SAN PABLO
San Pablo (c.33-62), primer teólogo, considerado el misionero más grande de la cristiandad, también llamado el Apóstol de los gentiles.
Nacío en Tarso (hoy Turquía) y sus padres, fieles cumplidores de la religíon judaica, lo llamaron Saulo como el antiguo rey hebreo y al octavo día fue circunciado como estipulaba la Ley judía.Se educó con el máximo rigor de acuerdo con la interpretación farisaica de la Ley y como judío joven de la Diáspora (la dispersión de los judíos en el mundo grecorromano), escogió el nombre latino de Pablo, por su similitud fonética con el suyo.Fue nieto del rabino Hillel, del cual aprendio a trabajar el cuero.
Sus cartas reflejan un conocimiento profundo de la retórica griega, algo que sin duda aprendió de joven en Tarso, pero sus modelos de pensamiento reflejan también una educación formal en la Ley mosaica quizá recibida en Jerusalén del famoso maestro Gamaliel el Viejo durante la preparación para convertirse en rabino.Recibe su instrucción en las sinagogas judías.Allí lee el Antiguo Testamento en griego y estudia de forma amplia la versión del texto sagrado que se conoce como la de los sesenta.Destacado estudioso de la Ley y defensor acérrimo de la ortodoxia judía, su celo lo llevó a perseguir a la naciente Iglesia cristiana por considerarla una secta hebrea contraria a la Ley y que debía ser destruida.En los Hechos de los Apóstoles se relata su participación como testigo en el lapidamiento de san Esteban, el primer mártir cristiano.
Se convirtió al cristianismo tras experimentaruna visión de Cristo durante un viaje de Jerusalén a Damasco, acontecimiento al que se refieresin emplear el término conversión, que implica un cambio de una a otra religión.Para él, esta revelación de Jesucristo suponía la señal del fin de todos los credos y, por tanto, de todas las diferencias religiosas.En cambio habla con reiterativa insistencia de que Dios "lo llamo" al cristianismo y a la evangelización de los gentiles.Aunque reconoció la legitimidad de su misión entre los judíos, como la llevada a cabo por Pedro, estaba convencido de que el cristianismo era una llamada que Dios hacía a todas las personas al margen de los requerimientos de la Ley judía.
Según el relato contenido en los Hechos de los Apóstoles, Pablo llevó a cabo tres viajes misioneros definidos de forma clara.Sus cartas revelan que su intinerario misionero qe guío por tres preocupaciones principales:(1) su vocación por evangelizar territorios aún no hollados por otros evangelistas cristianos, de ahí sus planes para dirigirse por el oeste hasta España;(2) su interés pastoral por volver a visitar sus propias congregaciones cuando surgieron problemas, como, por ejemplo, sus diversas visitas a Corintio, y (3) su inquebrantable determinación por entregar él mismo en la Iglesia judeocristiana de Jerusalén el dinero recolectado en sus iglesias gentiles.Aunque los erudictos no captanron de forma convincente los motivos de Pablo en este empeño, lo cierto es que abrigaba el propósito de unificar las iglesias de su misión gentil con las de los judíos cristianos de Palestina.
San Pablo se levantaba al canto del gallo y se ocupaba en trabajos manuales hasta la hora quinta; desde esta hora hasta que anochecïa se entregaba al ministerio de la predicación y empleaba el resto del tiempo en tomar algún alimento, en la oración y en el descanso.
Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que fue preso en Jerusalén tras los disturbios provocados por sus antanogistas judíos, y que fue conducido a Roma.En el mismo texto se refiere también a la posibilidad de su muerte.Lo más probable es que fuese ejecutado en Roma en el año 62.Desde el siglo IV la tradición cristiana fija el día en el 22 de febrero.
LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO
"Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es conforme al gusto de los hombres; pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.Porque habreís oído de mi vida en un tiempo en el judaísmo: con cuánto exceso perseguía yo a la Iglesia de Dios y la asolaba; y me aventajaba en el judaísmo sobre muchos de mi edad en el linaje, siendo excesivamente celador de las tradiciones de mis padres"
Todos habían sido testigos, en efecto, de la bramante furia que contra los nacientes grupos cristianos había desplegado aquel joven, apenas había salido de la adolesciencia, de estatura más bien baja y resoluto andar, en cuyas facciones se aúnan, en dificil juego, la inflexión refinada del hombre que se las ha visto con manuscritos caligráficos, y el visaje marcado, esquinudo, violento, del fanático, para quien el judaísmo es turbulencia y avatar político.De antiguo le vienen esos achaques.En Tarso, la griega, ha estado en contacto con el mundo de las letras, a la vez que arrebujado en la atmósfera densa y erizada de un islote judaico, de una de esas familias que los griegos compaisanos, excluidos siempre del acceso y trato con los escogidos -Fariseos-, denominan, vengativamente, "hebreas".
