los cuales aún busca su confirmación.
Asimismo su investigación establece que los cubanos llegaron a España por cuatro vías. Además del grupo organizado por la comisión dirigida por Nicolau, otros 355 viajaron de Estados Unidos y se integraron a la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln, para conformar la tercera parte de ese cuerpo.
Al respecto, el embajador Martínez recuerda que esa Brigada tiene desde hace años una tarja en el mismo cementerio, pero dedicada a canadienses, ingleses y estadounidenses, sin mencionar a los latinoamericanos.
Un tercer grupo se formó con cubanos exiliados residentes en Madrid, estudiantes y otros que residían con sus padres españoles y de Barcelona, entre ellos el boxeador Isidro Díaz Gener, quien al término de la guerra fue internado en un campo de concentración.
El cuarto grupo llegó procedente de Re-pú-blica Dominicana, Venezuela, Centroamé-rica, México y países europeos, incluyendo un cubano que desertó de la Legión Ex-tranjera en África.
Una figura representativa de los cubanos muertos en España fue Pablo de la Torriente Brau. Por ello, aunque la placa conmemorativa del cementerio fue colocada el 21 de di-ciembre del 2013 lleva fecha del 19 de diciembre, día de su caída.
Pablo viajó desde Nueva York como corresponsal de guerra al frente de Guadarrama, lue-go de escribir a su familia: "Me voy a Espa-ña, a la revolución española. A ver un pueblo en lu-cha. A conocer héroes...".
Sin embargo, más que reportar los hechos fue protagonista. Llegó a ser Comisario político en la Décima Brigada Mixta, hasta caer con 35 años de edad en las afueras de Madrid en los combates en la Carretera de A Coruña cono-ci-dos como Batalla de la Niebla.
Inicialmente Pablo fue enterrado en el Ce-men-terio de Chamartín de la Rosa y luego trasladado a Barcelona. Hoy, la Embajada de Cuba en España y amigos españoles realizan esfuerzos por devolver sus restos a la Patria, como parte de los esfuerzos por rectificar olvidos históricos.