Considera la hagiografia la conversíon de san pablo como el milagro de los milagros porque, con ella, el mayor perseguidor del nombre cristiano, su mayor enemigo, se hizo su mayor defensor, el doctor de las gentes y un vaso de elección.Saulo, llamado de Tarso porque nació en esta ciudad Cilicia, era de la tribu de Benjamín.Su padre pertenecía a la secta de los fariseos, que eran los judíos de moral más severa y más exactos en el cumplimiento de la Ley.Era además ciudadano romano porque los hijos de su cuidad habían sidos premiados por Julio César y por Augusto con este título, por el apoyo que siempre les prestaron.De hecho, Tarso tomó el nombre de Juliopólis.
Estudió Saulo en Jerusalén con el célebre doctor Gamaliel y tuvo por condiscípulos a Bernabé y a Esteban.Era un hombre de carácter impetuoso y estricto observador de la Ley mosaica.Se dice que concibió un odio y una envidia profundos contra Esteban, que era cristiano.Y, si no participó directamente en su martirio, estuvo al menos presente en él, según algunos, guardando las capas de los que lapidaron al Protomártir (el primero de los martires).Se nos dice también que el mártir entregó su vida a Dios pidiéndole que perdonara a sus asesinos.El Señor, sin duda, le escucho al instante y su gracía empezó a obrar inmediatamente.El joven Saulo, no obstante, no dio muestra alguna de conversión.Por el contrario, lleno de celo contra los cristianos se ofreció voluntario para ir a Damasco y apresar allí a los judíos que se habían hecho cristianos, a fin de llevarlos a Jerusalén para que fueran juzgados y asesinados.Era un modelo de judío fanático e intrasigente.Fue en todo caso Saulo uno de los que con mayor saña persiguió a los cristianos y Caifás le envió a Damasco con este propósito.
Cuando estaba ya cerca de la ciudad, a la hora del mediodía, vio bajar del cielo una luz más resplandeciente que el sol.Cayó del caballo y oyó una voz que decía:"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?".Contesto él:"Señor, ¿qué quieres que haga?".Sin que los que le acompañaban vieran ni oyeran nada especial, por más que percibieran que su amigo le estaba ocurriendo algo extraño y que parecía estar hablando con una visión desconocida.
Aquella intervención maravillosa sirvió para convencer a Saulo de que el tal Cristo al que él perseguia era de verdad el Mesías anunciado.Le convenció también de que estaba en el error intentando acabar con su doctrina y así pasó de ser un entusiasta perseguidor a un entusiasta apóstol del mensaje contenido en el Evangelio.Pero la visión había tenido también consecuencias fisicas.Saulo se había quedado ciego.Con gran esfuerzo fue llevado a Damasco por sus amigos, y allí intentaron curarle.Su sorpresa fue grande cuando Saulo pidió entrevistarse a solas con el jefe de los cristianos de la ciudad, llamado Ananías.No sólo no le amenazó con la cárcel si no renunciaba a la nueva fe, sino que le dijo que quería unirse a ellos.Naturalmente que los cristianos desconfiaron, pensando que se trataba de una trampa de sus enemigos para inflitarse en sus filas y averiguar quiénes eran los discípulos de Cristo, pero fue una vez más el propio Cristo quien intervino para aclarar las cosas.
Saulo fue curado de sus dos cegueras, la fisica y la espiritual.Tras muchas peripecias se convirtió en el mayor difusor del cristianismo, el que abrió las puertas de la nueva fe a todos los hombres, rompiendo las barreras de la raza judía y permitiendo que el mensaje cristiano se extendiera, como quería su fundador, a todos los rincones de la tierra.Tomó entonces el nombre de Pablo.Tenía treinta y seis años de edad.Después que hizo la primera manifestación de fe cristiana, se retiró a los desiertos de Arabia, donde fue milagrosamente instruido en la doctrina del Evangelio.Desde allí volvio a Damasco y comenzó su predicación además que recibe su bautismo.Aún existen en las cercanías de estas ciudad algunas piadosas señales que marcan el lugar donde cayó Saulo herido por el resplandor de la luz celeste que le detuvo en su camino y que le hizo cambiar de cruel perseguidor en uno de los de los mayores apóstoles de Jesucristo.Luego se traslada a Arabia, donde cumple su misterioso retiro.
De regreso a Damasco predica en las sinagogas, ilumunado en la interpretación de las Escrituras y convencido de la misión que se le había designado.Por su destacada sabiduría se gana la enemistad de los judíos.Cuando predica en una sinagoga que Jesús es el mesías, algunos judíos intentan prenderlo.Pero sus discípulos al tanto de la conspiración lo hicieron escapar en el interior de una cesta, siendo delcolgado desde lo alto de las almenas.Esta escena debe relacionarse con la de Virgilio colgado de una cesta.De manera similar, la prostituta Rahab, de Jericó, ayuda a huir a los dos espías de Josué en una cesta, al extremo de la cuerda.Se ve obligado a escapar a Jerusalén.Allí conoce a Pedro y a Santiago, en cuya compañia evangeliza, pero hostigado por los helenistas huye a Cesarea para regresar luego a Tarso.Evangeliza en Antioquía en compañia de Bernabé, donde funda distintas comunidades cristianas y proyecta su evangelización a Grecia, Italia y todo el Asia Menor.
La extrañeza y sobresalto de los buenos discípulos del Señor al oír de ese formidable cambio no es privativa de ellos solamente.Toda al humanidad, desde los días que acontecieran esa conversión, se ha visto constreñida a pensar sobre ella con el mismo asombro.
La respuesta no es: ni de índole psicológica - congojas e insatisfacciones de Saulo con un judaísmo con el que, por lo demás, es su voluntad de servicio, hasta el último instante, indefectible-; ni se nos da vertida en sesudas ponderaciones filosóficas- como si Saulo hubiera reconocido en Cristo la plasmación corpórea de un grave ideal, ect.-; ni se nos ofrece ninbada en un bello mito, redondo, adornado de cisnes y prodigiosos juegos astrales, como en el nacimiento de los héroes griegos.La respuesta es crudamente histórica.Es la que Bernabé mismo ofrece a los asustados discípulos de Jerusalen.Es la que nos dan los Hechos de los Apótoles.Este libro, inspirado por Dios, escrito por un historiador que sabe su oficio, y que, sobre ello, oyó de estos hechos mil veces en la predicación paulina, el evangelista san Lucas, narra puramente de una cabalgada y de una luz sobrenatural que derribó al jinete principal y creó en Damasco, con repique fuerte de herraduras sobre la calzada, un mundo espanto en el cortejo.
¿POR QUÉ CELEBRA LA IGLESIA LA CONVERSIÓN DE ESTE SANTO Y NO LA DE OTROS?.
A esta pregunta suele darse la siguiente respuesta: porque en la conversión de este apóstol concurrieron tres circustancias que hicieronde ella un acontecimiento verdaderamente excepcional.Esas tres circustancias fueron: su extraordinaria ejemplaridad, el gozo que el hecho produjó en los primeros cristianos, y el milagro que en tal ocasión ocurrió.
Su extraordinaria ejemplaridad: ningún pecador, por mucho que haya pecado, debe dudar de la posibilidad de su conversíon si considera que este hombre, responsable de tan grandes culpas, inmediatamente despúes de convertirse fue enrriquecido con gracias abundantísimas de Dios.
El gozo que el hecho produjó en los primeros cristianos: grande era la aflicción de la Iglesia primitiva al verse perseguida con tanta saña por Saulo; pero su alegría fue aún mayor que la pena al comprobar que quien ansiaba su extermino se convertía de pronto en su aliado y defensor.
El milagro que en tal ocasión se produjo: milagro y muy grande por cierto fue que el que hasta entonces había sido obstinadisimo perseguidor de la doctrina cristiana se con virtiera de repente en su fidelísimo propagador.Triplemente milagrosa fue la conversión de Saulo: por razón de quien la produjo, por razón del modo como se produjo y por razón del sujeto en quien se produjo.
I.Por razón de quien la produjo.
Prodújola Jesucristo, y prodújola poniendo de manifiesto, en semejante ocasión, tres admirables atributos suyos: su poder, su sabiduría u su clemencia.
Primero: su poder.El poder admirable del Señor quedó demostrado, tanto al decir a Saulo "duro es para ti dar coces contra el aguijón", como al transformarlo repentinamente en otro hombre.Tan radical fue el cambio que se operó en Saulo, que este respondió a Cristo: "Dime Señor:¿qué es lo que quieres que haga?".
Segundo:su admirable sabiduría púsose de manifiesto al desinflar la hinzachón de la soberbia del perseguidor, presentándose ante él, no desde la altura imponente de su infina majestad, sino desde la llanura de su condición humana."Yo soy Jesús Nazareno; es a mí a quien realmente persigues", le dijo.La Glosa comenta:"No hace constar que es Dios o el Hijo de Dios, sino que para invitarle a que se despojara de las ínfulas de su soberbia le mustra el lado más débil y humilde de su ser: el de su condición humana".
Tercero: su admirable clemencia se manifestó convirtiendo al que le estaba persiguiendo y abrigaba el propósito de seguir haciéndolo, puesto que en aquel preciso momento el perseguidor, animado por las peores intenciones,"vomitaba amenazas y trataba de hacer una carniceía entre los cristianos", dice el texto sagrado.Tengamos en cuenta que nadie lo había invitado a colaborar en aquella causa, sino que él por propia iniciativa se había asociado a ella y solicitado licencia de los príncipes de los sacerdotes para hacer lo que hacía; pues bien, a pesar de que se hallaba enfrascado en plena campaña persecutoria y de que a la sazón iba a la caza de cristianos para prenderlos y llevarlos amarrados a Jerusalén, y a pesar de que el objeto de su viaje a Damasco no podía ser más vituperable, Jesucristo, impulsado por su divina misericordia, lo convirtió.
II.Por razón del modo como se produjo.
Milagrosamente fue también esta conversión desde el punto de vista del procedimiento que Jesucristo siguío para producirla, que fue mediante una iluminación súbita, inmensa y celestial.Que la iluminación fue súbita, lo dice el texto sagrado:"Saulo quedó de repente ofuscado por una luz".Tres vicios principalmente dominaban a la sazón el ánimo de Saulo, y a impulsos de ellos obraba en aquella campaña de persecución contra los cristianos: la soberbia, la audacia y la obcecación.A su audacia se refiere el Sagrado Libro cuando dice:" Solicitó licencia de los príncipes de los sacerdotes, ect"."No es, comenta la Glosa, que los príncipes de los caserdotes lo llamaran, sino que él, por propia iniciativa y espontáneamente acudió a ellos".Su soberbia se infiere de estas palabras"Iba vomitando amenazas, ect".Que estaba obcecado y que su obcecación provenía de una interpretación material de la Ley.Para vencer la audacia del perseguidor quiso el Sañor que la luz con que lo ofuscó fuese súbita y le sumiese en un estado de terror; para abatir y hacer caer el suelo materialmente a hombre tan engallado y soberbio, quiso que fuese inmensa; y para sustituir su obcecación en la forma grosera de interpretar la Ley, por una iluminación sobrenatural que le permitiera entender la palabra de Dios en su verdadero sentido, quiso que la iluminación fuese esencial.
También cabe decir que el procedimiento empleado por Cristo para convertir a Saulo fue milagroso, porque milagrosos fueron los tres elementos que en la conversión intervinieron, a saber: las palabras que se oyeron, la luz que iluminó la escena, y el poder divino que operó el cambio en el perseguidor.
III.Por razón del sujeto en quien se produjo
El sujeto fue Pablo; sujeto pasivo, no de un milagro, sino de tres, puesto que tres fueron las obras exteriores milagrosas que Cristo realizó en él en la escena de su conversión: la caída del caballo, la ceguera de sus ojos y el ayuno que observó durante tres días consecutivos.
Cayó al suelo, derribado del caballo, para que tuviera ocasión de alzarse interiormente cambiado.Sobre esto escribe Agustín:"Rodó por tierra Pablo, para que quedase ciego: Quedó ciego, para ser interiormente iluminado; fue interiormente iluminado, para convertirse en apóstol; y fue convertido en apóstol, para que diese testimonio de la verdad".Del mismo santo doctor es este otro texto:" El que era cruel, cayó y se trocó en creyente; el que era lobo, cayó y se transformo en cordero; el que era perseguidor, cayó y se convirtió en predicador; El que era hijo de perdición, cayó y se levantó mundano en vaso de elección".
Quedó ciego para que su entendimiento, hasta entonces inmerso en tinieblas, fuese iluminado.La Escritura dice que durante los tres días que permaneció sin vista fue catequizado e impuesto en la doctrina del Evangelio.Essa doctrina llegó hasta él, no mediante magisterio directo oindirecto de hombre alguno, sino, como él asegura, por revelación inmediata de Jesucristo.A propósito de esto escribe Agustín:"Tengo a Pablo por verdadero atleta del Señor, adoctrinado por EL, lleno de EL, crucificado con EL, participante de la gloria de EL".
Ayunó duarnte tres días consecutivos y manceró su cuerpo para convertirlo en colaborador de las buenas obras de su alma; y lo consiguió, pues lo dejó dispuesto para ser excelente compañero del espíritu en la realización de toda clase de actos vistuosos, y para que se comportara correctamente en las más variadas circustancias.
De san Pablo dice el Crisóstomo:"Los tiranos y las multitudes enfurecidas parecíanle mosquitos; a los tormentos, a todos los suplicios imaginables y hasta la misma muerte, no daba ma´importancia que la que pudiera dar a los juegos de los niños; soportó las contrariedades con esforzado ánimo; como diademas gloriosas fueron para él las ligaduras con que lo encadenaron; sintióse más satisfecho con las torturas que otros con los regalos".
La caída, la ceguera y el ayuno del apóstol pudieron tener en el plan divino carácter de contraste o de oposición respecto de las tres actitudes adoptadas por nuestro primer padre: Adán, arrogantemente, se alzó contra Dios, y Pablo cayó derribado al suelo; a Adán se le abrieron los ojos y a Pablo se le cerraron; Adán comío del fruto prohibido y Pablo se abstuvo durante tres días de todo alimento.
¿CUÁL ES LA LECCIÓN QUE NOS DEJA CON SU CONVERSIÓN?
Fundamentalmente una: nunca es tarde para volver a empezar.Nunca es tarde para reolantearse los motivos del propio comportamiento, las causas que nos hacen actuar, las razones que damos a nuestra vida, a nuestra muerte, a nuestros problemas y a nuestras esperanzas.
San Pablo, es entre otras cosas, un modelo de honestidad intelectual.Sin que pretenda alabarle por su violenta actitud hacia a los que no pensaban como él durante su etapa de judío convencido, si se cree que merece elogios su cambio de comportamiento cuando se dio cuenta de que estaba equivocado.Muchos por el contrario, se aferran a sus antiguas convicciones sólo por no complicarse la vida, por no granjearse enemigos entre sus antiguos camaradas, por no asumir las críticas que su conversión les podría procurar. Son muchos, sobre todo, los que no se toman la molestia de revisar nunca los principios en los que basan su comportamiento.Y eso que con frecuencia la vida les ha ofrecido datos lo suficientemente significativos como para que corrigieran sus anteriores esquemas.
Por eso, a la luz del comportamiento de san Pablo, conviene pedir a los que están lejos que le den a Cristo una nueva oportunidad, sobre todo si empiezan a darse cuenta de que sus creencias en filósofos o en políticos están siendo puestas en crisis por los terribles datos apartados por la realidad.Quizá no se acercaron nunca al Señor por rechazo a algún comportamiento equivocado de algún miembro representativo de la Iglesia, pero ¿es Cristo el culpable de los pecados de sus seguidores?, ¿no hay, a la vez, tantos buenos ejemplos que superan con creces a los malos?.Quizá se alejaron porque no los convencían los modos y maneras que revestía la fe cuando ellos eran jóenes, pero¿ no ha cambiado eso mucho desde entonces?,¿no corren el riesgo de estar rechazando algo bueno porque el envoltorio no sea del todo acorde con lo que contiene?.
Hay muchos motivos para " volver a casa".Especialmente el de que Cristo sigue siendo tan sugestivo, tan actual, tan atrayente hoy como cuando los primeros judíos, griegos y romanos oían hablar de él y escuchaban de los apóstoles una doctrina maravillosa.Una doctrina que poseía una moral tan elevada que sorprendía a todos y que invitaba a seguir a alguien que, con su amor, había vencido a la misma muerte y nos había abierto para siempre las puertas de la resurrección y de la vida